Entretenida pero inofensiva película, pensada para resaltar los heroicos esfuerzos de las unidades sanitarias del Ejército de Los Estados Unidos (USA) en la guerra de Corea.
Lo cierto es que es algo desganada en su primera mitad para, menos mal, elevarse un tanto en la segunda, donde asistimos a varias escenas de acción y valor amén de heroicidad y demás, aunque quizás aquí lo más importante sea la historia de amor, al menos lo que lleva más minutos, que no son excelentes en sí, pero que al menos deja un aceptable sabor de boca.
No aburre nunca, aunque es algo apagada al comienzo, pero poquillo a poquillo va subiendo en entretenimiento.
Buen reparto, destacando fácilmente el gran característico Keenan Wynn, que tanto valía para un roto como un descosido y el siempre excelente Robert Keith, padre del recordado Brian.
Buena fotografía en blanco y negro de John Alton, e irregular dirección de un Richard Brooks primerizo, carente de la fuerza que más tarde imprimiría en el resto de su filmografía (aquí firma el guión también, adaptando la novela de Allen Rivkin y Laure Kern).
Se puede ver tranquilamente, pero no es de las mejores, ni mucho menos, de Humprhey Bogart.
Yo, aquí en Filmaffinity, le daría un 5,5, pero como no se puede le doy el 6 porque un cinquillo tampoco merece muy justo.

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Entretenido film fantástico y de terror (supongo que en la época en la que se estrenó, claro...), con el insigne y entrañable personaje del conde Drácula.
Va de menos a más, comenzando siendo una peli más bien vulgar aunque con algún acierto, para llegar a una segunda parte más interesante y amena.
Al final deja un buen sabor de boca, gracias sobre todo a la buena mano de Robert Siodmark, más tarde autor de alguna obra maestra del cine de intriga y suspense.

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Secuela, un tanto tardía diría yo, de la ya archifamosa y semi-mitica (por derecho propio, añado) "Trainspotting", que tanto conmocionó en su momento por su frescura, su valentía expositiva, su narrativa cinematográfica, amén de descubrir unos jóvenes intérpretes nuevos para el público, que dejaron huella.
En esta ocasión, y aunque el guión sea (al alimón con John Hodge) del autor de la novela, Irvine Welsh, la verdad es que aunque es verdad que va de menos a más, no consigue llegar ni de lejos a su predecesora.
No está mal, entretiene y jamás aburre, amén de poseer dos o tres escenas muy estimables, como la de la taberna llena de parroquiano/as protestantes y/o las muchísimas razones que le da el protagonista a Verónika para convencerla con el viejo slogan "Elige (escoge) la vida".
Pero a veces parece más una sucesión de sketchs, de pequeñas historias, que un nexo coherente con la verdadera historia. Menos mal que al final todo se encauza, aunque en mi caso no convenza del todo por no explicar bien o no saber finalizar la película, siempre en mi opinión, de forma determinante, un tanto de prisa y corriendo.
Bien técnicamente, con una buena fotografía y una banda sonora estimable con música de Rick Smith.
En definitiva, que no es tan floja como he leído por ahí, ni mucho menos, pero tampoco emociona ni convulsiona, estando siempre dentro de los parámetros ortodoxos de films donde el asunto de la droga se toca en mayor o menor profundidad, lejos de la mala leche del primer "Traisnpotting".
Vamos, que no está mal pero podría y debería haber estado mejor. Tanto tiempo esperando para hacer una secuela daba para más felices ideas en el guión.

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Simple película de intriga, muy clara desde el punto de vista narrativo, sin trampa ni cartón, aunque con los elementales toques de suspense.
No es ninguna maravilla pero entretiene y hace pasar el rato.
Lo mejor sin duda, aparte de su magnífica fotografía es la belleza de sus intérpretes femeninas, con una algo gratuita presencia de la gran Charlotte Rampling, que francamente no sé qué pinta aquí.
Se puede ver aunque no deja la menor huella.

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La primera vez que la vi, cuando tenía aproximadamente 17 años, pensé de la película;

"Buena cinta. Es de las que ya no se hacen.
En su día fue considerada por una pequeña reliquia, pues su concepción (en historias pequeñitas) y su argumento no habían sido tocados de esa forma en aquellos tiempos.
En realidad es una cinta irregular pues como ocurre en estos casos unas historias son muy buenas, y otras bajan. Pero se disfruta bien".

Vista por segunda vez, ya en 2017, mayorcito..., compruebo que sigue siendo una muy estimable cinta, no tan irregular como yo creía, sino bien cohesionada, con tres historias, una romántica, otra fatal donde el destino es quien manda en un hombre normal obsesionado con lo que un adivino le ha comentado que sucederá, y otra historia también romántica, donde los sueños se harán realidad... en parte.
Bien interpretada y admirablemente fotografiada (soberbio Edward G. Robinson), hace soñar mientras se ve, dejando un muy agradable aroma a cine estupendamente realizado, en efecto, "de las que ya no se hacen".
Excelente e interesante siempre, existe en todo metraje un halo de tristeza o quizás mejor melancolía. Pero, felizmente, finaliza con un buen chiste, algo que todo el mundo, creo yo, piensa, aunque se resista a reconocerlo.

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