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Críticas ordenadas por utilidad
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6,0
2.860
7
9 de mayo de 2020
9 de mayo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca me han gustado las películas sobre distopías. Bastante tenemos ya con las crisis económicas periódicas, el calentamiento global y con estas pandemias impostadas que amenazan nuestra libertad y nuestra vida, por este orden.
Pero el hermano listo de Ben, el único que puede dar réplica a Joaquim Phoenix en papeles oscuros como en Manchester by the sea o Adiós pequeña adiós, ha trazado una película sin concesiones que supera con creces a La carretera de Cormac McCarthy y otras catástrofes semejantes que hacen que la finísima capa de civilización de eso que llaman humanidad caiga a jirones ante el más mínimo empellón.
Para ello se vale de una exquisita fotografía en tonos muy oscuros, de los ojos absolutamente sinceros, -pobrecita-, de la protagonista y de sus propios recursos como actor. Y de un discurso algo moralizante a veces pero sensible, que guiña un ojo a las feministas y a las burdas estrategas del Me2, que por cierto, llegaron a acusarle de querer ligar con alguna mujer, tremendo pecado.
Al final, la niña utiliza la frase fetiche de su madre cuando quería animar al padre. "Es una aventura de amor". Dos mentiras en una frase de cinco palabras.
alfonso
https://www.delgadalinearoja.com/2020/05/luz-de-mi-vida.html
Pero el hermano listo de Ben, el único que puede dar réplica a Joaquim Phoenix en papeles oscuros como en Manchester by the sea o Adiós pequeña adiós, ha trazado una película sin concesiones que supera con creces a La carretera de Cormac McCarthy y otras catástrofes semejantes que hacen que la finísima capa de civilización de eso que llaman humanidad caiga a jirones ante el más mínimo empellón.
Para ello se vale de una exquisita fotografía en tonos muy oscuros, de los ojos absolutamente sinceros, -pobrecita-, de la protagonista y de sus propios recursos como actor. Y de un discurso algo moralizante a veces pero sensible, que guiña un ojo a las feministas y a las burdas estrategas del Me2, que por cierto, llegaron a acusarle de querer ligar con alguna mujer, tremendo pecado.
Al final, la niña utiliza la frase fetiche de su madre cuando quería animar al padre. "Es una aventura de amor". Dos mentiras en una frase de cinco palabras.
alfonso
https://www.delgadalinearoja.com/2020/05/luz-de-mi-vida.html

6,2
7.205
6
6 de abril de 2020
6 de abril de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un auténtico oxímoron, un imposible porque a los autores del fish & chips no podría nunca ocurrírsele el plato estrella de las mezclas bien conjuntadas, aprovechadas e imaginativas.
En principio promete, una ministra in pectore del gabinete en la sombra del laborismo, -no ministra como cita casi todo el mundo equivocadamente-, su provecto marido, dos lesbianas (vienen siempre en pareja), una pareja de lumia plus alemán ayurvédico, un marido cornudo y desquiciado y una protagonista en la sombra. Presentados someramente los personajes empiezan los acontecimientos.
El marido dice estar terminal, el pijo desquiciado juega con una pistola, las lesbianas están encintas (de tres retoños), la ministra sombría habla con un amante, el alemán desbarra, la lumia cínica acierta en sus desvaríos.
Pero todo falla y nada liga. El montaje es errático pegando unas escenas tras otras, el ritmo naufraga, las actuaciones son desiguales y están mal dirigidas, los diálogos prometen pero decaen, la chispa se queda a medias, los gags no acaban de rematarse. Solo se salvan la fotografía en blanco y negro, en digital siempre funciona, y algunas actuaciones.
Una lástima porque apuntaba maneras desde su muy probable origen teatral, pero no hay que dejar nunca meter la cuchara a un cocinero británico. Las salsas no ligan, el gazpacho estará aguado, el souffle no sube. Hasta el pescadito con patatas grasientas que tantas hambres nos ha quitado quedará mustio, rancio y polvoriento como una novela de los Cinco Secretos.
alfonso
En principio promete, una ministra in pectore del gabinete en la sombra del laborismo, -no ministra como cita casi todo el mundo equivocadamente-, su provecto marido, dos lesbianas (vienen siempre en pareja), una pareja de lumia plus alemán ayurvédico, un marido cornudo y desquiciado y una protagonista en la sombra. Presentados someramente los personajes empiezan los acontecimientos.
El marido dice estar terminal, el pijo desquiciado juega con una pistola, las lesbianas están encintas (de tres retoños), la ministra sombría habla con un amante, el alemán desbarra, la lumia cínica acierta en sus desvaríos.
Pero todo falla y nada liga. El montaje es errático pegando unas escenas tras otras, el ritmo naufraga, las actuaciones son desiguales y están mal dirigidas, los diálogos prometen pero decaen, la chispa se queda a medias, los gags no acaban de rematarse. Solo se salvan la fotografía en blanco y negro, en digital siempre funciona, y algunas actuaciones.
Una lástima porque apuntaba maneras desde su muy probable origen teatral, pero no hay que dejar nunca meter la cuchara a un cocinero británico. Las salsas no ligan, el gazpacho estará aguado, el souffle no sube. Hasta el pescadito con patatas grasientas que tantas hambres nos ha quitado quedará mustio, rancio y polvoriento como una novela de los Cinco Secretos.
alfonso

6,2
2.446
8
14 de julio de 2024
14 de julio de 2024
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda parte de Viaje al cuarto de una madre, la primorosa obra primeriza de Celia Rico Clavellino. Esta vez ha cambiado la figura de una madre emocionante, Lola Dueñas, en uno de los papeles de su vida, por otra madre también de hija, enfurruñada y gruñona, con esa mirada atravesada que suele planear en las relaciones entre madre e hija y que uno ha vivido algunos años, siempre en tercer plano.
Vuelve una historia mínima, con unas actuaciones sorprendentes de la mano de actrices consagradas, todo lo consagradas que puedan estar en un país horrendo como este donde su cine oficial refleja lo peor del momento, y con réplicas de debutantes que uno sospecha no actúan en el sentido estricto del término, sino que se autointerpretan con temeraria lucidez.
En ambas películas la música brilla por su apagada ausencia, las protagonistas están constreñidas por las paredes de una casa de campo y de un piso andaluz y las muchachas huyen de ese universo que las imanta a la vez que les repele, camino de una Inglaterra reverso luminoso pero menos, de la estrechez de las ciudades de provincias españolas, de fiestas de botellón, porros de segunda mano y coplas rijosas.
Hace unos años, en un playa perdida del norte de Bali volví la mirada y vi a una americana leyendo el mismo libro que yo, pero en inglés, firmado por ese cometa nebuloso que es Arundathi Roy que renunció a la literatura para apoyar a las minorías indias de noroeste del país.
"¿Te gusta?", me preguntó en inglés. "Sí, respondí, lo empecé ayer y aún no he podido soltarlo".
La magia callada de las pequeñas cosas.
alfonso
Vuelve una historia mínima, con unas actuaciones sorprendentes de la mano de actrices consagradas, todo lo consagradas que puedan estar en un país horrendo como este donde su cine oficial refleja lo peor del momento, y con réplicas de debutantes que uno sospecha no actúan en el sentido estricto del término, sino que se autointerpretan con temeraria lucidez.
En ambas películas la música brilla por su apagada ausencia, las protagonistas están constreñidas por las paredes de una casa de campo y de un piso andaluz y las muchachas huyen de ese universo que las imanta a la vez que les repele, camino de una Inglaterra reverso luminoso pero menos, de la estrechez de las ciudades de provincias españolas, de fiestas de botellón, porros de segunda mano y coplas rijosas.
Hace unos años, en un playa perdida del norte de Bali volví la mirada y vi a una americana leyendo el mismo libro que yo, pero en inglés, firmado por ese cometa nebuloso que es Arundathi Roy que renunció a la literatura para apoyar a las minorías indias de noroeste del país.
"¿Te gusta?", me preguntó en inglés. "Sí, respondí, lo empecé ayer y aún no he podido soltarlo".
La magia callada de las pequeñas cosas.
alfonso
7
28 de febrero de 2025
28 de febrero de 2025
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es un biopic, ni siquiera una narración sobre un personaje gigantesco que tan bien se podría prestar a la hagiografía, al exceso o a la denigración ahora que en su país corren tiempos siniestros. Es una narración serena, algo brumosa, sobre un personaje esquinado, como no podía ser menos, de una talla que ha alcanzado el premio Nobel de literatura en base a unas letras que revoloteaban por su cabeza y dejaban boquiabierto a medio mundo.
Magnífica interpretación de este joven actor que opta al Oscar con un papel mesmérico, bien acompañado por Edward Norton, comedido esta vez, y una Elle Fanning, haciendo de la novia eterna de Bob, Suze Rotolo, que sacó de la ecuación a la meliflua Joan Baez, en la cinta y en la vida real, y que a algunos nos ponía de los nervios cantando el Preso Número Nuovo (sic).
No hace falta decir que la banda sonora es todo un lujo y algunos canciones se pueden escuchar con los ojos cerrados, por no hacer demasiado caso a unas traducciones algo pedestres, algo imposible de realizar con causa cuando pasas a otro idioma las letras de un tipo que adoptó el nombre del galés más famoso que murió de una monumental borrachera en el bar de Greenwich donde el que esto firma se tomó dos whiskies a su salud.
I can't even remember what it was I came here to get away from
Don't even hear the murmur of a prayer
It's not dark yet but it's gettin' there.
alfonso
Magnífica interpretación de este joven actor que opta al Oscar con un papel mesmérico, bien acompañado por Edward Norton, comedido esta vez, y una Elle Fanning, haciendo de la novia eterna de Bob, Suze Rotolo, que sacó de la ecuación a la meliflua Joan Baez, en la cinta y en la vida real, y que a algunos nos ponía de los nervios cantando el Preso Número Nuovo (sic).
No hace falta decir que la banda sonora es todo un lujo y algunos canciones se pueden escuchar con los ojos cerrados, por no hacer demasiado caso a unas traducciones algo pedestres, algo imposible de realizar con causa cuando pasas a otro idioma las letras de un tipo que adoptó el nombre del galés más famoso que murió de una monumental borrachera en el bar de Greenwich donde el que esto firma se tomó dos whiskies a su salud.
I can't even remember what it was I came here to get away from
Don't even hear the murmur of a prayer
It's not dark yet but it's gettin' there.
alfonso

6,4
19.731
8
18 de junio de 2024
18 de junio de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que Anna Harendt inventara el concepto de la banalidad del mal al relatar el juicio de Adof Eichann, se ha abusado del concepto hasta perderle el respeto. Quizá se refiriera también a su peliaguda relación con Martin Heidegger, un filósofo insigne de apetitos filonazis.
La película abre con un reiterado fundido a negro y cuando ya pensamos que el aparato no funciona, descubrimos que sí, que narra una escalofriante historia con una banda sonora literalmente estremecedora, Oscar de este año, que serpentea y se enrosca tras una columna negra de humo. A un costado mismo del muro que separa Auschwitz de su chalet con piscina, -ojito Pablete-, se gasean cientos de miles de seres humanos pastoreados por los sondekomandos.
La familia de Rudolf Hoss vive allí feliz sin mirar nunca al costado aunque con algunas pesadillas materializadas por la niña en escenas solarizadas que quieren decir mucho pero se quedan en tierra de nadie. Yo les hubiera recomendado las que recreaba Tadeusz Kantor en su Teatro de la Muerte y que provocaban escalofríos en los patios de butacas frente a los se materializaban.
O sea que dejémosnos de banalidades, no vaya a ser que nos arrasen de nuevo, porque el viejo primate asesino merodea por los recovecos de la historia, presto a dar muestras de su vesanía.
En su cómodo chalet con piscina, con niños incluidos.
alfonso
La película abre con un reiterado fundido a negro y cuando ya pensamos que el aparato no funciona, descubrimos que sí, que narra una escalofriante historia con una banda sonora literalmente estremecedora, Oscar de este año, que serpentea y se enrosca tras una columna negra de humo. A un costado mismo del muro que separa Auschwitz de su chalet con piscina, -ojito Pablete-, se gasean cientos de miles de seres humanos pastoreados por los sondekomandos.
La familia de Rudolf Hoss vive allí feliz sin mirar nunca al costado aunque con algunas pesadillas materializadas por la niña en escenas solarizadas que quieren decir mucho pero se quedan en tierra de nadie. Yo les hubiera recomendado las que recreaba Tadeusz Kantor en su Teatro de la Muerte y que provocaban escalofríos en los patios de butacas frente a los se materializaban.
O sea que dejémosnos de banalidades, no vaya a ser que nos arrasen de nuevo, porque el viejo primate asesino merodea por los recovecos de la historia, presto a dar muestras de su vesanía.
En su cómodo chalet con piscina, con niños incluidos.
alfonso
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