La escena de la cafetería: Harry, Ron y Hermione están en una cafetería normal y corriente, en contraposición clarísima a la taberna mágica en la que se reunían en las anteriores entregas (no recuerdo el nombre). Si bien Harry y Ron se sienten totalmente descolocados allí (Ron viene de una familia de magos, Harry no ha salido demasiado por ahí con sus tios) Hermione no sólo se desenvuelve bien, si no qué además lo hace con la resignación del qué adivina que todo acaba. Es la cafetería del fin de los sueños.

Las rusas/rumanas o lo que sean del principio y del final son lo mejor que ha parido el cine!!

-El recurso de la "dimensioón paralela" es impecable. Es lo que realmente da miedo. El tiempo transcurre en los relojes pero no amanece, la persona que los tiene que recoger por la mañana no aparece. El edificio muta con una suerte de maldad que lo convierte en protagonista absoluto de la cinta. El edificio es malvado, orgánico y vivo. Cómo contra, me parece que el recurso está desaprovechado. Falta empatizar por parte de los actores el horror inicial cuando se dan cuenta de que el tiempo allí transcurre de forma anormal y enferma.

-Los fantasmas asesinos y el rollito slasher. Esto también es novedoso, hacia la mitad de la cinta, esta adquiere un matiz de slasher, con sus personajes muriendo uno a uno víctimas de unas fuerzas sobrenaturales. Ya hemos visto algo parecido en otras películas, pero en esta, no sé si intencionadamente o simplemente les ha salido así, esto es más evidente. Asistimos a una caceria humana.

Además, sólo por la última escena, en la que adivinamos que el protagonista tiene un lateral de la cabeza rapada e intuimos una lobotomía, vale la pena.

Grave Encounters entra en mi top ten de mockumentary, junto a Lake Mungo, Megan is Missing y Vampires (por nombrar sólo algunas).

La primera secuencia es de traca, perfecta. Vemos cómo el protagonista lava y prepara el cadáver de una joven y reparamos en la gran tragedia qué es la muerte por dos pequeños detalles, un pequeño tatuaje que luce la chica y la pulsera que el protagonista le vuelve a colocar. Es una baratija, pero esa pulsera y ese tatuaje nos hacen pensar en el cadáver cómo en una persona de verdad, muerta.