You must be a loged user to know your affinity with Alberto M Laguía
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred

7,6
36.494
7
9 de enero de 2023
9 de enero de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Cowboy de medianoche” es un buddy film protagonizado por: Jon Voight (una incipiente estrella en aquel momento) interpretando a un ingenuo gigoló que llega a Nueva York dispuesto a seducir al universo femenino. Por otra parte, tenemos a un estafador tuberculoso, interpretado por Dustin Hoffman, quien acababa de ser nominado al Oscar por “El graduado” (1968)… por tanto, en su caso, le sobraba experiencia en la pantalla.
La vi hace tres días y no he conseguido quitármela de la cabeza. Joe Buck, el inocente tejano, transmite con suma ternura el fracaso del sueño americano. Voigh sabe cómo estrujarnos el corazón, así que no se le detecta inexperiencia en lado alguno. Y su compañero Rico, resulta que pasa de ser el timador que se aprovecha de la candidez del cowboy, a aquel enfermo al que los rascacielos de Manhattan condenan a ser invisible. Hoffman también sabe cómo contagiar su sentimiento de soledad en la gran manzana.
Maravilloso guion que adapta la novela de James Leo Herlihy. Una historia valiente que se atrevió en los setenta a mostrarnos abiertamente la prostitución masculina o la homosexualidad, en un momento en el que desgraciadamente todavía eran temas incómodos.
Quisiera acabar destacando también el montaje, que sabe como añadir valor aportando la historia del tejano mediante flashbacks y, sin duda, no puedo olvidarme de la icónica canción de Harry Nilsson: “Everybody’s Talkin”.
Quedará en mi recuerdo como una gran película… De hecho, estoy deseando volverla a ver.
La vi hace tres días y no he conseguido quitármela de la cabeza. Joe Buck, el inocente tejano, transmite con suma ternura el fracaso del sueño americano. Voigh sabe cómo estrujarnos el corazón, así que no se le detecta inexperiencia en lado alguno. Y su compañero Rico, resulta que pasa de ser el timador que se aprovecha de la candidez del cowboy, a aquel enfermo al que los rascacielos de Manhattan condenan a ser invisible. Hoffman también sabe cómo contagiar su sentimiento de soledad en la gran manzana.
Maravilloso guion que adapta la novela de James Leo Herlihy. Una historia valiente que se atrevió en los setenta a mostrarnos abiertamente la prostitución masculina o la homosexualidad, en un momento en el que desgraciadamente todavía eran temas incómodos.
Quisiera acabar destacando también el montaje, que sabe como añadir valor aportando la historia del tejano mediante flashbacks y, sin duda, no puedo olvidarme de la icónica canción de Harry Nilsson: “Everybody’s Talkin”.
Quedará en mi recuerdo como una gran película… De hecho, estoy deseando volverla a ver.

7,4
4.469
4
26 de julio de 2022
26 de julio de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entiendo que en el París de los años 60, hacer una crítica social de la modernidad que estaba invadiendo la capital francesa, debió ser innovador y cómico. Burlarse del snobismo con sus anglicismos (choca ahora, pues en su momento aún debía ser más disruptivo), de la arquitectura moderna con sus edificios laberínticos hechos de vidrio y acero (es curioso como la publicidad de las capitales de Europa todas muestran el mismo edificio), mofarse de como bailan los neo-bugueses, de las oleadas del turismo (también un fenómeno que nacía) constantemente comparando con otras ciudades... Es decir, reconozco el éxito que debió tener en su momento (no económico por lo visto. Leo que fue un fracaso financiero por lo cara de la producción).
Sin embargo, destacando su fotografía (ayudada por el rodaje en 70mm que favorece a la resolución), los escenarios hechos ad-hoc (Tativille la llamaron), y el vestuario, crear una película a base de gags sin ningún tipo de argumento más allá de la crítica a la modernidad que subyace, me parece muy arriesgado y, en mi caso personal, me ha resultado tediosa y he sufrido para acabar de verla estando despierto.
Sin embargo, destacando su fotografía (ayudada por el rodaje en 70mm que favorece a la resolución), los escenarios hechos ad-hoc (Tativille la llamaron), y el vestuario, crear una película a base de gags sin ningún tipo de argumento más allá de la crítica a la modernidad que subyace, me parece muy arriesgado y, en mi caso personal, me ha resultado tediosa y he sufrido para acabar de verla estando despierto.

8,2
14.322
8
3 de junio de 2022
3 de junio de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Respecto a “Candilejas”, antes de entrar a dar mi opinión, quisiera resaltar varias anécdotas de la película que quizá nos ayuden a entender la importancia de la obra. La más conocida es: ¿por qué Chaplin recibió el Óscar por la banda sonora en 1973 -compuesta por él mismo- cuando la película es de 1952?
Bueno, pues por aquellas vergüenzas relacionadas con la política y que poco tienen que ver con el Séptimo Arte. Su valentía al haber filmado “El Gran Dictador” en 1940 ridiculizando al führer, de poco le sirvió, y de 1947 a 1952 su vida se convirtió en una pesadilla tras la persecución del gabinete de McCarthy, que lo acusó de comunista y de promover actividades antiamericanas.
Finalmente, aprovechando el viaje de Chaplin a Europa para presentar “Candilejas”, los Estados Unidos le denegaron la entrada de nuevo y le retiraron su visado americano. Veintiún años después, la Academia se resarciría de aquello entregándole el Oscar por la banda sonora y un Oscar honorífico a sus 83 años (y casi más importante: recibiendo la ovación más larga de la historia de los premios de la Academia).
Otra de los puntos fuertes de la película tiene que ver con la rivalidad que existía entre los dos grandes cómicos del cine mudo: Buster Keaton y Charles Chaplin, aunque parece ser que la rivalidad venía más por parte del americano que del británico. Chaplin quiso zanjar la polémica incluyendo una escena maravillosa que reúne a ambos artistas en “Candilejas”. Las dos estrellas en el ocaso reviven su fama pasada ante los incansables aplausos de un público entregado.
El tercer punto que quiero resaltar es que en “Candilejas” aparecen cuatro de los hijos de Chaplin. En la primera escena salen tres niños que observan a un Calvero ebrio intentando ajustar la llave a la cerradura. Esos tres niños son Geraldine, Josephine y Michael Chaplin (hijos de la cuarta esposa del cómico). ¡A Geraldine no la descubriremos ahora! Actriz de “Doctor Zhivago” (1966), casada con el director español Carlos Saura….
Pero hay un cuarto hijo, que es el propio pianista Neville (Sidney Chaplin, hijo de la segunda esposa). Como curiosidad os diré que Sidney tuvo un romance con Barbara Streisand, pero dejaron sus amoríos teniendo que actuar juntos en una obra teatral en Broadway. Sin embargo, un Sidney Chaplin dolido, por lo visto, cuando pasaba por el lado de la actriz, le espetaba: “¡Nose!” (¡Nariz!)… y esto continuó hasta que la Streisand se cansó y lo denunció.
En fin, tras estas anécdotas voy con mi opinión. “Candilejas” es una de las películas menos conocidas de Chaplin, pero muchos la consideran la obra cumbre del británico. Chaplin produce, dirige, guioniza y compone la música con la inolvidable “Candilejas” como una de las melodías más conocidas de la historia del cine. Además, interpreta a Calvero, un cómico decadente con tintes autobiográficos.
La nostalgia con la que nos envuelve Chaplin en este original y sobresaliente guion sólo es comparable con su magistral, sensible y sincera actuación. De hecho, no parece estar actuando, sino que se trata de él mismo despidiéndose de nosotros, y dándonos las gracias por haberlo querido tanto.
En la parte menos positiva, quizá mencionaría la actuación de Thereza (Claire Bloom) y algunos episodios un poco extensos de ballet. Aun así, lo digo con la boca minúscula porque para mí no consiguen opacar esta preciosa despedida (aún haría dos películas más, ya en el Reino Unido. Una en el 57 y otra en el 67, aunque prácticamente se considera “Candilejas” como su última obra mayor).
Bueno, pues por aquellas vergüenzas relacionadas con la política y que poco tienen que ver con el Séptimo Arte. Su valentía al haber filmado “El Gran Dictador” en 1940 ridiculizando al führer, de poco le sirvió, y de 1947 a 1952 su vida se convirtió en una pesadilla tras la persecución del gabinete de McCarthy, que lo acusó de comunista y de promover actividades antiamericanas.
Finalmente, aprovechando el viaje de Chaplin a Europa para presentar “Candilejas”, los Estados Unidos le denegaron la entrada de nuevo y le retiraron su visado americano. Veintiún años después, la Academia se resarciría de aquello entregándole el Oscar por la banda sonora y un Oscar honorífico a sus 83 años (y casi más importante: recibiendo la ovación más larga de la historia de los premios de la Academia).
Otra de los puntos fuertes de la película tiene que ver con la rivalidad que existía entre los dos grandes cómicos del cine mudo: Buster Keaton y Charles Chaplin, aunque parece ser que la rivalidad venía más por parte del americano que del británico. Chaplin quiso zanjar la polémica incluyendo una escena maravillosa que reúne a ambos artistas en “Candilejas”. Las dos estrellas en el ocaso reviven su fama pasada ante los incansables aplausos de un público entregado.
El tercer punto que quiero resaltar es que en “Candilejas” aparecen cuatro de los hijos de Chaplin. En la primera escena salen tres niños que observan a un Calvero ebrio intentando ajustar la llave a la cerradura. Esos tres niños son Geraldine, Josephine y Michael Chaplin (hijos de la cuarta esposa del cómico). ¡A Geraldine no la descubriremos ahora! Actriz de “Doctor Zhivago” (1966), casada con el director español Carlos Saura….
Pero hay un cuarto hijo, que es el propio pianista Neville (Sidney Chaplin, hijo de la segunda esposa). Como curiosidad os diré que Sidney tuvo un romance con Barbara Streisand, pero dejaron sus amoríos teniendo que actuar juntos en una obra teatral en Broadway. Sin embargo, un Sidney Chaplin dolido, por lo visto, cuando pasaba por el lado de la actriz, le espetaba: “¡Nose!” (¡Nariz!)… y esto continuó hasta que la Streisand se cansó y lo denunció.
En fin, tras estas anécdotas voy con mi opinión. “Candilejas” es una de las películas menos conocidas de Chaplin, pero muchos la consideran la obra cumbre del británico. Chaplin produce, dirige, guioniza y compone la música con la inolvidable “Candilejas” como una de las melodías más conocidas de la historia del cine. Además, interpreta a Calvero, un cómico decadente con tintes autobiográficos.
La nostalgia con la que nos envuelve Chaplin en este original y sobresaliente guion sólo es comparable con su magistral, sensible y sincera actuación. De hecho, no parece estar actuando, sino que se trata de él mismo despidiéndose de nosotros, y dándonos las gracias por haberlo querido tanto.
En la parte menos positiva, quizá mencionaría la actuación de Thereza (Claire Bloom) y algunos episodios un poco extensos de ballet. Aun así, lo digo con la boca minúscula porque para mí no consiguen opacar esta preciosa despedida (aún haría dos películas más, ya en el Reino Unido. Una en el 57 y otra en el 67, aunque prácticamente se considera “Candilejas” como su última obra mayor).
7
8 de junio de 2021
8 de junio de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es cierto que el cine asiático (en este caso, ruso-japonés) es más lento que el occidental y que, por tanto, hay que verlo con predisposición y consciente de que puede ser un cine parsimonioso, aún así, Dersu Uzala, no se me ha hecho aburrida en sus 140 minutos.
Me parece una bonita oda a la amistad, al respeto al medio ambiente (en unos años que todavía no se hablaba de ello), una película que trata con cariño la vejez y que respira tolerancia hacia otras formas de vida.
Francamente me recordó mucho a “Capitanes intrépidos” (Victor Fleming, 1937) por tratarse de cine de aventuras y por lo entrañable del personaje principal. Por otra parte, con esta película consigo hacer las paces con Kurosawa, a quien no le había hallado todavía el punto.
He leído que a finales de los sesenta, Kurosawa cayó en desgracia tras algunos fracasos encadenados en Hollywood, llegando incluso a intentar suicidarse en 1971. Por lo visto, el triunvirato que empezaba a triunfar en los setenta, Lucas, Coppola y Spielberg, sintiendo profundo respeto por el maestro nipón, decidieron apoyar al director y relanzar su carrera. Así surgió en 1975 esta película, financiada y realizada en la Unión Soviética, que finalmente ganó el Oscar a mejor película extranjera y que muchos consideran su obra maestra (a mi, es la que más me ha gustado sin duda alguna de Kurosawa).
Como todas las de Kurosawa, Dersu Uzala inspiró a otras películas contemporáneas como “El renacido” (Alejandro González Iñárritu, 2015).
Basada en una novela (ya llevada al cine 15 años antes) que narra la relación que existió entre el escritor, Vladimir Arséniev, un topógrafo que viajaba por la parte más oriental de Rusia, y el cazador nómada Dersu Uzala, quien lo guiará durante cinco años por la taiga soviética, salvándolo varias veces de morir de frío y hambre.
Me ha parecido tremendamente conmovedora. La amistad entre el capitán y el cazador, a lo largo del período que estuvieron juntos, es sensible, de profunda admiración, de máxima confianza, y completamente desinteresada. Además, cuando se encuentran con otras personas (como el anciano chino, o el convoy militar) no hay conflictos, no hay abusos… sólo ayuda. Es de aquellas películas que te hace creer de nuevo en el ser humano. Por no hablar de la humanización y respeto con el que Uzala trata a los elementos de la naturaleza, a los que llama “gente”.
Cuenta con una sublime fotografía, una notable banda sonora y un sonido magnífico de las inclemencias climáticas, de los animales, del crepitar del fuego… En fin, una bonita película de aventuras que, además, me ha proyectado por momentos a aquellos consejos meteorológicos que nos daban nuestros abuelos en sus pueblos y que yo, urbanita de pro, trato de reproducir cuando veo el Tibidabo de Barcelona tapado y pronostico lluvias…
Para concluir, recordaré mucho tiempo la frase entrañable del cazador: “No disparéis! Soy gente!”
Me parece una bonita oda a la amistad, al respeto al medio ambiente (en unos años que todavía no se hablaba de ello), una película que trata con cariño la vejez y que respira tolerancia hacia otras formas de vida.
Francamente me recordó mucho a “Capitanes intrépidos” (Victor Fleming, 1937) por tratarse de cine de aventuras y por lo entrañable del personaje principal. Por otra parte, con esta película consigo hacer las paces con Kurosawa, a quien no le había hallado todavía el punto.
He leído que a finales de los sesenta, Kurosawa cayó en desgracia tras algunos fracasos encadenados en Hollywood, llegando incluso a intentar suicidarse en 1971. Por lo visto, el triunvirato que empezaba a triunfar en los setenta, Lucas, Coppola y Spielberg, sintiendo profundo respeto por el maestro nipón, decidieron apoyar al director y relanzar su carrera. Así surgió en 1975 esta película, financiada y realizada en la Unión Soviética, que finalmente ganó el Oscar a mejor película extranjera y que muchos consideran su obra maestra (a mi, es la que más me ha gustado sin duda alguna de Kurosawa).
Como todas las de Kurosawa, Dersu Uzala inspiró a otras películas contemporáneas como “El renacido” (Alejandro González Iñárritu, 2015).
Basada en una novela (ya llevada al cine 15 años antes) que narra la relación que existió entre el escritor, Vladimir Arséniev, un topógrafo que viajaba por la parte más oriental de Rusia, y el cazador nómada Dersu Uzala, quien lo guiará durante cinco años por la taiga soviética, salvándolo varias veces de morir de frío y hambre.
Me ha parecido tremendamente conmovedora. La amistad entre el capitán y el cazador, a lo largo del período que estuvieron juntos, es sensible, de profunda admiración, de máxima confianza, y completamente desinteresada. Además, cuando se encuentran con otras personas (como el anciano chino, o el convoy militar) no hay conflictos, no hay abusos… sólo ayuda. Es de aquellas películas que te hace creer de nuevo en el ser humano. Por no hablar de la humanización y respeto con el que Uzala trata a los elementos de la naturaleza, a los que llama “gente”.
Cuenta con una sublime fotografía, una notable banda sonora y un sonido magnífico de las inclemencias climáticas, de los animales, del crepitar del fuego… En fin, una bonita película de aventuras que, además, me ha proyectado por momentos a aquellos consejos meteorológicos que nos daban nuestros abuelos en sus pueblos y que yo, urbanita de pro, trato de reproducir cuando veo el Tibidabo de Barcelona tapado y pronostico lluvias…
Para concluir, recordaré mucho tiempo la frase entrañable del cazador: “No disparéis! Soy gente!”

8,0
24.769
8
14 de enero de 2021
14 de enero de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pese a que la animación no sea mi género favorito y, por tanto, tampoco el claymation, “Mary and Max” me ha llegado a lo más profundo. Es una de esas películas que, sin esperarlo, te sacuden por dentro. La historia gira en torno a una relación epistolar entre Mary, una niña australiana de ocho años con una vida familiar disfuncional, y Max, un hombre neoyorquino con síndrome de Asperger. Lo que comienza como una correspondencia accidental se convierte en un vínculo de amistad tan atípico como bello, marcado por la sinceridad, la ternura y, sobre todo, una absoluta falta de prejuicios.
Adam Elliot construye un relato profundamente humano, que aborda con una sensibilidad apabullante temas tan duros como la soledad, el acoso psicológico, el alcoholismo, la homofobia, el antisemitismo o los trastornos mentales. Todo esto podría convertir la película en un drama insoportable, pero Elliot logra el equilibrio perfecto al teñir la historia de un humor negro que, lejos de restar peso, aporta humanidad y autenticidad. No hay golpes bajos ni manipulaciones emocionales: hay una mirada honesta y compasiva hacia dos seres marginados que encuentran consuelo el uno en el otro.
El apartado técnico es sobresaliente. La paleta de colores apagada que acompaña el estado emocional de los personajes. La elección musical es otro de los grandes aciertos de la película: piezas como “Perpetuum Mobile” de Penguin Café Orchestra o la célebre “The Typewriter” de Leroy Anderson se integran a la perfección en el ritmo narrativo, aportando un contraste delicioso entre la pesadumbre del fondo y la ligereza de la forma.
“Mary and Max” es, en definitiva, una joya rara. Una película que habla de lo que casi nadie se atreve a hablar, y lo hace con inteligencia, belleza y un enorme corazón. Un guion maravilloso que nos recuerda que la amistad puede florecer en los lugares más insospechados y que todos, sin importar lo rotos que estemos, merecemos ser escuchados y queridos.
Adam Elliot construye un relato profundamente humano, que aborda con una sensibilidad apabullante temas tan duros como la soledad, el acoso psicológico, el alcoholismo, la homofobia, el antisemitismo o los trastornos mentales. Todo esto podría convertir la película en un drama insoportable, pero Elliot logra el equilibrio perfecto al teñir la historia de un humor negro que, lejos de restar peso, aporta humanidad y autenticidad. No hay golpes bajos ni manipulaciones emocionales: hay una mirada honesta y compasiva hacia dos seres marginados que encuentran consuelo el uno en el otro.
El apartado técnico es sobresaliente. La paleta de colores apagada que acompaña el estado emocional de los personajes. La elección musical es otro de los grandes aciertos de la película: piezas como “Perpetuum Mobile” de Penguin Café Orchestra o la célebre “The Typewriter” de Leroy Anderson se integran a la perfección en el ritmo narrativo, aportando un contraste delicioso entre la pesadumbre del fondo y la ligereza de la forma.
“Mary and Max” es, en definitiva, una joya rara. Una película que habla de lo que casi nadie se atreve a hablar, y lo hace con inteligencia, belleza y un enorme corazón. Un guion maravilloso que nos recuerda que la amistad puede florecer en los lugares más insospechados y que todos, sin importar lo rotos que estemos, merecemos ser escuchados y queridos.
Más sobre Alberto M Laguía
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here