Empecé a ver la película con ciertas esperanzas. La premisa era muy buena y prometía. Pero nada más empezar ya se me cayó todo el invento: dulce voz en of hablando de una hermosa y valiente hada, buena y amada por todos, compasiva y justa, cuyo nombre es... MALÉFICA. Es tan, pero tan ridículo, que ya la película perdió toda la gracia. Tan difícil les habría resultado llamar al personaje Benéfica, o con cualquier otro nombre, y que la gente o el rey se lo cambiaran más tarde? Lo ridículo de ese agujero de guión, con una solución tan simple y básica, me produjo durante el resto de la película un picor incomodísimo en el cerebro imposible de ignorar. Ya sé que los angloparlantes no saben, o no parecen saber, el significado de "maléfico" en lenguas romances, pero hombre... A unos señores que se dedican a escribir se les presupone cierta culturilla....

Con la excusa del confinamiento, la actriz-directora nos lleva de la mano en un breve viaje de auto descubrimiento, en el que no falta ni sobra un solo minuto de metraje. 17 minutos de historia muy bien aprovechados, con imágenes muy potentes y un mensaje más potente aún: las peores jaulas no tienen barrotes físicos.