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6,9
9.512
8
23 de junio de 2017
23 de junio de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación de una novela ganadora del Premio Pulitzer, cuenta las vivencias del mismísimo autor como miembro de una familia irlandesa que vive en la miseria. Narrada bajo una voz off desde el punto de vista de un Frank Mccourt adulto, va reflexionando sobre momentos puntuales desde su niñez a la adolescencia. Propiamente dicho, una película de aprendizaje.
Contextualizada a mediados de los años 30 y en adelante, la tragedia de la clase baja se hace presente desde el primer minuto: la pobreza hace retornar a una familia numerosa de Estados Unidos a Irlanda. Volver significa retroceder. Bajo una fotografía extremadamente realista, fría y grisácea, muestra una Irlanda nublosa, de lluvias torrenciales, sórdida, decadencia en espacios casi medievales. Y es en esos barrios y calles que Frank, desde muy pequeño, se adapta a sobrevivir a las constantes mudanzas, al hambre e incluso la muerte.
Una familia disfuncional que, poco a poco, revela al patriarca como el principal problema: desempleado, orgulloso, borracho. Y una madre, cuyo nombre da pie a la novela, Angela, una mujer que debe sacar a adelante a la familia como de lugar. No hay lugar para sufrimientos, y a pesar de la desgracia y desgracia que va azotando a la familia, logran salir adelante.
Es la cotidianidad del dolor la cual la familia toma tristemente con naturalidad. Asimismo con el espectador. Frank y sus hermanos se adaptan a la ausencia del padre, y conforme va creciendo toma la figura paterna, y la adolescencia florece en él. Encuentra pequeños oficios, descubre el sexo, tiene una borrachera, las aventuras con amistades, descargar la rabia concentrada, todo propio de la edad. Hay datos curiosos que no se deben dejar pasar, como el fragmentismo de la Irlanda del norte y del sur; que implica a la vez el fervor religioso (protestantes y católicos respectivamente) que está inmerso en la familia.
Alan Parker fue muy minucioso en captar detalles tales como la ropa rasgada, la suciedad en los rostros, las paredes carcomidas, los rostros demacrados, etc.. Una veracidad en cada personaje y espacio posado ante cámara nos hace acostumbrarnos a una realidad desalentadora. Y a pesar de tanta decadencia, el director es muy hábil en evitar el melodrama, no intenta forzar las lágrimas fáciles; incluso, tal y como la misma novela lo tiene, ironiza situaciones que logran sacar un par de carcajadas. Y, no sin menos, John Williams nos deleita con una banda sonora melancólica, que resulta casi imperceptible, pero la sentimos en cada situación de alegría o triste por las que Frank experimenta.
Contextualizada a mediados de los años 30 y en adelante, la tragedia de la clase baja se hace presente desde el primer minuto: la pobreza hace retornar a una familia numerosa de Estados Unidos a Irlanda. Volver significa retroceder. Bajo una fotografía extremadamente realista, fría y grisácea, muestra una Irlanda nublosa, de lluvias torrenciales, sórdida, decadencia en espacios casi medievales. Y es en esos barrios y calles que Frank, desde muy pequeño, se adapta a sobrevivir a las constantes mudanzas, al hambre e incluso la muerte.
Una familia disfuncional que, poco a poco, revela al patriarca como el principal problema: desempleado, orgulloso, borracho. Y una madre, cuyo nombre da pie a la novela, Angela, una mujer que debe sacar a adelante a la familia como de lugar. No hay lugar para sufrimientos, y a pesar de la desgracia y desgracia que va azotando a la familia, logran salir adelante.
Es la cotidianidad del dolor la cual la familia toma tristemente con naturalidad. Asimismo con el espectador. Frank y sus hermanos se adaptan a la ausencia del padre, y conforme va creciendo toma la figura paterna, y la adolescencia florece en él. Encuentra pequeños oficios, descubre el sexo, tiene una borrachera, las aventuras con amistades, descargar la rabia concentrada, todo propio de la edad. Hay datos curiosos que no se deben dejar pasar, como el fragmentismo de la Irlanda del norte y del sur; que implica a la vez el fervor religioso (protestantes y católicos respectivamente) que está inmerso en la familia.
Alan Parker fue muy minucioso en captar detalles tales como la ropa rasgada, la suciedad en los rostros, las paredes carcomidas, los rostros demacrados, etc.. Una veracidad en cada personaje y espacio posado ante cámara nos hace acostumbrarnos a una realidad desalentadora. Y a pesar de tanta decadencia, el director es muy hábil en evitar el melodrama, no intenta forzar las lágrimas fáciles; incluso, tal y como la misma novela lo tiene, ironiza situaciones que logran sacar un par de carcajadas. Y, no sin menos, John Williams nos deleita con una banda sonora melancólica, que resulta casi imperceptible, pero la sentimos en cada situación de alegría o triste por las que Frank experimenta.

5,9
13.377
4
21 de mayo de 2015
21 de mayo de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto algunas críticas con las cuales comparto mucho de sus pensamientos. Como pueden ver mi calificación, es negativa.
Me acerqué a Balagueró por REC (solo vi las dos primeras porque las otras dos ya parecían películas de acción y nada de terror)
El inicio de la película te sumerge en una atmósfera oscura, sórdida y oscura. En realidad toda la película tiene una fotografía digna de admirar. Pero el gran problema es su guión, lo cual repercute después de los créditos. Muchos se han quejado acerca de esas imágenes surrealistas de la niña moviéndose violentamente o demás. Es cierto que las primeras veces que aparecen estas imágenes, por mas que no asusten, te generan extrañeza, y supongo que era parte de las sensaciones que el director quiere generar. Lamentablemente en ningún momento aparecen estas situaciones de "susto" a lo largo de la película. Además, hay situaciones inverosímiles que hacen dudar de las probabilidades que lo que vemos puede ocurrir. Y es que por mas que sea una ficción, si dentro del universo del guión es llevaba la idea correctamente y nos atrapa nos lo creemos. Por último a veces la música se siente muy forzada ya que aparece en los momentos más sensibles, en vez de dejarse llevar por la imagen.
Me acerqué a Balagueró por REC (solo vi las dos primeras porque las otras dos ya parecían películas de acción y nada de terror)
El inicio de la película te sumerge en una atmósfera oscura, sórdida y oscura. En realidad toda la película tiene una fotografía digna de admirar. Pero el gran problema es su guión, lo cual repercute después de los créditos. Muchos se han quejado acerca de esas imágenes surrealistas de la niña moviéndose violentamente o demás. Es cierto que las primeras veces que aparecen estas imágenes, por mas que no asusten, te generan extrañeza, y supongo que era parte de las sensaciones que el director quiere generar. Lamentablemente en ningún momento aparecen estas situaciones de "susto" a lo largo de la película. Además, hay situaciones inverosímiles que hacen dudar de las probabilidades que lo que vemos puede ocurrir. Y es que por mas que sea una ficción, si dentro del universo del guión es llevaba la idea correctamente y nos atrapa nos lo creemos. Por último a veces la música se siente muy forzada ya que aparece en los momentos más sensibles, en vez de dejarse llevar por la imagen.

5,3
1.195
4
19 de febrero de 2014
19 de febrero de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segundo largometraje de una de las argentinas más proclamadas en el cine. Tras una muy buenas críticas de su ópera primera, nos vuelve a representar un tema similar: el sexo y el amor, en esta ocasión, un romance de dos chicas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La película cuenta con unos saltos temporales utilizados de forma adecuada para intrigar más al espectador, pero al fin y al cabo, no sé si logra funcionar como ella hubiese querido. El inicio puede decirse que logra enganchar, el romance de estas dos chicas de diferentes situaciones socio-económicas, y luego como se va deteriorando por un padre que abusa de la ama de casa, llevando a la chica principal a optar por el suicidio a través de veneno, pero que se las da de beber a su padre.
Nuevamente Lucía nos sorprende con una fotografía espectacular, incluso mejor que su primera obra, pero cuyo argumento va decayendo conforme pasan los minutos que, hasta cierto punto, llega a aburrir. El argumento, claro está, es un drama de amor, locura y crimen, y no termina seduciendo como hubiese querido. Es cierto, que las actuaciones de Emme e Inés Efrón son muy buenas, la iluminación va conforme a la historia, en clave baja, como la misma trama, se va volviendo oscura. Lo que sí vale rescatar, es cerca del final, cuando Emme cuenta que fue violada por su padre y da a luz; de ahi mismo, la imagen que nos proporciona la consideraría fuerte: una chica de 13 años embarazada, visualmente impactante. Eso fue lo que más me gusto y le da un final un poco alentador, para no decir que la película termina siendo un intento malo. Ahora, la parte de "acción" también en el final, no proporciona el climax debido, y cae muy floja.
Nuevamente Lucía nos sorprende con una fotografía espectacular, incluso mejor que su primera obra, pero cuyo argumento va decayendo conforme pasan los minutos que, hasta cierto punto, llega a aburrir. El argumento, claro está, es un drama de amor, locura y crimen, y no termina seduciendo como hubiese querido. Es cierto, que las actuaciones de Emme e Inés Efrón son muy buenas, la iluminación va conforme a la historia, en clave baja, como la misma trama, se va volviendo oscura. Lo que sí vale rescatar, es cerca del final, cuando Emme cuenta que fue violada por su padre y da a luz; de ahi mismo, la imagen que nos proporciona la consideraría fuerte: una chica de 13 años embarazada, visualmente impactante. Eso fue lo que más me gusto y le da un final un poco alentador, para no decir que la película termina siendo un intento malo. Ahora, la parte de "acción" también en el final, no proporciona el climax debido, y cae muy floja.

6,7
19.513
3
30 de mayo de 2014
30 de mayo de 2014
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras ver Clerks (que le puse un 6) pensaba ver una cosa completamente distinta. Para tratar de ser conciso, esto me recuerdo mucho a películas como American Pie (la cual detesto). Escenas completamente exageradas que juegan con lo ridículo, que en otras películas les queda bien, sin embargo en esta el argumento llega a ser demasiado digerible, previsible y no funciona. Comprendo que hay amantes del comic, y han logrado venerar la película, pero para una persona que simple le gusta al cine, no. Smith crea una comedia a medias, en las que resulta ser demasiado facilista. A lo mejor en esos años no se veían tantas películas con argumento tan clásico como hoy en día: chica joven que deja a su novio y este trata de recuperarla y lo logra a lo largo de cosas aparentemente "graciosas", situaciones que se anticipan a un final. El uso de ese lenguaje soez, comentarios sexuales, y personajes muy clichés (chicas bonitas, el matón, el principal impulsivo y su mejor amigo el sublevado) terminan por crear un ambiente nada novedoso, sino ver una película que fracasa completamente como género de comedia y en guión. Eso sí, he visto películas mucho peores.

7,0
41.521
8
23 de julio de 2017
23 de julio de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Domhnall Gleeson interpreta a Tim, un joven adulto de 21 años, tímido, delgado y bonachón. Su personalidad no es exactamente envidiable, pero la compensa una familia muy unida algo extrovertida que generan calidez y comfort. Su padre le confiesa un secreto familiar acerca de poder viajar en el tiempo. La aventura para nuestro personaje inicia ahí mismo, en el cual irá aprendiendo sus reglas y las consecuencias positivas o negativas al realizarlo.
Bajo una narración del propio Tim, este nos irá recordando momentos de su vida, situaciones y reflexiones con este ostentoso don que se transmite de varón en varón. No tardamos en darnos cuenta que dicha virtud así como puede generar felicidad, tiene otros efectos colaterales. Entre situaciones muy cómicas y otras dramáticas, el enamoramiento, la nostalgia y los arrepentimientos son los sentimientos que predominan. Unas actuaciones prolijas y una banda sonora que va desde clásicos de los años 50 a pop de los años 2000, hacen una mezcla de un género tan digerible y pocas veces explotado en esta década de manera tan ingeniosa como la comedia romántica valga la pena. La película tropieza probablemente con los últimos cinco minutos en los que pretende dar una moraleja ya bastante clara y redundante sobre la vida diaria, de aprovechar el tiempo y vivir como si fuese el último; y sin embargo no opaca su hora y diez minutos restantes.
Sin lugar a dudas hay algo en las comedias románticas inglesas que son mágicas. Esta no es la excepción. Richard Curtis, director pero también escritor de muchas dramas románticos ingleses vuelve a dar en el blanco. Es ante todo la premisa, son sus carismáticos personajes, son las situaciones, que nos invitan a soñar y ha querer jugar con el tiempo, o en el mejor de los casos simplemente aprovecharlo.
Bajo una narración del propio Tim, este nos irá recordando momentos de su vida, situaciones y reflexiones con este ostentoso don que se transmite de varón en varón. No tardamos en darnos cuenta que dicha virtud así como puede generar felicidad, tiene otros efectos colaterales. Entre situaciones muy cómicas y otras dramáticas, el enamoramiento, la nostalgia y los arrepentimientos son los sentimientos que predominan. Unas actuaciones prolijas y una banda sonora que va desde clásicos de los años 50 a pop de los años 2000, hacen una mezcla de un género tan digerible y pocas veces explotado en esta década de manera tan ingeniosa como la comedia romántica valga la pena. La película tropieza probablemente con los últimos cinco minutos en los que pretende dar una moraleja ya bastante clara y redundante sobre la vida diaria, de aprovechar el tiempo y vivir como si fuese el último; y sin embargo no opaca su hora y diez minutos restantes.
Sin lugar a dudas hay algo en las comedias románticas inglesas que son mágicas. Esta no es la excepción. Richard Curtis, director pero también escritor de muchas dramas románticos ingleses vuelve a dar en el blanco. Es ante todo la premisa, son sus carismáticos personajes, son las situaciones, que nos invitan a soñar y ha querer jugar con el tiempo, o en el mejor de los casos simplemente aprovecharlo.
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