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8
26 de mayo de 2018
26 de mayo de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es ese final. Ese final que es lo último que tienes en la cabeza cuando sales del cine condiciona totalmente la imagen que a uno se le queda de la película. Para bien. No importa que las ideas preconcebidas que uno lleva antes de entrar a la película consigan lastrar un poco la experiencia, o que las expectativas te hubieran hecho esperarte algo distinto. Cuando se encienden las luces la sensación que te queda es la de levantarte y aplaudir. Y en retrospectiva uno perdona sus fallos (que haberlos, haylos) y se admira con todos los aciertos.
Más si cabe en posteriores visionados, donde uno aprende a apreciar el titánico esfuerzo de juntar a tantos personajes sin que nada quede forzado ni metido con calzador, y donde uno se percata de que se acaba de tragar más de dos horas y media de película y siente que no le falta ni le sobra ni un solo minuto de metraje. Quizá el truco esté en engañar al espectador haciéndole creer que va a ver una película de los Vengadores, cuando en realidad va a ver una película de Thanos, el villano. Él es el auténtico protagonista de la película, el mejor villano Marvel hasta la fecha, bien construído en todos los aspectos, incluso en el visual (ese CGI de moda que en este caso triunfa como la Coca-Cola mostrando un grado de expresividad fuera de serie). La mayoría de los mejores momentos son suyos, sin por ello descuidar al resto de personajes, que van alternándose por la pantalla con el ritmo y la intensidad adecuados.
Ganas quedan de ver más interacciones entre ellos y de resolución de conflictos pendientes, pero no hay tiempo para todo y ya habrá otro momento para eso. Por ahora disfrutamos de lo que nos dan, que no es poco, y vemos lo justo y necesario de cada uno de ellos. Algunos brillan, otros refulgen y otros, es justo reconocerlo, pasaban por allí, pero ninguno sobra (aunque otros sí faltan).
Como siempre en esta vida, en donde no hay nada perfecto, la cosa también tiene fallos. Algunos de ellos impiden que la película alcance la gloria total y más en concreto el humor, que, precisamente por ser tronchante, me resulta excesivo en una historia que requiriría un pelín más de tensión. Ojo, que no pido que la conviertan en Batman v. Superman, pero haber rebajado un par de puntitos la intensidad o el número de bromas no habría hecho ningún daño.
Aunque lo cierto es que hay pocas cosas que dañen realmente la película. Los Vengadores (y Thanos) molan mucho más que todo eso y compensan más que de sobra lo malo lo suficiente como para hacer de Vengadores: Infinity War una experiencia notable. La espera ha merecido la pena, quizá no tengamos LA PELÍCULA definitiva de superhéroes, pero tampoco se queda excesivamente lejos.
Más si cabe en posteriores visionados, donde uno aprende a apreciar el titánico esfuerzo de juntar a tantos personajes sin que nada quede forzado ni metido con calzador, y donde uno se percata de que se acaba de tragar más de dos horas y media de película y siente que no le falta ni le sobra ni un solo minuto de metraje. Quizá el truco esté en engañar al espectador haciéndole creer que va a ver una película de los Vengadores, cuando en realidad va a ver una película de Thanos, el villano. Él es el auténtico protagonista de la película, el mejor villano Marvel hasta la fecha, bien construído en todos los aspectos, incluso en el visual (ese CGI de moda que en este caso triunfa como la Coca-Cola mostrando un grado de expresividad fuera de serie). La mayoría de los mejores momentos son suyos, sin por ello descuidar al resto de personajes, que van alternándose por la pantalla con el ritmo y la intensidad adecuados.
Ganas quedan de ver más interacciones entre ellos y de resolución de conflictos pendientes, pero no hay tiempo para todo y ya habrá otro momento para eso. Por ahora disfrutamos de lo que nos dan, que no es poco, y vemos lo justo y necesario de cada uno de ellos. Algunos brillan, otros refulgen y otros, es justo reconocerlo, pasaban por allí, pero ninguno sobra (aunque otros sí faltan).
Como siempre en esta vida, en donde no hay nada perfecto, la cosa también tiene fallos. Algunos de ellos impiden que la película alcance la gloria total y más en concreto el humor, que, precisamente por ser tronchante, me resulta excesivo en una historia que requiriría un pelín más de tensión. Ojo, que no pido que la conviertan en Batman v. Superman, pero haber rebajado un par de puntitos la intensidad o el número de bromas no habría hecho ningún daño.
Aunque lo cierto es que hay pocas cosas que dañen realmente la película. Los Vengadores (y Thanos) molan mucho más que todo eso y compensan más que de sobra lo malo lo suficiente como para hacer de Vengadores: Infinity War una experiencia notable. La espera ha merecido la pena, quizá no tengamos LA PELÍCULA definitiva de superhéroes, pero tampoco se queda excesivamente lejos.

6,7
17.869
6
28 de marzo de 2015
28 de marzo de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reconozco que siento atracción por las películas que hablan sobre películas. Hay algo metalingüístico en eso de ver al cine hablando sobre cine que me llama la atención. Es por eso que me acerqué a esta película en primer lugar, motivado también por el gran reparto y por los personajes en los que se centraría la historia, y la verdad es que el balance ha resultado positivo. La historia ha sido un tanto edulcorada (la realidad es mucho menos "colorida" de lo que se nos muestra y lo cierto es que la escritora P.L. Travers nunca estuvo contenta con el resultado ni llegó a estar de acuerdo con Walt Disney) pero aún así enseña pinceladas de los entresijos del cine, y más concretamente de los pasos que tuvo que dar ese clásico de nuestra niñez que es Mary Poppins para poder ver la luz tal y como la conocemos hoy día.
También nos ayuda a conocer un poco más esa mitificada figura de Walt Disney y, en mi caso concreto, a descubrir a la persona responsable de crear a Mary Poppins en la literatura, gracias a las estupendas interpretaciones de Tom Hanks y Emma Thompson que realizan una labor impecable pintando un retrato verosímil de estos personajes. Al parecer ambos llevaron a cabo una importante labor de documentación antes de lanzarse a encarnar a estas dos personas, lo cual me hace confiar en la fidelidad con la que han sido llevados a la pantalla. Ambos nos dan muy buenos momentos durante la película, pero sin duda es el personaje de Emma Thompson el que más encandila al espectador, puesto que es el que lleva la carga emocional de la película (sacando además alguna carcajada que otra al público).
Hanks y Thompson se rodean además de un gran elenco de secundarios en el que todos están a la altura de las circunstancias, destacando sobretodo Paul Giamatti y Colin Farrel, y juntos construyen esta interesante y entretenida historia de cine sobre el cine, que quizá no llegue a clásico, pero que merece ser vista.
También nos ayuda a conocer un poco más esa mitificada figura de Walt Disney y, en mi caso concreto, a descubrir a la persona responsable de crear a Mary Poppins en la literatura, gracias a las estupendas interpretaciones de Tom Hanks y Emma Thompson que realizan una labor impecable pintando un retrato verosímil de estos personajes. Al parecer ambos llevaron a cabo una importante labor de documentación antes de lanzarse a encarnar a estas dos personas, lo cual me hace confiar en la fidelidad con la que han sido llevados a la pantalla. Ambos nos dan muy buenos momentos durante la película, pero sin duda es el personaje de Emma Thompson el que más encandila al espectador, puesto que es el que lleva la carga emocional de la película (sacando además alguna carcajada que otra al público).
Hanks y Thompson se rodean además de un gran elenco de secundarios en el que todos están a la altura de las circunstancias, destacando sobretodo Paul Giamatti y Colin Farrel, y juntos construyen esta interesante y entretenida historia de cine sobre el cine, que quizá no llegue a clásico, pero que merece ser vista.

5,7
55.447
8
7 de diciembre de 2014
7 de diciembre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que las mediocres secuelas de este blockbuster han empañado a posteriori la imagen que nos queda de la primera parte de Transformers y con frecuencia se la mete en el mismo saco que a sus sucesoras, algo, a mi entender, totalmente injusto. De hecho, para entender donde fallan aquellas uno no tiene más que fijarse en ésta, la primera.
En mi opinión Transformers es un estupendo blockbuster. Un perfecto ejemplo de cómo el cine de entretenimiento puro también es una forma válida de entender el séptimo arte. Por supuesto, nadie debe buscar complejidad ni interpretaciones magistrales en esta película, pero es que ni falta que hace. El cine está hecho para crear emociones, para estimular. Hay muy diversas formas de estimular la mente, a veces uno tiene que llegar profundo para despertar nostalgia, alegría, reflexiones sobre la vida y sobre la condición humana, y hay veces que uno aspira despertar la risa, la excitación de la aventura, despertar la imaginación, y esto último también es cine. Esto es lo que consigue Transformers, engancharnos a una historia sencilla, sin complicaciones, ciertamente poco original, pero que es el vehículo suficiente para conducirnos a través de un carrusel de situaciones más grandes que la vida, de personajes carismáticos y de imágenes apabullantes.
En Transformers todo funciona a la perfección para conseguir lo que la película pretende, que no es ni más ni menos que el disfrute del espectador. El humor y la acción se reparten en dosis adecuadas, salpicado con un poco de tribulaciones amorosas adolescentes a lo que hay que añadir las (míticas) referencias friquis a los fans de estos robots y en general al mundillo de los comics y la ciencia-ficción. En el apartado técnico, como es natural, todo está muy bien logrado, y el ver por primera vez a los robots en pantalla es ciertamente impresionante, quizá serían criticables los frenéticos movimientos de cámara que, sobretodo en la batalla final, hacen al espectador difícil de seguir los acontecimientos, pero a pesar de eso el global de la película es claramente sobresaliente en dicho apartado. El reparto cumple, e incluso Shia Lebeauf, aunque posteriormente no haya vuelto a lograr nada de renombre, resulta ser el hallazgo del momento, sabiendo desenvolverse como pez en el agua y construyendo el retrato arquetípico del adolescente del montón que acaba embarcado en la aventura de su vida. Sobre Megan Fox, bueno, sé que no es políticamente correcto valorar a una actriz por su físico, pero la realidad es la que es, y es que en esta película (posiblemente en la que más auténticamente hermosa estaba) se convirtió en el sueño de todo el público masculino de la audiencia y, al menos en mi caso, nos hizo soñar un poco más con ser ese adolescente del montón que era Sam Witwicky, que termina la película habiendo cumplido el sueño de cualquier chico.
Desde luego se podrían decir cosas negativas de la cinta, como algunas ya mencionadas, a las que habría que añadir la relativa poca fidelidad a los personajes en los que se basa o el cierto patrioterismo yanqui que impregna la película. Pero no creo que se pueda decir en modo alguno que Transformers no es una buena película de entretenimiento.
Puede que influyera el hecho de que es la primera, de que todo era fresco y nuevo, de que todo sorprendía, pero el caso es que es una película bien hecha, divertida y espectacular, que cumple su cometido y brinda un entretenimiento mucho más que digno. Al final, como los juguetes en los que se basa, Transformers es mucho más de lo que tus ojos ven.
En mi opinión Transformers es un estupendo blockbuster. Un perfecto ejemplo de cómo el cine de entretenimiento puro también es una forma válida de entender el séptimo arte. Por supuesto, nadie debe buscar complejidad ni interpretaciones magistrales en esta película, pero es que ni falta que hace. El cine está hecho para crear emociones, para estimular. Hay muy diversas formas de estimular la mente, a veces uno tiene que llegar profundo para despertar nostalgia, alegría, reflexiones sobre la vida y sobre la condición humana, y hay veces que uno aspira despertar la risa, la excitación de la aventura, despertar la imaginación, y esto último también es cine. Esto es lo que consigue Transformers, engancharnos a una historia sencilla, sin complicaciones, ciertamente poco original, pero que es el vehículo suficiente para conducirnos a través de un carrusel de situaciones más grandes que la vida, de personajes carismáticos y de imágenes apabullantes.
En Transformers todo funciona a la perfección para conseguir lo que la película pretende, que no es ni más ni menos que el disfrute del espectador. El humor y la acción se reparten en dosis adecuadas, salpicado con un poco de tribulaciones amorosas adolescentes a lo que hay que añadir las (míticas) referencias friquis a los fans de estos robots y en general al mundillo de los comics y la ciencia-ficción. En el apartado técnico, como es natural, todo está muy bien logrado, y el ver por primera vez a los robots en pantalla es ciertamente impresionante, quizá serían criticables los frenéticos movimientos de cámara que, sobretodo en la batalla final, hacen al espectador difícil de seguir los acontecimientos, pero a pesar de eso el global de la película es claramente sobresaliente en dicho apartado. El reparto cumple, e incluso Shia Lebeauf, aunque posteriormente no haya vuelto a lograr nada de renombre, resulta ser el hallazgo del momento, sabiendo desenvolverse como pez en el agua y construyendo el retrato arquetípico del adolescente del montón que acaba embarcado en la aventura de su vida. Sobre Megan Fox, bueno, sé que no es políticamente correcto valorar a una actriz por su físico, pero la realidad es la que es, y es que en esta película (posiblemente en la que más auténticamente hermosa estaba) se convirtió en el sueño de todo el público masculino de la audiencia y, al menos en mi caso, nos hizo soñar un poco más con ser ese adolescente del montón que era Sam Witwicky, que termina la película habiendo cumplido el sueño de cualquier chico.
Desde luego se podrían decir cosas negativas de la cinta, como algunas ya mencionadas, a las que habría que añadir la relativa poca fidelidad a los personajes en los que se basa o el cierto patrioterismo yanqui que impregna la película. Pero no creo que se pueda decir en modo alguno que Transformers no es una buena película de entretenimiento.
Puede que influyera el hecho de que es la primera, de que todo era fresco y nuevo, de que todo sorprendía, pero el caso es que es una película bien hecha, divertida y espectacular, que cumple su cometido y brinda un entretenimiento mucho más que digno. Al final, como los juguetes en los que se basa, Transformers es mucho más de lo que tus ojos ven.

6,6
17.486
6
1 de octubre de 2014
1 de octubre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A scanner darkly es una película extraña, por momentos confusa y con un final no del todo claro. Sin embargo, también (o por esto mismo) es también una película interesante que reflexiona sobre un problema muy real reforzando la narración con el experimento visual de mezclar animación sobre imagen real. Creo que solo por este aspecto la película merecería ser vista puesto que dicha técnica no es gratuita y encaja perfectamente con el tono de la historia, de modo que es apropiado que en una película sobre las drogas todo parezca de alguna forma distorsionado e irreal.
A todo esto habría que añadir que el reparto está repleto de caras conocidas que garantizan interpretaciones solventes por lo que estamos ante una película que se eleva por encima de la media y trata de aportar algo un poco a diferente de lo habitual, lo cual no es poco en los tiempos que corren. Sin embargo, quizá precisamente por su carácter raruno y experimental se puede llegar a establecer una barrera entre la película y el espectador casual y debo reconocer que en cierta medida presumo que eso es lo que me ha pasado a mí, puesto que reconociendo todas sus virtudes y sin ver errores de bulto significativos no acabo de implicarme totalmente en la trama, ni con los personajes. Quizá para juzgarla mejor tendría que verla de nuevo, pero en definitiva la sensación que me dejó la película en su momento fue esa.
Eso sí, insisto, a pesar de todo se reconocen los méritos y sin figurar entre mis películas favoritas ni mucho menos la considero bastante interesante.
A todo esto habría que añadir que el reparto está repleto de caras conocidas que garantizan interpretaciones solventes por lo que estamos ante una película que se eleva por encima de la media y trata de aportar algo un poco a diferente de lo habitual, lo cual no es poco en los tiempos que corren. Sin embargo, quizá precisamente por su carácter raruno y experimental se puede llegar a establecer una barrera entre la película y el espectador casual y debo reconocer que en cierta medida presumo que eso es lo que me ha pasado a mí, puesto que reconociendo todas sus virtudes y sin ver errores de bulto significativos no acabo de implicarme totalmente en la trama, ni con los personajes. Quizá para juzgarla mejor tendría que verla de nuevo, pero en definitiva la sensación que me dejó la película en su momento fue esa.
Eso sí, insisto, a pesar de todo se reconocen los méritos y sin figurar entre mis películas favoritas ni mucho menos la considero bastante interesante.
3 de agosto de 2014
3 de agosto de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo estar en casa de un amigo una tarde de sábado sin saber qué hacer, por lo que nos decidimos a echar un vistazo a la página de kinépolis. Mirando tráilers dimos con el de la peli que nos ocupa y le dije a mi amigo: "hombre, una peli de Blueberry, es un cómic del oeste, seguro que por lo menos es entretenida, vamos a ver esa". Me alegro de poder conservar su amistad después de aquello, porque era como para que me retirara el saludo.
Con Blueberry caben dos posibilidades: o bien es una obra maestra al alcance solo de mentes privilegiadas o bien es una basura que no merece ni el gasto de papel que supone imprimir las entradas. Personalmente me inclino por la segunda opción. Lo primero que uno se da cuenta al ver la película es que no se parece al cómic en el que supuestamente se basa ni en lo más mínimo. Ya partiendo de esa base empezamos mal. Pero lo cierto es que ese es el menor de sus problemas.
El problema de la película es básicamente que es un sinsentido. No es sólo aburrida, es algo más. Es ininteligible, carente de historia de cualquier tipo, es imposible apreciar un hilo conductor, los personajes no tienen personalidades ni comportamientos comprensibles, en definitiva, no es cine.
No creo que Blueberry se pueda definir como cine. Es simplemente una simulación visual que pretende acercarnos a la experiencia de estar puesto hasta arriba y para eso se podrían haber ahorrado toda la ambientación de western y las referencias al comic y haber dicho a las claras que se trataba de un experimento visual solo apto para un determinado tipo de personas, que gustan de realizar ciertos abusos poco saludables y que por lo que parece son los únicos que encuentran algo interesante en esta "película".
Al final uno se queda con lo positivo, y es que en esta vida las cosas se disfrutan por comparación y gracias a la existencia de cosas como Blueberry aprendemos a valorar otros productos. Y qué narices, tiene su cierta gracia el presumir de haberse tragado la peor película de la historia: "yo estuve allí y la vi".
Tras la proyección, al encenderse las luces en una sala en la que sólo estábamos mi amigo y yo y cuatro gatos más, el tío que estaba en la fila de delante se volvió con cara de extrañado y dijo: "ah, ¿pero ya ha terminado?". Creo que es un buen resumen de la sensación que te deja la película.
Con Blueberry caben dos posibilidades: o bien es una obra maestra al alcance solo de mentes privilegiadas o bien es una basura que no merece ni el gasto de papel que supone imprimir las entradas. Personalmente me inclino por la segunda opción. Lo primero que uno se da cuenta al ver la película es que no se parece al cómic en el que supuestamente se basa ni en lo más mínimo. Ya partiendo de esa base empezamos mal. Pero lo cierto es que ese es el menor de sus problemas.
El problema de la película es básicamente que es un sinsentido. No es sólo aburrida, es algo más. Es ininteligible, carente de historia de cualquier tipo, es imposible apreciar un hilo conductor, los personajes no tienen personalidades ni comportamientos comprensibles, en definitiva, no es cine.
No creo que Blueberry se pueda definir como cine. Es simplemente una simulación visual que pretende acercarnos a la experiencia de estar puesto hasta arriba y para eso se podrían haber ahorrado toda la ambientación de western y las referencias al comic y haber dicho a las claras que se trataba de un experimento visual solo apto para un determinado tipo de personas, que gustan de realizar ciertos abusos poco saludables y que por lo que parece son los únicos que encuentran algo interesante en esta "película".
Al final uno se queda con lo positivo, y es que en esta vida las cosas se disfrutan por comparación y gracias a la existencia de cosas como Blueberry aprendemos a valorar otros productos. Y qué narices, tiene su cierta gracia el presumir de haberse tragado la peor película de la historia: "yo estuve allí y la vi".
Tras la proyección, al encenderse las luces en una sala en la que sólo estábamos mi amigo y yo y cuatro gatos más, el tío que estaba en la fila de delante se volvió con cara de extrañado y dijo: "ah, ¿pero ya ha terminado?". Creo que es un buen resumen de la sensación que te deja la película.
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