MOLA: El protagonista. Todo. Desde el personaje concebido hasta el trabajo del actor, pasando por la elección del mismo para dicho papel.

La primera vez que el protagonista entra en el confesionario para escuchar a una madre pecadora.

MENOS MOLA: la facilidad con la que el protagonista y el párroco del pueblo llegan a un acuerdo. Algo forzado.

MOLA: el trabajo de casi todo el reparto.
La escena en torno al piano.
La llegada de la cámara a la protagonista en la discoteca al principio de la película.

MENOS MOLA: las mil fastidiosas millas que hay entre el trabajo técnico y del reparto respecto al guión. Inverosímil, absurdo por momentos.

MOLA: Es una historia necesaria.
Está bien "ver" lo que pasaba en algunas granjas mientras John Wayne mataba sioux.

NO MOLA: La película empieza congelada, y se deshiela en microondas. Los diez primeros minutos parece un audiolibro con imágenes.
Un poco (bastante) impostada.
Se vislumbra el potencial, pero me dio la sensación de estar viendo una obra de teatro de instituto.
La banda sonora.
El pretendido lirismo de su protagonista me resulta muy poco evocador. Sus frases, supuestos versos en un diario, parecen sacadas del manual para el poeta sin talento.

MOLA: la extraña belleza perturbadora de sus imágenes.
Algunos primeros planos.
Lo absorbente de su atmósfera.
El terror subyacente mezclado con el humor negro, muy bien representado en el papel de la abuela.

MENOS MOLA: La historia va perdiendo fuelle, los desnudos no.

MOLA: ¡Qué bien aprovechados todos los recursos en esta película!
El insecto como fuente de terror, por su extrañeza, por nuestro desconocimiento, por lo diferentes que son.
La atmósfera.
Los sacos de harina para el ganado...

MENOS MOLA: Al final todos venimos a este mundo básicamente a comer, así que cada ser vivo hace lo que puede. Incluido el perro del vecino...