Sólo he visto la segunda. No me ha hecho falta ver más. Y aún no sé cómo me dejé convencer, igual me drogaron… en fin. No lo entiendo. El cine español va mal y una de las pocas películas que triunfa es esta trilogía española a lo Austin Powers (otra que tal). Eso sí hay que reconocer que Santiago Segura es listo, se gasta cuatro duros, llama a algunos “amiguetes”, juntos hacen esta pajilla mental, una “cutre-promo” y a vender. Es muy triste pensar que una película llena de globos de silicona con chicas detrás y un personaje machista, racista, homófono y facha se haga tan famoso y que sus frases sean tan repetidas, perlas como: “¿Nos hacemos unas pajillas?” Esto me hace dudar del gusto de la gente. Una cosa buena seguro que han sacado (a parte de dinero, fama y ¿reconocimiento?), pasárselo bien (de una forma un tanto… burra). Eso sí, personalmente creo que el día que se os ocurra hacer la cuarta, tendríais que iros a Marbella, haceros unas pajillas o lo que sea y perderos durante un tiempo hasta que se os pase la tontería.