Uno de los muy contados filmes donde estuvieron nominados todos los protagonistas, gracias a la gran dirección de Kazan. Película con una calidad indiscutible y una fotografía en b/n soberbia. La película relata la rebelión de un sólo hombre contra una organización que vulnera los derechos de los estibadores portuarios. Perfectamente estructurada y con la idea de que el silencio no es la mejor arma para terminar con la corrupción social y laboral. A la vista está que las mejores interpretaciones de Brando las hizo con Kazan.

Gran reparto en el ocaso de sus carreras para un guión solvente. Aunque la película esté rodada para el lucimiento de la pareja protagonista, cuenta con un reparto secundario excelente (el director, era mejor guionista) y buena fotografía. Los papeles de Tierney y Raft sirven para rellenar el elenco y rellenar la taquilla más que nada, pero por lo menos es agradable verlos de nuevo aunque sea como simples secundarios.

Esta película consta de dos partes: primera, las vivencias de un grupo de gente, vecinos y las miserias que les rodeaban, aparte de la alambrada bien vigilada que todos ansiaban cruzarla hacia la libertad. Segunda, la excavación de un túnel por debajo de la ciudad para salir de Berlín. La trama está perfectamente planteada y narrada dónde se aprecia paso a paso la ansiedad humana de conseguir, o intentarlo al menos, la libertad; una palabra, con tanto valor, que en esa época pocos europeos conocían. La dirección de Siodmak es portentosa (como era habitual en él) y la fotografía de Slocombe perfecta, y con unas interpretaciones correctas sin más. En fin, un buen drama bélico que no deja indiferente.

No es Lubistch, ni Capra; Se llama Mitchell Leisen y realiza comedias de forma impecable. Este film no es de los mas populares de su director, pero es un regalo para la vista. La pareja protagonista, que volverían a coincidir con el mismo director, está sublime y deliciosa. Ella buscando un millonario, y él, sin un penique, persiguiéndola a ella. Una joya.

En raras ocasiones éstos géneros han coincidido en la misma película. En una partida de póker, un jugador es sorprendido haciendo trampas, por lo que termina siendo linchado por el resto de jugadores, excepto D. Martin que intenta salvarlo. Al pueblo llega un predicador (sublime como siempre Mitchum), en el mismo momento que empiezan a ser asesinado los jugadores de dicha partida. Más dosis de suspense que ingredientes de western, puesto que el argumento podría haber tenido lugar con otro tipo de género. Magistral película para un director en el ocaso de su carrera, que terminó rodando westerns excepcionales (Valor de ley, Nevada Smith, etc...). Un director que nos dejó un legado de cine difícilmente superable en más de 30 años.