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Críticas de VictorRodrigo
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Críticas 68
Críticas ordenadas por utilidad
8
23 de marzo de 2019
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Lo escribí para olvidarme de su contenido, pero no quiero hablar de ello"

Adentrarse en una sala de cine para ver la nueva película de Pedro Almodóvar, Dolor y Gloria, produce la misma sensación que entrar en un confesionario con el director manchego. En la penumbra, el espectador asiste a una de las producciones más íntimas del director manchego, que rasga su propio corazón en la pantalla a través de ficcionar sus recuerdos de infancia, juventud y los dolorosamente más recientes.

La película presenta a Salvador Mallo (Antonio Banderas), un director de cine inmerso en los dolores físicos y mentales, que tiene la oportunidad de reencontrarse con un film que estrenó 32 años atrás. Esta zambullida hacia el pasado laeintroduce en un conjunto de recuerdos de su infancia (donde aparecen Penélope Cruz y Raúl Arévalo, como sus padres), reunirse con el actor protagonista con quien se había enemistado (Asier Etxeandía) y con un amor pasional de juventud perdido (Leonardo Sbaraglia).

Almodóvar juega con su iconoclastia pero sin ingredientes de ego. El manchego confiesa sus miedos, sus dolores, sus angustias que lo han marcado en el camino de la gloria. Los personajes de la película son bocetos ficcionados de la vida y lágrimas del director, que quiere hacer cómplices a los espectadores de su recorrido.

Con una fotografía excepcional, un pantone de colores digno de las mejores películas llamativas de Almodóvar y una banda sonora excelente, Dolor y Gloria vertebra un metraje que a ratos parece demasiado atareado en querer explicarlo todo, con la prisa de quien se emociona en contarte sus vivencias pero que, obviamente, tú no has vivido y tienes que ir cogiendo el hilo.

La trama, en ciertos momentos, se enfría por la descontextualización de ciertas escenas. Almodóvar salta hacia el pasado en varios momentos, sin mucho sentido al principio, pero con la intención de ir vertebrando una pieza filmográfica que se acaba exhibiendo en todo su esplendor al final de la película. Dolor y Gloria, aplaudida con vehemencia por muchos críticos, ha recibido matices negativos por la baja empatía que pueden producir ciertos actores, como Banderas. Más allá de la realidad, el malagueño no ironiza, ni imita ni caracteriza a Almodóvar. Vertebra un personaje con sentido, sentimiento y dolor, mucho dolor.

El deseo y la sexualidad, temas recurrentes en los filmes del director, son también ingredientes vertebrados a partir de la visión del Salvador más niño, cuando los descubrimientos y los primeros deseos afloran desde la más sentida pureza. Dolor y Gloria es un monólogo en la cueva, un canto de sirena de Almodóvar a sí mismo para alejarse del sufrimiento, para desempolvar la vejez y contener una emoción muy sentida.

Los detractores del manchego, si se liberan de sus prejuicios, se encontrarán con una película sincera, pasional y emotiva. Los simpatizantes y acérrimos de Almodóvar disfrutarán de un viaje a uno de los cocidos madrileños cinematográficos más distinguidos que ha hecho nunca. Reencontrarse, estimar, mirarse a los ojos, confesar las angustias. La gloria es inaccesible si no se siente dolor. Duele, sí, pero vale la pena.
VictorRodrigo
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7
4 de diciembre de 2018
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Y si un día te despertases y toda tu vida hubiera desaparecido, la gente a la que amas no te reconoce y te dicen que tu hija no existe? Bajo esta premisa arranca "Durante la tormenta", el nuevo thriller de ciencia ficción del director barcelonés Oriol Paulo. En esta nueva película, Paulo se consolida como uno de los mejores creadores de cine de tensión de nuestro país, después de haber creado "El Cuerpo", con la que se presentó como director novel, y "Contratiempo", film con el que se consolidó.

Vera (Adriana Ugarte) comete una acción prácticamente imposible: salva la vida de un niño que debería haber muerto. Bajo este hecho, toda su existencia cambia radicalmente y ya no puede volver atrás. Esta temática -estilo efecto mariposa- no es ninguna novedad, pero si en la nueva producción de Paulo, que cautiva al espectador a través de dos horas de tensión, un guión bien elaborado -aunque ciertas carencias de ligar cabos- y una fotografía magistral.

La tormenta, paraguas de toda la película, engulle la vida de todos los participantes de esta trama donde Ugarte domina la pantalla a placer, engulle al espectador y ofrece una de sus mejores interpretaciones. Sus acompañantes son de lujo: Chino Darín, en el papel del policía que ayuda a la protagonista; Javier Gutiérrez y Nora Navas, como participantes antagonistas; Álvaro Morte, en el papel del marido de Ugarte; y otros secundarios -que no por ello tienen menos peso en la trama- como Julio Bohigas-Couto, Clara Segura, Francesc Orella y Belén Rueda.

La película es ambiciosa en todas sus facetas: una producción impecable, un paisaje que atrapa, unas actuaciones muy bien construidas y un guión que acaba teniendo taras por culpa de los grandes giros que acaba cometiendo. Paulo oscurece la pantalla a medida que Ugarte nos transporta hacia su sufrimiento, a su angustia y a su confusión.

"Durante la tormenta" tiene momentos estelares, pero tiene cortes a golpe de bisturí para cerrar una trama que se acaba comiendo a sí misma, como hemos señalado antes, por ambiciosa. Sin embargo, el producto del director catalán es sólido, convincente y cautivador. No defraudará a ningún espectador que se adentre en la tormenta.
VictorRodrigo
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Toy Story 4
Estados Unidos2019
7,0
28.271
Animación, Voz: Tom Hanks, Tim Allen, Annie Potts, Tony Hale ...
8
8 de julio de 2019
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La entrañable historia de los juguetes de Pixar ha cerrado la saga con una última película rebosante de calidez. La trilogía da un paso más y se convierte en una tetralogía sin estar descompensada por ningún lado. Las aventuras de Woody, Buzz Lightyear y sus compañeros han marcado generaciones de jóvenes adultos actuales y muchos de los adolescentes que están a punto de llegar a la mayoría de edad.

Las vidas de estos juguetes han iluminado los sueños de todos ellos y han despertado las mejores sonrisas posibles en las salas de cine y en los salones de cada casa. Toy Story 4 escenifica el momento de cerrar el cuento y abandonar los últimos recuerdos de la infancia. Te abraza, te apaga las luces y te da un beso de buenas noches.

El público consideró inoportuna una cuarta entrega tras hacerse público que llegaría tras la "conclusión" que significó Toy Story 3. Los espectadores se presentaban escépticos a las butacas de cine, ávidos de crítica para poner de manifiesto cómo era de innecesaria. Los 100 minutos de metraje son un retorno inmediato a aquellas tres películas, sin ningún tipo de sabor amargo y que poco a poco, va preparando al espectador hacia el resultado final. Es una película dirigida a aquellos que han crecido con la saga, que necesitaban una última despedida de todos los juguetes, después de haberle dicho adiós a Andy, el anterior dueño de ellas.

La trama gira alrededor de Woody, Buzz y toda la pandilla que viven con la pequeña Bonnie, la nueva propietaria de los juguetes. La niña empieza ahora la etapa de la guardería y como no puede llevar a sus amigos con ella, se crea uno nuevo: Forky, una pequeño tenedor hecho a mano. Representa los nuevos juguetes, los nuevos espectadores de Toy Story que al final de esta saga, se están uniendo a las aventuras que han vivido todos aquellos que ya son adultos.

Aparecen antiguos personajes y se dejan de lado los clásicos, que ya han tenido sus momentos de gloria durante las entregas anteriores. El film tiene pequeños momentos, ligeras subtramas, cargadas de mensajes con mucho poder: la amistad entre juguetes totalmente diferentes, la empatía a la hora de sentirse abandonado o la solidaridad para ayudar a los demás, sea cual sea las diferencias que les separan.

Toy Story 4 transmite la sensación de que no sobra ni un segundo de la película. Consigue su nivel más alto en producción, iluminación, animación y planos de cámara. Las canciones son cantadas con un nudo en la garganta y las emociones de tener que despedirse de los juguetes traspasan la pantalla. La saga Toy Story es un viaje sobre la infancia, vista desde la infancia y esta última entrega es el recorrido más maduro de toda esta odisea.

Woody representa todos aquellos jóvenes adultos y adolescentes que tienen que escoger, que se sienten perdidos cuando ya han pasado la infancia (para el cowboy es Andy, para los espectadores son los protagonistas de Toy Story). Su canción más conocida es el canto final: siempre tendrás un amigo en ellos, sea cuando sea. Adiós, Woody, adiós amigos. Gracias por el viaje.
VictorRodrigo
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7
14 de febrero de 2019
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este año los Oscar estarán marcados por la denuncia racial. Spike Lee, uno de los más icónicos directores de cine afroamericanos, vuelve a saltar a la primera línea después de casi dos décadas de producciones menores. "BlacKkKlansman" es un puñetazo en la mejilla más racista, xenófoba y trumpista de Estados Unidos en la actualidad. Esta historia, basada en unos hechos reales de los años 60, se fusiona con los enfrentamientos actuales entre nazis y antifascistas, además de las nuevas irrupciones del Ku Klux Klan en la vida americana en los últimos dos años.

Ron Stallworth (John David Washington) es el primer policía negro que ingresa al cuerpo de la pequeña localidad de Colorado Springs. Su incorporación es una novedad en una sociedad polarizada por supremacistas blancos y los Panteras Negras, asociación revolucionaria de afroamericanos. Haciéndose destacar, decide investigar una nueva organización que aparece en la localidad: el Ku Klux Klan.

Mediante el humor ácido y pintoresco de Spike Lee, la historia avanza con una clara línia argumental: Stallworth contacta por teléfono con los racistas y por los encuentros cara a cara recibe la ayuda de un compañero, Flip Zimmerman (encarnado por un gran Adam Driver) un policía judío que se acaba infiltrando en la organización neonazi. Juntos, desenmascarando todo un subterfugio de grupos que esconden el KKK real: vecinos, políticos, simpatizantes e incluso, el gran "mago" y líder, David Duke (un personaje real).

La cinta encuentra similitudes y realiza pequeñas (pero muy claras) referencias al racismo latente actual de los Estados Unidos, cargando literalmente contra el trumpismo, el presidente actual, sus simpatizantes, el nuevo neonazismo norteamericano y el America First, una de las consignas más utilizadas en la campaña presidencial de Donald Trump. No es una cinta parcial. Es un relato subjetivo, cargado de rabia y frustración por una comunidad afroamericana que encuentra demasiadas reflejos en una década considerada enterrada como la de los 60 con la actual.

La guerra racial, como concepto y casi como mensaje, es una de las claras líneas cinematográficas de la película de Spike Lee. No se esconde ni da un paso atrás. Enseña, mediante casos reales, el racismo social e institucional que rodeaba una gran parte de los ciudadanos de Estados Unidos. El desarrollo de los hechos es previsible pero el mensaje de trasfondo es lo suficientemente potente para permitir estas lagunas de guión o de cierre de tramas.

Los personajes están desarrollados con una normalidad poco destacable, ya que cumplen un papel claro de clichés: el blanco inculto racista, el líder del KKKlan que es más orador que hombre de acción, los afroamericanos rabiosos dispuestos a regresar o agentes de policía con pocas luces. El mensaje es claro: la película gira en torno al humor, la acidez y la crudeza pero apunta a la Casa Blanca de Donald Trump y le envía una morcilla. Los afroamericanos le declaran la guerra racial y cultural al nuevo supremacismo blanco que campa a sus anchas... y no les faltan razones.
VictorRodrigo
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7
11 de julio de 2019
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sencilla, tierna y vestida de una trama desacomplejada que esconde pequeños detalles, gestos y miradas que penetran más que cualquier frase de todo el guión de la película. Así es "La vida sin Sara Amat", un relato que con el título ya genera una predisposición sobre el film, pero donde el viaje de los personajes a través de sus emociones e historias acompañan al espectador con tanta delicadeza que es inevitable esbozar una sonrisa tras los 80 minutos que dura la producción. Es el primer largometraje de Laura Jou, con un reparto lleno de caras jóvenes que escenifican un gran futuro para el cine catalán -y en catalán-.

"La vida sin Sara Ama"t es un canto a los primeros pasos hacia la adolescencia. Pepe (Biel Rossell) es un joven de 13 años que veranea en el pueblo con su abuela y se enamora de Sara (María Morera), una chica decidida y con carácter que un día jugando al escondite decidirá desaparecer. Pero no del todo: escogerá a Pep como protector y le pedirá que le ayude a permanecer en su nuevo escondite, la habitación del chico. Pep dejará de ser un niño en aquella estancia, conocerá el amor, la mentira, la pérdida, el placer, la atracción y el miedo. De trasfondo, la obra de Tolstoi de Ana Karenina.

El conjunto de jóvenes actores que dan vida a los personajes principales de la película están dirigidos de forma magistral por Laura Jou, experta en coaching de actores de tan corta edad. Los papeles de Biel Rossell y Maria Morera, en especial de ella, están ejecutados con mucha naturalidad y una química que traspasa la pantalla. A pesar de la diferencia de edad con buena parte del público, consiguen emocionar con miradas perdidas y penetrantes; con gestos inocentes y decididos; con frases cortas y grandes silencios. Una revelación en la cinematografía catalana.

La nostalgia irradia buena parte de la puesta en escena, situada en los años ochenta del territorio central de Cataluña. La vida veraniega, la libertad para soltarse y explorar los nuevos caminos que brinda una nueva etapa a raíz de la infancia. Los primeros besos, los primeros sentimientos, el descubrimiento de la sexualidad o el vértigo de los primeros miedos. Todas estas temáticas se van desarrollando con los personajes de una manera sencilla y sin pretensiones. La directora sitúa de golpe al espectador en la trama pero no tiene ninguna prisa para desgastar sus personajes. Los trata con cuidado y los acompaña por vestir una muy buena película.

La película dirigida por Jou e inspirada en la novela homónima de Pep Puig es fiel a la esencia del libro, que si bien es mucho más reposado, borda a la perfección la intensidad de las emociones de los protagonistas principales. Francesca Piñón, en el papel de la abuela del protagonista, aporta a la película un punto de madurez y sabiduría desde la complicidad, el amor y la ternura de una abuela. "La vida sin Sara Amat" vuelve a poner de manifiesto cuán necesario es el cine catalán y en qué buena forma está, qué calidad tiene y qué gran futuro le espera.
VictorRodrigo
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