Haz click aquí para copiar la URL
Críticas de Luis Guillermo Cardona
Críticas 3.333
Críticas ordenadas por utilidad
9
4 de abril de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueve años tenía, Daniel “Snug” Dominy, cuando su padre decidió casarse de nuevo para aliviar la soledad que le dejó la pérdida de la que fuera su madre. Pero “Snug” nunca ha querido a la nueva mujer, y su padre, quizás por la manera despectiva como trata ella a su hijo, ha comenzado también a perderle el afecto. Judith –que así se llama la mujer- tiene también un hijo, llamado “Stretch”, mayor y rival de “Snug”, a quien éste le guarda una golpiza que recibió de él cuando recién llegaba a la familia.

En el momento en que, el padre de “Snug”, decide volver a las aventuras de mar que tanto añora, para el muchacho va a empezar una nueva historia, cuando el destino pone a su alcance un par de mulas que, con el apoyo incondicional de su curtido vecino Tony, va a domar y a convertir en recurso para salir adelante.

Extrañamente olvidada, ya que recién estrenada hubo quienes –sin verla- osaron juzgarla por su curioso título original “Scudda Hoo! Scudda Hay!”, que puede lucir ridículo, pero cuando se conoce la historia tiene un valioso significado como grito de aliento, esta es una encantadora, divertida y edificante película, que además de que se disfruta plenamente a solas, también podría asegurar una estupenda velada en familia, en grupos donde se propenda por el mejoramiento de las relaciones familiares o incluso en los colegios donde también haya espacio para la formación audiovisual.

En esta divertida y romántica historia, la amistad, el afán de superación, el respeto por los animales… y especialmente, las relaciones entre padres e hijos, tienen un fuerte peso y están plasmados con situaciones de gran altura y sin duda ejemplarizantes.

Nacido en Sao Paulo, Brasil, cuando sus padres, misioneros estadounidenses, cumplían allí una labor evangelizadora, George Agnew Chamberlain (1879-1966) fue el autor de la novela homónima en la que se inspiró el director y guionista, F. Hugh Herbert, para realizar esta cálida película de ambiente rural, que se merecía un mayor reconocimiento.

Aunque, los roles protagónicos los encabezan dos actores poco conocidos: June Haver (Rad McGill) es una muy linda rubia que, al no haber podido triunfar como la réplica de Betty Grable -pretendida por la Twentieth Century Fox-, abandonó su carrera en 1953 y decidió ¡irse de monja!, y esto, claro, la condujo al olvido. Y Lon McCallister (“Snug”), tuvo mucha acogida como actor juvenil (“Stella Dallas”, “Babes in arms”, “Gentleman Jim”…) y además fue el protagonista de las únicas tres películas que se hicieron con base en novelas de Chamberlain: “Home in Indiana” (1944), “The red house” (1947) y la que ahora nos ocupa, “Scudda hoo!, Scudda hay!”, conformando una suerte de trilogía con distintos directores. Pero, su baja estatura, llevaría a que perdiera espacio al momento de convertirse en adulto.

Con ellos, el prolífico e inolvidable Walter Brennan (primer actor en haber recibido tres premios Oscar), hace del generoso y comprometido instructor, Tony Maule, y puedo asegurar que, después de oírle en esta película, usted jamás va a volver a calificar de “mula” a nadie que considere ignorante. Anne Revere, también galardonada con el Oscar por “National Velvet”, es la dura y sobreprotectora Judith, cuyo hijo pretenderá echar por el piso las aspiraciones de su “hermano”.

Y entre otras notables actuaciones, como no mencionar a esa adorable, pícara y oportuna cotilla de 9 años, que representa con absoluto encanto, Natalie Wood, con mucho, una de las mejores actrices infantiles de la primera mitad del siglo XX. Ah! y en la escena de la salida de la iglesia, la chica que saluda a Rad McGill y a quien ésta responde: ¡Hola, Debbie!, es nada menos que, Marilyn Monroe, en su segunda salida como extra.

“TORMENTAS DE ODIO” me ha dejado muy, pero muy satisfecho.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
3 de abril de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, es cierto, vivimos en una sociedad en la que abunda la hipocresía, la deslealtad, el disimulo… Y tenemos relaciones de pareja entre las que se posa de comportamientos intachables cuando, en el fondo, se está deseando hacer (o ya se hace) lo que a otros se prohíbe. Se alaba y se exige la fidelidad, y los que más de esto reclaman son los que tienen más rabo de paja. Se habla de amor y lo que se siente, en la mayoría de los casos, no es otra cosa que deseo.

Carol y Bob Sanders se han dado cuenta de que, también en su relación de pareja, suceden cosas como éstas y entonces se han inscrito en un curso intensivo de entendimiento del amor y la libertad sexual… y han salido ¡tan bien instruidos! que pronto ya no habrá secretos entre ellos y mucho menos pretensión alguna de seguir con el cuento de la fidelidad. Lo que veremos a continuación, dio mucho de qué hablar en su momento -años 60’s- y obedecía a la libertad sexual que, con el mayo del ’68, la abolición de la muy rancia censura cinematográfica y la expansión del compartir que circuló por casi todo el orbe, nos puso a fantasear… y a hacer realidad algunas de estas fantasías.

Pero han avanzado a tal punto las libertades sexuales, que ahora “BOB & CAROL & TED & ALICE” luce tan casto como un rosario con la madre Sofronia. Aquí apenas se sugiere, se pretende pero no se llega, se insinúa pero no se muestra… y al filme hay que ubicarlo ahora en su momento histórico para poder entender las sugerentes intenciones a las que apuntaba el, desde entonces, director Paul Mazursky.

No obstante, ubicados en su punto, el cuento de las dos parejas de amigos: La una en busca de experiencia y libertad, y la otra asfixiada por las convenciones sociales, pero a la “espera” de que alguien les dé un empujoncito para tomar vuelo, resulta bastante entretenido, sobre todo porque, entre los protagonistas, Natalie Wood se faja una desenvoltura que sorprenderá a muchos y Elliot Gould es el típico maridito que, con sus salidas desentonadas, nos hará sonreír inevitablemente.

Robert Culp como Bob y Dyan Cannon como Alice, son las parejas que saldrán sorprendidas con la apertura que, súbitamente, descubren en sus consortes… al tiempo que también la descubren en ellos mismos. Habrá, pues, sorpresas, amagues de creciente, salidas del cauce… pero ¿la sociedad convencional seguirá su curso o los cuatro amigos serán capaces de matricularse en la difícil experiencia de la sexualidad grupal?

Tras esta opera prima, el director y guionista Paul Mazursky, seguiría hurgando en la sexualidad humana y otros filmes se avendrían para seguirnos diciendo, como Emanuelle Arsan, que “el erotismo no es un culto sino la victoria de la razón sobre el mito, no es un producto decadente, sino, por el contrario, síntoma de progreso… un instrumento de salubridad mental y social”.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
24 de marzo de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Manejada en términos que recuerdan a, “Vivir”, el filme de Akira Kurosawa, en el que un burócrata, enfermo “terminal”, no aprenderá nunca realmente lo que es Vivir, pues, sólo se dedicará a jugar, beber y prostituir; también en la línea de, “Mi vida sin mí” de Isabel Coixet (pueril imitación del filme de Kurosawa) donde la mujer de turno, entre lo que considera vivir, asume el serle desleal al marido que la ama; e igualmente, en el mismo sendero de, “Salmo 51”, un conmovedor episodio del melodramático, pero muy edificante seriado, “El Toque de un Ángel”, nos llega ahora ésta película de Rob Reiner, <<AHORA O NUNCA>>, que, con dos personajes bien dispares y también enfermos de cáncer, por fin ejemplariza algunas de las cosas realmente valiosas que pueden hacerse antes de morir.

Edward Cole -representado por, Jack Nicholson, con memorable histrionismo-, es un empresario de éxito que, entre otras cosas, dirige varios hospitales con una norma inflexible: “¡Dos camas en cada habitación!”... pero cuando él cae enfermo, como es de esperarse, querrá saltarse la norma, pero sus empleados, fieles a sus dictados, lo convencerán de quedarse en habitación compartida.

La casi forzada aplicación de su propia regla, será la primera jugada del destino, para reunir a Cole -vividor, arrogante, escéptico y capitalista- con Carter Chambers –Morgan Freeman, en un nuevo rol moralmente correcto-, un hombre de modesta posición, con tres hijos profesionales y una esposa que lo adora... y como es de esperarse en la cadena Cole, la hotelería del hospital es magnífica, pero como es habitual en el mundo entero, cada paciente cuenta según lo que pese en oro.

Interesado en el gran bagaje cultural de Chambers, al que se suma una gran simpatía y una fuerte tolerancia con sus desabroches, hace que Cole no tarde en granjearle un sincero aprecio… y no tardan ambos, en decidir emprender una última “locura”, con el objeto de realizar la mutua lista de deseos que ahora tienen escrita.

Sobresaliente guion de Justin Zackham, dotado con marcada brillantez en sus aspectos divertidos y más aún en su emprendimiento humano y espiritual, el cual recibe muy buen tratamiento por parte del director Reiner, quien nos brinda una complacida exaltación de la tierra en que vivimos, al tiempo que nos proporciona grandes motivos para terminar la vida sin miseria ni derrotas.

Sin duda, el filme está planteado como un cuasi-cuento de hadas, pero, para todos es posible una aventura –de seguro más sencilla-, pero con iguales, o mayores, posibilidades de autoencuentro.

A abrir los ojos y el corazón nos convida esta digna historia, y creo firmemente, que es la clase de cosas que deberían verse en los hospitales, en vez de cobrar por permitir acceder a esos penosos canales donde sólo bombardean con violencia, dramas lacrimógenos… o noticias vergonzosas que tienden a empeorar y nunca a favorecer a los enfermos.

Título para Latinoamérica: ANTES DE PARTIR
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
24 de febrero de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La tierra giró para acercarnos / giró sobre sí misma y en nosotros / hasta juntarnos por fin en este sueño”. Escribía Eugenio Montijo, en poema que cita Paul Rivers a Christina Peck en la película, queriendo quizás significar que es el universo el que juega sus cartas para hacer que ciertas cosas se den con la esperanza de ajustarlas. Lo cierto es que no estamos solos, lo que nos mueve en el mundo no es el azar sino la causalidad y la energía del universo se desplaza hacía cada uno de nosotros según sea la calidad de energía que emitamos.

Con su segunda película, “21 GRAMOS” -término que alude al peso que se afirma perdemos al momento de morir por la fuga del espíritu- el director Alejandro González Inárritu, prosigue la que se constituiría en la trilogía que podríamos llamar 'Vidas cruzadas', que iniciara con “Amores perros” y concluiría con “Babel”. De nuevo, el propósito es contar varias historias, las cuales se irán entrecruzando por algunas circunstancias, al tiempo que se nos da cuenta de ese actuar humano lleno de contradicciones y con el que solemos complicarnos la vida. Y por supuesto, vamos a presenciar cómo se mueven los hilos del universo para que se encuentren los que deben encontrarse y para que se junten los que necesitan hacerlo.

Quizás, lo más enriquecedor de todo el bloque narrativo, es la manera como, en lo que se da por supuesto de repente se revela otra forma de apreciarlo y como la maldad puede estar más en los que juzgan que en los que cometen la falta. Se me vino a la memoria la imprescindible “Rashomon” de Akira Kurosawa, donde, al ser expuestos los diferentes puntos de vista de los personajes con relación a un crimen cometido, vemos las cosas de manera muy distinta a cuando solo juzgamos por una sola versión.

¡Qué lástima que, de estas trascendentales vivencias, no se hable en los colegios, en las aulas de humanidades ni en las facultades de derecho! pues son éstas la suerte de historias que nos permitirán comprender la vida, dejar a un lado los afanes de juzgar y las que harán posible que podamos convivir de manera razonable.

Con un nuevo guión de Guillermo Arriaga, González Iñárritu consigue ofrecernos un nuevo grupo de personajes de gran fuerza emocional, involucrados en situaciones complejas donde la muerte espera a la vuelta de la esquina, el amor pugna por abrirse paso contra todas las barreras y el destino hace de las suyas para darle significado a todo lo que se presenta en nuestras existencias.

En el primer caso, hay un hombre con problemas cardíacos que morirá si no encuentra un corazón a tiempo. Después, un hombre que busca redimirse de un pasado bastante turbio, encontrará otro difícil tropiezo. Y, finalmente, una atractiva mujer que ha perdido a su familia, se entregará a la droga y al enterarse de que “la justicia” no hace “justicia”, alimentará los más terribles deseos de venganza. Cuando sus vidas se crucen por fin en el camino… una magnífica lección moral quedará perfectamente edificada.

El personal interpretativo es de primera línea: Sean Penn, Naomi Watts, Benicio del Toro y Charlotte Gainsbourg, y el resultado final consolida una de las carreras más promisorias del Hollywood actual y uno de los nombres más apreciados del cine Latinoamericano: Alejandro González Iñárritu.

“La tierra giró musicalmente / llevándonos a bordo / no cesó de girar un solo instante / como si tanto amor, tanto milagro / solo fuera un adagio hace mucho ya escrito…”
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
22 de febrero de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo saber si has elegido el camino que conduce al goce y a la felicidad duradera o aquel otro que acaso te lleve a un poco de placer… pero luego te pondrá en manos del dolor y la tragedia? Para saber esto, sólo tienes que dar una franca respuesta a las siguientes preguntas: ¿Te sientes honesto en lo que haces? ¿Tus propósitos no dañan a nadie y sólo favorecen a quienes te rodean? ¿Te sientes en paz? Si la respuesta es sí a las tres preguntas, sigue adelante que la felicidad está en camino; pero sí la respuesta es No… ya sabes lo que deberías hacer.

Alejandro González Iñárritu es un director mexicano que ha conocido mundo. A los 17 años y tras haber sido expulsado del colegio, laboraba ya en un barco carguero, pues, el mundo en el que se desenvolvía le resultaba demasiado estrecho comparado con lo que se podía ver en el horizonte. En el Toluca conoció a España y a Italia, sintió el vacío de las tripas y el sueño mirando a las estrellas. Después viajó a Marruecos donde tampoco conoció la gloria, pero supo mucho más acerca de la gente… y a su regreso a Ciudad de México -donde nació-, decidió estudiar Comunicación social, trabajando luego en una emisora donde hablaba de rock y entrevistaba a conocidas figuras. Como compositor, González Iñarritu llegó a hacer la banda sonora para seis películas… y ya estaba listo para, con un amigo, crear una productora y comenzar a hacer sus propias películas. Vinieron dos cortos: “Detrás del dinero” y “El timbre”, hasta que, llegado el año 2000 y con un magnífico guión de su amigo Guillermo Arriaga, pudo hacer su opera prima “AMORES PERROS”, tres historias que servirán para recrear la manera como los seres humanos nos interrelacionamos a veces sin darnos cuenta. Un perfecto entramado narrativo, unos dramas humanos que no dejan indiferente a nadie y la estrecha relación del hombre con los animales hasta el punto de que éstos pueden determinar su vida.

Amplio conocedor de la sociedad donde también ha vivido buena parte de sus años, González Iñárritu (en México, los artistas suelen llevar sus dos apellidos porque los nombres suelen ser bastante comunes), centra su historia en tres hombres obsesionados cada uno con una mujer. Octavio -de extracción popular- con la esposa de su hermano. Daniel -de clase alta- con una acreditada modelo española por la que ha dejado a su esposa y a sus dos hijas. Y Martín (El chivo) –de clase media-, un exguerrillero convertido en reciclador y en asesino a sueldo luego de salir de la prisión, con infinitas ansias de redimirse con la hija a la que abandonó desde que tenía dos años.

La historia es dura, cruel, impactante, y sobre todo muy aleccionadora porque, el director, decide poner las cosas en su lugar según juegan las implacables leyes del universo… y mucho dolor entonces se avendrá en el camino. La edición es muy cuidada y lucen magníficos esos momentos donde los personajes de una historia se cruzan en el camino de la otra, para ilustrar como se planea el rompecabezas de la vida de manera que, al final, todos resultamos interconectados.

Impactante la relación de los dos hermanos desadaptados con la joven Susana y con los perros de pelea, aunque aquí se encuentra el que es, quizás, el mayor fallo de la película por la deficiente vocalización de los muchachos. El segmento de Daniel y Valeria es especialmente gótico y de una crueldad que, más que verse, se adivina a través de perfectas sutilezas. Y la relación de El chivo con el entorno, con su hija y con sus clientes, lo convierten en una suerte de ángel vengador cuyo mayor anhelo es la redención.

Con “AMORES PERROS”, Alejandro González Iñárritu nos ha dado un filme sobrecogedor que, además, recrea a una sociedad que debería atender el mundo con absoluta urgencia.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Más sobre Luis Guillermo Cardona
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow