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6,1
12.347
9
22 de abril de 2020
22 de abril de 2020
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin un contrato, y con solo darle play, aceptas entrar a un juego cinematográfico lleno de artilugios, ingenio y talento que cumple con las dos premisas esenciales de este arte: entretener y sugerir. Detrás de la obra se nota la mano de un director con lucidez para narrar, conjugando forma fondo de la mejor manera, dada la riqueza de recursos y osadía en la historia, y que lo que más sorprende es que apenas debuta en el mundo de los largometrajes.
Una obra provocadora que se apoya con fuerza en la figura de narrador para darle vida y color a un laberinto vistoso, agradable, juguetón y cómico. Para ello, el guion y el montaje se plantean un divertido riesgo de transitar entre historias y personajes, ir de aquí para allá con soltura, y mantener siempre expectante al público. Hay muchos méritos en el frenetismo visual, la demencial caracterización de personajes, en la impecable ejecución fotográfica, en la sólida propuesta anamórfica de la imagen, en el humor negro y salvaje, y en la revolución temporal del relato.
El espectador necesita más que disposición para aceptar el reto disruptivo, necesita apertura mental para soportar la excentricidad del film, para disfrutar el entramado, por momentos ilógico, de esta obra indefinible. Y habrá algo que no se pone en duda, y es en la capacidad que tiene la película para romper la indiferencia. Será recordada, sea cual sea el calificativo, por incomodar y sorprender.
Una obra provocadora que se apoya con fuerza en la figura de narrador para darle vida y color a un laberinto vistoso, agradable, juguetón y cómico. Para ello, el guion y el montaje se plantean un divertido riesgo de transitar entre historias y personajes, ir de aquí para allá con soltura, y mantener siempre expectante al público. Hay muchos méritos en el frenetismo visual, la demencial caracterización de personajes, en la impecable ejecución fotográfica, en la sólida propuesta anamórfica de la imagen, en el humor negro y salvaje, y en la revolución temporal del relato.
El espectador necesita más que disposición para aceptar el reto disruptivo, necesita apertura mental para soportar la excentricidad del film, para disfrutar el entramado, por momentos ilógico, de esta obra indefinible. Y habrá algo que no se pone en duda, y es en la capacidad que tiene la película para romper la indiferencia. Será recordada, sea cual sea el calificativo, por incomodar y sorprender.
6
22 de abril de 2020
22 de abril de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El que conoce el cine de Sebastián Borensztein sabrá a qué atenerse si vió por ejemplo "Un cuento chino", que guarda unas semejanzas estilísticas, y que conserva una narrativa donde el folclor y la argentinidad se unen en una comedia con tintes de tragedia. Esta cinta ocurre bajo un contexto particular en una de las tantas crisis del país gaucho, esta vez la del 2001.
La tendencia de este director es retratar el costumbrismo de una patria diversa afectada al igual que muchos países latinoamericanos por la corrupción, y que a modo de fábula plantea diversión y reflexión, esta vez con un reparto envidiable. Quizás, uno de los elencos más completos y experimentados, reunidos en una película de este país del sur, dirigida a la familia, para pasar la tarde. Habrán dudas en cuanto a la veracidad y la finura de su guion, aunque la empatía y las sonrisas acompañen el relato hasta el final.
La tendencia de este director es retratar el costumbrismo de una patria diversa afectada al igual que muchos países latinoamericanos por la corrupción, y que a modo de fábula plantea diversión y reflexión, esta vez con un reparto envidiable. Quizás, uno de los elencos más completos y experimentados, reunidos en una película de este país del sur, dirigida a la familia, para pasar la tarde. Habrán dudas en cuanto a la veracidad y la finura de su guion, aunque la empatía y las sonrisas acompañen el relato hasta el final.
18 de junio de 2020
18 de junio de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A modo de homenaje y de cierto modo como documento autobiográfico, se desarrolla esta ópera prima argentina que se soporta en recuerdos que quedaron grabados en cinta, y que rememoran fragmentos de infancia para recrear la historia de una familia que enfrenta una situación fortuita, que desequilibra aún más la poca estabilidad familiar y afecta los intereses de sus miembros.
La película decide volcar la mirada a la relación de los pequeños con su padre; un personaje particular, anclado en la entusiasmo de la juventud y con una vida desordenada y libertina, que representa esa juventud tardía y el espíritu libre de tantos que están más cerca del arte, y de la música. La cercanía de la mirada permite al espectador observar un amor especial y distinto por sus hijos. Esta relación se construye de manera eficaz con una estupenda naturalidad que le otorgan a la película una aire de agrado y diversión.
La estupenda actuación de la hija mayor y su encanto brindan el soporte necesario para mantener no solo la atención sino la empatía tanto por la historia como por sus personajes. Y en esa misma línea aparece la música como catalizador, como enganche, como narrador. En ese juego ingenioso entre material de archivo, música e historia, se va tejiendo una bonita memoria y un gran homenaje a ese papá diferente, criticado quizás, y curiosamente simpático.
La película decide volcar la mirada a la relación de los pequeños con su padre; un personaje particular, anclado en la entusiasmo de la juventud y con una vida desordenada y libertina, que representa esa juventud tardía y el espíritu libre de tantos que están más cerca del arte, y de la música. La cercanía de la mirada permite al espectador observar un amor especial y distinto por sus hijos. Esta relación se construye de manera eficaz con una estupenda naturalidad que le otorgan a la película una aire de agrado y diversión.
La estupenda actuación de la hija mayor y su encanto brindan el soporte necesario para mantener no solo la atención sino la empatía tanto por la historia como por sus personajes. Y en esa misma línea aparece la música como catalizador, como enganche, como narrador. En ese juego ingenioso entre material de archivo, música e historia, se va tejiendo una bonita memoria y un gran homenaje a ese papá diferente, criticado quizás, y curiosamente simpático.
7
12 de junio de 2020
12 de junio de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vida ajena en una escenario blanco y frío y un espacio amplio a la contemplación proporcionan una experiencia sensorial fascinante, gracias a su vez por la exquisita fotografía que elige la película. El búlgaro Lazarov supo entender las bondades del lenguaje cinematográfico para construir un relato donde unas imágenes potentes, unos largos silencios, el sonido del lugar y unas cuantas palabras bastan para abordar con fuerza una realidad particular, y en este caso, distante.
Más allá del complejo estilo de vida elegido o heredado por sus protagonista, está la nostalgia del cambio, inevitable o evitable, de la tierra, de los paisajes, de los territorios. Esa nostalgia brindada a través de las conversaciones, en medio del silencio, enriquecen el drama de un film que se apoya en las dificultades que afrontan este par de viejos para sobrevivir en su mundo simple, puro y alejado del modernismo.
La sensibilidad de los habitantes de este frío norte es inquietante. La percepción de los cambios a través del oído, de la vista, del tacto; evocan tantas capacidades perdidas u olvidadas por un hombre que ahora se aleja cada vez más de la conexión natural. El film en su sencillez resulta complejo, especialmente cuando la relación con sus hijos sale a flote. Ellos que quisieron romper la tradición y el estilo de vida heredado, parecieran corroborar lo ineludible del cambio, del progreso entre comillas, del deterioro de los territorios. Y esa añoranza por mantener sus costumbres pareciera debilitarlos más, como si de una hueco profundo se abriera con el pasar del tiempo, sin retorno, sin salida.
Más allá del complejo estilo de vida elegido o heredado por sus protagonista, está la nostalgia del cambio, inevitable o evitable, de la tierra, de los paisajes, de los territorios. Esa nostalgia brindada a través de las conversaciones, en medio del silencio, enriquecen el drama de un film que se apoya en las dificultades que afrontan este par de viejos para sobrevivir en su mundo simple, puro y alejado del modernismo.
La sensibilidad de los habitantes de este frío norte es inquietante. La percepción de los cambios a través del oído, de la vista, del tacto; evocan tantas capacidades perdidas u olvidadas por un hombre que ahora se aleja cada vez más de la conexión natural. El film en su sencillez resulta complejo, especialmente cuando la relación con sus hijos sale a flote. Ellos que quisieron romper la tradición y el estilo de vida heredado, parecieran corroborar lo ineludible del cambio, del progreso entre comillas, del deterioro de los territorios. Y esa añoranza por mantener sus costumbres pareciera debilitarlos más, como si de una hueco profundo se abriera con el pasar del tiempo, sin retorno, sin salida.

6,8
11.352
8
22 de abril de 2020
22 de abril de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un contexto: Los incendios forestales. Una región: Galicia. Con estos dos elementos se construye un poema cinematográfico, donde escasean las palabras, y cuando por asomo resultan, llegan para colmar de certezas y sabiduría las sospechas de una trama calma que vibra al ritmo del campo. Culpables somos todos; por el afán productivo y de lucro, acabando con lo nativo, con las herencias de una naturaleza sabia, y destruyendo la tradición y sapiencia de los que la habitan.
"O Que Arde" es la exaltación de los paisajes gallegos, el encanto de sus climas, las miradas profundas de habitantes de pocas palabras y basta prudencia, es encanto visual y sonoro, y es conexión espiritual con lo natural. Culpables somos todos; de querer controlar, de juzgar, de burlar, al otro, y a la naturaleza. Ellos, los que habitan el campo, los de siempre, con cada acto demuestran respeto y tolerancia, y se conmueven por la llegada de foráneos, a irrumpir la tranquilidad y el equilibrio. Al final, quedarán en la memoria imágenes poéticas que dicen más que mil palabras. Y frases breves, que dicen más que extensos guiones.
"O Que Arde" es la exaltación de los paisajes gallegos, el encanto de sus climas, las miradas profundas de habitantes de pocas palabras y basta prudencia, es encanto visual y sonoro, y es conexión espiritual con lo natural. Culpables somos todos; de querer controlar, de juzgar, de burlar, al otro, y a la naturaleza. Ellos, los que habitan el campo, los de siempre, con cada acto demuestran respeto y tolerancia, y se conmueven por la llegada de foráneos, a irrumpir la tranquilidad y el equilibrio. Al final, quedarán en la memoria imágenes poéticas que dicen más que mil palabras. Y frases breves, que dicen más que extensos guiones.
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