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Críticas ordenadas por utilidad
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5,7
18.779
6
25 de noviembre de 2023
25 de noviembre de 2023
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay pocos hombres cuyas vidas contengan tanta grandiosidad, tanta historia, tanto mito como Napoleón. Scott decide, y me parece lógico, buscar otra óptica para dar una visión humana del gran general, como la única manera de intentar abarcar la larguísima carrera de Napoleón y no morir en el intento, y elige a Josefina.
El problema llega a partir de ahí. El primero de ellos está en la edad de los protagonistas, él tenía 26, ella 32 cuando se conocieron, el primer Napoleón es un jovencísimo general y muchas de sus acciones y parte del enorme influjo de Josefina sobre él, tienen que ver con el tema de la edad. Pero Phoenix no solo tiene casi 50 años, sino que está muy cascado físicamente, su primer Napoleón en vez de mostrar esa juventud, ese arrojo, esa inexperiencia en muchos aspectos, parece un tipo raro, muy "creepy", enamorado de lo que parece una veinteañera, lo que impide llegar a comprender la enorme influencia de Josefina sobre él, la exacta dimensión de su relación.
Me produce el mismo problema el personaje. Scott elige el punto de vista íntimo para dotar al personaje de mayor humanidad, de complejidad, y falla, no lo logra. Más allá de mostrarlo bruto, sin modales, infantiloide en ciertos momentos, y obsesionado con ella, veo poco más, no hay una evolución en él desde sus inicios hasta el final, no encuentro profundidad, tampoco una humanidad que me haga entender mejor al gran general que conquistó Europa. Un gran general que se dice, pero en ningún momento se muestra, no hay estrategia militar, no hay nada, lo ponen cargando en primera línea, sin ningún sentido. Tampoco se muestra en ningún momento el Napoleón que cambió Francia con sus reformas, que expandió y trasformó toda Europa, que va fue mucho más allá que la guerra.
Pero el gran problema, el que resalta sobre los otros, es de los recortes. La versión del director tiene más de cuatro horas, esta dura dos y media, la tijera es la gran protagonista del film, los saltos, las ausencias, las inconsecuencias. En ciertos momentos parece que el director tiene una lista de eventos a los que hacer check (entre los que no se encuentra la guerra de España, hecho indefendible por su enorme relevancia e importancia en el resultado final de Napoleón en las campañas del este). Acompañado por las enormes inconsistencias históricas, la arrogancia del director con respecto a la historia y a los historiadores, momentos de vergüenza como el de Egipto, que me parecen ya una línea roja.
Scott ha querido apuntar demasiado alto, Napoleón es mucho más que palabras mayores, no solo por la envergadura, por la relevancia histórica, por la gran cantidad de facetas, sino principalmente por la dificultad de mostrar el hombre tras el mito. Y no triunfa en ninguno de esos aspectos. La película tiene sus muy diversos aciertos, tanto en fotografía (pese a los insufribles filtros grises, y el amarillo en Egipto), la música, la interpretación de Kirby, que es de lo más destacado del film, la ambientación, visualmente y pese a todo, es un placer. Pero no llega a más que eso, se queda muy floja, muy a mitad, la película de Scott produce principalmente una sensación de pérdida, de vacío, de pena por la película de Napoleón que Kubrick nunca llegó a realizar (para la que se preparó e informó hasta la extenuación), por la pérdida de una película que podría haber sido arte en sus cotas más elevadas, la de Scott no es eso, un buen blockbuster, sin lugar a dudas, pero debería haber sido más.
El problema llega a partir de ahí. El primero de ellos está en la edad de los protagonistas, él tenía 26, ella 32 cuando se conocieron, el primer Napoleón es un jovencísimo general y muchas de sus acciones y parte del enorme influjo de Josefina sobre él, tienen que ver con el tema de la edad. Pero Phoenix no solo tiene casi 50 años, sino que está muy cascado físicamente, su primer Napoleón en vez de mostrar esa juventud, ese arrojo, esa inexperiencia en muchos aspectos, parece un tipo raro, muy "creepy", enamorado de lo que parece una veinteañera, lo que impide llegar a comprender la enorme influencia de Josefina sobre él, la exacta dimensión de su relación.
Me produce el mismo problema el personaje. Scott elige el punto de vista íntimo para dotar al personaje de mayor humanidad, de complejidad, y falla, no lo logra. Más allá de mostrarlo bruto, sin modales, infantiloide en ciertos momentos, y obsesionado con ella, veo poco más, no hay una evolución en él desde sus inicios hasta el final, no encuentro profundidad, tampoco una humanidad que me haga entender mejor al gran general que conquistó Europa. Un gran general que se dice, pero en ningún momento se muestra, no hay estrategia militar, no hay nada, lo ponen cargando en primera línea, sin ningún sentido. Tampoco se muestra en ningún momento el Napoleón que cambió Francia con sus reformas, que expandió y trasformó toda Europa, que va fue mucho más allá que la guerra.
Pero el gran problema, el que resalta sobre los otros, es de los recortes. La versión del director tiene más de cuatro horas, esta dura dos y media, la tijera es la gran protagonista del film, los saltos, las ausencias, las inconsecuencias. En ciertos momentos parece que el director tiene una lista de eventos a los que hacer check (entre los que no se encuentra la guerra de España, hecho indefendible por su enorme relevancia e importancia en el resultado final de Napoleón en las campañas del este). Acompañado por las enormes inconsistencias históricas, la arrogancia del director con respecto a la historia y a los historiadores, momentos de vergüenza como el de Egipto, que me parecen ya una línea roja.
Scott ha querido apuntar demasiado alto, Napoleón es mucho más que palabras mayores, no solo por la envergadura, por la relevancia histórica, por la gran cantidad de facetas, sino principalmente por la dificultad de mostrar el hombre tras el mito. Y no triunfa en ninguno de esos aspectos. La película tiene sus muy diversos aciertos, tanto en fotografía (pese a los insufribles filtros grises, y el amarillo en Egipto), la música, la interpretación de Kirby, que es de lo más destacado del film, la ambientación, visualmente y pese a todo, es un placer. Pero no llega a más que eso, se queda muy floja, muy a mitad, la película de Scott produce principalmente una sensación de pérdida, de vacío, de pena por la película de Napoleón que Kubrick nunca llegó a realizar (para la que se preparó e informó hasta la extenuación), por la pérdida de una película que podría haber sido arte en sus cotas más elevadas, la de Scott no es eso, un buen blockbuster, sin lugar a dudas, pero debería haber sido más.
Miniserie

6,9
9.634
6
4 de noviembre de 2018
4 de noviembre de 2018
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los ingleses siempre han sabido hacer buenas series, no es esta la mejor, ni tan siquiera entre las del mundo policiaco que saben crear y hilvanar sin caer en las simplerias en las que entran las que llegan de los anglófonos del otro lado del charco.
Bodyguard probablemente no tenga esa profundidad que se encuentra en The Fall, pero se beneficia de una trama con muchos giros, sin posibilidad de previsión, muy actual, por ello en cierta manera muy plausible, y en otra mucho menos creible por el desarrollo no tanto de los acontecimientos, sino de la investigación, al confrontarlo con la realidad diaria de muchos de nuestros paises en estos temas, asi no funcionan las cosas. Pero por encima de eso, la serie entretiene, engancha y funciona en todo momento.
Bodyguard probablemente no tenga esa profundidad que se encuentra en The Fall, pero se beneficia de una trama con muchos giros, sin posibilidad de previsión, muy actual, por ello en cierta manera muy plausible, y en otra mucho menos creible por el desarrollo no tanto de los acontecimientos, sino de la investigación, al confrontarlo con la realidad diaria de muchos de nuestros paises en estos temas, asi no funcionan las cosas. Pero por encima de eso, la serie entretiene, engancha y funciona en todo momento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Bodyguard juega con los giros, vive de ellos y de su última resolución, al final la sentencia absoluta del espectador dependerá de como solucione esos giros. Y ahi acierta totalmente en la muestra de nuestros prejucios, de lo que queremos ver y vemos a traves de nuestro orientalismo, con nuestra limitada perspectiva en el caso del islam, como tan bien ejemplifica Nadia y nos deja tan en evidencia, no por no identificar al culpable o al inocente, sino por no saber salir de nuestras superficiales y erroneas concepciones.
En cambio deja sensación de artificialidad, casi de tonteria ese final demasiado feliz. Dependiendo tanto como depende su estructura del desenlace, pierde con ese -y comieron perdices-, la sensación de final para el recuerdo y por tanto de serie para el recuerdo.
En cambio deja sensación de artificialidad, casi de tonteria ese final demasiado feliz. Dependiendo tanto como depende su estructura del desenlace, pierde con ese -y comieron perdices-, la sensación de final para el recuerdo y por tanto de serie para el recuerdo.
10
9 de julio de 2023
9 de julio de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existen pocas obras más monumentales que la que esta película tiene que hacer el esfuerzo de adaptar, la obra literaria de Margaret Mitchell es un retrato magnífico y personal de un mundo que desapareció, de unos perdedores que vieron su civilización caer para jamás volver, que tuvieron que sufrir la derrota, el hundimiento de ellos mismos. La película es una adaptación magnífica de la historia a partir de sus personajes, la fotografía y ese maravilloso y nuevo uso del color, con el tecnicolor, junto a la música, realzan la historia hasta la leyenda. El casting de Vivien Leigh me parece de los mayores aciertos que ha tenido jamás la historia del cine, que perfección, que dificultad, lo mismo que el de Clark Gable, que con muchas menos escenas que en el libro, consigue dar vida, ser ese Rhett absolutamente único, que desprecias y en ciertos sentidos admiras, que vas descubriendo e intuyendo. No están a la altura, Leslie como Ashley, sin ninguna fuerza, nada atrayente, cuando en la novela sí resulta un buen personaje, pero principalmente es Melanie la que no acaba de destacar, Mitchell hizo a una mujer dulce, bueno, noble, pero tremendamente fuerte, poderosa, valiente, extraordinaria, que comparte unas escenas y una relación con Scarlett deliciosa, que aquí se reducen y pierden la potencia.
No es una adaptación perfecta de la novela, tampoco se hasta que punto una película podría ser capaz de hacerlo. El profundo sentido psicológico, el gran retrato sobre el sur, tanto sobre aquel que desapareció, como lo que supuso la guerra y la derrota la reconstrucción para sus ciudadanos, la enorme complejidad de sus personajes, la gran cantidad de acontecimientos que pasan a lo largo de la novela, que no dejan de pasar y casi todos ellos me resultan fundamentales, hacen que dude de la posibilidad de que una película, del metraje que sea, fuera capaz de hacer un retrato de su complejidad. Pero sí comparte las características más importantes con el libro: es una magnífica historia, con unos Scarlett y Rhett soberbios, y es absolutamente mítica, por encima de cualquier crítica, de detalles que serían matizables, que retocaría, de cambios que realiza y en los que no acierta, por encima de todo, de cualquier cosa, la película consigue ser tan icónica como el libro. No es perfecta en relación con la novela, algunos dirán que convierte la historia en un melodrama que en ningún momento es, quizá tampoco resulte perfecta como film, pero no puede ser otra cosa que un diez, no podría ser menos; por Scarlett, por Tara, con esos atardeceres, y por ciertas de sus escenas, de sus frases, que quedarán siempre en la memoria, la propia y en la historia.
No es una adaptación perfecta de la novela, tampoco se hasta que punto una película podría ser capaz de hacerlo. El profundo sentido psicológico, el gran retrato sobre el sur, tanto sobre aquel que desapareció, como lo que supuso la guerra y la derrota la reconstrucción para sus ciudadanos, la enorme complejidad de sus personajes, la gran cantidad de acontecimientos que pasan a lo largo de la novela, que no dejan de pasar y casi todos ellos me resultan fundamentales, hacen que dude de la posibilidad de que una película, del metraje que sea, fuera capaz de hacer un retrato de su complejidad. Pero sí comparte las características más importantes con el libro: es una magnífica historia, con unos Scarlett y Rhett soberbios, y es absolutamente mítica, por encima de cualquier crítica, de detalles que serían matizables, que retocaría, de cambios que realiza y en los que no acierta, por encima de todo, de cualquier cosa, la película consigue ser tan icónica como el libro. No es perfecta en relación con la novela, algunos dirán que convierte la historia en un melodrama que en ningún momento es, quizá tampoco resulte perfecta como film, pero no puede ser otra cosa que un diez, no podría ser menos; por Scarlett, por Tara, con esos atardeceres, y por ciertas de sus escenas, de sus frases, que quedarán siempre en la memoria, la propia y en la historia.

7,0
4.617
8
28 de diciembre de 2022
28 de diciembre de 2022
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es dura, es áspera. Entre la mirada y el cuello de Anne, interpretada magistralmente por Anamaria Vartolomei, la historia avanza, las semanas pasan y su determinación de no llevar adelante su embarazo, se enfrenta con una ley que la condena a la clandestinidad, a jugarse la vida. La película es un reflejo de la soledad a la que se ve abocada, la soledad institucional le provoca una soledad social absoluta, nadie quiere saber nada, ni los médicos, ni los amigos, ni el otro, mientras sus padres no pueden saber nada.
El destino de una joven universitaria, de clase trabajadora, la primera en llegar a la universidad de su familia, queda en suspensión por aquel acontecimiento, que determina que vida llevará a partir de entonces, como ella misma dice, esta es una enfermedad que solo afecta mujeres y las convierte en amas de casa. El tema de la clase social a través de su familia, está perfectamente mostrado, hecho que hace menos comprensible el eliminar uno de los momentos donde esto tiene su cenit, donde es más injusto, justo en el mismo momento del raspado en el hospital, que es parte de la narración de la historia de la misma Ernaux en el libro, en cambio, aquí la directora decide prescindir de él. También excluye algunas manos amigas, todas o casi todas mujeres, su sororidad, que con sus limitaciones, la ayudan, que están a su lado, que mitigan, pero no deshacen la soledad, el vacío, el miedo.
La directora acierta, en cambio, en centrar la cámara en los ojos de Anna, de Anamaria, que se funden en una, esos ojos claros que miran con determinación, que muestran el dolor, la valentía, el miedo. Los peores momentos son solo su mirada y los sonidos del dolor, algunas ligeras contracciones de cadera, nada más es necesario para sentirlo todo, casi con un dolor físico, presente en el sexo de mujer que compartimos.
Ser madre cuando no sea elegir entre el hijo o la vida. Y a la misma vez poder elegir no ser madre sin que sea el hijo o la muerte.
El destino de una joven universitaria, de clase trabajadora, la primera en llegar a la universidad de su familia, queda en suspensión por aquel acontecimiento, que determina que vida llevará a partir de entonces, como ella misma dice, esta es una enfermedad que solo afecta mujeres y las convierte en amas de casa. El tema de la clase social a través de su familia, está perfectamente mostrado, hecho que hace menos comprensible el eliminar uno de los momentos donde esto tiene su cenit, donde es más injusto, justo en el mismo momento del raspado en el hospital, que es parte de la narración de la historia de la misma Ernaux en el libro, en cambio, aquí la directora decide prescindir de él. También excluye algunas manos amigas, todas o casi todas mujeres, su sororidad, que con sus limitaciones, la ayudan, que están a su lado, que mitigan, pero no deshacen la soledad, el vacío, el miedo.
La directora acierta, en cambio, en centrar la cámara en los ojos de Anna, de Anamaria, que se funden en una, esos ojos claros que miran con determinación, que muestran el dolor, la valentía, el miedo. Los peores momentos son solo su mirada y los sonidos del dolor, algunas ligeras contracciones de cadera, nada más es necesario para sentirlo todo, casi con un dolor físico, presente en el sexo de mujer que compartimos.
Ser madre cuando no sea elegir entre el hijo o la vida. Y a la misma vez poder elegir no ser madre sin que sea el hijo o la muerte.

7,1
27.926
8
30 de agosto de 2021
30 de agosto de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El último fotograma del film trae a la memoria la fotografía de Klein, toda su obra con ella, el mismo deseo de la plena identificación con el espacio, la liberación absoluta en el vació.
La premisa es perfecta; experimentar en sí mismos la hipótesis del psicólogo Skarderud sobre la tasa del alcohol óptima en el cuerpo, como forma de evadir la triste vida grisácea, la monotonía, en que se ha convertido la vida de unos hombres en plena crisis de la vida adulta. El guion tiene a partir de esta sus grandes momentos, desechando todo moralismo, deja al espectador siempre entre la risa incrédula, la camaradería, la identificación tanto con esos días de autómatas, como de las viejas memorias de las mejores borracheras, que guardan la misma velada membrana de felicidad ingrávida en el recuerdo, que las del film.
Pero la decisión última se resuelve a partir del punto de inflexión, los acontecimientos comienzan a desarrollarse rápidamente, y son las decisiones que el guion y el director toma en estos momentos, la que elevan la película. Se puede hablar de recursos emotivos fáciles como el final del gafitas, o en especial esos mensajes últimos de su mujer, que me resulta lo menos acertado de todo el guion (no por lo que implican, sino como se muestran, podían haberlo dejado menos evidente, más sutil, una puerta semiabierta), pero es el final; la cena, el baile, el salto al vacío, lo que le da la profundidad a la película, que uno al salir de ella se pregunta si tiene o era todo superficialidad.
Ese baile es un canto a la vida, no a una felicidad plena, brillante y plácida, sino una felicidad cargada de peso, de heridas, de la decisión de que la vida sea más que una sucesión de días. Al saber sobre la muerte de la hija del director a pocos días de la grabación, le da a todo el film la capacidad de ser testimonio en sí mismo, de la necesidad de la felicidad en la vida, de la búsqueda consciente de ella, pese a la oscuridad más profunda, pese al horror. Porque solo quedará la vida.
La premisa es perfecta; experimentar en sí mismos la hipótesis del psicólogo Skarderud sobre la tasa del alcohol óptima en el cuerpo, como forma de evadir la triste vida grisácea, la monotonía, en que se ha convertido la vida de unos hombres en plena crisis de la vida adulta. El guion tiene a partir de esta sus grandes momentos, desechando todo moralismo, deja al espectador siempre entre la risa incrédula, la camaradería, la identificación tanto con esos días de autómatas, como de las viejas memorias de las mejores borracheras, que guardan la misma velada membrana de felicidad ingrávida en el recuerdo, que las del film.
Pero la decisión última se resuelve a partir del punto de inflexión, los acontecimientos comienzan a desarrollarse rápidamente, y son las decisiones que el guion y el director toma en estos momentos, la que elevan la película. Se puede hablar de recursos emotivos fáciles como el final del gafitas, o en especial esos mensajes últimos de su mujer, que me resulta lo menos acertado de todo el guion (no por lo que implican, sino como se muestran, podían haberlo dejado menos evidente, más sutil, una puerta semiabierta), pero es el final; la cena, el baile, el salto al vacío, lo que le da la profundidad a la película, que uno al salir de ella se pregunta si tiene o era todo superficialidad.
Ese baile es un canto a la vida, no a una felicidad plena, brillante y plácida, sino una felicidad cargada de peso, de heridas, de la decisión de que la vida sea más que una sucesión de días. Al saber sobre la muerte de la hija del director a pocos días de la grabación, le da a todo el film la capacidad de ser testimonio en sí mismo, de la necesidad de la felicidad en la vida, de la búsqueda consciente de ella, pese a la oscuridad más profunda, pese al horror. Porque solo quedará la vida.
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