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5
14 de junio de 2020
14 de junio de 2020
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
‘Space Force’ es la nueva comedia de Netflix donde los creadores no son nada más y nada menos que los aclamados Greg Daniels y Steve Carell. Pero el título que da nombre a la serie no solo está unido a la ficción. A finales de 2019, Donald Trump decidió crear la Fuerza Espacial, una nueva área dentro de la Fuerza Aérea del Ejército de Estados Unidos. Y de esta premisa nace la serie de Daniels y Carell, una sátira prometedora sobre el gobierno estadounidense, su incompetencia y lo absurdo de esta rama que, sin embargo, sus creadores no saben explotar debidamente.
Las expectativas de la vuelta al ruedo de Daniels y Carell en compañía han conseguido que los espectadores den una oportunidad a ‘Space Force’, y esto ha dejado un mal sabor de boca. Quizás, y no es de extrañar, las expectativas eran demasiado altas, y esto no quiere decir que la serie sea mala, solo que es impropia de sus creadores.
La temporada puede disfrutarse sin ningún problema, la cuestión es que mientras ves el contenido, e incluso una vez acabado, cuesta categorizar la serie. No se entiende bien qué tipo de historia pretende contar o qué tipo de comedia aspira. Aunque la mayoría de sus tramos la trama se apoya en un humor absurdo y desproporcionado, no quiere decir que no tenga grandes momentos como los números musicales, una diversión disparatada pero que entretiene.
Todo ello conlleva que el espectador espere mucho más de una comedia con el mismo patrón que ‘The Office’ y con un relato que desafía al gobierno estadounidense. No es que esperemos más porque deseemos ver una segunda temporada, es que el espectador necesita algo más de Greg Daniels o de Steve Carell porque no nos tienen acostumbrados a algo tan flojo. Cierto es que Greg Daniels sabe dar un giro a sus creaciones a partir de su segunda temporada, como ya ocurrió en la memorable ‘The Office’, aunque con su último estreno ‘Upload’ en Amazon Prime parecía haber aprendido a que las series pudieran funcionar desde su episodio piloto. Por desgracia, no ha sido así.
‘Space Force’ apuesta todo su valor en sus caras más visibles: Steve Carell y John Malkovich. La serie confía demasiado en que la premisa de la creación de la Fuerza Espacial por Donald Trump, seguido del trabajo en conjunto de Daniels y Carrell y el enfrentamiento entre el protagonista y su antagonista, conseguirían que la primera temporada funcionara a simple vista. Y de tanto confiar se olvida de lo verdaderamente importante en esta nueva producción de Netflix, el trabajo sobre un guion cómico que defina el estilo que esta “comedia” quiere tomar. Los diálogos, en su mayoría, son absurdos y no parecen estar bien trabajados.
Las expectativas de la vuelta al ruedo de Daniels y Carell en compañía han conseguido que los espectadores den una oportunidad a ‘Space Force’, y esto ha dejado un mal sabor de boca. Quizás, y no es de extrañar, las expectativas eran demasiado altas, y esto no quiere decir que la serie sea mala, solo que es impropia de sus creadores.
La temporada puede disfrutarse sin ningún problema, la cuestión es que mientras ves el contenido, e incluso una vez acabado, cuesta categorizar la serie. No se entiende bien qué tipo de historia pretende contar o qué tipo de comedia aspira. Aunque la mayoría de sus tramos la trama se apoya en un humor absurdo y desproporcionado, no quiere decir que no tenga grandes momentos como los números musicales, una diversión disparatada pero que entretiene.
Todo ello conlleva que el espectador espere mucho más de una comedia con el mismo patrón que ‘The Office’ y con un relato que desafía al gobierno estadounidense. No es que esperemos más porque deseemos ver una segunda temporada, es que el espectador necesita algo más de Greg Daniels o de Steve Carell porque no nos tienen acostumbrados a algo tan flojo. Cierto es que Greg Daniels sabe dar un giro a sus creaciones a partir de su segunda temporada, como ya ocurrió en la memorable ‘The Office’, aunque con su último estreno ‘Upload’ en Amazon Prime parecía haber aprendido a que las series pudieran funcionar desde su episodio piloto. Por desgracia, no ha sido así.
‘Space Force’ apuesta todo su valor en sus caras más visibles: Steve Carell y John Malkovich. La serie confía demasiado en que la premisa de la creación de la Fuerza Espacial por Donald Trump, seguido del trabajo en conjunto de Daniels y Carrell y el enfrentamiento entre el protagonista y su antagonista, conseguirían que la primera temporada funcionara a simple vista. Y de tanto confiar se olvida de lo verdaderamente importante en esta nueva producción de Netflix, el trabajo sobre un guion cómico que defina el estilo que esta “comedia” quiere tomar. Los diálogos, en su mayoría, son absurdos y no parecen estar bien trabajados.

6,4
3.379
8
14 de junio de 2020
14 de junio de 2020
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El debut de Lucía Alemany como directora cinematográfica es una producción de Un Capricho de Producciones, Turanga Films y Lagarto Films. El guion de Laia Soler junto a la propia Alemany nos enseña una historia y un entorno que la directora parece conocer a la perfección. Nos sitúa en el municipio castellonense de Traiguera, un pueblo lleno de chismorreos y donde todo el mundo se conoce. Un ambiente asfixiante para cualquier adolescente con aspiraciones que se salgan de lo establecido en un ambiente heteronormativo y patriarcal.
Así ocurre con Lis (interpretada por Carmen Arrufat, que estuvo nominada por su actuación a Mejor Actriz Revelación en los Premios Goya), una adolescente que sueña con terminar la ESO e ingresar en una escuela de Barcelona para estudiar circo. Algo que ni su pareja, ni sus amigas, ni su entorno familiar parece comprender. ‘La inocencia’ comienza con las fiestas de verano en el pueblo, un ambiente de diversión y desenfados que se ve crispado por la vuelta a la rutina con el comienzo del curso escolar con un ecosistema opresor que ejerce un pueblo donde cualquiera se convierte en su comidilla sin pretenderlo.
La crítica más ampliada en: https://peligrodespoiler.movie.blog/2020/05/20/la-inocencia-cuando-somos-mujeres-y-ninas-a-la-vez/
Así ocurre con Lis (interpretada por Carmen Arrufat, que estuvo nominada por su actuación a Mejor Actriz Revelación en los Premios Goya), una adolescente que sueña con terminar la ESO e ingresar en una escuela de Barcelona para estudiar circo. Algo que ni su pareja, ni sus amigas, ni su entorno familiar parece comprender. ‘La inocencia’ comienza con las fiestas de verano en el pueblo, un ambiente de diversión y desenfados que se ve crispado por la vuelta a la rutina con el comienzo del curso escolar con un ecosistema opresor que ejerce un pueblo donde cualquiera se convierte en su comidilla sin pretenderlo.
La crítica más ampliada en: https://peligrodespoiler.movie.blog/2020/05/20/la-inocencia-cuando-somos-mujeres-y-ninas-a-la-vez/
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
‘La inocencia’ es una puesta mucho más atractiva por su forma y dirección (gracias a sus interpretaciones) que por su argumento. Nos plantea la evolución de un personaje que no es solo una niña, pero tampoco es solo una mujer. En una etapa de tránsito, Lis es niña y mujer, las dos cosas a la vez. Con la pureza y la lucha de los comienzos de cualquier y su constancia para conseguir su sueño, no parará de luchar hasta hacerlo, o acercarse a él. Pero en ese camino, no perderá la inocencia de cualquier niña, ni si quiera aún teniendo motivos para hacerlo.
Sin la intimidad necesaria para crecer y madurar con total libertad, Lis intenta ocultar todo lo que conlleva su vida, sus aspiraciones (en un principio, su familia ni las conoce), su novio (reniega de su relación incluso delante de sus amigas), etc. Todo con el objetivo de no dar que hablar, algo que le preocupa también mucho a su madre. Con ese ambiente tóxico, Lis siente la necesidad de huir de allí y, mientras tanto, pasar desapercibida.
En ‘La inocencia’ podemos ver la marcada brecha generacional entre Lis y sus padres. Con un entorno asfixiante y una inexistente comunicación en su círculo familiar, se aprecia el doble la interpretación del reparto más veterano de la película: Laia Marull y Sergi López como los padres de Lis. Dos personajes que van a la deriva, que también están perdidos a su forma y que se encuentran atrapados en el lugar donde han crecido y han formado su familia. Por eso es tan difícil ampliar su punto de vista. Sus dos actuaciones aportan experiencia al film de Lucía Alemany, aunque Carmen Arrufat se come todo el peso y no le hace falta apoyarse en ningún personaje.
Es durante todo el metraje cuando vemos a una actriz de apenas dieciséis años capaz de soportar toda la importancia de argumento a sus espaldas, y lo borda. El carisma que desprende Carmen Arrufat es monumental. Ese crecimiento interior del personaje que Arrufat es capaz de plasmar con su actuación nos confirman que, si le dan las oportunidades que merece, esta actriz puede regalarnos grandes momentos en la pantalla. Su interpretación junto a la dirección de Lucía Alemany dota el discurso y argumento de la película de gran naturalidad y credibilidad.
Sin la intimidad necesaria para crecer y madurar con total libertad, Lis intenta ocultar todo lo que conlleva su vida, sus aspiraciones (en un principio, su familia ni las conoce), su novio (reniega de su relación incluso delante de sus amigas), etc. Todo con el objetivo de no dar que hablar, algo que le preocupa también mucho a su madre. Con ese ambiente tóxico, Lis siente la necesidad de huir de allí y, mientras tanto, pasar desapercibida.
En ‘La inocencia’ podemos ver la marcada brecha generacional entre Lis y sus padres. Con un entorno asfixiante y una inexistente comunicación en su círculo familiar, se aprecia el doble la interpretación del reparto más veterano de la película: Laia Marull y Sergi López como los padres de Lis. Dos personajes que van a la deriva, que también están perdidos a su forma y que se encuentran atrapados en el lugar donde han crecido y han formado su familia. Por eso es tan difícil ampliar su punto de vista. Sus dos actuaciones aportan experiencia al film de Lucía Alemany, aunque Carmen Arrufat se come todo el peso y no le hace falta apoyarse en ningún personaje.
Es durante todo el metraje cuando vemos a una actriz de apenas dieciséis años capaz de soportar toda la importancia de argumento a sus espaldas, y lo borda. El carisma que desprende Carmen Arrufat es monumental. Ese crecimiento interior del personaje que Arrufat es capaz de plasmar con su actuación nos confirman que, si le dan las oportunidades que merece, esta actriz puede regalarnos grandes momentos en la pantalla. Su interpretación junto a la dirección de Lucía Alemany dota el discurso y argumento de la película de gran naturalidad y credibilidad.
1 de julio de 2020
1 de julio de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera coproducción de Netflix con Islandia parte con una premisa que resulta bastante interesante: un asesino en serie. ¿Por qué llama nuestra atención? ‘Los asesinatos del Valhalla’ nos sitúa en Islandia. Un país con un total de 360.000 habitantes, un lugar donde parece que no ocurre nada y la mayoría de sus gentes se conocen y se tienen controladas. Poco hemos sabido los españoles de este país en los últimos años, a excepción de su manera de afrontar la crisis de 2008. Todo supone un plus para que esta serie funcione. Y, ¿lo consigue?
Siguiendo los tintes clásicos del nordic noir y compuesta por tan solo ocho capítulos, ‘Los asesinatos del Valhalla’ tuvo una gran acogida en la televisión islandesa. Un thriller sobre un asesino en serie en un entorno donde es imposible sospechar de ningún vecino, con un ambiente provincial que echa para atrás y un conjunto de casos que parecen tener un enclave en común pero que supera la situación policial del país.
La parte más positiva de esta serie islandesa es que no solo se centra en la trama de los asesinatos. El caso lleva a que dos policías trabajen codo con codo en descubrir la relación de las muertes y al culpable. A su vez, se van desarrollando otras subtramas que afectan a la vida de los dos protagonistas, y estas tienen el suficiente peso como para que nos interese y no sean simples tintes o rellenos de metraje.
Podemos decir que ‘Los asesinatos del Valhalla’ cumple con las características del thriller nórdico que ya se han podido ver en otras producciones y en sus subtramas explota al máximo el drama de los personajes. El resultado: un thriller dramático que funciona tan bien tanto en un género como en otro. Sin embargo, su principal problema reside en los primeros capítulos. Aunque en su mitad la cosa cambia, la serie no arranca con la fuerza que se espera.
Los cuatro primeros capítulos resultan demasiado rutinarios y la acción y los momentos de intriga quedan muy reducidos. Se convierte en un desarrollo predecible por su narración lineal y no genera el interés en el espectador que debería generar una investigación sobre asesinatos que siguen un mismo patrón. Y cuando la acción va más allá, no deja de lado los topicazos en una investigación policial, aunque la intriga sobre el caso comienza a hacer efecto cuando aparecen nuevas incógnitas y las certezas desaparecen.
Lo que termina resultando más interesante es la historia que envuelve la persecución del asesino o asesinos. Lo acontecido en el orfanato de Valhalla está relacionado con el reformatorio juvenil llamado Breidablik, algo que reveló el creador de la serie Thordur Palsson. Una serie de abusos que traspasan la pantalla y que se inspiran en una realidad escalofriante. Aunque hay que tener en cuenta que los acontecimientos no son como se narran en ‘Los asesinatos del Valhalla’, sino que esta serie nórdica utilizó uno de los episodios más oscuros y relativamente recientes de la historia islandesa para inspirar su desarrollo.
Un ambiente sospechoso, cerrado y enigmático en el que nos cuesta adentrarnos en sus personajes. Para ello, no había mejores protagonistas que defendieran la frialdad nórdica que Björn Thors como Arnar y Nína Dögg Filippusdóttir como Kata. El primero defendiendo una construcción asocial del personaje y con una evolución más que notable a lo largo de la trama, donde conocemos su sensibilidad y la carga familiar. Por su parte, el personaje de Kata se mantiene más lineal, pero nos conquista desde el inicio. Una mujer inteligente y entregada a su trabajo, de sangre más caliente que su compañero y con conflictos personales que tampoco dejará de lado.
Los elementos confluyen perfectamente aunque en ‘Los asesinatos del Valhalla’ no encontraremos grandes giros ni sorpresas. La trama mantiene su curso y la investigación a veces es tediosa, lo que no quiere decir que no sea interesante. Thordur Palsson se maneja bien en el nordic noir y nos regala una propuesta a la altura de los más seguidores del género, donde tanto la trama principal como las secundarias juegan un papel importante en el desarrollo de sus personajes.
https://peligrodespoiler.movie.blog/2020/06/25/los-asesinatos-del-valhalla-un-nordic-noir-que-combina-a-la-perfeccion-sus-tramas/
Siguiendo los tintes clásicos del nordic noir y compuesta por tan solo ocho capítulos, ‘Los asesinatos del Valhalla’ tuvo una gran acogida en la televisión islandesa. Un thriller sobre un asesino en serie en un entorno donde es imposible sospechar de ningún vecino, con un ambiente provincial que echa para atrás y un conjunto de casos que parecen tener un enclave en común pero que supera la situación policial del país.
La parte más positiva de esta serie islandesa es que no solo se centra en la trama de los asesinatos. El caso lleva a que dos policías trabajen codo con codo en descubrir la relación de las muertes y al culpable. A su vez, se van desarrollando otras subtramas que afectan a la vida de los dos protagonistas, y estas tienen el suficiente peso como para que nos interese y no sean simples tintes o rellenos de metraje.
Podemos decir que ‘Los asesinatos del Valhalla’ cumple con las características del thriller nórdico que ya se han podido ver en otras producciones y en sus subtramas explota al máximo el drama de los personajes. El resultado: un thriller dramático que funciona tan bien tanto en un género como en otro. Sin embargo, su principal problema reside en los primeros capítulos. Aunque en su mitad la cosa cambia, la serie no arranca con la fuerza que se espera.
Los cuatro primeros capítulos resultan demasiado rutinarios y la acción y los momentos de intriga quedan muy reducidos. Se convierte en un desarrollo predecible por su narración lineal y no genera el interés en el espectador que debería generar una investigación sobre asesinatos que siguen un mismo patrón. Y cuando la acción va más allá, no deja de lado los topicazos en una investigación policial, aunque la intriga sobre el caso comienza a hacer efecto cuando aparecen nuevas incógnitas y las certezas desaparecen.
Lo que termina resultando más interesante es la historia que envuelve la persecución del asesino o asesinos. Lo acontecido en el orfanato de Valhalla está relacionado con el reformatorio juvenil llamado Breidablik, algo que reveló el creador de la serie Thordur Palsson. Una serie de abusos que traspasan la pantalla y que se inspiran en una realidad escalofriante. Aunque hay que tener en cuenta que los acontecimientos no son como se narran en ‘Los asesinatos del Valhalla’, sino que esta serie nórdica utilizó uno de los episodios más oscuros y relativamente recientes de la historia islandesa para inspirar su desarrollo.
Un ambiente sospechoso, cerrado y enigmático en el que nos cuesta adentrarnos en sus personajes. Para ello, no había mejores protagonistas que defendieran la frialdad nórdica que Björn Thors como Arnar y Nína Dögg Filippusdóttir como Kata. El primero defendiendo una construcción asocial del personaje y con una evolución más que notable a lo largo de la trama, donde conocemos su sensibilidad y la carga familiar. Por su parte, el personaje de Kata se mantiene más lineal, pero nos conquista desde el inicio. Una mujer inteligente y entregada a su trabajo, de sangre más caliente que su compañero y con conflictos personales que tampoco dejará de lado.
Los elementos confluyen perfectamente aunque en ‘Los asesinatos del Valhalla’ no encontraremos grandes giros ni sorpresas. La trama mantiene su curso y la investigación a veces es tediosa, lo que no quiere decir que no sea interesante. Thordur Palsson se maneja bien en el nordic noir y nos regala una propuesta a la altura de los más seguidores del género, donde tanto la trama principal como las secundarias juegan un papel importante en el desarrollo de sus personajes.
https://peligrodespoiler.movie.blog/2020/06/25/los-asesinatos-del-valhalla-un-nordic-noir-que-combina-a-la-perfeccion-sus-tramas/

4,6
2.198
4
14 de junio de 2020
14 de junio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Netflix sigue engrosando su catálogo de comedias y a mediados de mayo estrenó ‘La otra Missy’ (‘The wrong Missy’), una producción de Happy Madison Productions, la productora de Adam Sandler. Bajo la dirección de Tyler Spindel, esta vez la nueva comedia de Netflix no llega a cautivarnos al completo. Eso sí, a falta de Adam Sandler, Tyler Spindel repite con David Spade (‘Niños grandes’) como su protagonista después de haber coincidido en ‘El padre del año’.
Lo cierto es que la productora de Adam Sandler ha sido bastante criticada por la mayoría de las comedias que ha llevado a cabo, comedias que en Netflix han encontrado su nicho y funcionan. Sin embargo, el aliciente principal para que este tipo de comedias solía ser la presencia de Adam Sandler en pantalla, algo que en ‘La otra Missy’ no ocurre. La película cuenta al frente con David Spade, compañero conocido de Sandler, y que encuentra a su compañera ideal para soportar el peso del filme: Lauren Lapkus, ya conocida en Netflix por interpretar a Susan Fischer en ‘Orange is the new black’.
Barnett y Pappas nos plantean un guion con giros demasiado manidos y mal construidos donde la mayoría de las cosas se suceden sin sentido, albergando algunas escenas bochornosas y conduciéndonos a través de un desarrollo muy predecible. Aunque las comedias de Happy Madison Productions no pretenden más que ayudarnos a olvidar la realidad que estemos viviendo mientras nos cautiva con destinos paradisíacos y algún que otro guiño. Y eso es lo positivo de sus producciones que, a falta de Adam Sandler en la trama, tenemos su recurrencia cómica y estética que adormece nuestro cerebro y nos traslada a sus películas. Aunque ‘La otra Missy’ no lo consigue del todo.
Lo cierto es que la productora de Adam Sandler ha sido bastante criticada por la mayoría de las comedias que ha llevado a cabo, comedias que en Netflix han encontrado su nicho y funcionan. Sin embargo, el aliciente principal para que este tipo de comedias solía ser la presencia de Adam Sandler en pantalla, algo que en ‘La otra Missy’ no ocurre. La película cuenta al frente con David Spade, compañero conocido de Sandler, y que encuentra a su compañera ideal para soportar el peso del filme: Lauren Lapkus, ya conocida en Netflix por interpretar a Susan Fischer en ‘Orange is the new black’.
Barnett y Pappas nos plantean un guion con giros demasiado manidos y mal construidos donde la mayoría de las cosas se suceden sin sentido, albergando algunas escenas bochornosas y conduciéndonos a través de un desarrollo muy predecible. Aunque las comedias de Happy Madison Productions no pretenden más que ayudarnos a olvidar la realidad que estemos viviendo mientras nos cautiva con destinos paradisíacos y algún que otro guiño. Y eso es lo positivo de sus producciones que, a falta de Adam Sandler en la trama, tenemos su recurrencia cómica y estética que adormece nuestro cerebro y nos traslada a sus películas. Aunque ‘La otra Missy’ no lo consigue del todo.
Miniserie

7,1
10.615
9
17 de junio de 2020
17 de junio de 2020
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta muy difícil definir cada nuevo proyecto que Alex Garland pone sobre la mesa, porque todos, con sus características entrelazadas, nos hablan de los avances tecnológicos y nuestra condición humana. Proyectos que esconden tras sí mismos grandes reflexiones filosóficas. Es el caso de la nueva coproducción entre FX Productions y Scott Rudin Productions creada, dirigida y guionizada por el propio Garland: ‘Devs’. Un nuevo proyecto que no difiere mucho de los anteriores del director, una síntesis entre sus dos últimas películas ‘Aniquilación’ (2018) y ‘Ex Machina’ (2015), que le costó la nominación de Mejor Guion Original en los Oscar. En España, ya podemos disfrutar de la serie al completo en HBO.
Garland ya ha demostrado el culto de sus obras a la ciencia ficción, y en ‘Devs’ combina a la maravilla este género con grandes dosis de thriller. La temática de una tecnología futurista aplicada a la vida humana toma conciencia en los trabajadores de Amaya, una empresa pionera en tecnología situada en San Francisco. El CEO de la empresa, Forest (un encriptado Nick Offerman muy bien construido), recluta a Sergei (Karl Glusman) para trabajar en uno de los departamentos de la empresa, del cual todos conocen su existencia, pero nadie sabe lo que se hace dentro: Devs.
El detonante de la historia es la muerte de Sergei y la disposición de su novia Lily (la ya conocida en las películas de Alex Garland, Sonoya Mizuno), también trabajadora de Amaya, por descubrir la verdad sobre su muerte. Con esta premisa tan simple se nos abre un mundo de avances y teorías relativistas mucho más interesante que el planteamiento que presenta su sinopsis. A través de la defensa del determinismo y el rechazo al libre albedrío, ‘Devs’ demuestra estar más movida por las emociones humanas que por las demostraciones científicas.
Quien espere una serie de acción y ciencia ficción, desde luego pueden ir buscando otra opción. ‘Devs’ se toma su tiempo para desarrollar sus tramas y resolver su mensaje encriptado. Con un tiempo pausado, nos plantea incógnita y nos invita a la reflexión tras cada capítulo. Su desarrollo es lento, pero nada en la serie es estático. Sus planos siempre muestran cierto dinamismo y movimiento que apoyan un avance paulatino. La cámara sigue siempre a sus personajes, otorgándoles un peso esencial en la composición estética y narrativa.
Todo ello acompañado de una banda sonora que marca el ritmo y que concede el peso que corresponde a cada secuencia. Compuesta por Geoff Barrow y Ben Salisbury y con alguna colaboración de The Insects (ya coincidieron en ‘Aniquilación’), la BSO de ‘Devs’ se convierte en una de las principales fortalezas de la serie. Sus creadores se encargan particularmente de dotar a cada parte del guion de temas experimentales que entremezclan cantos gregorianos con otros instrumentos y que envuelven a las tramas de cierta siniestralidad e intriga malrollera.
A todo esto, se suma la magistral fotografía con la que cuenta la serie. Una composición de planos que declara siempre dobles intenciones. La composición de la puesta en escena y la fotografía que se maneja en ‘Devs’ constituyen un personaje más en la trama. Su imagen nos habla por sí sola. Sus creaciones artísticas visuales son comparables a las utilizadas en ‘Ex Machina’ y aporta luz al encriptado guion. Aunque la historia parte con una premisa compleja y plantea incógnitas que, en un principio, hace que te sientas un ignorante en cuanto al tema del avance tecnológico que se plantea. Con su avance, el espectador se convierte en cómplice de la trama y de sus personajes, entiende cada teoría que se propone y acaba convenciéndose en cierto modo del determinismo de Forest (todo el empeño que pone el personaje hace que te llegues a plantear verdaderamente la teoría). Sin darte cuenta, ya entiendes todo. Tanta luz ya no te ciega, te has acomodado a su lenguaje, a lo que trata, y conoces todo bien. Conoces a Forest, sus motivaciones, su frialdad, su objetivo. De repente, todo cobra sentido.
Garland ya ha demostrado el culto de sus obras a la ciencia ficción, y en ‘Devs’ combina a la maravilla este género con grandes dosis de thriller. La temática de una tecnología futurista aplicada a la vida humana toma conciencia en los trabajadores de Amaya, una empresa pionera en tecnología situada en San Francisco. El CEO de la empresa, Forest (un encriptado Nick Offerman muy bien construido), recluta a Sergei (Karl Glusman) para trabajar en uno de los departamentos de la empresa, del cual todos conocen su existencia, pero nadie sabe lo que se hace dentro: Devs.
El detonante de la historia es la muerte de Sergei y la disposición de su novia Lily (la ya conocida en las películas de Alex Garland, Sonoya Mizuno), también trabajadora de Amaya, por descubrir la verdad sobre su muerte. Con esta premisa tan simple se nos abre un mundo de avances y teorías relativistas mucho más interesante que el planteamiento que presenta su sinopsis. A través de la defensa del determinismo y el rechazo al libre albedrío, ‘Devs’ demuestra estar más movida por las emociones humanas que por las demostraciones científicas.
Quien espere una serie de acción y ciencia ficción, desde luego pueden ir buscando otra opción. ‘Devs’ se toma su tiempo para desarrollar sus tramas y resolver su mensaje encriptado. Con un tiempo pausado, nos plantea incógnita y nos invita a la reflexión tras cada capítulo. Su desarrollo es lento, pero nada en la serie es estático. Sus planos siempre muestran cierto dinamismo y movimiento que apoyan un avance paulatino. La cámara sigue siempre a sus personajes, otorgándoles un peso esencial en la composición estética y narrativa.
Todo ello acompañado de una banda sonora que marca el ritmo y que concede el peso que corresponde a cada secuencia. Compuesta por Geoff Barrow y Ben Salisbury y con alguna colaboración de The Insects (ya coincidieron en ‘Aniquilación’), la BSO de ‘Devs’ se convierte en una de las principales fortalezas de la serie. Sus creadores se encargan particularmente de dotar a cada parte del guion de temas experimentales que entremezclan cantos gregorianos con otros instrumentos y que envuelven a las tramas de cierta siniestralidad e intriga malrollera.
A todo esto, se suma la magistral fotografía con la que cuenta la serie. Una composición de planos que declara siempre dobles intenciones. La composición de la puesta en escena y la fotografía que se maneja en ‘Devs’ constituyen un personaje más en la trama. Su imagen nos habla por sí sola. Sus creaciones artísticas visuales son comparables a las utilizadas en ‘Ex Machina’ y aporta luz al encriptado guion. Aunque la historia parte con una premisa compleja y plantea incógnitas que, en un principio, hace que te sientas un ignorante en cuanto al tema del avance tecnológico que se plantea. Con su avance, el espectador se convierte en cómplice de la trama y de sus personajes, entiende cada teoría que se propone y acaba convenciéndose en cierto modo del determinismo de Forest (todo el empeño que pone el personaje hace que te llegues a plantear verdaderamente la teoría). Sin darte cuenta, ya entiendes todo. Tanta luz ya no te ciega, te has acomodado a su lenguaje, a lo que trata, y conoces todo bien. Conoces a Forest, sus motivaciones, su frialdad, su objetivo. De repente, todo cobra sentido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Y es que es Forest nuestro verdadero protagonista, aunque la sinopsis inicial y la historia tenga cierta tendencia a desviar nuestra atención hacia el desarrollo de Lily. Forest juega a ser un nuevo Mesías, por eso las referencias de los halos de luz sobre los árboles que en alguno de los planos se colocan sobre la cabeza del personaje, santificándolo, de escenificarle como el elegido, porque todo tiene un porqué. El creador de una simulación tan real a la vida que parece otro mundo, un mundo creado por él mismo. Por eso su obsesión por demostrar la teoría determinista que le haga redimirse de toda culpa. Rechaza el libre albedrío porque necesita demostrar que, de cualquier forma, independientemente de cómo hubiera actuado él, su familia iba a morir. Para Forest no construimos nuestro futuro, todo está predeterminado. Ya está escrito, no depende de nuestras acciones o decisiones.
‘Devs’ nos habla del uso de la tecnología, de los avances en la ciencia que nos hacen convertirnos en falsos profetas. De la utilización de estos recursos a nuestro antojo, con la pérdida de la privacidad que eso conlleva. Sin embargo, por muchos avances que haya, por muchas teorías científicas del universo que quieran demostrarse, por mucha integración tecnológica en nuestro día a día, hay algo que nunca cambiará en el ser humano: la motivación emocional. Detrás de todas las decisiones que tomamos, detrás de todo lo que hacemos, siempre hay un motivo que nos empuja a ello y, como ocurre con Forest, normalmente este motivo es emocional. Solo buscamos estar bien con nosotros mismos.
https://peligrodespoiler.movie.blog/2020/05/12/devs-la-culpa-como-motor-de-cambio/
‘Devs’ nos habla del uso de la tecnología, de los avances en la ciencia que nos hacen convertirnos en falsos profetas. De la utilización de estos recursos a nuestro antojo, con la pérdida de la privacidad que eso conlleva. Sin embargo, por muchos avances que haya, por muchas teorías científicas del universo que quieran demostrarse, por mucha integración tecnológica en nuestro día a día, hay algo que nunca cambiará en el ser humano: la motivación emocional. Detrás de todas las decisiones que tomamos, detrás de todo lo que hacemos, siempre hay un motivo que nos empuja a ello y, como ocurre con Forest, normalmente este motivo es emocional. Solo buscamos estar bien con nosotros mismos.
https://peligrodespoiler.movie.blog/2020/05/12/devs-la-culpa-como-motor-de-cambio/
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