Creo que son necesarias películas de este tipo, que hablen acerca de la homosexualidad (y más aún de la femenina, menos tratada en el cine) sin caer en el erotismo barato y el morbo de ver a dos chicas besándose. Esta película ahonda en los sentimientos de las protagonistas, mostrando un amor verdadero y profundo entre dos mujeres y el miedo al rechazo si revelan su condición.
Encontré algunos puntos de la película algo irreales, como el hecho de que no tengan casi control sobre las chicas en el internado (salen y entran cuendo quieren, por ejemplo) o como el fácil amaestramiento del pájaro. Pero, a pesar de todo, la película es hermosa y bastante metafórica: hay que prestar atención a la gran cantidad de símbolos que aparecen a lo largo de toda ella.
Muy recomendable, sobre todo para quienes aún sienten rechazo por los homosexuales.

No sé bien cómo explicar la sensación general que tuve mientras veía este filme. Quizá lo mejor sea decir que era una mezcla de angustia, emoción, tristeza e impotencia. Quizá baste con que diga que, en ningún momento durante los ochenta y cinco minutos que dura la película, se aflojó el nudo que tenía en la garganta.
Apta para quien se sienta capaz de ver la desolación en carne viva. A pesar de todo, en mi opinión, bellísima.

La mayoría de los espectadores, o por lo menos casi todos los que yo conozco, fuimos a ver esta película esperando encontrarnos con algo muy similar a "Sin City", respetando la personalidad propia del cómic en el que está basada. El problema es que únicamente se repite la estética, porque ni el guión, ni la historia, ni los actores están a la altura de su predecesora.
Se salva Scarlett Johanson, que hace lo que puede para tratar de mantener la dignidad en el papel que le corresponde.
Lo demás, toda una decepción.

Mala, malísima. Un horror de argumento. Quizá el guionista es un ser muy sarcástico que ha querido hacer una película totalmente inverosímil para reírse de la inverosimilitud del 90% de las películas de acción. No sé. El caso es que no me ha gustado nada. Y el mensaje, una maravilla: ¡cómo mola descubrir un día que he nacido para matar gente cuando antes creía que mi vida iba a ser un petardo!
Eso sí, le doy un dos porque los efectos especiales están bastante bien.

El hecho de que Sam Mendes sea uno de mis directores favoritos, de que Kate Winslet sea, sin lugar a dudas en mi opinión, la mejor actriz que ha dado el cine en los últimos treinta años y que algunas personas de mi entorno me hubiesen recomendado el libro de Yates, eran suficientes alicientes para que tuviese unas ganas terribles de disfrutar de esta película. Pero el esperar con ansia el visionado de un film no siempre es bueno, pues crea unas expectativas tan altas acerca de él que frecuentemente se convierten en decepción. Esto es lo que creía que iba a ocurrir con "Revolutionary Road" y esto fue precisamente lo que no ocurrió.
La historia está narrada con un pulso excelente, drámatico, tenso, como sólo Sam Mendes sabe hacer.
Las actuaciones de Winslet y DiCaprio son excelentes. Ella llena con su presencia la pantalla, transmitiendo al espectador su agonía, la claustrofobia de una vida que la tiene atrapada. Él hace que nos compadezcamos de su situación y a la vez le odiemos un poquito, con una actuación que quizá sea la mejor de su carrera. Y juntos hacen que el espectador se olvide totalmente de que son actores y que sienta la mezcla de vergüenza y curiosidad de quien espía al matrimonio vecino por la ventana. Sobresalientes Bates y Shannon, asimismo.
Un guión descarnado, duro, sin edulcorantes. Advierto, a quien pueda interesarle, que uno se siente machacado cuando aparecen los créditos finales.
Imprescindible, pero demoledora.