Es básicamente un resumen del Anthology (con algunos extractos literales de audio) que añade algunos detalles no de vital importancia, pero que ahí están.

Es un visionado muy corto (44 minutos aprox.) pero entretenido. Su objetivo es ese y no el de divulgar o explicar más a fondo cómo eran los Beatles en el estudio.

La depresión es un monstruo, informe, oscuro y de un tamaño colosal. El abismo del ser humano. Nadie vuelve de allí. A algunos, el monstruo les debora no solo su alma, sino también su cuerpo. Los que regresan, no son los mismos que se fueron, aunque lo parezca. Otros tendrán una aproximación distinta, no digo que la mía sea la mejor, solamente la comparto.

No dudo que el protagonista intenta hacer algo bueno de algo horrible. Y hasta no me queda más remedio que comprarle la lista de cosas buenas. Pero difícilmente alguien va a conectar humanamente con este relato, que adolece de falta de profundidad, y hasta de interés, sobre uno de los temas más complejos del alma humana. No todo libro, película, disco o documental sobre esto tiene que ser magnífico. Ni puede dar respuestas, porque seguramente no las hay. Pero tiene que tener propósito. Tiene que dar algo a quien no encuentra nada en medio de la oscuridad, sean enfermos, o sean sus familiares, cuya carga es inenarrable y siempre salen (injustamente) fuera de la foto. Desgraciadamente, este documental no aporta, a mi juicio, ningún elemento exportable a quienes se enfrentan a la devastación absoluta del alma humana. Bueno, sí: no estáis solos :).

Tan solo hacer hincapié en que, a pesar de que la serie es muy notable, o incluso sobresaliente, el doblaje español la arruina por completo. Problemas de interpretación, mala elección de las voces, sensación amateur... Son 10 capítulos, no os perdáis esta serie. Pero, haced el esfuerzo: hay que verla en inglés.

A modo de cierre: una serie que es compleja y rica en matices, que se construye y crece hasta llegar a unos apoteósicos últimos capítulos, donde nuestra psique nos devolverá un reflejo comprimido de todas las sensaciones vividas no solo el 11-S, sino a lo largo de los siguientes años: aquel día el mundo se fue al carajo.