You must be a loged user to know your affinity with Laia Vita
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred
7
27 de enero de 2018
27 de enero de 2018
Sé el primero en valorar esta crítica
Rara, pero interesante. Así describo "Bitelchús", la que es, para mí, la primera película que se puede considerar realmente dirigida por Tim Burton. "La gran aventura de Pee-Wee" solo fue un preámbulo; un ejercicio de experimentación para dar el primer paso en el mundo de la dirección; un adelanto de lo que este hombre nos tenía preparado de cara al porvenir. En esta ocasión no es un solo personaje quien recibe todo el protagonismo ni tiene a todo el mundo girando a su alrededor, sino que (a parte de la figura de Beetlegeuse, claro está), ya se aprecian diferentes criaturas de lo más extrañas que, si bien no representan un gran papel en la historia, sí la vuelven más heterogénea y singular. Se nota que aquí dieron más rienda suelta a la imaginación de Burton y este aprovechó la oportunidad para hacer de las suyas.
De nuevo, se aprecia el uso de "stop-motion", esta vez mejor aprovechado (hay un escenario totalmente realizado a partir de esta técnica), en una comedia oscura que estaría categorizada más en el estilo de los dibujos animados que de la vida real; una propuesta sugerente. Sus, a veces, planos que enmarcan ángulos puntiagudos y perspectivas inusuales, junto a la mezcla de colores tétricos y vivos, le aportan un estilo de "expresionismo en color". Incluso los abundantes efectos especiales son algo cutres, pero con el detalle de que están hechos así a posta. Y el caso es que queda bien, no desentona en absoluto.
La premisa de la historia está bien pensada: el desarrollo de sucesos en una casa encantada desde el punto de vista de dos fantasmas que quieren echar de su hogar a los nuevos inquilinos. Un argumento bastante típico, pero con un giro de tuerca. También resulta cómico el modo que tiene Tim Burton para representar en la película el Más Allá, muy parecido a una sala de espera burocrática y con una atmósfera que recuerda al posterior Mundo de los Muertos de "La Novia Cadáver".
Hay una gran cantidad de personajes cada cual más variopinto, tal y como ya he mencionado al principio, cuya extravagancia salta a la vista de manera particular en cada uno de ellos y siempre con el toque característico burtoniano. He leído por ahí quejas de gente que opina que, en contraposición con toda esta serie de criaturas, el matrimonio fantasma se hace demasiado soso y aburrido, sin chicha. Y no le falta razón. No obstante, ¿no es esa la gracia? Esta diferencia tanto de apariencia como de actitudes realza aún más el contraste, y sirve para demostrar la importancia que tienen los seres extraños en la película aunque su aparición sea mínima.
Por último, pero no menos importante, me gustaría terminar con un aspecto que se me ha quedado bastante flojo y que se trata del principal motivo de mi bajada de puntuación para el largometraje: el guion contiene muchas incongruencias. Vale que está lleno de improvisaciones y este hecho consigue darle al film un toque más divertido y personal, ya que no sabes con qué te van a venir los actores, pero en algunos puntos se notaba que la historia no se había terminado de cuajar. ¡Incluso el final no estaba definido, y colocaron aquel que más gustó al público en los primeros pases de la cinta! (desconozco cuáles eran los otros, pero el que escogieron me parece de lo más acertado, he de decir). Pero eso; aunque esté hecho adrede, a mí la falta de sentido en la mayor parte del guion no me termina de convencer.
Como curiosidad final, añadiré que hay elementos que, para quienes hayáis visto films del director como "Batman", "Eduardo Manostijeras" o "Pesadilla antes de Navidad", os resultarán muy familiares y que aparecieron por primera vez en "Bitelchús", entre ellos la disposición de los planos para captar las casas del vecindario ("Eduardo Manostijeras"), así como unas alas de murciélago ("Batman") y la cabeza de Jack Skellington ("Pesadilla antes de Navidad") en el tiovivo de Beetlegeuse.
De nuevo, se aprecia el uso de "stop-motion", esta vez mejor aprovechado (hay un escenario totalmente realizado a partir de esta técnica), en una comedia oscura que estaría categorizada más en el estilo de los dibujos animados que de la vida real; una propuesta sugerente. Sus, a veces, planos que enmarcan ángulos puntiagudos y perspectivas inusuales, junto a la mezcla de colores tétricos y vivos, le aportan un estilo de "expresionismo en color". Incluso los abundantes efectos especiales son algo cutres, pero con el detalle de que están hechos así a posta. Y el caso es que queda bien, no desentona en absoluto.
La premisa de la historia está bien pensada: el desarrollo de sucesos en una casa encantada desde el punto de vista de dos fantasmas que quieren echar de su hogar a los nuevos inquilinos. Un argumento bastante típico, pero con un giro de tuerca. También resulta cómico el modo que tiene Tim Burton para representar en la película el Más Allá, muy parecido a una sala de espera burocrática y con una atmósfera que recuerda al posterior Mundo de los Muertos de "La Novia Cadáver".
Hay una gran cantidad de personajes cada cual más variopinto, tal y como ya he mencionado al principio, cuya extravagancia salta a la vista de manera particular en cada uno de ellos y siempre con el toque característico burtoniano. He leído por ahí quejas de gente que opina que, en contraposición con toda esta serie de criaturas, el matrimonio fantasma se hace demasiado soso y aburrido, sin chicha. Y no le falta razón. No obstante, ¿no es esa la gracia? Esta diferencia tanto de apariencia como de actitudes realza aún más el contraste, y sirve para demostrar la importancia que tienen los seres extraños en la película aunque su aparición sea mínima.
Por último, pero no menos importante, me gustaría terminar con un aspecto que se me ha quedado bastante flojo y que se trata del principal motivo de mi bajada de puntuación para el largometraje: el guion contiene muchas incongruencias. Vale que está lleno de improvisaciones y este hecho consigue darle al film un toque más divertido y personal, ya que no sabes con qué te van a venir los actores, pero en algunos puntos se notaba que la historia no se había terminado de cuajar. ¡Incluso el final no estaba definido, y colocaron aquel que más gustó al público en los primeros pases de la cinta! (desconozco cuáles eran los otros, pero el que escogieron me parece de lo más acertado, he de decir). Pero eso; aunque esté hecho adrede, a mí la falta de sentido en la mayor parte del guion no me termina de convencer.
Como curiosidad final, añadiré que hay elementos que, para quienes hayáis visto films del director como "Batman", "Eduardo Manostijeras" o "Pesadilla antes de Navidad", os resultarán muy familiares y que aparecieron por primera vez en "Bitelchús", entre ellos la disposición de los planos para captar las casas del vecindario ("Eduardo Manostijeras"), así como unas alas de murciélago ("Batman") y la cabeza de Jack Skellington ("Pesadilla antes de Navidad") en el tiovivo de Beetlegeuse.
3
25 de enero de 2018
25 de enero de 2018
Sé el primero en valorar esta crítica
Antes de nada, hay que tener en cuenta el contexto. "La gran aventura de Pee-Wee" se trataba del primer largometraje llevado de la mano de Tim Burton como director a la edad temprana de 26 años y el cual tenía como protagonista a un personaje que ni siquiera era su propia invención, sino que había sido creado años atrás por el comediante Paul Reubens, responsable de interpretarlo y quien gozaba de una gran popularidad y prestigio en aquella época. No es de extrañar que por este motivo la película obtuviera enorme éxito en taquilla y recaudara una gran suma de dinero (que al fin y al cabo es lo que importa en la industria del cine y fue la clave para que Tim Burton prosperara de cara a futuras producciones). No obstante, no se puede decir lo mismo de las críticas, las cuales resultaron bastante duras con el largometraje. He de decir que en eso estoy de acuerdo, pues a pesar de estar hablando de una "opera prima" (que obviamente tendrá fallos porque las primeras veces es normal cometer errores debido a la falta de experiencia), sigue siendo una película como cualquier otra, y es necesario comentar tanto sus "pros" como sus "contras".
Admito que, al inicio del film, se logra proporcionar al espectador una correcta y acertada presentación de la personalidad del protagonista (Pee-Wee, el encargado de guiarnos en todo momento a través de sus estrambóticas peripecias) por medio de apenas palabras y elementos con una gran carga visual. Esto no significa, sin embargo, que él con su estilo de vida quiera caer bien a todo el mundo. Al contrario; aquí reside, de hecho, el primer fallo del largometraje: al propio protagonista le da igual todo lo que le rodea y se vuelve tan infantil, ridículo y pesado que a los cinco minutos de visionado, al espectador medio se le viene a la cabeza la pregunta de "¿Por qué estoy viendo esto?", y puede que incluso le entren ganas de darle un puñetazo en la cara al individuo para que se calle de una vez.
Porque estos son los tres adjetivos que mejor definen a Pee-Wee Herman: estrafalario, disparatado y extremadamente irritante. Ah, y por Dios, ¡que alguien detenga esa risilla suya infernal! Hacía tiempo que algo tan inofensivo no me crispaba tanto los nervios. Quizás es que su humor absurdo, surrealista e ingenuo ha pasado de moda y en la actualidad no se llega a comprender de la manera en que lo hacía en los años 80. Sea como sea, debido a este hecho, algunos no han sido capaces de continuar con la película, y es una pena porque a medida que avanza, va mejorando (aunque no demasiado; tampoco nos pasemos).
Pero ojo: esto no significa que la película no tenga momentos memorables. Hay algunas situaciones y "gags" que resultan graciosos o, cuando menos, curiosos, y el recorrido final que hace Pee-Wee montado en su querida bicicleta es, sin dudas, lo más logrado de la cinta. En general, hay planos bastante detallados y la fotografía está bien trabajada.
También cabe destacar los momentos donde Tim Burton aprovechó para incluir su mano más artística, haciendo uso de su característica técnica del "stop-motion" en dos ocasiones bastante singulares. Asimismo, la película sirvió para asentar las bases de lo que terminaría siendo la esencia de hacer cine de este director, ya que se pueden visualizar (de manera incipiente, eso sí) rasgos frecuentes en su filmografía como la Navidad, las espirales, el empleo de colores vivos en mundos alocados, la aparición del perro como mascota del protagonista y su sentido del humor con un punto irónico. Es más, Burton aceptó formar parte del proyecto, de hecho, porque el protagonista de la historia es un ser inadaptado, marginado, visto con ojos raros por la sociedad, al igual que tantos otros de su misma creación.
Desgraciadamente, a parte de estos puntos mencionados, no le puedo poner más de un 3 como nota final porque el argumento me parece de lo más irrelevante. Quiero decir, que el elemento desencadenante del conflicto sea la apreciada bicicleta blanca y roja de Pee-Wee es pobre de por sí, aunque se puede llegar a entender si se empatiza mínimamente con el protagonista. Ahora bien, la cantidad de situaciones ilógicas que se derivan a partir de ahí y la manera cómo el personaje se las arregla para salir de todas ellas se hacen irrisorias e inverosímiles para cualquier espectador que tenga un mínimo de coherencia (por favor... ¡que se intentan colocar como tres o cuatro romances con Pee-Wee a lo largo del film y esto no es nada creíble, pues nadie en su sano juicio querría tener nada amoroso con este tipo! Forzado no, lo siguiente).
En resumen, siempre es bueno analizar las primeras obras de directores que ahora son de renombre y, en este caso, Tim Burton no tiene la culpa de que el protagonista de su película sea una de las causas principales de la mala puntuación recibida para su primer largometraje como director. No obstante, sí que es verdad que de 1985 en adelante logró corregir errores y mejorar respecto a sus siguientes películas. Así pues, sí, "La gran aventura de Pee-Wee" en su conjunto es una película mala, pero su existencia es necesario porque fue la que dio paso al inicio de la carrera de uno de los mejores directores del cine contemporáneo.
Admito que, al inicio del film, se logra proporcionar al espectador una correcta y acertada presentación de la personalidad del protagonista (Pee-Wee, el encargado de guiarnos en todo momento a través de sus estrambóticas peripecias) por medio de apenas palabras y elementos con una gran carga visual. Esto no significa, sin embargo, que él con su estilo de vida quiera caer bien a todo el mundo. Al contrario; aquí reside, de hecho, el primer fallo del largometraje: al propio protagonista le da igual todo lo que le rodea y se vuelve tan infantil, ridículo y pesado que a los cinco minutos de visionado, al espectador medio se le viene a la cabeza la pregunta de "¿Por qué estoy viendo esto?", y puede que incluso le entren ganas de darle un puñetazo en la cara al individuo para que se calle de una vez.
Porque estos son los tres adjetivos que mejor definen a Pee-Wee Herman: estrafalario, disparatado y extremadamente irritante. Ah, y por Dios, ¡que alguien detenga esa risilla suya infernal! Hacía tiempo que algo tan inofensivo no me crispaba tanto los nervios. Quizás es que su humor absurdo, surrealista e ingenuo ha pasado de moda y en la actualidad no se llega a comprender de la manera en que lo hacía en los años 80. Sea como sea, debido a este hecho, algunos no han sido capaces de continuar con la película, y es una pena porque a medida que avanza, va mejorando (aunque no demasiado; tampoco nos pasemos).
Pero ojo: esto no significa que la película no tenga momentos memorables. Hay algunas situaciones y "gags" que resultan graciosos o, cuando menos, curiosos, y el recorrido final que hace Pee-Wee montado en su querida bicicleta es, sin dudas, lo más logrado de la cinta. En general, hay planos bastante detallados y la fotografía está bien trabajada.
También cabe destacar los momentos donde Tim Burton aprovechó para incluir su mano más artística, haciendo uso de su característica técnica del "stop-motion" en dos ocasiones bastante singulares. Asimismo, la película sirvió para asentar las bases de lo que terminaría siendo la esencia de hacer cine de este director, ya que se pueden visualizar (de manera incipiente, eso sí) rasgos frecuentes en su filmografía como la Navidad, las espirales, el empleo de colores vivos en mundos alocados, la aparición del perro como mascota del protagonista y su sentido del humor con un punto irónico. Es más, Burton aceptó formar parte del proyecto, de hecho, porque el protagonista de la historia es un ser inadaptado, marginado, visto con ojos raros por la sociedad, al igual que tantos otros de su misma creación.
Desgraciadamente, a parte de estos puntos mencionados, no le puedo poner más de un 3 como nota final porque el argumento me parece de lo más irrelevante. Quiero decir, que el elemento desencadenante del conflicto sea la apreciada bicicleta blanca y roja de Pee-Wee es pobre de por sí, aunque se puede llegar a entender si se empatiza mínimamente con el protagonista. Ahora bien, la cantidad de situaciones ilógicas que se derivan a partir de ahí y la manera cómo el personaje se las arregla para salir de todas ellas se hacen irrisorias e inverosímiles para cualquier espectador que tenga un mínimo de coherencia (por favor... ¡que se intentan colocar como tres o cuatro romances con Pee-Wee a lo largo del film y esto no es nada creíble, pues nadie en su sano juicio querría tener nada amoroso con este tipo! Forzado no, lo siguiente).
En resumen, siempre es bueno analizar las primeras obras de directores que ahora son de renombre y, en este caso, Tim Burton no tiene la culpa de que el protagonista de su película sea una de las causas principales de la mala puntuación recibida para su primer largometraje como director. No obstante, sí que es verdad que de 1985 en adelante logró corregir errores y mejorar respecto a sus siguientes películas. Así pues, sí, "La gran aventura de Pee-Wee" en su conjunto es una película mala, pero su existencia es necesario porque fue la que dio paso al inicio de la carrera de uno de los mejores directores del cine contemporáneo.

6,4
41.816
9
29 de agosto de 2020
29 de agosto de 2020
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ópera prima del director vasco Galder Gaztelu-Urrutia, "El Hoyo" es un largometraje distópico de thriller y ciencia-ficción con Ivan Massagué y Zorion Eguileor en el reparto principal, junto a otros actores y actrices. Fue estrenado el 9 de noviembre del 2019 en cines, habiendo pasado un mes antes por el Festival de Sitges, ganando, en la edición de ese año, el premio del público y los de "Mejores Efectos Especiales", "Director Novel" y "Mejor Película".
Desde el primer minuto, la cinta se encarga de meter en situación al espectador con la intención de poder tratar, cuanto más pronto mejor, las temáticas que surgirán a lo largo del desarrollo de la trama. Toda la acción transcurre en un solo espacio, en este caso en una prisión vertical dividida en niveles, con dos presos en cada uno y un hoyo en medio (de ahí el título), a través del cual una plataforma llena de previsiones baja cada día: un banquete exquisito que va escaseando a medida que se adentra en las profundidades. El resto de normas no tardan en ser reveladas. Una vez expuesto el planteamiento, la premisa es simple: sobrevivir. El "cómo", no lo será tanto. Y este "cómo", en múltiples ocasiones, estará lleno de brutalidad y falto de escrúpulos.
Es necesario apreciar el apartado visual y lumínico: fijando bien la vista, varía sutilmente dependiendo del nivel donde se halle el protagonista. El empleo de los efectos especiales, por su parte y pese a ser utilizados de manera minimalista, resultan efectivos en su empresa de generar un ambiente frío e impersonal, como si la importancia de los personajes recayera en el papel que representan y no tanto por lo que son en sí mismos. Como si fueran títeres. De igual forma que pasa con los pisos, exentos de decoración, la cinta demuestra que no se requiere de ingredientes grandilocuentes para hacer llegar su mensaje.
En contraste, los toques de música grotesca y disonante, junto con el montaje, son ideales para entender los estados de ánimo de los personajes de una forma tan vivaz que, incluso a veces, trasladan al espectador dentro de las varias situaciones que viven. Tanto es así, que es posible que más de uno tenga que apartar la mirada en alguna escena concreta, imaginándose cómo sería experimentarla en primera persona. No solo por la sangre y el "gore", sino por el componente de reflexión implícito. Y provocar esta reacción tiene mérito.
Por último, el punto más importante: más allá de la evidente intencionalidad superficial de pretender simbolizar la división de clases de la sociedad actual, este se encuentra en el final y sus posibles interpretaciones. El largometraje funciona como una metáfora en su conjunto, como ya ha quedado comprobado con los personajes y el argumento. Por lo tanto, todos los elementos que lo conforman se han de entender como tal. Es probable terminar el primer visionado con la sensación de haber encontrado agujeros de guion, pero dándole una segunda oportunidad más analítica, la película lanza pistas, detalles e ideas solamente apreciables para aquellos que sepan encontrarlas.
En resumen, "El Hoyo" es una pieza que consigue, a través de recursos limitados, no dejar indiferente al público y, por si eso no fuera suficiente, que le dé vueltas a la cabeza con tal de terminar de ligar todo su entramado. Más que nada, para que todo termine pareciendo de lo más "obvio".
Desde el primer minuto, la cinta se encarga de meter en situación al espectador con la intención de poder tratar, cuanto más pronto mejor, las temáticas que surgirán a lo largo del desarrollo de la trama. Toda la acción transcurre en un solo espacio, en este caso en una prisión vertical dividida en niveles, con dos presos en cada uno y un hoyo en medio (de ahí el título), a través del cual una plataforma llena de previsiones baja cada día: un banquete exquisito que va escaseando a medida que se adentra en las profundidades. El resto de normas no tardan en ser reveladas. Una vez expuesto el planteamiento, la premisa es simple: sobrevivir. El "cómo", no lo será tanto. Y este "cómo", en múltiples ocasiones, estará lleno de brutalidad y falto de escrúpulos.
Es necesario apreciar el apartado visual y lumínico: fijando bien la vista, varía sutilmente dependiendo del nivel donde se halle el protagonista. El empleo de los efectos especiales, por su parte y pese a ser utilizados de manera minimalista, resultan efectivos en su empresa de generar un ambiente frío e impersonal, como si la importancia de los personajes recayera en el papel que representan y no tanto por lo que son en sí mismos. Como si fueran títeres. De igual forma que pasa con los pisos, exentos de decoración, la cinta demuestra que no se requiere de ingredientes grandilocuentes para hacer llegar su mensaje.
En contraste, los toques de música grotesca y disonante, junto con el montaje, son ideales para entender los estados de ánimo de los personajes de una forma tan vivaz que, incluso a veces, trasladan al espectador dentro de las varias situaciones que viven. Tanto es así, que es posible que más de uno tenga que apartar la mirada en alguna escena concreta, imaginándose cómo sería experimentarla en primera persona. No solo por la sangre y el "gore", sino por el componente de reflexión implícito. Y provocar esta reacción tiene mérito.
Por último, el punto más importante: más allá de la evidente intencionalidad superficial de pretender simbolizar la división de clases de la sociedad actual, este se encuentra en el final y sus posibles interpretaciones. El largometraje funciona como una metáfora en su conjunto, como ya ha quedado comprobado con los personajes y el argumento. Por lo tanto, todos los elementos que lo conforman se han de entender como tal. Es probable terminar el primer visionado con la sensación de haber encontrado agujeros de guion, pero dándole una segunda oportunidad más analítica, la película lanza pistas, detalles e ideas solamente apreciables para aquellos que sepan encontrarlas.
En resumen, "El Hoyo" es una pieza que consigue, a través de recursos limitados, no dejar indiferente al público y, por si eso no fuera suficiente, que le dé vueltas a la cabeza con tal de terminar de ligar todo su entramado. Más que nada, para que todo termine pareciendo de lo más "obvio".
9
29 de marzo de 2017
29 de marzo de 2017
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Admito que existen documentales MUY interesantes, y "Life Animated" es uno de ellos. Aunque no seas un/a gran consumidor/a de documentales (como es mi caso) ni/o no te guste excesivamente el mundo de la animación, nunca está de más conocer historias emotivas con las que te puedes percatar de que cada uno/a ve el mundo con sus propios ojos y a su propia manera, y cada una de estas perspectivas tiene el mismo valor.
Está claro que "Life Animated" está hecho para emocionar, para sacar la lagrimilla del/a espectador/a. Conmigo ocurrió, pero no de manera injustificada, pues constantemente te enseña el proceso de crecimiento y a la vez de superación que experimenta el protagonista a medida que transcurre el documental y, quieras o no, empatizas con él. Porque sí, puede que tenga autismo y tú no (o sí, quién sabe), pero las situaciones que trata son muy cotidianas y los valores transmitidos, muy fáciles de identificar; como en una película Disney. Sólo que este documental es un recopilatorio de lo mejor de todas ellas. Además, cada situación cotidiana está representada por una escena concreta de una película Disney, cosa que refuerza su significado y sirve para comprender mejor lo que está ocurriendo en la vida de Owen en ese momento.
En resumen, disfruté mucho viendo "Life Animated"; se nota mucho el trabajo que hay detrás porque está muy bien montado y estructurado y lo recomiendo para todas aquellas personas que siguen conservando el/la niño/a que llevan dentro (y a quienes no les importe sentir cierta nostalgia al contemplar ciertas escenas, claro :P).
Está claro que "Life Animated" está hecho para emocionar, para sacar la lagrimilla del/a espectador/a. Conmigo ocurrió, pero no de manera injustificada, pues constantemente te enseña el proceso de crecimiento y a la vez de superación que experimenta el protagonista a medida que transcurre el documental y, quieras o no, empatizas con él. Porque sí, puede que tenga autismo y tú no (o sí, quién sabe), pero las situaciones que trata son muy cotidianas y los valores transmitidos, muy fáciles de identificar; como en una película Disney. Sólo que este documental es un recopilatorio de lo mejor de todas ellas. Además, cada situación cotidiana está representada por una escena concreta de una película Disney, cosa que refuerza su significado y sirve para comprender mejor lo que está ocurriendo en la vida de Owen en ese momento.
En resumen, disfruté mucho viendo "Life Animated"; se nota mucho el trabajo que hay detrás porque está muy bien montado y estructurado y lo recomiendo para todas aquellas personas que siguen conservando el/la niño/a que llevan dentro (y a quienes no les importe sentir cierta nostalgia al contemplar ciertas escenas, claro :P).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Me gustó mucho que hubiera ciertas partes de la vida y del mundo imaginado de Owen dibujadas; sentí como que los/as realizadores/as del documental habían captado perfectamente su esencia y la habían retratado a través de estas escenas animadas.
A parte, el "grito" que se hace a la importancia de los "sidekicks" (personajes amigos) de las películas Disney fue un detalle que me encantó, ya que muchas veces son infravalorados por el público, que se centra sólo en el héroe o en la heroína. Considero que estos personajes amigos podrían ayudar a muchos/as niños/as si éstos se pararan a prestarles un poquito más de atención, tal y como hizo Owen.
La única parte que me supo mal (no por culpa del documental en sí, sino por las circunstancias de la vida) fue la separación de Owen y Emily. Quiero decir, derrochaban ternura con sólo ver su relación. No comprendí el abandono por parte de ella, y más cuando tan sólo acababan de empezar sus planes de convivencia juntos. Ella era la pareja perfecta para él y él para ella. Pero en fin, tal y como dice la madre de Owen: "La vida tiene sus momentos alegres y tranquilos, pero también los tiene tristes y dolorosos".
Eso sí, soy muy fan del momento cierre del documental: la escena de "El Rey León" en la que Simba, después de la batalla final, sube por la Roca del Rey ante la mirada expectante de todos/as y ruge para aclamar su trono... simplemente abrumador y una forma brutal de terminar.
A parte, el "grito" que se hace a la importancia de los "sidekicks" (personajes amigos) de las películas Disney fue un detalle que me encantó, ya que muchas veces son infravalorados por el público, que se centra sólo en el héroe o en la heroína. Considero que estos personajes amigos podrían ayudar a muchos/as niños/as si éstos se pararan a prestarles un poquito más de atención, tal y como hizo Owen.
La única parte que me supo mal (no por culpa del documental en sí, sino por las circunstancias de la vida) fue la separación de Owen y Emily. Quiero decir, derrochaban ternura con sólo ver su relación. No comprendí el abandono por parte de ella, y más cuando tan sólo acababan de empezar sus planes de convivencia juntos. Ella era la pareja perfecta para él y él para ella. Pero en fin, tal y como dice la madre de Owen: "La vida tiene sus momentos alegres y tranquilos, pero también los tiene tristes y dolorosos".
Eso sí, soy muy fan del momento cierre del documental: la escena de "El Rey León" en la que Simba, después de la batalla final, sube por la Roca del Rey ante la mirada expectante de todos/as y ruge para aclamar su trono... simplemente abrumador y una forma brutal de terminar.
Más sobre Laia Vita
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here