You must be a loged user to know your affinity with MrRipley
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred
7
7 de enero de 2012
7 de enero de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siguiendo el esquema de historia de "pérdida de la inocencia" (sea lo que sea lo que se suponga que signifique "inocencia", es un modelo bastante típico de construir historias), la del descubrimiento por parte de un joven del verdadero carácter de su idolatrado hermano mayor, "Su propio infierno" va un punto más allá en desencanto al retratar en toda su sordidez el interior de una familia llena de miserias y odios larvados. "All fall down", dice el título original de esta adaptación de una obra de James Leo Herlihy (igual de explícito, pero menos explicativo y moralista que el "Su propio infierno" con que se tradujo aquí), escritor (y también actor) de homosexualidad declarada, cuya obra más conocida es sin duda Cowboy de medianoche.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo sorprendente y arriesgado de la propuesta es el retrato del hermano mayor de la familia, verdadero centro de las intenciones del autor. Bajo la fachada de joven galán y conquistador, un poco de vuelta de todo, se esconde un ser destructivo que a duras penas consigue dominar su agresividad. "Es de verdad un rinoceronte, un verdadero asesino", llega a decir de él su padre hacia el final de la historia. Y esta deja claro que es exactamente así, que es un verdadero asesino.
Al principio del relato, su hermano, que lo idolatra, ya lo encuentra en la cárcel, cuando huye de casa buscándolo, ahogado también por el ambiente hipócrita y bastante decadente de su propio hogar (donde, significativamente, llama a su padre y a su madre por sus nombres de pila). El joven protagonista, curiosa (pero quizás malintencionadamente) interpretado, ya adolescente, por el actor infantil de la mítica Shane - Raíces profundas (otra historia de idolatría, pero mucho más limpia; allí la figura idolatrada era la de un verdadero héroe; aquí es todo lo contrario), descubre a ese hermano mayor, Berry-Berry (Warren Beatty), encarcelado por haber agredido a una prostituta; la historia repite el esquema de esa agresión y deja ver que lo que hace el protagonista es despreciar a las mujeres a las que ha conquistado (y las conquista con una facilidad casi exagerada; un punto que no cuenta a favor de la película). En este sentido sigue el esquema del Don Juan; pero Don Juan, aunque en el fondo despreciara a las mujeres, estaba enamorado de la seducción. Una vez seducida su conquista, esta perdía todo su valor, y pasaba a otro objeto, en una rueda sin fin donde el único objetivo real era la sumisión, a modo de derrota, de sus objetos amorosos. En parte ese es el "propio infierno" del protagonista al que apunta el título español de la película al que antes me refería. El Berry-Berry de esta película tiene ese cariz de Don Juan, pero con matices mucho más agresivos y destructores.
Frankenheimer fue un director con cualidades importantes, sobre todo en la dirección de actores. Aquí cuenta con un reparto importante y una historia con muchas posibilidades, y sabe estar a la altura, aunque la puesta en escena no sea lo más elegante de la propuesta.
A nivel argumental, las sugerencias y los puntos de interés son muchos. Señalo por ejemplo el envenenado detalle de las manzanas que crecen en la destartalada casa de campo, en que se refugia el protagonista con sus desastrosos compañeros de vivencias, sean "dulces pero llenas de gusanos", como advierte a su hermano al ofrecerle una. Es una metáfora bastante explícita del propio carácter del personaje. Porque el Warren Beatty de esta historia es alguien absolutamente podrido por dentro...
Al principio del relato, su hermano, que lo idolatra, ya lo encuentra en la cárcel, cuando huye de casa buscándolo, ahogado también por el ambiente hipócrita y bastante decadente de su propio hogar (donde, significativamente, llama a su padre y a su madre por sus nombres de pila). El joven protagonista, curiosa (pero quizás malintencionadamente) interpretado, ya adolescente, por el actor infantil de la mítica Shane - Raíces profundas (otra historia de idolatría, pero mucho más limpia; allí la figura idolatrada era la de un verdadero héroe; aquí es todo lo contrario), descubre a ese hermano mayor, Berry-Berry (Warren Beatty), encarcelado por haber agredido a una prostituta; la historia repite el esquema de esa agresión y deja ver que lo que hace el protagonista es despreciar a las mujeres a las que ha conquistado (y las conquista con una facilidad casi exagerada; un punto que no cuenta a favor de la película). En este sentido sigue el esquema del Don Juan; pero Don Juan, aunque en el fondo despreciara a las mujeres, estaba enamorado de la seducción. Una vez seducida su conquista, esta perdía todo su valor, y pasaba a otro objeto, en una rueda sin fin donde el único objetivo real era la sumisión, a modo de derrota, de sus objetos amorosos. En parte ese es el "propio infierno" del protagonista al que apunta el título español de la película al que antes me refería. El Berry-Berry de esta película tiene ese cariz de Don Juan, pero con matices mucho más agresivos y destructores.
Frankenheimer fue un director con cualidades importantes, sobre todo en la dirección de actores. Aquí cuenta con un reparto importante y una historia con muchas posibilidades, y sabe estar a la altura, aunque la puesta en escena no sea lo más elegante de la propuesta.
A nivel argumental, las sugerencias y los puntos de interés son muchos. Señalo por ejemplo el envenenado detalle de las manzanas que crecen en la destartalada casa de campo, en que se refugia el protagonista con sus desastrosos compañeros de vivencias, sean "dulces pero llenas de gusanos", como advierte a su hermano al ofrecerle una. Es una metáfora bastante explícita del propio carácter del personaje. Porque el Warren Beatty de esta historia es alguien absolutamente podrido por dentro...

6,4
21.097
4
1 de diciembre de 2010
1 de diciembre de 2010
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un hombre asesina a su mujer, con total premeditación y sangre fría, después de descubrir que le ha sido infiel con un policía. Lo más perverso y original de este thriller es provocar la identificación del espectador con ese asesino aficionado a los juegos de lógica y aparatos de precisión, interpretado por un Anthony Hopkins haciendo de primo lejano de Hannibal Lecter.
Fracture describe el enfrentamiento, el duelo legal, mental y personal, entre el asesino y un fiscal. Otro de los elementos atractivos es la presentación del fiscal, el supuesto héroe, como un trepa oportunista y arrogante. En el enfrentamiento entre un fiscal y un asesino que ha matado a su mujer con total crueldad, se nos obliga a ponernos del lado del asesino y asistir entre la repulsión y la admiración a la astuta victoria legal de alguien cuya culpabilidad la película no puede haber dejado más clara. Y en esa posición incómoda y amoral, avanza la primera mitad de la película, con tópicos inevitables (la relación entre la esposa y el amante, interpretado este por un actor mediocre), pero tensión argumental y ambigüedad moral.
Sin embargo, llega un punto en que todo lo bueno de Fracture se acaba.
Fracture describe el enfrentamiento, el duelo legal, mental y personal, entre el asesino y un fiscal. Otro de los elementos atractivos es la presentación del fiscal, el supuesto héroe, como un trepa oportunista y arrogante. En el enfrentamiento entre un fiscal y un asesino que ha matado a su mujer con total crueldad, se nos obliga a ponernos del lado del asesino y asistir entre la repulsión y la admiración a la astuta victoria legal de alguien cuya culpabilidad la película no puede haber dejado más clara. Y en esa posición incómoda y amoral, avanza la primera mitad de la película, con tópicos inevitables (la relación entre la esposa y el amante, interpretado este por un actor mediocre), pero tensión argumental y ambigüedad moral.
Sin embargo, llega un punto en que todo lo bueno de Fracture se acaba.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En primer lugar, esta es otra de esas molestísimas pelis en que el malo super-listo pierde lo de súper y hasta lo de listo cuando el guionista lo necesita, pero al menos aquí sólo pasa muy al final y se podría perdonal.
Pero el principal problema es que, según avanza la trama, se hace cada vez más evidente que lo único que importa es el artificio, liar y desliar la trama, muy por encima de los personajes. En primer lugar, el intento de ir humanizando al fiscal a medida que va recibiendo lecciones, no puede estar menos conseguido. La forzada compasión que demuestra por la esposa en coma es de lo más molesto y tramposo de la historia, más que un intento patético de "humanizarlo" parece una excusa para que esté en el hospital cuando el perverso marido dé la orden de desconectarla (una mala idea que sólo subraya lo evidente, que el personaje de A. Hopkins es un cabronazo que se regodea en su propia depravación).
El desenlace es, en este sentido, lo más pobre y decepcionante. Desde mi punto de vista, una vez que el criminal se ha salido supuestamente con la suya, el único final coherente y argumentalmente digno sería destacar el carácter absurdo y demencial de una vistoria pírrica que deja sus manos manchadas de sangre, pero aquí "la sorpresa" (esperadísima) es lo prioritario, y dar un giro final y hacer que el vapuleado fiscal se redima y gane a los puntos al malo, que le dé una lección final, siendo más humano pero, sobre todo "más listo que él", por una pero definitiva ocasión, no sólo es incoherente con el planteamiento de la historia, sino además cabreante. Esa resolución puede ser imposición comercial; en Hollywood otra solución igual se hubiera pagado cara... al precio de no hacer la película... pero cambia la perspectiva sobre los personajes de tal manera que uno no puede dejar de pensar que le han tomado el pelo.
Pero el principal problema es que, según avanza la trama, se hace cada vez más evidente que lo único que importa es el artificio, liar y desliar la trama, muy por encima de los personajes. En primer lugar, el intento de ir humanizando al fiscal a medida que va recibiendo lecciones, no puede estar menos conseguido. La forzada compasión que demuestra por la esposa en coma es de lo más molesto y tramposo de la historia, más que un intento patético de "humanizarlo" parece una excusa para que esté en el hospital cuando el perverso marido dé la orden de desconectarla (una mala idea que sólo subraya lo evidente, que el personaje de A. Hopkins es un cabronazo que se regodea en su propia depravación).
El desenlace es, en este sentido, lo más pobre y decepcionante. Desde mi punto de vista, una vez que el criminal se ha salido supuestamente con la suya, el único final coherente y argumentalmente digno sería destacar el carácter absurdo y demencial de una vistoria pírrica que deja sus manos manchadas de sangre, pero aquí "la sorpresa" (esperadísima) es lo prioritario, y dar un giro final y hacer que el vapuleado fiscal se redima y gane a los puntos al malo, que le dé una lección final, siendo más humano pero, sobre todo "más listo que él", por una pero definitiva ocasión, no sólo es incoherente con el planteamiento de la historia, sino además cabreante. Esa resolución puede ser imposición comercial; en Hollywood otra solución igual se hubiera pagado cara... al precio de no hacer la película... pero cambia la perspectiva sobre los personajes de tal manera que uno no puede dejar de pensar que le han tomado el pelo.

7,8
6.642
9
10 de mayo de 2011
10 de mayo de 2011
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La amores "fou", los arrebatos amorosos, son un tema muy peligroso para el cine; es fácil caer en el ridículo. Sólo recuerdo una película donde la transformación que el amor opera en el carácter de un personaje, de una mujer, esté tan bien retratada como aquí; es Madame de..., de Max Ophüls (ahora recuerdo otra -y seguro que hay más-, no muy bien considerada pero que yo también aprecio: El diario íntimo de Adele H., de Truffaut, aunque ahí no hay transformación, sino una entrega incondicional, ajena a cualquier razonamiento, desde el primer momento). El tema surrealista por excelencia, el arrebato amoroso que lleva al sujeto a entregarse por encima de las consideraciones sociales, a no ser dueño de si mismo (la entrega de Sarah Miles al mayor inglés me recordaba a las películas de vampiros, a las pasiones enfermizas de las jóvenes vampirizadas por Drácula), a interpretar el universo en la única
medida del ser amado, en manos de Lean resulta cualquier cosa menos delirante, enfermizo... Nada surrealista. Sería injusto decir que es frialdad "inglesa", porque La hija de Ryan no es una película fría, pero sí hay una huida de los excesos y una especie de dejar que las cosas vayan ocurriendo solas, sin énfasis, que es muy propia del director.
En Madame D. la protagonista pasaba de la frivolidad a una dolorosa madurez; aquí la mirada es igual de respetuosa, pero el proceso distinto, o más bien no hay proceso, sólo decepción; Sara Miles anhela entregarse y busca en su mundo objetos a la altura de su amor, pero la realidad siempre acabará decepcionándola porque sus idealizaciones nunca dejarán de ser una ficción, son en realidad imposibles (Adele H. era distinta; era una cabezota perfecta, lo único que contaba era su ideal de amor, la realidad era algo totalmente indiferente).
Con La hija de Ryan, David Lean estaba en el punto álgido de su carrera. En cierta medida, es la película de alguien con autoridad para permitirse cualquier cosa, como 176 minutos para contar una historia intimista. Y la gran virtud de La hija de Ryan es la sensación de que esa duración es necesaria, no sólo de que nada sobra, sino que esa manera de contar es la que da carácter a la obra. Como siempre, nada en la historia es nuevo, pero lo parece cuando está dicho con la convicción con que aquí habla David Lean. En otras circunstancias, años atrás, el director se hubiera visto obligado a sintetizar, a recortar escenas, a hacerla más accesible al público (en cuanto a duración). Esa libertad la pagó cara: el fracaso en taquilla casi acaba con su carrera (sólo rodaría una película más, y la friolera de 14 años después). El último proyecto, Nostromo, fue un querer y no poder durante años (ójala se publicara alguna vez el guión por el que tanto luchó el director durante los últimos años de su vida). Con una mayor capacidad de síntesis, la película no sería la misma. A cambio de sacrificar la comercialidad, se consigue una película extrañamente sincera.
medida del ser amado, en manos de Lean resulta cualquier cosa menos delirante, enfermizo... Nada surrealista. Sería injusto decir que es frialdad "inglesa", porque La hija de Ryan no es una película fría, pero sí hay una huida de los excesos y una especie de dejar que las cosas vayan ocurriendo solas, sin énfasis, que es muy propia del director.
En Madame D. la protagonista pasaba de la frivolidad a una dolorosa madurez; aquí la mirada es igual de respetuosa, pero el proceso distinto, o más bien no hay proceso, sólo decepción; Sara Miles anhela entregarse y busca en su mundo objetos a la altura de su amor, pero la realidad siempre acabará decepcionándola porque sus idealizaciones nunca dejarán de ser una ficción, son en realidad imposibles (Adele H. era distinta; era una cabezota perfecta, lo único que contaba era su ideal de amor, la realidad era algo totalmente indiferente).
Con La hija de Ryan, David Lean estaba en el punto álgido de su carrera. En cierta medida, es la película de alguien con autoridad para permitirse cualquier cosa, como 176 minutos para contar una historia intimista. Y la gran virtud de La hija de Ryan es la sensación de que esa duración es necesaria, no sólo de que nada sobra, sino que esa manera de contar es la que da carácter a la obra. Como siempre, nada en la historia es nuevo, pero lo parece cuando está dicho con la convicción con que aquí habla David Lean. En otras circunstancias, años atrás, el director se hubiera visto obligado a sintetizar, a recortar escenas, a hacerla más accesible al público (en cuanto a duración). Esa libertad la pagó cara: el fracaso en taquilla casi acaba con su carrera (sólo rodaría una película más, y la friolera de 14 años después). El último proyecto, Nostromo, fue un querer y no poder durante años (ójala se publicara alguna vez el guión por el que tanto luchó el director durante los últimos años de su vida). Con una mayor capacidad de síntesis, la película no sería la misma. A cambio de sacrificar la comercialidad, se consigue una película extrañamente sincera.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El lado político de la historia también está retratado con inteligencia. No hay toma de partido, porque no es una película política; es un melodrama, y lo que interesa Lean y a Bolt (ambos ingleses, por cierto), es la forma en que las tensiones sociales llevan los problemas personales a una deriva dramática. Las circunstancias se escapan de las manos de todos. Pero no hay bien y mal, sólo mucha insatisfacción por todos sitios, por todos los bandos, por todas las personas.
Lean era un gran director de actores, aunque la elección de los mismos pareciera muchas veces discutible. Yo hubiera preferido a otra actriz en lugar de Sarah Miles, pero la entrega de la actriz es total y me parecería injusto criticar su labor. Muchas virtudes de su película son mérito suyo. Sobre Robert Mitchum, esta fue una de las primeras películas suyas que vi, hace ya muchos años, y me pareció un actor admirable. A veces, en las valoraciones (en la mías) de un actor, influye más, inconscientemente, el personaje que la actuación. Vuelta a ver muchas años más tarde, después de haber sido espectador de muchas más películas de Mitchum, mi opinión sobre él no se ha movido ni un milímetro.
Lean era un gran director de actores, aunque la elección de los mismos pareciera muchas veces discutible. Yo hubiera preferido a otra actriz en lugar de Sarah Miles, pero la entrega de la actriz es total y me parecería injusto criticar su labor. Muchas virtudes de su película son mérito suyo. Sobre Robert Mitchum, esta fue una de las primeras películas suyas que vi, hace ya muchos años, y me pareció un actor admirable. A veces, en las valoraciones (en la mías) de un actor, influye más, inconscientemente, el personaje que la actuación. Vuelta a ver muchas años más tarde, después de haber sido espectador de muchas más películas de Mitchum, mi opinión sobre él no se ha movido ni un milímetro.
10 de diciembre de 2006
10 de diciembre de 2006
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que en los años cincuenta hubo un intento de experimentar con un cine "olfativo", progagando esencias por la sala si los actores corrían por una florida y primaveral pradera (no estoy tan seguro de si se hacía lo mismo si huían por una alcantarilla). En el Parque de Atracciones de Madrid hay una atracción holográfica en que te mojas cuando se te acerca un pez amenazador. La idea de experiencia total siempre ha sido afín al cine, y no sólo al cine...
Sin embargo creo que sería un error mirar a El perfume película (incluso El perfume novela) como un frustrado intento provocar experiencias olfativas mediante la imagen; en este sentido, creo que no fracasa en el intento mucho más que el libro. Ni novela ni libro son experiencias "sinestésicas", sino más bien relatos criminales. Contra lo que he oído, la novela no te hacía "oler"; tampoco estoy de acuerdo con que las descripciones verbales sean más evocadoras de sensaciones olfativas que los planos de pescado de la primera visita del protagonista de El perfume al mercado del muy hediondo París. Eso me suena al tópico de que "el libro es siempre mejor que la película".
Sin embargo creo que sería un error mirar a El perfume película (incluso El perfume novela) como un frustrado intento provocar experiencias olfativas mediante la imagen; en este sentido, creo que no fracasa en el intento mucho más que el libro. Ni novela ni libro son experiencias "sinestésicas", sino más bien relatos criminales. Contra lo que he oído, la novela no te hacía "oler"; tampoco estoy de acuerdo con que las descripciones verbales sean más evocadoras de sensaciones olfativas que los planos de pescado de la primera visita del protagonista de El perfume al mercado del muy hediondo París. Eso me suena al tópico de que "el libro es siempre mejor que la película".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Me pregunto si el hecho de que esta película estuviera en la cartera de Stanley Kubrick no se debía en gran parte, antes que a la idea de "experimentar" con la forma de transpasar a la imagen "experiencias olfativas", a un afán poco velado de filmar una orgía. Contra lo que he leído, no creo que la orgía final de El perfume sea especialmente ridícula. Es más, admirando a Kubrick, creo que la orgía de Eyes Wide Shut era bastante más cantosa y hasta un poco más burda, con aquellos juegos de disfraces a lo "carnaval italiano" que recordaban al "gallio" y no precisamente para bien... Creo que Tykwer intenta centrarse lo más posible en el rostro victorioso de Jean-Baptiste Grenouille que en la ensalada de cuerpos retorciéndose... y es de agradecer.
Creo que todo lo que se pueda reprochar a El perfume película también se puede reprochar a El perfume libro, sobre todo cierto aire "new age" y cierta gratuidad al situar la historia en la Francia prerrevolucionaria. La novela de Süskind no es para nada alta literatura. Al respecto, tengo la seguramente equivocada teoría de que dicha ambientación se debe sobre todo a que era necesario para la victoria del perfumista que su ejecución pública fuera en una plaza repleta de gente (y eso difícilmente era realizable ante una silla eléctrica o una inyección letal). De hecho, la idea más fuerte del film es esa burla final del protagonista, del gris perfumista que carece incluso de olor propio, sobre una sociedad tan gris como él, pero más fiera aún que el reprimido asesino de jóvenes vírgenes. Su evocación durante la orgía de su primer asesinato, su reconocimiento de su deseo ante la joven pelirroja, me parece más original que la mayoría de las ideas del libro, y es propia de los guionistas...
Puestos a quedarme con novela o película, me quedo con esta última, porque me gusta la ambientación, las interpretaciones, porque creo que el lado oscuro y siniestro de historia y protagonista está muy reforzado, y porque no intenta ir mucho más allá de la ilustración profesional y disciplinada. Creo que le sobra voz en off, sobre todo al principio, pero incluso eso puede ser una imposición (o autoimposición) comercial (las mismas imágenes, sin voz en off, hubieran sido suficientes para explicar lo necesario del planteamiento). Pero antes que una historia para un Kubrick o un Scorsese, me parece que se adapta mucho mejor al "más modesto" Tykwer, porque como obra literaria tampoco era ningún monumento.
Creo que todo lo que se pueda reprochar a El perfume película también se puede reprochar a El perfume libro, sobre todo cierto aire "new age" y cierta gratuidad al situar la historia en la Francia prerrevolucionaria. La novela de Süskind no es para nada alta literatura. Al respecto, tengo la seguramente equivocada teoría de que dicha ambientación se debe sobre todo a que era necesario para la victoria del perfumista que su ejecución pública fuera en una plaza repleta de gente (y eso difícilmente era realizable ante una silla eléctrica o una inyección letal). De hecho, la idea más fuerte del film es esa burla final del protagonista, del gris perfumista que carece incluso de olor propio, sobre una sociedad tan gris como él, pero más fiera aún que el reprimido asesino de jóvenes vírgenes. Su evocación durante la orgía de su primer asesinato, su reconocimiento de su deseo ante la joven pelirroja, me parece más original que la mayoría de las ideas del libro, y es propia de los guionistas...
Puestos a quedarme con novela o película, me quedo con esta última, porque me gusta la ambientación, las interpretaciones, porque creo que el lado oscuro y siniestro de historia y protagonista está muy reforzado, y porque no intenta ir mucho más allá de la ilustración profesional y disciplinada. Creo que le sobra voz en off, sobre todo al principio, pero incluso eso puede ser una imposición (o autoimposición) comercial (las mismas imágenes, sin voz en off, hubieran sido suficientes para explicar lo necesario del planteamiento). Pero antes que una historia para un Kubrick o un Scorsese, me parece que se adapta mucho mejor al "más modesto" Tykwer, porque como obra literaria tampoco era ningún monumento.

7,2
8.914
10
18 de junio de 2012
18 de junio de 2012
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
He leído en una de las críticas de filmaffinity a la película un reproche un poco extraño: al protagonista lo confunden con un delincuente al que no se le parece. Eso se indica como un error de casting, un fallo de producción, una mácula dramática del film de Hitchcock...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
...La imagen en que Henry Fonda avanza hacia la cámara y su rostro se superpone con el del verdadero ladrón antes de intentar un torpe robo en una tienda, sería fallida por esa falta de parecido. Pero ¿por qué es un error? ¿Sería descabellado mirarlo al revés, pensar que lo que Hitchcock intenta con ese fundido encadenado no es aclarar el origen del malentendido, sino apuntar a que realmente NO SE PARECEN DEMASIADO, aparte de la indumentaria, y que el equívoco de personalidades es un caso aún más flagrante? ¿A que los que los confundían se movían sólo por sus miedos y por sus deseos de castigar a un culpable "fuera como fuera"? ¿A que los hilos que mueven la justicia son mucho más quebradizos de lo que nos gustaría imaginar? ¿A que es mucho más fácil confundir lo que es, con lo que nos gustaría que fuera, de lo que estamos dispuestos a reconocer? No puedo asegurarlo pero tengo una convicción personal de que es así.
Mirado así, ¿no resulta mucho más rabiosamente injusta, por ejemplo, la escena del banco, la de las oficinistas, más indignadas que atemorizadas, iniciando por lo bajo la acusación al chelista que interpreta Henry Fonda?
En este sentido Falso culpable me recuerda a una película de los 70 con la que pocos puntos en común tiene más. Se trata de El estrangulador de Boston. En la película de Fleischer no sólo se hacía un retrato preciso de un asesino esquizofrénico, un asesino que no sabe que lo es (asesina una parte escindida de su propia personalidad), sino que la investigación hasta llegar a él dejaba al descubierto una sociedad tan enferma, al menos, como él.
El funcionamiento de la justicia en Falso culpable es despidadado, tan mecánico como implacable. Y la crítica a él apenas está subrayada; hay cosas que simplemente se explican solas. Estoy de acuerdo con otro comentarista en que el calvario inicial que sufre Christopher Emmanuel Balestrero tiene mucho que ver con Kafka. Más aún, los paseos ante las víctimas a que la policía obliga al protagonista, no sólo son una de las cosas más absurdas que he visto en mi vida (parecen estar invitándoles a la confusión; más que un "¿te suena este hombre?" es un "¿es este, verdad?"), sino que son unas escenas terribles por la humillación callada y velada que suponen.
Película rigurosa y precisa, Falso culpable es una de las puestas en escena más austeras de Hitchcock, más alejado que nunca de ninguna estilización de género, exenta de cualquier atisbo de parodia. El autor se ajusta de forma rigurosa a un planteamiento que lleva hasta el final con una libertad de la que pocas veces gozó (es digno de reseñar el hecho de que la rodara en blanco y negro; creo que es la última de Hitchcock en blanco y negro antes de Psicosis, y eso es cualquier cosa menos una decisión comercial). sin duda una de las obras mayores de su autor, con lo que supone eso cuando se habla del responsable de Psicosis o Los pájaros.
Mirado así, ¿no resulta mucho más rabiosamente injusta, por ejemplo, la escena del banco, la de las oficinistas, más indignadas que atemorizadas, iniciando por lo bajo la acusación al chelista que interpreta Henry Fonda?
En este sentido Falso culpable me recuerda a una película de los 70 con la que pocos puntos en común tiene más. Se trata de El estrangulador de Boston. En la película de Fleischer no sólo se hacía un retrato preciso de un asesino esquizofrénico, un asesino que no sabe que lo es (asesina una parte escindida de su propia personalidad), sino que la investigación hasta llegar a él dejaba al descubierto una sociedad tan enferma, al menos, como él.
El funcionamiento de la justicia en Falso culpable es despidadado, tan mecánico como implacable. Y la crítica a él apenas está subrayada; hay cosas que simplemente se explican solas. Estoy de acuerdo con otro comentarista en que el calvario inicial que sufre Christopher Emmanuel Balestrero tiene mucho que ver con Kafka. Más aún, los paseos ante las víctimas a que la policía obliga al protagonista, no sólo son una de las cosas más absurdas que he visto en mi vida (parecen estar invitándoles a la confusión; más que un "¿te suena este hombre?" es un "¿es este, verdad?"), sino que son unas escenas terribles por la humillación callada y velada que suponen.
Película rigurosa y precisa, Falso culpable es una de las puestas en escena más austeras de Hitchcock, más alejado que nunca de ninguna estilización de género, exenta de cualquier atisbo de parodia. El autor se ajusta de forma rigurosa a un planteamiento que lleva hasta el final con una libertad de la que pocas veces gozó (es digno de reseñar el hecho de que la rodara en blanco y negro; creo que es la última de Hitchcock en blanco y negro antes de Psicosis, y eso es cualquier cosa menos una decisión comercial). sin duda una de las obras mayores de su autor, con lo que supone eso cuando se habla del responsable de Psicosis o Los pájaros.
Más sobre MrRipley
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here