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Críticas ordenadas por utilidad
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7,3
36.930
9
26 de febrero de 2008
26 de febrero de 2008
49 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mí, el mejor guión de Tarantino en el que se aúna a la perfección su sentido del humor, negro y sentimental, con la elegancia de Scott y buen ritmo de Scott. Los desmanes de Quentin pasados por la fábrica de entretenimiento más completo de Tony.
Desde el comienzo ya sabes que el fantasma de Elvis acompaña al muchacho bueno y solitario que rellena sus noches tristes con películas de artes marciales. A poco de comenzar ya te presentan a una Patricia Arquette más bombonazo que nunca y en cuanto comienza la acción no sólo desfila toda clase de violencia, aventuras, golpes de efecto humorístico y un ligero toque erótico pasional... sino situaciones dramáticas maravillosas protagonizadas por auténticos linces.
No entro en detalles, sólo invito a seguir la pista de gente que será protagonista escasos minutos dando pie a que continúe la trepidante acción hacia donde tenga que llegar, y para eso, allí están (sin orden de aparición para favorecer el entusiasmo de quien esto lea):
Brad Pitt (megacolgado casi inmóvil), Gary Oldman (el blanco feroz que se cree negro), Christopher Walken-Dennis Hopper en un duelo realmente asombroso, buenísimo en diálogos e interpretación, también se luce mucho el prota de Los Soprano, James Fiorentino, y la pareja de policías formada por Chris Penn y Tom Sizemore...
Y, por supuesto, la pareja estelar que parece haber nacido para esta peli: Slater-Arquette o Christian-Patricia, volcados a tope en este comic delirante y pasado de rosca que, sin embargo, gracias al talento de Tony Scott se convierte en una de aventuras romántica, emocionante y divertida.
Hay que pillarle el punto desde el comienzo en que en un bar a una rubia borracha el "chaval" le habla de su admiración por Elvis, de lo mucho le gusta al punto de que si tuviera que tirarse a un tío ese sería Elvis, por siempre Elvis... y desde ahí empezar a volar como si estuviéramos en una montaña rusa. Por cierto, también hay una secuencia en parque de atracciones que da vértigo... como toda la peli.
Desde el comienzo ya sabes que el fantasma de Elvis acompaña al muchacho bueno y solitario que rellena sus noches tristes con películas de artes marciales. A poco de comenzar ya te presentan a una Patricia Arquette más bombonazo que nunca y en cuanto comienza la acción no sólo desfila toda clase de violencia, aventuras, golpes de efecto humorístico y un ligero toque erótico pasional... sino situaciones dramáticas maravillosas protagonizadas por auténticos linces.
No entro en detalles, sólo invito a seguir la pista de gente que será protagonista escasos minutos dando pie a que continúe la trepidante acción hacia donde tenga que llegar, y para eso, allí están (sin orden de aparición para favorecer el entusiasmo de quien esto lea):
Brad Pitt (megacolgado casi inmóvil), Gary Oldman (el blanco feroz que se cree negro), Christopher Walken-Dennis Hopper en un duelo realmente asombroso, buenísimo en diálogos e interpretación, también se luce mucho el prota de Los Soprano, James Fiorentino, y la pareja de policías formada por Chris Penn y Tom Sizemore...
Y, por supuesto, la pareja estelar que parece haber nacido para esta peli: Slater-Arquette o Christian-Patricia, volcados a tope en este comic delirante y pasado de rosca que, sin embargo, gracias al talento de Tony Scott se convierte en una de aventuras romántica, emocionante y divertida.
Hay que pillarle el punto desde el comienzo en que en un bar a una rubia borracha el "chaval" le habla de su admiración por Elvis, de lo mucho le gusta al punto de que si tuviera que tirarse a un tío ese sería Elvis, por siempre Elvis... y desde ahí empezar a volar como si estuviéramos en una montaña rusa. Por cierto, también hay una secuencia en parque de atracciones que da vértigo... como toda la peli.

8,1
21.709
10
7 de febrero de 2008
7 de febrero de 2008
45 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ni siquiera se te ocurra hacerme la broma de que ya tienes entradas para ver Encadenados en la filmo o que has visto una edición en dvd más completa, con entrevista a la hija de Hitch o a una sobrina o con declaracioens de Isabella Rossellini porque descubrió unas cartas de su madre contando secretos de esos besos tan increíbles, esos cuerpos que parecen darse constantes revolcones sin la menor fatiga tan propios de las pelis de don Alfredo (Con la muerte en los talones, La trama...), no me provoques, please, porque lo dejo todo.
Vale, lo mismo me pasaría con Vértigo, La ventana indiscreta o Con la muerte... o La sombra de una duda o, incluso, Frenesí, tan distinta... pero Encadenados me emociona una y otra vez, me sorprende a pesar de haberla visto tantas veces, esas tomas, esas expresiones de un reparto colosal, y sobre todo, la audacia infinita tan propia de Alfred Hitchcock, al hablar de muchas cosas con sólo sugerirlas. Por ejemplo, la pasión sexual, los devaneos de la protagonista, el amor libre como rechazo a un estado de cosas, y los celos desesperantes de un
tipo que no acepta tenerlos y en medio el intento de resurrección de los nazis, la madre posesiva, los hombres terribles convertidos en guiñapos...
Empieza muy arriba y no para de crecer, años y años después...
Cary Grant, un modelo Hitchcock para armar como un puzzle: la elegancia impertérrita de un hombre cabal metido a saco en conflictos que no busca.
Ingrid Bergman, en pocos gestos, breves sonrisas: todo el bien y todo el mal, toda la osadía de
una mujer abierta a los placeres y excepcional manera de pedir amoroso socorro.
Y Claude Rains. Si digo algo de su personaje lo desvelo todo. Una cosa tan solo: su presencia, desde el comienzo hasta el final, es la de un burgués intachable en campo minado. Y todos los demás, un coro magnífico de secundarios en esta sinfonía cinematográfica que el gran director realizó, nada más y nada menos que para entretener a la gente con una buena historia que justifique salir de casa y olvidar sus problemas.
Vale, lo mismo me pasaría con Vértigo, La ventana indiscreta o Con la muerte... o La sombra de una duda o, incluso, Frenesí, tan distinta... pero Encadenados me emociona una y otra vez, me sorprende a pesar de haberla visto tantas veces, esas tomas, esas expresiones de un reparto colosal, y sobre todo, la audacia infinita tan propia de Alfred Hitchcock, al hablar de muchas cosas con sólo sugerirlas. Por ejemplo, la pasión sexual, los devaneos de la protagonista, el amor libre como rechazo a un estado de cosas, y los celos desesperantes de un
tipo que no acepta tenerlos y en medio el intento de resurrección de los nazis, la madre posesiva, los hombres terribles convertidos en guiñapos...
Empieza muy arriba y no para de crecer, años y años después...
Cary Grant, un modelo Hitchcock para armar como un puzzle: la elegancia impertérrita de un hombre cabal metido a saco en conflictos que no busca.
Ingrid Bergman, en pocos gestos, breves sonrisas: todo el bien y todo el mal, toda la osadía de
una mujer abierta a los placeres y excepcional manera de pedir amoroso socorro.
Y Claude Rains. Si digo algo de su personaje lo desvelo todo. Una cosa tan solo: su presencia, desde el comienzo hasta el final, es la de un burgués intachable en campo minado. Y todos los demás, un coro magnífico de secundarios en esta sinfonía cinematográfica que el gran director realizó, nada más y nada menos que para entretener a la gente con una buena historia que justifique salir de casa y olvidar sus problemas.

7,6
8.159
8
13 de febrero de 2008
13 de febrero de 2008
41 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pasa muy a menudo que la película está muy por debajo de la novela, pero en este caso no se trata de eso, pues un novelón como Una tragedia americana (1925), de Theodore Dreiser (1871-1945), de casi mil páginas, tiene que tener una visión necesariamente parcial, y está muy bien conseguida con unas interpretaciones muy conseguidas por parte de los tres protagonistas: Clift, Taylor, Winters, muy especialmente Clift.
Pero la novela atrapa desde la primera página al contar la historia de un muchacho pobre, vapuleado por una forma de vida de religiosidad totalitaria y su necesidad de salir de allí y alcanzar, precisamente, un lugar al sol entre la gente que de verdad puede dominar un destino a la altura de los sueños...
Entre sus páginas abundan situaciones muy ricas y más conflictivas, ya que en la película se edulcoraron situaciones que la censura de entonces no permitía contar en el cine.
Disfruten de la peli y procuren leer esta novela que yo conocí gracias a leer una recomendación de Stephen King, quien la considera una de las mejores, si no la mejor, novela de intriga escrita en EE.UU.
Que ustedes disfruten de ambas como disfruté yo. E imaginen el amor intenso que se profesaban los protagonistas: Elizabeth Taylor que se casó alrededor de 6 o 7 veces, quería muchísimo a Monty Clift, quien al parece prefería la compañía de gente de su propio sexo, cosa que de algún modo le atormentaba, pero Taylor le protegía de muchas maneras, como cuando a causa del alcohol él tuvo un accidente que le deformó la cara. Liz frenó a la prensa e impidió que se abusara de su deformidad, y hasta que no superó varias cirugías estéticas no fue fotografiado.
En lugar de amantes maravillosos fueron grandes amigos hermanados por un amor incondicional. Él en buena posición económica por su éxito en el cine, ella decididamente rica por la misma causa, pero que lloraban abrazados en la cocina como uno más.
La trágica muerte (por un accidente a causa de alcohol y drogas) de Monty con 46 años, en una gran casa donde vivía solo con el mayordomo, afectó mucho a la actriz. Tras su muerte se ocupó de glorificar el aura del actor contando algunas de sus muchas cosas buenas: talento, compañerismo, solidaridad, sensibilidad extrema...
Con esta información extra, el esfuerzo de interpretación de sus protagonistas a mí me despierta mayor interés.
Pero la novela atrapa desde la primera página al contar la historia de un muchacho pobre, vapuleado por una forma de vida de religiosidad totalitaria y su necesidad de salir de allí y alcanzar, precisamente, un lugar al sol entre la gente que de verdad puede dominar un destino a la altura de los sueños...
Entre sus páginas abundan situaciones muy ricas y más conflictivas, ya que en la película se edulcoraron situaciones que la censura de entonces no permitía contar en el cine.
Disfruten de la peli y procuren leer esta novela que yo conocí gracias a leer una recomendación de Stephen King, quien la considera una de las mejores, si no la mejor, novela de intriga escrita en EE.UU.
Que ustedes disfruten de ambas como disfruté yo. E imaginen el amor intenso que se profesaban los protagonistas: Elizabeth Taylor que se casó alrededor de 6 o 7 veces, quería muchísimo a Monty Clift, quien al parece prefería la compañía de gente de su propio sexo, cosa que de algún modo le atormentaba, pero Taylor le protegía de muchas maneras, como cuando a causa del alcohol él tuvo un accidente que le deformó la cara. Liz frenó a la prensa e impidió que se abusara de su deformidad, y hasta que no superó varias cirugías estéticas no fue fotografiado.
En lugar de amantes maravillosos fueron grandes amigos hermanados por un amor incondicional. Él en buena posición económica por su éxito en el cine, ella decididamente rica por la misma causa, pero que lloraban abrazados en la cocina como uno más.
La trágica muerte (por un accidente a causa de alcohol y drogas) de Monty con 46 años, en una gran casa donde vivía solo con el mayordomo, afectó mucho a la actriz. Tras su muerte se ocupó de glorificar el aura del actor contando algunas de sus muchas cosas buenas: talento, compañerismo, solidaridad, sensibilidad extrema...
Con esta información extra, el esfuerzo de interpretación de sus protagonistas a mí me despierta mayor interés.

6,6
40.637
6
27 de junio de 2008
27 de junio de 2008
41 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
... con una media hora final que hace aguas por todas partes: inverosímil a decir basta después de una trama mega realista, propia del hacedor de entuertos, el novelista John Grisham, un tipo sin la menor imaginación pero muy hábil para hilvanar conflictos leguleyos.
Pero, eso sí, está tan bien realizada que todos sus grandes actores se luces, aunque sea brevemente: a la cabeza, por supuesto, Hackman, el único gran actor capaz de provocarte odio y ternura en un santiamén, y también Holly Hunter, toda una creación en su papel de tonta-sexy-más lista que el hambre...
Y hasta Cruise, tan joven entonces, se luce en un papel que borda. Mención aparte, extraño guiño humorístico en una película sin ningún humor, con la aparición de Viterelli y Sorvino, dos actores muy dados a esta clase de papeles... Véanla y sonreirán no más verles.
Pero, eso sí, está tan bien realizada que todos sus grandes actores se luces, aunque sea brevemente: a la cabeza, por supuesto, Hackman, el único gran actor capaz de provocarte odio y ternura en un santiamén, y también Holly Hunter, toda una creación en su papel de tonta-sexy-más lista que el hambre...
Y hasta Cruise, tan joven entonces, se luce en un papel que borda. Mención aparte, extraño guiño humorístico en una película sin ningún humor, con la aparición de Viterelli y Sorvino, dos actores muy dados a esta clase de papeles... Véanla y sonreirán no más verles.

6,3
10.272
9
4 de febrero de 2008
4 de febrero de 2008
36 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada menos que de USA viene una relación sadomasoquista sin el castigo sempiterno, divino, moral ni social y con un punto de comedia. Erotismo moderado en expresiones directas, pero intenso en sugerencias, con una pareja de lo más ardiente entre el sólido oficio de James Spader y Maggie Gyllenhaal, que aporta una frescura muy peculiar a su carácter de sumisa locamente enamorada.
De amor y de locura entre la enfermiza necesidad de castigar y de ser castigado como una forma más de relación entre adultos, y no como algo decididamente cruel y malsano.
La polémica está servida, pero la película se ve con mucho agrado de principio a fin. Digan lo que digan, la recomiendo vivamente, me parece un cálido ejercicio de innovación y humildad sobre un tema tabú.
De amor y de locura entre la enfermiza necesidad de castigar y de ser castigado como una forma más de relación entre adultos, y no como algo decididamente cruel y malsano.
La polémica está servida, pero la película se ve con mucho agrado de principio a fin. Digan lo que digan, la recomiendo vivamente, me parece un cálido ejercicio de innovación y humildad sobre un tema tabú.
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