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España España · Madrid
Voto de horacio:
10
Intriga. Thriller. Cine negro Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el padre de Alicia Huberman, un espía nazi, es condenado por traición contra los Estados Unidos. Después del juicio, Alicia da una fiesta en la que aparece un apuesto desconocido llamado Devlin. Se trata de un agente de los servicios de Inteligencia que reclama su colaboración para atrapar a Alexander Sebastian, el cerebro de los nazis en Brasil. Al principio se muestra reacia, pero finalmente ... [+]
7 de febrero de 2008
41 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ni siquiera se te ocurra hacerme la broma de que ya tienes entradas para ver Encadenados en la filmo o que has visto una edición en dvd más completa, con entrevista a la hija de Hitch o a una sobrina o con declaracioens de Isabella Rossellini porque descubrió unas cartas de su madre contando secretos de esos besos tan increíbles, esos cuerpos que parecen darse constantes revolcones sin la menor fatiga tan propios de las pelis de don Alfredo (Con la muerte en los talones, La trama...), no me provoques, please, porque lo dejo todo.

Vale, lo mismo me pasaría con Vértigo, La ventana indiscreta o Con la muerte... o La sombra de una duda o, incluso, Frenesí, tan distinta... pero Encadenados me emociona una y otra vez, me sorprende a pesar de haberla visto tantas veces, esas tomas, esas expresiones de un reparto colosal, y sobre todo, la audacia infinita tan propia de Alfred Hitchcock, al hablar de muchas cosas con sólo sugerirlas. Por ejemplo, la pasión sexual, los devaneos de la protagonista, el amor libre como rechazo a un estado de cosas, y los celos desesperantes de un
tipo que no acepta tenerlos y en medio el intento de resurrección de los nazis, la madre posesiva, los hombres terribles convertidos en guiñapos...

Empieza muy arriba y no para de crecer, años y años después...

Cary Grant, un modelo Hitchcock para armar como un puzzle: la elegancia impertérrita de un hombre cabal metido a saco en conflictos que no busca.
Ingrid Bergman, en pocos gestos, breves sonrisas: todo el bien y todo el mal, toda la osadía de
una mujer abierta a los placeres y excepcional manera de pedir amoroso socorro.

Y Claude Rains. Si digo algo de su personaje lo desvelo todo. Una cosa tan solo: su presencia, desde el comienzo hasta el final, es la de un burgués intachable en campo minado. Y todos los demás, un coro magnífico de secundarios en esta sinfonía cinematográfica que el gran director realizó, nada más y nada menos que para entretener a la gente con una buena historia que justifique salir de casa y olvidar sus problemas.
horacio
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