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6,8
6.070
7
4 de febrero de 2024
4 de febrero de 2024
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ésta película tiene el don de saber entremezclar muy bien las diferentes partes de su historia y crear una trama muy lograda, absorbente y profunda.
Y viéndola surgen numerosas preguntas: ¿Qué puede provocar una muerte trágica?, ¿la casualidad?,¿el estar en el lugar equivocado, en el momento equivocado?, ¿el azar, que como se dice en la película es superior a los designios humanos?, ¿somos marionetas de un entramado mayor?, ¿entre todos la mataron y ella sola se murió?, ¿nuestros actos, aparentemente sin malicia, pueden afectar a otras personas de manera dramática?, ¿existe realmente el efecto mariposa?,. Y, ¿solo somos bestias reprimidas?, ¿solo pensamos en satisfacer nuestros deseos más primarios, y eso puede hacer que se provoque una cantidad de acontecimientos en los que ya hemos perdido completamente el control y la dignidad como personas?.
"Solo las bestias" es una buena película de historias entrecruzadas y cine negro. Y el buen cine negro nos previene sobre muchas cosas: sobre la ambición humana, sobre el poder, sobre la falta de escrúpulos, y finalmente, de una forma directa o indirecta nos dice “mirar a todo lo que lleva estos actos que estáis viendo”, ósea que en cierta manera son moralizantes. En el caso de “Sólo las bestias”, también hay algo de eso, en este caso sobre los instintos primarios que nos manejan de manera irracional e inconsciente y que pueden acabar sacando lo peor de nosotros mismos, individual y colectivamente…
Y desde aquí veo a "La bestia humana" de Jean Renoir, y sobre todo, al Fritz Lang de "M", "Perversidad, "Mabuse", "Deseos humanos", etc.. Así que no me queda más remedio que decir: ¡Gracias Fritz Lang por seguir inspirando a las nuevas generaciones de cineastas!.
Y viéndola surgen numerosas preguntas: ¿Qué puede provocar una muerte trágica?, ¿la casualidad?,¿el estar en el lugar equivocado, en el momento equivocado?, ¿el azar, que como se dice en la película es superior a los designios humanos?, ¿somos marionetas de un entramado mayor?, ¿entre todos la mataron y ella sola se murió?, ¿nuestros actos, aparentemente sin malicia, pueden afectar a otras personas de manera dramática?, ¿existe realmente el efecto mariposa?,. Y, ¿solo somos bestias reprimidas?, ¿solo pensamos en satisfacer nuestros deseos más primarios, y eso puede hacer que se provoque una cantidad de acontecimientos en los que ya hemos perdido completamente el control y la dignidad como personas?.
"Solo las bestias" es una buena película de historias entrecruzadas y cine negro. Y el buen cine negro nos previene sobre muchas cosas: sobre la ambición humana, sobre el poder, sobre la falta de escrúpulos, y finalmente, de una forma directa o indirecta nos dice “mirar a todo lo que lleva estos actos que estáis viendo”, ósea que en cierta manera son moralizantes. En el caso de “Sólo las bestias”, también hay algo de eso, en este caso sobre los instintos primarios que nos manejan de manera irracional e inconsciente y que pueden acabar sacando lo peor de nosotros mismos, individual y colectivamente…
Y desde aquí veo a "La bestia humana" de Jean Renoir, y sobre todo, al Fritz Lang de "M", "Perversidad, "Mabuse", "Deseos humanos", etc.. Así que no me queda más remedio que decir: ¡Gracias Fritz Lang por seguir inspirando a las nuevas generaciones de cineastas!.

7,4
2.010
9
8 de noviembre de 2023
8 de noviembre de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mí, esta película, me parece sorprendente, la mire por donde la mire, y sobre todo, habiendo leído anteriormente la novela.
A ver si me sé explicar…
De entrada, siempre se ha dicho que de un gran libro (como es el caso de “El filo de la navaja “), es difícil que salga una buena película, y con esta película se rompe totalmente ese tópico, y con creces. Pero, a parte:
Me sorprende la capacidad de síntesis que tiene la película con respecto a la novela sin, por eso, perder su esencia, algo que, de verdad, me parecía imposible de lograr.
Me sorprenden los diálogos y las escenas tan maravillosas, que, desde luego, están a la altura de lo escrito por el gran Somerset Maugham en su novela.
Me sorprende lo bien unido que está la parte melodramática de la historia, con la parte filosófica y de búsqueda interior, de hecho, habrá mucha gente que “simplemente” pueda disfrutar, ésta joya, como una película romántica y de época, sin más.
Me sorprende que Hollywood tratara de una manera tan elegante este tema, y lo supiera hacer suyo, respetándolo.
Y, me sorprende, que se adelantaran veinte años a una inquietud latente en el ser humano (y en el cine), y lo hicieran de una manera tan simple y sin darse importancia (Sólo tenemos que ver “Easy Rider (s)”, “ Cucos”, películas sobre Vietnam, nuevas eras, viajes a la India de músicos famosos, etc, etc…Y sin embargo, todo está ya en esta película, de una manera sutil, sin estridencias y al mismo tiempo yendo a la esencia de lo que toca. Ya que, en esta película, está la crisis existencial después de vivir la crudeza de una guerra, el borde de la locura, el no entender la superficialidad de la sociedad (aún encima cuando se ha visto morir a otros), el querer limpiarse de algo que ya no se puede soportar, el ansia por conocer la verdad con mayúsculas, pero sobre todo, el ansia por romper las cadenas que nos esclavizan y alcanzar la libertad. Y después de todo eso: la simpleza (y la grandeza) de la vida.
Por todo esto y por mucho más, me sorprende esta gran película, hasta hacer que esa sorpresa se instaure continuamente en mí…seguro que alguien me entenderá…a lo mejor un “simple” taxista *…(o conductor de Uber)…
* Léase el final de la novela para entenderlo…es inspirador y reconfortante, pensar que el taxista que nos lleva a casa pueda ser Larry…y ni nos demos cuenta, ¿o si?…bueno, mejor eso que pensar que es el Robert De Niro de “Taxi driver”…ahí seguro que nos daríamos cuenta…
Saludos.
A ver si me sé explicar…
De entrada, siempre se ha dicho que de un gran libro (como es el caso de “El filo de la navaja “), es difícil que salga una buena película, y con esta película se rompe totalmente ese tópico, y con creces. Pero, a parte:
Me sorprende la capacidad de síntesis que tiene la película con respecto a la novela sin, por eso, perder su esencia, algo que, de verdad, me parecía imposible de lograr.
Me sorprenden los diálogos y las escenas tan maravillosas, que, desde luego, están a la altura de lo escrito por el gran Somerset Maugham en su novela.
Me sorprende lo bien unido que está la parte melodramática de la historia, con la parte filosófica y de búsqueda interior, de hecho, habrá mucha gente que “simplemente” pueda disfrutar, ésta joya, como una película romántica y de época, sin más.
Me sorprende que Hollywood tratara de una manera tan elegante este tema, y lo supiera hacer suyo, respetándolo.
Y, me sorprende, que se adelantaran veinte años a una inquietud latente en el ser humano (y en el cine), y lo hicieran de una manera tan simple y sin darse importancia (Sólo tenemos que ver “Easy Rider (s)”, “ Cucos”, películas sobre Vietnam, nuevas eras, viajes a la India de músicos famosos, etc, etc…Y sin embargo, todo está ya en esta película, de una manera sutil, sin estridencias y al mismo tiempo yendo a la esencia de lo que toca. Ya que, en esta película, está la crisis existencial después de vivir la crudeza de una guerra, el borde de la locura, el no entender la superficialidad de la sociedad (aún encima cuando se ha visto morir a otros), el querer limpiarse de algo que ya no se puede soportar, el ansia por conocer la verdad con mayúsculas, pero sobre todo, el ansia por romper las cadenas que nos esclavizan y alcanzar la libertad. Y después de todo eso: la simpleza (y la grandeza) de la vida.
Por todo esto y por mucho más, me sorprende esta gran película, hasta hacer que esa sorpresa se instaure continuamente en mí…seguro que alguien me entenderá…a lo mejor un “simple” taxista *…(o conductor de Uber)…
* Léase el final de la novela para entenderlo…es inspirador y reconfortante, pensar que el taxista que nos lleva a casa pueda ser Larry…y ni nos demos cuenta, ¿o si?…bueno, mejor eso que pensar que es el Robert De Niro de “Taxi driver”…ahí seguro que nos daríamos cuenta…
Saludos.

7,5
5.705
7
21 de agosto de 2023
21 de agosto de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de nada, decir que hace muchos años que vi esta película, y me atrevo a hacer una reseña de ella, porque después de leer numerosas críticas no he visto ninguna que comparta mi visión.
Está claro que guste más o guste menos, la película es impactante, y diría que incluso "moderna" en los tiempos que corren de liberación de la mujer...aunque en la película se hable de otro tipo de liberación...(admito que alguien pueda ver todo lo contrario).
Cómo todas las grandes películas, esta película, puede tener numerosas interpretaciones.
Y en ese sentido, mi interpretación es clara, pero muy personal. Para mí es una película sobre el misticismo, sobre "la noche oscura del alma", sobre las ataduras, físicas y mentales que tenemos que soportar, hasta que al final, cuando nos rendimos, cuando nos entregamos completamente, desaparecen. Y aunque aparentemente nada cambie a nuestro alrededor, realmente, todo ha cambiado (como le pasa a la protagonista). Así de simple y así de sencillo. La protagonista después de su experiencia, no volverá a ser la misma, ha comprendido algo que el resto de los mortales tenemos vedado.
El director nos va mostrando todas las ataduras físicas, sicológicas y sociológicas, que tiene la protagonista, a veces son muy poéticas cómo la alambrada metálica del campo de concentración, (elemento que Truffaut sabrá utilizar tan bien en su película "Los cuatrocientos golpes"), otras más simbólicas, visuales, etc. Pero queda claro el aislamiento total de la protagonista, su dolor, su sufrimiento, su incomunicación y su no entender nada de nada.
¿Os veis retratados, de alguna manera en ese marco?, yo creo que, de alguna manera, seguro que sí. Por eso me parece raro que nadie haya hecho una reseña desde ese ángulo...Igual es que el mundo va demasiado deprisa y no nos da tiempo a ver la película desde ahí, y tampoco a nosotros mismos...
En la subida al volcán, se puede ver reflejada la agonía de Dante al ascender "su" montaña en "La divina comedia", o la de los grandes místicos en su "noche oscura del alma". Eso sí, Roossellini, muestra muy explícitamente la agonía de su protagonista, pero muy sutilmente su "despertar" místico, pero ahí está para el que lo quiera ver: ese vuelo de las palomas a lo lejos...
Para mí, esas palomas a lo lejos, están a la altura de "El niño de las estrellas" en "2001: Una odisea del espacio", muestran el cambio de paradigma en algo y en alguien... Porque al fin y al cabo esta película, bien mirada ¿qué es si no una Odisea?, La Odisea de Dante y de los místicos, la Odisea de David Bowman y de HAL 9000, la Odisea de Roberto Rossellini y de Ingrid Bergman, y por supuesto, nuestra propia Odisea.
Saludos.
Está claro que guste más o guste menos, la película es impactante, y diría que incluso "moderna" en los tiempos que corren de liberación de la mujer...aunque en la película se hable de otro tipo de liberación...(admito que alguien pueda ver todo lo contrario).
Cómo todas las grandes películas, esta película, puede tener numerosas interpretaciones.
Y en ese sentido, mi interpretación es clara, pero muy personal. Para mí es una película sobre el misticismo, sobre "la noche oscura del alma", sobre las ataduras, físicas y mentales que tenemos que soportar, hasta que al final, cuando nos rendimos, cuando nos entregamos completamente, desaparecen. Y aunque aparentemente nada cambie a nuestro alrededor, realmente, todo ha cambiado (como le pasa a la protagonista). Así de simple y así de sencillo. La protagonista después de su experiencia, no volverá a ser la misma, ha comprendido algo que el resto de los mortales tenemos vedado.
El director nos va mostrando todas las ataduras físicas, sicológicas y sociológicas, que tiene la protagonista, a veces son muy poéticas cómo la alambrada metálica del campo de concentración, (elemento que Truffaut sabrá utilizar tan bien en su película "Los cuatrocientos golpes"), otras más simbólicas, visuales, etc. Pero queda claro el aislamiento total de la protagonista, su dolor, su sufrimiento, su incomunicación y su no entender nada de nada.
¿Os veis retratados, de alguna manera en ese marco?, yo creo que, de alguna manera, seguro que sí. Por eso me parece raro que nadie haya hecho una reseña desde ese ángulo...Igual es que el mundo va demasiado deprisa y no nos da tiempo a ver la película desde ahí, y tampoco a nosotros mismos...
En la subida al volcán, se puede ver reflejada la agonía de Dante al ascender "su" montaña en "La divina comedia", o la de los grandes místicos en su "noche oscura del alma". Eso sí, Roossellini, muestra muy explícitamente la agonía de su protagonista, pero muy sutilmente su "despertar" místico, pero ahí está para el que lo quiera ver: ese vuelo de las palomas a lo lejos...
Para mí, esas palomas a lo lejos, están a la altura de "El niño de las estrellas" en "2001: Una odisea del espacio", muestran el cambio de paradigma en algo y en alguien... Porque al fin y al cabo esta película, bien mirada ¿qué es si no una Odisea?, La Odisea de Dante y de los místicos, la Odisea de David Bowman y de HAL 9000, la Odisea de Roberto Rossellini y de Ingrid Bergman, y por supuesto, nuestra propia Odisea.
Saludos.

7,5
2.243
10
29 de julio de 2023
29 de julio de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con esta película no puedo ser objetivo, siempre que la veo me toca la fibra. Tiene algo especial (por lo menos para mí), que hace aflorar en mí una humanidad y una sensibilidad que lo inunda todo. Y en ese momento, diría que es la película más bella, más tierna, más humana y más emotiva que he visto en mi vida.
Me sorprende que no esté más valorada y más reivindicada, porque, para mí es una de las mejores películas del cine español y, diría que del mundial. Igual me paso un poco, pero ya lo he dicho, con esta película no puedo ser objetivo.
Está claro que lo primero que puede venir a la cabeza, al ver esta maravillosa película, es el cine de Chaplin y su “Chico”, también puede venir el neorrealismos italiano y su “Ladrón de bicicletas”, y por supuesto, otra debilidad mía como “El campeón” de King Vidor. También podría venir a la cabeza John Huston y su cercanía a los perdedores, como por ejemplo en “La jungla de asfalto”. Pero no sé, para mí tiene algo más, tiene una ternura especial hacia todo el género humano, no sólo hacia los perdedores, tiene una mirada bondadosa, pero también realista y dura. Y al mismo tiempo, es cercana al “realismo mágico” de “Milagro en Milán”, y así, a veces, puede parecer un cuento, e incluso rayar la complacencia; pero eso no le quita ni un ápice de autenticidad y de emocionalidad, y sí le confiere un aire mágico y atemporal como el que pueden manejar los cuentos.
Hay detalles en la película: miradas, gestos, ademanes, que dicen más que mil palabras y que muestran una puesta en escena y una manera de narrar hoy perdida, que a mí, sinceramente, me atrapa y me hace ver lo gran director que era Ladislao Vajda, y de los grandes actores de los que se supo rodear, desde el primero hasta el último, porque está claro que esta película no sería la misma sin Pablito Calvo, pero tampoco lo sería sin la gran interpretación de Antonio Vico, Miguel Gila o el resto del reparto que tan bien supo transmitir todas esas sutilezas de las que está trufada la película. Sólo se me ocurre otro director parecido en lo emocional, el Leo McCarey de “Dejad paso al mañana”, “Tú yo”, etc.
Por no hablar del retrato costumbrista que hace del Madrid de aquella época y de cómo la gente tenía que medrar y buscarse la vida como podía, y en éste aspecto, veo reflejos (en otra dimensión), de “Las uvas de la ira” de John Ford, por su sincero amor hacia los perdedores y la manera tan genuina de meterse en sus pieles sin un ápice de sensiblería, y sí de ternura y compasión.
Y además, la película, nos muestra varios tipos de timos de la época, desde los más sofisticados, cómo el de las guías telefónicas, a los más simples, para así, poder darnos cuenta de lo poco que hemos evolucionado, porque aunque ahora les pongamos nombres ingleses cómo Phishing - Vishing - Smishing, etc. está claro que seguimos igual. La única diferencia es que en esta película se tima para sobrevivir, y en la actualidad se tima no sólo para sobrevivir, sino, en mayor medida, para llevar una vida de lujo y de excesos.
Y es que, ésta película, si se sabe ver y saborear, es una pequeña joya mágica atemporal. Y sin final feliz, pero ni falta que le hace…porque ya se sabe, de Madrid al cielo.
Me sorprende que no esté más valorada y más reivindicada, porque, para mí es una de las mejores películas del cine español y, diría que del mundial. Igual me paso un poco, pero ya lo he dicho, con esta película no puedo ser objetivo.
Está claro que lo primero que puede venir a la cabeza, al ver esta maravillosa película, es el cine de Chaplin y su “Chico”, también puede venir el neorrealismos italiano y su “Ladrón de bicicletas”, y por supuesto, otra debilidad mía como “El campeón” de King Vidor. También podría venir a la cabeza John Huston y su cercanía a los perdedores, como por ejemplo en “La jungla de asfalto”. Pero no sé, para mí tiene algo más, tiene una ternura especial hacia todo el género humano, no sólo hacia los perdedores, tiene una mirada bondadosa, pero también realista y dura. Y al mismo tiempo, es cercana al “realismo mágico” de “Milagro en Milán”, y así, a veces, puede parecer un cuento, e incluso rayar la complacencia; pero eso no le quita ni un ápice de autenticidad y de emocionalidad, y sí le confiere un aire mágico y atemporal como el que pueden manejar los cuentos.
Hay detalles en la película: miradas, gestos, ademanes, que dicen más que mil palabras y que muestran una puesta en escena y una manera de narrar hoy perdida, que a mí, sinceramente, me atrapa y me hace ver lo gran director que era Ladislao Vajda, y de los grandes actores de los que se supo rodear, desde el primero hasta el último, porque está claro que esta película no sería la misma sin Pablito Calvo, pero tampoco lo sería sin la gran interpretación de Antonio Vico, Miguel Gila o el resto del reparto que tan bien supo transmitir todas esas sutilezas de las que está trufada la película. Sólo se me ocurre otro director parecido en lo emocional, el Leo McCarey de “Dejad paso al mañana”, “Tú yo”, etc.
Por no hablar del retrato costumbrista que hace del Madrid de aquella época y de cómo la gente tenía que medrar y buscarse la vida como podía, y en éste aspecto, veo reflejos (en otra dimensión), de “Las uvas de la ira” de John Ford, por su sincero amor hacia los perdedores y la manera tan genuina de meterse en sus pieles sin un ápice de sensiblería, y sí de ternura y compasión.
Y además, la película, nos muestra varios tipos de timos de la época, desde los más sofisticados, cómo el de las guías telefónicas, a los más simples, para así, poder darnos cuenta de lo poco que hemos evolucionado, porque aunque ahora les pongamos nombres ingleses cómo Phishing - Vishing - Smishing, etc. está claro que seguimos igual. La única diferencia es que en esta película se tima para sobrevivir, y en la actualidad se tima no sólo para sobrevivir, sino, en mayor medida, para llevar una vida de lujo y de excesos.
Y es que, ésta película, si se sabe ver y saborear, es una pequeña joya mágica atemporal. Y sin final feliz, pero ni falta que le hace…porque ya se sabe, de Madrid al cielo.
10
18 de diciembre de 2022
18 de diciembre de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las películas más elegante, sensible, sutil, y al mismo tiempo más devastadora que se haya hecho sobre la condición humana y la decadencia social.
Los personajes no están hablando sólo de sí mismos, por su boca están hablando de todos nosotros. De todos nuestros anhelos, de todas nuestras expectativas, de todos nuestros sueños, de todas nuestras proyecciones, de todas nuestras ingenuidades, de todas nuestras amnesias, de toda nuestra arrogancia, de todo nuestro narcisismo…y sobre todo, de todo nuestro romanticismo y nuestra capacidad/necesidad de amar.
Y desde esa perspectiva, los dos protagonistas se ven como unos fantasmas, como unas almas en pena, que van y vienen. En contraposición del personaje mudo que bien podría representar, desde otro ángulo, la estabilidad que ellos nunca van a encontrar. Por eso, precisamente, el personaje más sincero, observador, y equilibrado, es el personaje mudo. Y en este sentido hay cierto paralelismo con la película “M, el vampiro de Düsseldorf” de Fritz Lang, en la que el personaje más observador es un ciego…parece como si estas dos películas nos estuvieran diciendo “no hay peor ciego que el que no quiere ver. Ni nada más clarificador que observar en silencio”.
El protagonista masculino es un personaje incapaz de mirar más allá de su propia nariz y al mismo tiempo incapaz de llegar a sí mismo, y mucho menos a lo que tiene realmente a su alrededor. Encarna la superficialidad, la decadencia, y la incapacidad de encontrar el rumbo, de la Viena imperial de principios del siglo XX.
La protagonista femenina, es incapaz de ver la realidad y vive en un sueño perpetuo, donde sólo ve lo que quiere ver, y está enamorada de algo que sólo existe en su imaginación. Encarna el amor y la lealtad de los habitantes de un imperio, de un mundo que está en descomposición y por el que el fatalismo los llevará a morir en la Primera Guerra Mundial.
Dos personalidades antagónicas, imposible de complementarse, que viven en sus mundos, imposibles de orbitar juntos. Y con la única posibilidad de colisionar, para después desaparecer por completo. Metáfora de tantas cosas y de tantos mundos, cómo por ejemplo del Imperio Austrohúngaro en la Primera Guerra Mundial, o el Tercer Reich en la Segunda Guerra Mundial y tantos otros mundos que tan bien conocían Max Ophüls y Stefan Zweig.
Porque realmente esta historia, tan romántica, tan llena de sutilezas, de sensibilidad y de fatalismo; esconde la historia de la humanidad tal y como la entendía Stefan Zweig cuando concibió esta novela. Una historia de desencuentros, de amores no correspondidos, de vivir por y para el pasado, de vivir por y para un ideal que no existe y querer seguir sosteniéndolo sabiendo que es algo que nos hace daño, de no tener ninguna consideración por nadie y de ser totalmente amnésicos.
Apelo a que veáis ésta película más allá de la historia de amor tan romántica que es en sí. Y que contempléis el mundo, y los personajes en decadencia que nos muestran sus autores. Porque, siendo un reflejo del mundo en el que vivieron Stefan Zweig y Max Ophüls, realmente, son un reflejo de nuestros mundos. Y por lo tanto, bien nos pueden enseñar sobre la desmemoria, sobre el autoengaño y sobre el idealismo.
Los personajes no están hablando sólo de sí mismos, por su boca están hablando de todos nosotros. De todos nuestros anhelos, de todas nuestras expectativas, de todos nuestros sueños, de todas nuestras proyecciones, de todas nuestras ingenuidades, de todas nuestras amnesias, de toda nuestra arrogancia, de todo nuestro narcisismo…y sobre todo, de todo nuestro romanticismo y nuestra capacidad/necesidad de amar.
Y desde esa perspectiva, los dos protagonistas se ven como unos fantasmas, como unas almas en pena, que van y vienen. En contraposición del personaje mudo que bien podría representar, desde otro ángulo, la estabilidad que ellos nunca van a encontrar. Por eso, precisamente, el personaje más sincero, observador, y equilibrado, es el personaje mudo. Y en este sentido hay cierto paralelismo con la película “M, el vampiro de Düsseldorf” de Fritz Lang, en la que el personaje más observador es un ciego…parece como si estas dos películas nos estuvieran diciendo “no hay peor ciego que el que no quiere ver. Ni nada más clarificador que observar en silencio”.
El protagonista masculino es un personaje incapaz de mirar más allá de su propia nariz y al mismo tiempo incapaz de llegar a sí mismo, y mucho menos a lo que tiene realmente a su alrededor. Encarna la superficialidad, la decadencia, y la incapacidad de encontrar el rumbo, de la Viena imperial de principios del siglo XX.
La protagonista femenina, es incapaz de ver la realidad y vive en un sueño perpetuo, donde sólo ve lo que quiere ver, y está enamorada de algo que sólo existe en su imaginación. Encarna el amor y la lealtad de los habitantes de un imperio, de un mundo que está en descomposición y por el que el fatalismo los llevará a morir en la Primera Guerra Mundial.
Dos personalidades antagónicas, imposible de complementarse, que viven en sus mundos, imposibles de orbitar juntos. Y con la única posibilidad de colisionar, para después desaparecer por completo. Metáfora de tantas cosas y de tantos mundos, cómo por ejemplo del Imperio Austrohúngaro en la Primera Guerra Mundial, o el Tercer Reich en la Segunda Guerra Mundial y tantos otros mundos que tan bien conocían Max Ophüls y Stefan Zweig.
Porque realmente esta historia, tan romántica, tan llena de sutilezas, de sensibilidad y de fatalismo; esconde la historia de la humanidad tal y como la entendía Stefan Zweig cuando concibió esta novela. Una historia de desencuentros, de amores no correspondidos, de vivir por y para el pasado, de vivir por y para un ideal que no existe y querer seguir sosteniéndolo sabiendo que es algo que nos hace daño, de no tener ninguna consideración por nadie y de ser totalmente amnésicos.
Apelo a que veáis ésta película más allá de la historia de amor tan romántica que es en sí. Y que contempléis el mundo, y los personajes en decadencia que nos muestran sus autores. Porque, siendo un reflejo del mundo en el que vivieron Stefan Zweig y Max Ophüls, realmente, son un reflejo de nuestros mundos. Y por lo tanto, bien nos pueden enseñar sobre la desmemoria, sobre el autoengaño y sobre el idealismo.
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