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1
11 de octubre de 2015
11 de octubre de 2015
155 de 267 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película quiere ser un intento de contar una historia de manera divertida, desenfadada, y sobre todo "cool" y moderna, con la necesidad, además, de transmitir una cierta dosis de profundidad.
Todo está coloreado con una estética hipster que habrá pasado de moda digamos que... la semana que viene, y contado con los típicos recursos de película independiente-guay, con lo que nos vamos a encontrar un montón de colores pastel, y fotos metidas en el montaje con calzador, y animaciones chulis, y personajes hablando directamente con la cámara, y una gran cantidad más de mierdas que no sirven para nada.
Porque la historia, además, no puede ser más aburrida, previsible y trivial, y esa parte de comedia que se supone que tiene se limita a una escena en la que se tiran pedos bajo una sábana. Añadidle a esto unas interpretaciones pésimas, de vergüenza ajena, y situaciones entre poco y nada creíbles, cada cual peor que la anterior, hasta que inevitablemente el guión hace agua y todo se vuelve muy pesado y lento y lo que nos están contando es una gilipollez.
Una película de pose, deshonesta, con muy poco de arte y de sinceridad en su interior, que trata al público como tontos del culo, envuelta en un montón de cancioncillas con ukelele y baladitas indie (que se atrevan a usar una canción de Family en los títulos de crédito es una herejía), para concluir algo tan banal como que cada uno ha de ser feliz a su manera, y ya tienes a los hipsters y gafapastas de turno, sin ningún tipo de cultura cinematográfica, babeando porque creen que han vivido una experiencia muy bonita y, sobre todo, profunda.
Pero a mí lo que me ha suscitado esta película son ganas de cagarme en la puta.
Todo está coloreado con una estética hipster que habrá pasado de moda digamos que... la semana que viene, y contado con los típicos recursos de película independiente-guay, con lo que nos vamos a encontrar un montón de colores pastel, y fotos metidas en el montaje con calzador, y animaciones chulis, y personajes hablando directamente con la cámara, y una gran cantidad más de mierdas que no sirven para nada.
Porque la historia, además, no puede ser más aburrida, previsible y trivial, y esa parte de comedia que se supone que tiene se limita a una escena en la que se tiran pedos bajo una sábana. Añadidle a esto unas interpretaciones pésimas, de vergüenza ajena, y situaciones entre poco y nada creíbles, cada cual peor que la anterior, hasta que inevitablemente el guión hace agua y todo se vuelve muy pesado y lento y lo que nos están contando es una gilipollez.
Una película de pose, deshonesta, con muy poco de arte y de sinceridad en su interior, que trata al público como tontos del culo, envuelta en un montón de cancioncillas con ukelele y baladitas indie (que se atrevan a usar una canción de Family en los títulos de crédito es una herejía), para concluir algo tan banal como que cada uno ha de ser feliz a su manera, y ya tienes a los hipsters y gafapastas de turno, sin ningún tipo de cultura cinematográfica, babeando porque creen que han vivido una experiencia muy bonita y, sobre todo, profunda.
Pero a mí lo que me ha suscitado esta película son ganas de cagarme en la puta.

6,0
1.994
10
25 de julio de 2021
25 de julio de 2021
56 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me parece que globalmente esta película no se ha entendido. La misma sinopsis de Filmaffinity está equivocada.
Este filme no es ni más ni menos que la descripción de un caso clínico.
No se trata de un personaje que llega al límite de una vida rutinaria y que empieza a sentirse libre. Partiendo de esta premisa es normal que decepcione, ya que no va sobre esto.
El director opta por no ser exhaustivo, lo cual en este caso me parece un acierto. Él señala lo que ocurre, sin dar demasiadas pistas, las justas y necesarias (pero sí las hay, y muy importantes). Joseph trabaja en un aeropuerto y la película comienza cuando su comportamiento empieza a ser extraño. Se nota que está "al límite", muy tenso, por algo que desconocemos. Al día siguiente, todo se desbarata, pero no es porque "él lo decida".
Quien conozca un poco el tema, sabrá que lo que le ocurre a Joseph es que es un enfermo de trastorno bipolar. Y que está a punto de vivir un brote maníaco, quién sabe por qué: porque ha dejado de tomar la medicación o porque esta ha dejado de ser efectiva y no ha habido un seguimiento por parte de su psiquiatra (puede ser cualquiera de los dos motivos). Los brotes maníacos hacen que la persona que los sufre se sienta eufórica, capaz de cualquier cosa, rebosante de energía, encadenan ideas y pensamientos sin fin, están acelerados, tienen un comportamiento errático y se convierten en un riesgo, principalmente para sí mismos.
El actor que encarna al personaje hace una interpretación excelente, quizá la mejor que yo haya visto en el cine de este tipo de enfermedad mental. Viendo cómo actúa, sus tics, sus gestos, su forma de moverse, sus decisiones, es evidente que lo que ocurre es simplemente que no está en sus cabales.
Poco antes del brote, en el aeropuerto, se encuentra con una persona extraña que parece reconocerlo. Aquí tenéis la pista más importante de la película.
Una gran película sobre una persona torturada en pleno brote maníaco.
Este filme no es ni más ni menos que la descripción de un caso clínico.
No se trata de un personaje que llega al límite de una vida rutinaria y que empieza a sentirse libre. Partiendo de esta premisa es normal que decepcione, ya que no va sobre esto.
El director opta por no ser exhaustivo, lo cual en este caso me parece un acierto. Él señala lo que ocurre, sin dar demasiadas pistas, las justas y necesarias (pero sí las hay, y muy importantes). Joseph trabaja en un aeropuerto y la película comienza cuando su comportamiento empieza a ser extraño. Se nota que está "al límite", muy tenso, por algo que desconocemos. Al día siguiente, todo se desbarata, pero no es porque "él lo decida".
Quien conozca un poco el tema, sabrá que lo que le ocurre a Joseph es que es un enfermo de trastorno bipolar. Y que está a punto de vivir un brote maníaco, quién sabe por qué: porque ha dejado de tomar la medicación o porque esta ha dejado de ser efectiva y no ha habido un seguimiento por parte de su psiquiatra (puede ser cualquiera de los dos motivos). Los brotes maníacos hacen que la persona que los sufre se sienta eufórica, capaz de cualquier cosa, rebosante de energía, encadenan ideas y pensamientos sin fin, están acelerados, tienen un comportamiento errático y se convierten en un riesgo, principalmente para sí mismos.
El actor que encarna al personaje hace una interpretación excelente, quizá la mejor que yo haya visto en el cine de este tipo de enfermedad mental. Viendo cómo actúa, sus tics, sus gestos, su forma de moverse, sus decisiones, es evidente que lo que ocurre es simplemente que no está en sus cabales.
Poco antes del brote, en el aeropuerto, se encuentra con una persona extraña que parece reconocerlo. Aquí tenéis la pista más importante de la película.
Una gran película sobre una persona torturada en pleno brote maníaco.
8
28 de agosto de 2018
28 de agosto de 2018
51 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Efectivamente, hay algo en propuestas como "It" o "Stranger Things" que huele a cartón piedra, a 80 recreados según sus versiones fílmicas, idealizadas, y no a partir de una visión más realista y fiel de la realidad, de lo que fue ser adolescente durante aquellos años, unos años, sin duda, de veranos bonitos, pero también de hechos siniestros y de niños desaparecidos.
Lo primero que llama la atención es que los personajes son menos prototípìcos: no está "el listo", "el manitas", "el gracioso", etc. En realidad todos ellos son unos pringados, que comparten los subidones hormonales propios del momento y que se encuentran con un follón de la hostia en su propio pueblo y en pleno verano. Más cercanos, alguno de ellos -el gordito del pelo rizado, por ejemplo-, podría haber sido cualquier amigo nuestro de los quince años.
La trama engancha, está muy bien llevada y no tiene ninguna voluntad de irse por lo fácil. Otro punto más, en el que quizá sobra tan solo ese "intento de romance" entre el protagonista y su vecina buenorra, muy llevado por los pelos y poco creíble.
Pero en definitiva, una película que podríamos llamar ya "ochentera crepuscular", más centrada en las sombras que en las luces, divertida pero no "de buen rollo" (más y más escabrosa a medida que avanza), de sensaciones agridulces, como la vida misma, porque no todo fue tan perfecto ni tan bonito.
Lo primero que llama la atención es que los personajes son menos prototípìcos: no está "el listo", "el manitas", "el gracioso", etc. En realidad todos ellos son unos pringados, que comparten los subidones hormonales propios del momento y que se encuentran con un follón de la hostia en su propio pueblo y en pleno verano. Más cercanos, alguno de ellos -el gordito del pelo rizado, por ejemplo-, podría haber sido cualquier amigo nuestro de los quince años.
La trama engancha, está muy bien llevada y no tiene ninguna voluntad de irse por lo fácil. Otro punto más, en el que quizá sobra tan solo ese "intento de romance" entre el protagonista y su vecina buenorra, muy llevado por los pelos y poco creíble.
Pero en definitiva, una película que podríamos llamar ya "ochentera crepuscular", más centrada en las sombras que en las luces, divertida pero no "de buen rollo" (más y más escabrosa a medida que avanza), de sensaciones agridulces, como la vida misma, porque no todo fue tan perfecto ni tan bonito.
4
1 de noviembre de 2022
1 de noviembre de 2022
54 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siendo un amante del género de terror, elegí esta serie de Netflix para hacer la maratón temática que suelo celebrar en completa soledad cada Halloween. Me la habían recomendado, esperaba pasarlo bien o al menos un cierta satisfacción, pero lo cierto es que me ha quedado un sabor de boca un tanto agridulce.
Empecemos por el maestro de ceremonias que abre cada capítulo, el señor Guillermo del Toro. El presentador de los relatos es un personaje muy importante en este formato, y por lo tanto el poco espacio que aparece debe dejar huella y tener cierto estilo (recuerden Creepshow o Body Bags). Aquí Guillermo del Toro, pasadísimo de donuts, no hace otra cosa que sacar objetos de un armario muy chulo que le ha tenido que costar un dineral, para luego dar paso al episodio. Entremedio, dice algunas generalidades para cubrir el expediente, pero sin ironía o carisma de ningún tipo. Después del segundo episodio te lo saltarás, porque no aporta nada.
Ahora hablemos de cada episodio, por orden de aparición:
El lote 36: no está mal, pero tampoco es que sea demasiado bueno. Correcto, sin más, para empezar la antología. Una historia normalita para presentar la imaginería típica de Guillermo del Toro con un final más o menos adecuado. Un tanto descafeinada.
Ratas de cementerio: el mejor de la antología, con bastante diferencia. Tiene a su favor una historia estupenda, una gran ambientación y atmósfera, un medido toque cómico y una duración de poco más de media hora que la hace disfrutable de principio a fin. Excelente.
La autopsia: un más que correcto episodio de parásitos alienígenas que le da un gran ambiente de mal rollo a la antología. Sucesos extraños en un pueblo en el que empieza a desaparecer gente, y que deben ser resueltos por el sheriff del condado y por el perito forense. Tiene el tono, el ritmo y las sensaciones ideales para una antología de estas características. Un bien alto.
La apariencia: el segundo episodio mejor logrado de esta antología. Posee un estilo kitch-distorsionado-grotesco que le pega muy bien a la historia, protagonizada por una de las actrices más feas que he visto en mi puta vida. En este caso el terror oscila más hacia la crítica social, y el final es sencillamente brillante.
El modelo de Pickman: aquí "Gabinete de curiosidades" empieza a meterse en problemas, ya que este capítulo es el primer bache importante. Esta rutinaria y funcionarial historia lovecraftiana habría hecho mejor en acortarse unos treinta minutos, ya que acaba resultando decididamente soporífera. No hay absolutamente nada que destaque ni que vaya a quedar para el recuerdo. Gris e insípida con ganas.
Sueños en la casa de la bruja: y vamos de guatemala a guatepeor. Enlazar dos episodios con este nivel tan bajo es criminal y seguro que aquí muchos han abandonado la serie, ya que además este episodio dura otra horaza. Empieza interesante, con los problemas financieros de la sociedad para la investigación psíquica inglesa de principios del siglo XX, ya que no logran investigar nada que no sea un fraude. Pero no hay nada más salvo un extremadamente infantil cuento de fantasmas plagado de decisiones absurdas, comportamientos erráticos y una ridícula bruja y su lacayo. Horroroso de veras, pero en el mal sentido de la palabra.
La inspección: Ni siquiera sé por qué se llama así este episodio. No entiendo nada de nada. La estética, sí, muy guay, setentera-ochentera, con música de sintetizador y todo muy molón. Y un grupo de personas de cualidades sobresalientes en su campo de trabajo (un médium, una científica, un músico y un novelista), que son convocados por un excéntrico rico. Aparte de la fotografía y de ese toque retro (del que acabas un poco hasta las narices a medida que avanza la hora sin que pase nada), la historia no tiene ni pies ni cabeza. Un timo como la copa de un pino.
El murmullo: también podría haberse llamado "el muermullo". Otra hora para una historia que podría haberse condensado en media y que muestra a un matrimonio ejerciendo en una casa abandonada el "apasionante" oficio de la ornitología. De ritmo lentísimo, casi asfixiante, se une el trauma personal de la pareja con una historia de fantasmas y el vuelo de los pájaros. En fin, no está mal, pero tampoco bien, la verdad. Digno de una telenovela de sobremesa, si acaso, pero poco más.
Y eso es todo. Dos historias bastante buenas, dos que están bien y las otras cuatro... pues mejor ahorrárselas. Hubiera sido mejor, en pro de una mejor calidad, acortar los episodios o bien su número. Porque a partir del cuarto, la antología ya no hay por dónde pillarla.
Empecemos por el maestro de ceremonias que abre cada capítulo, el señor Guillermo del Toro. El presentador de los relatos es un personaje muy importante en este formato, y por lo tanto el poco espacio que aparece debe dejar huella y tener cierto estilo (recuerden Creepshow o Body Bags). Aquí Guillermo del Toro, pasadísimo de donuts, no hace otra cosa que sacar objetos de un armario muy chulo que le ha tenido que costar un dineral, para luego dar paso al episodio. Entremedio, dice algunas generalidades para cubrir el expediente, pero sin ironía o carisma de ningún tipo. Después del segundo episodio te lo saltarás, porque no aporta nada.
Ahora hablemos de cada episodio, por orden de aparición:
El lote 36: no está mal, pero tampoco es que sea demasiado bueno. Correcto, sin más, para empezar la antología. Una historia normalita para presentar la imaginería típica de Guillermo del Toro con un final más o menos adecuado. Un tanto descafeinada.
Ratas de cementerio: el mejor de la antología, con bastante diferencia. Tiene a su favor una historia estupenda, una gran ambientación y atmósfera, un medido toque cómico y una duración de poco más de media hora que la hace disfrutable de principio a fin. Excelente.
La autopsia: un más que correcto episodio de parásitos alienígenas que le da un gran ambiente de mal rollo a la antología. Sucesos extraños en un pueblo en el que empieza a desaparecer gente, y que deben ser resueltos por el sheriff del condado y por el perito forense. Tiene el tono, el ritmo y las sensaciones ideales para una antología de estas características. Un bien alto.
La apariencia: el segundo episodio mejor logrado de esta antología. Posee un estilo kitch-distorsionado-grotesco que le pega muy bien a la historia, protagonizada por una de las actrices más feas que he visto en mi puta vida. En este caso el terror oscila más hacia la crítica social, y el final es sencillamente brillante.
El modelo de Pickman: aquí "Gabinete de curiosidades" empieza a meterse en problemas, ya que este capítulo es el primer bache importante. Esta rutinaria y funcionarial historia lovecraftiana habría hecho mejor en acortarse unos treinta minutos, ya que acaba resultando decididamente soporífera. No hay absolutamente nada que destaque ni que vaya a quedar para el recuerdo. Gris e insípida con ganas.
Sueños en la casa de la bruja: y vamos de guatemala a guatepeor. Enlazar dos episodios con este nivel tan bajo es criminal y seguro que aquí muchos han abandonado la serie, ya que además este episodio dura otra horaza. Empieza interesante, con los problemas financieros de la sociedad para la investigación psíquica inglesa de principios del siglo XX, ya que no logran investigar nada que no sea un fraude. Pero no hay nada más salvo un extremadamente infantil cuento de fantasmas plagado de decisiones absurdas, comportamientos erráticos y una ridícula bruja y su lacayo. Horroroso de veras, pero en el mal sentido de la palabra.
La inspección: Ni siquiera sé por qué se llama así este episodio. No entiendo nada de nada. La estética, sí, muy guay, setentera-ochentera, con música de sintetizador y todo muy molón. Y un grupo de personas de cualidades sobresalientes en su campo de trabajo (un médium, una científica, un músico y un novelista), que son convocados por un excéntrico rico. Aparte de la fotografía y de ese toque retro (del que acabas un poco hasta las narices a medida que avanza la hora sin que pase nada), la historia no tiene ni pies ni cabeza. Un timo como la copa de un pino.
El murmullo: también podría haberse llamado "el muermullo". Otra hora para una historia que podría haberse condensado en media y que muestra a un matrimonio ejerciendo en una casa abandonada el "apasionante" oficio de la ornitología. De ritmo lentísimo, casi asfixiante, se une el trauma personal de la pareja con una historia de fantasmas y el vuelo de los pájaros. En fin, no está mal, pero tampoco bien, la verdad. Digno de una telenovela de sobremesa, si acaso, pero poco más.
Y eso es todo. Dos historias bastante buenas, dos que están bien y las otras cuatro... pues mejor ahorrárselas. Hubiera sido mejor, en pro de una mejor calidad, acortar los episodios o bien su número. Porque a partir del cuarto, la antología ya no hay por dónde pillarla.

5,2
3.200
9
28 de febrero de 2016
28 de febrero de 2016
38 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mí es una cuestión de justicia haber visto esta peli y hablar bien de ella. En su momento, visioné la trilogía de historias de terror VHS, que no está nada mal -especialmente la primera de ellas-, pero no dejan de ser un interesante ejercicio de estilo.
Esto es otra cosa. Una película clásica de historietas terror, muy trabajada, con claros aromas de los cómics del estilo como Creepy, EC comics, etc., estéticamente ambientada en un sur de EE. UU. muy "años 50", inquietante, perturbador y en el que la sensación de peligro se huele tras cada esquina. Las historias están entrelazadas entre sí, las hay mejores y peores -inolvidable la de "El accidente"-, pero todas rinden a un buen nivel y, lo mejor, tienen un poso de historia sin contar, que dejan al espectador para que pueda formarse su idea paralela de por qué se mueven los personajes y qué les atemoriza.
Lo más atractivo, como he leído en otras partes, es la sensación que queda de que nunca sabes qué va a pasar. Los personajes mayormente se enfrentan a miedos internos conjugados con una presencia demoníaca que hace suya la estética kitch del país perfumado del sueño americano.
En definitiva, se trata de una gran opción para el fan del terror y el fantástico.
Esto es otra cosa. Una película clásica de historietas terror, muy trabajada, con claros aromas de los cómics del estilo como Creepy, EC comics, etc., estéticamente ambientada en un sur de EE. UU. muy "años 50", inquietante, perturbador y en el que la sensación de peligro se huele tras cada esquina. Las historias están entrelazadas entre sí, las hay mejores y peores -inolvidable la de "El accidente"-, pero todas rinden a un buen nivel y, lo mejor, tienen un poso de historia sin contar, que dejan al espectador para que pueda formarse su idea paralela de por qué se mueven los personajes y qué les atemoriza.
Lo más atractivo, como he leído en otras partes, es la sensación que queda de que nunca sabes qué va a pasar. Los personajes mayormente se enfrentan a miedos internos conjugados con una presencia demoníaca que hace suya la estética kitch del país perfumado del sueño americano.
En definitiva, se trata de una gran opción para el fan del terror y el fantástico.
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