Disfruté con la primera parte. Mucho. Y es que la historia me atrapó y visualmente la película me sorprendió.

Pensar que todavía sigue habiendo censura me parece intolerable; como si no supiésemos que las películas de este director son para adultos. En fin, intolerable, pero lamentablemente nos estamos acostumbrando a ella, y es que cada vez estamos más idiotizados.

La segunda parte ha perdido el encanto de la primera. Los temas son más duros, y debo decir que tenía ganas de que acabara. Las escenas de sado me resultaron molestas, y largas, muy largas.

Reconozco que el final me gustó, y arregló las cosas, pero esta segunda parte no me la creí.

Nada más empezar pensé: Ufff, pastelón,… Y es que hay algo en los diálogos que no me cuadra. Familia feliz, ellos guapos, el adolescente sensible, y la niña aunque rubia, fea y pedante. ¿Es esa niña la que no cuadra? Juasss…

Pero al cuarto de hora la cosa da un giro y se pone interesante. Es en los momentos de acción donde la película destaca. Violenta, pero sin pasarse, soportable. Pero cuando vuelve a las relaciones afectivas de la, ahora no tan feliz, familia, la cosa me vuelve a chirriar.

Que no, que no, que esperaba mucho más de Cronenberg.

Mami, recuerda que mañana hemos quedado para comprar zapatos nuevos, …. jajajaja