Jamás se había visto a un Ingmar Bergman con una visión tan decadente del amor. Pasión desprende un dolor, que se ha visto en otros proyectos como Sonata de Otoño o en Persona, pero el director trata en esta cinta el matrimonio como un escenario de agonía y pena. Cuando la tragedia, la soledad y la agonía protagonizan una relación humana, no hay luz de esperanza.

Uno de los fims más descabellados que he visto jamás. Su inicio, alentador y rocambolesco, no es sino una introducción y al espectador a un suceso de historias (o de increíbles relatos) tan dramáticas como surrealistas, pero también con una mirada visceral y crítica. Superlativa, inmensa, absorbente, descomunal, un título mayúsculo no solo para el cine argentino, sino para todo el cine en habla hispana.

La película en la que Walter Murch se consolidó como uno de los más reconocidos editores y montadores de Hollywood. Trascendental para entender todo el sino de la película. Por otro lado, Ford Coppola es único en su labor. A pesar de todos estos pros, no es un título que esté a la altura de la saga del Padrino ni de Apocalypse Now. Un tanto lenta e inferior a las expectativas creadas.

Tras la muerte de su madre, Kyuta no ha conocido nada más allá de la soledad y odio. Su escapatoria es viajar a otro mundo, el mundo de las bestias. Quién sabe si los animales lograrán comprenderle más que los humanos. Pero incluso en una sociedad opuesta, Kyuta no parece encontrar su lugar. El Niño y la Bestia es una narración plausible, con un tierno atributo de superación. Las figuras alterables del alumno y del maestro -o del ignorante y del sabio- son el fundamento de la película.

La diligencia es un referente en cuanto al western se refiere. Esta cinta plantea un argumento francamente ingenioso y cabe aplaudir la destreza de crear diferentes tramas en la expedición de los personajes. Cada uno tiene una faceta y un posado característico. Tal vez no sea la película con más profundidad, pero sí tiene aspectos narrativos pioneros (1939) y una dirección notable. La última media hora es sublime.