El Salario del Miedo, en su introducción, no demuestra gran cosa, pero un fantástico plot twist atrae la atención y la convierte en una cinta icónica para el cine clásico francés. Clouzot, como hizo dos años más tarde con Las Diabólicas, impregna la acción dramática de suspense e intriga bajo una dirección sencilla, pero eficaz. El espectador necesita saber más en todo momento. Es sensacional.

La narrativa se funde en una simbología ejemplar. Ya lo demostró en Fresas Salvajes y en otras propuestas: Ingmar Bergman podría haber sido un excelente novelista. Su destreza para indagar sobre la existencia y el destino es increíble. En El Séptimo Sello, la muerte no solo se convierte en el argumento principal, sino que es interpretada como un personaje sabio, pero cruel y despiadado. Además, la contextualización en una sociedad medieval permite a Bergman desarrollar salvajemente el fanatismo y la fe de la humanidad.

No se la debe calificar como infantil al ser una película de animación; de hecho, aspira a ser todo lo contrario. Este título presenta una estructura narrativa impecable, sabiendo jugar muy bien con el misterio y la intriga arquetípica de un cuento o un relato. El tratamiento que se realiza sobre Chihiro es digno de mención, y la transformación que logra la protagonista va más allá de cualquier ficción. El Viaje de Chihiro consigue trazar una reflexión, un auténtico viaje de madurez y una oda al sentido de pertinencia.

Hasta la fecha solo conocíamos la punta, pero en Joker Todd Phillips nos muestra todo el iceberg. Joaquin Phoenix hace el papel de su vida y encarna descomunalmente a uno de los villanos más carismáticos del gremio. La interpretación de su protagonista -galardonado como mejor actor de la Academia- recupera brotes del fallecido Heath Ledger, pero con la mirada puesta a la construcción personal, psicológica y existencial del Joker. Sin duda, se trata de un título desgarrador, que recorre el crudo proceso de Arthur hasta convertirse en la amenaza principal de Gotham City.

Malle no solo rompe con la cuarta pared, sino que une la realidad con la ficción. ¿Se trata de una película? ¿O es una conversación entre dos colegas del mundo de las artes escénicas? Sea como sea -y corriendo cierto riesgo-, Andre Gregory y Wallace Shawn, guionistas y principales actores, protagonizan esta particular cinta, basada en diálogos quizá un tanto interminables, pero muy representativa. Desgraciadamente, el planteamiento tan prometedor cae en una exageración pedante, sobreactuada y excesiva. Es de aquellas películas que o te encantan o te cuestan mucho. Y me duele porque Louis Malle es un auténtico genio.