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Críticas ordenadas por utilidad
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5
25 de octubre de 2014
25 de octubre de 2014
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una auténtica lástima de ambientación, que sabe salirse en su justa medida de la realidad histórica, y no más, para mostrar una quasi-sátira super exagerada muy llamativa a la vista, construyendo un sólido y colorido tablero donde mover las fichas de este juego. Una pena que, finalmente, las fichas a penas se muevan.
Lastimita total de unos personajes que, aunque ciertamente extremistas y tópicos, son bien ensalzados por reconocidos maestros del roleo (puntazo especial para Day-Lewis, que me gana él solito el aprobado). Una pena de interesantes historias pasadas, que acaban consiguiendo escapar de las vacías relaciones presentes.
¡Ahú, qué penita más grande!... Qué penita de argumento. Una idea que ya se exploró varias veces (con necesaria parada en "The Warriors"), una idea provista de infinitas posibilidades de desarrollo. Una idea que, finalmente, muere demasiado joven, añadiendo una muesca más al bastón de las historias sobre bandas callejeras... una muesca sin honor, sino solamente por el honorario.
Una lástima de película, en general, que, más allá de que podría haber sido mucho más, es que la terminas pensando que... ¡hostia! podría haber sido si quiera algo. Historia tópica sin tratamiento, cantinelas en lugar de diálogos, y un ritmo que no me atrevería a calificar ni de atropellado, porque me suena mejor la palabra "inexistente".
Sin embargo, tras el visionado, mi mente se quedó un par de horas más en esa proto-ciudad, esperando a ver si tito Liam resucitaba y le daba algo de vida a este "intento cinematográfico", pero acabó perdiendo la confianza en cuanto la sensual Díaz se piró también.
¡Mecachis!
Lastimita total de unos personajes que, aunque ciertamente extremistas y tópicos, son bien ensalzados por reconocidos maestros del roleo (puntazo especial para Day-Lewis, que me gana él solito el aprobado). Una pena de interesantes historias pasadas, que acaban consiguiendo escapar de las vacías relaciones presentes.
¡Ahú, qué penita más grande!... Qué penita de argumento. Una idea que ya se exploró varias veces (con necesaria parada en "The Warriors"), una idea provista de infinitas posibilidades de desarrollo. Una idea que, finalmente, muere demasiado joven, añadiendo una muesca más al bastón de las historias sobre bandas callejeras... una muesca sin honor, sino solamente por el honorario.
Una lástima de película, en general, que, más allá de que podría haber sido mucho más, es que la terminas pensando que... ¡hostia! podría haber sido si quiera algo. Historia tópica sin tratamiento, cantinelas en lugar de diálogos, y un ritmo que no me atrevería a calificar ni de atropellado, porque me suena mejor la palabra "inexistente".
Sin embargo, tras el visionado, mi mente se quedó un par de horas más en esa proto-ciudad, esperando a ver si tito Liam resucitaba y le daba algo de vida a este "intento cinematográfico", pero acabó perdiendo la confianza en cuanto la sensual Díaz se piró también.
¡Mecachis!
5
15 de septiembre de 2014
15 de septiembre de 2014
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sé de antemano que esta crítica me va a valer, como poco, el calificativo de cateto o inculto, por parte de los espectadores más versados. pero quiero ser honesto, primero, conmigo mismo, y segundo, con el resto de espectadores catetos o incultos que aún no hayan visto esta película. Así conseguiré que una crítica a la que no puedo darle mucho valor cinéfilo, al menos pueda resultar útil para alguien. Allá voy...
Aunque el amigo Ben consigue una dirección perfecta, un ritmo más que correcto, y una forma de relatar admirable y terriblemente entretenida, al enfrentarse "Argo" a mi espectación puramente personal, se topó con una barrera impenetrable: el asunto que trata, del cuál era desconocedor hasta el momento, y al que le doy el beneficio de lo simplemente curioso, no me resulta para nada interesante.
De hecho, lo mejor que veo en esta historia, que es sin duda su implicación en el mundo del cine, no me parece que sea el detalle mejor tratado por la dirección, incluso en el guión, quedando casi totalmente anulado por un regustillo a patriotismo tópico americano que me queda después de la pelea por disfrutarlo.
Y es que, mientras los "entendidillos" del séptimo arte suelen encontrar más valor cinematográfico, inclusive, en productos más trabajados en su forma que en su contenido, para mi, "Argo" sigue siendo solo una mona a la que Affleck viste (magistralmente, pero ¿y qué?) con sus finas sedas.
Que sí, que un chiste malo puede hacer gracia si se cuenta con arte, pero no por eso deja de ser un chiste malo, y aún no he conocido al humorista suicida que base todo su espectáculo en chistes malos; en algún momento, impepinablemente, la mente pide movimiento...
Aún así, he de reconocer que me he reído.
Venga, ¡que comience la lluvia de "no útiles"! :P
Aunque el amigo Ben consigue una dirección perfecta, un ritmo más que correcto, y una forma de relatar admirable y terriblemente entretenida, al enfrentarse "Argo" a mi espectación puramente personal, se topó con una barrera impenetrable: el asunto que trata, del cuál era desconocedor hasta el momento, y al que le doy el beneficio de lo simplemente curioso, no me resulta para nada interesante.
De hecho, lo mejor que veo en esta historia, que es sin duda su implicación en el mundo del cine, no me parece que sea el detalle mejor tratado por la dirección, incluso en el guión, quedando casi totalmente anulado por un regustillo a patriotismo tópico americano que me queda después de la pelea por disfrutarlo.
Y es que, mientras los "entendidillos" del séptimo arte suelen encontrar más valor cinematográfico, inclusive, en productos más trabajados en su forma que en su contenido, para mi, "Argo" sigue siendo solo una mona a la que Affleck viste (magistralmente, pero ¿y qué?) con sus finas sedas.
Que sí, que un chiste malo puede hacer gracia si se cuenta con arte, pero no por eso deja de ser un chiste malo, y aún no he conocido al humorista suicida que base todo su espectáculo en chistes malos; en algún momento, impepinablemente, la mente pide movimiento...
Aún así, he de reconocer que me he reído.
Venga, ¡que comience la lluvia de "no útiles"! :P

5,6
55.234
7
6 de julio de 2014
6 de julio de 2014
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
A ver, queridos mios...
Siempre que leo críticas a secuelas de una saga me pasa más o menos lo mismo, y ya hoy no tenía más ganas de callarme.
Y es que cada vez tengo más claro que existen cinéfilos que, sin duda, visionan ciertas películas con la plena intención de "sufrirlas", de "pasar un mal rato". Casi puedo verlos acomodándose delante de la pantalla, soltando esa mezcla de chistada y suspiro, pensando: "Hala, pues vamos a ver que bodrio me trago hoy...". Se ven la peli entera con el "scanner" activado, buscando fallos en argumento, personajes y decorados. Se preocupan tanto de los detalles que, finalmente, se pierden la perspectiva del conjunto... se pierden la película, vamos. Todo ello con la insana motivación de sentirse superiores cuando la comenten con sus amigos, regodeándose de lo malísima que era. Pues bien, eso en mi pueblo se llama MORBO, pero hasta en mi pueblo los amantes del morbo son más listos: no se gastan el dinero en el cine porque han descubierto el "Sálvame".
Uff... dicho esto, procedo con la crítica.
Está peli forma parte de una SAGA, es decir, una serie de películas que se enmarcan dentro de una misma mitología o "universo", y que comparten en él personajes, lugares o hilos argumentales. Esta saga en concreto partió de una primera cinta que, por motivos más puramente cinematográficos, marcó un punto en el tiempo. Pero a la vez también creo un personaje (el Xenoforme o Linguafoeda) que, por esos mismos motivos cinematográficos (el suspense de no verlo del todo, el no saber qué es o de donde salió...) acabó despertando más interés que la propia película, y este hecho dio vida a la mitología de la saga, y creo que es lo que mayormente mueve a todos los profesionales que han trabajado en ella, tanto dentro como fuera del cine.
Si bien la cinta original de R. Scott nos deleitó con el suspense que creaba la DUDA, ahora se nos ofrece una película DIFERENTE, en la que podemos ahondar tranquilamente en el estudio del personaje y resolver esas dudas. El Linguafoeda ya no está suelto por la nave dándonos caza, provocándonos el lógico terror a lo desconocido, ¡NO!, ahora está enjaulado y a nuestra merced, objeto inevitable de nuestros experimentos y estudios. Admirémoslo, pues, en todo su esplendor, ahora que podemos, juguemos con él, mezclemos su genética con la de otras especies a ver qué ocurre, pongámoslo a prueba en diferentes situaciones y observemos sus respuestas, descubramos qué le motiva y qué le duele, y, como colofón final, suframos las terribles consecuencias de descubrir que, efectivamente, era un ser superior y no podíamos controlarlo.
Y yo creo que Jeunet no podía ser mejor opción para mostrarnos esto. Con su estilo paródico pero insolente y desvergonzado nos dibuja a la perfección ese ser humano prepotente que ya no tiene miedo del monstruo, pero que no sabe que debería tenerlo.
En conclusión, diría que esta peli es (y añado un "POR FIN") simple y llanamente Alien por un tubo. No el estúpido intento de repetir la fórmula "Scottiana" que tanto éxito tuvo en su día, y que, como ocurre con casi todas las repeticiones de fórmulas en todos los medios, no volverá a tener éxito porque, precisamente, ese éxito se basaba en la NOVEDAD. "Alien Resurrección" es lo que debería ser una buena secuela de esta saga: un paso más en la mitología del extraterrestre de cabeza fálica que tanto nos intriga, y una interesante, a la par que divertida reflexión sobre su relación con un ser humano que le ha perdido el respeto, el miedo que tanto echáis de menos los cinéfilos "no-frikis".
Y ahora dicen que esta saga debió quedarse en la primera peli, y escriben desconsolados: "¿Y dónde está el suspense?, ¿y dónde está el terror y la tensión?, ¿y dónde está Ripley?"... Yo os diré dónde están, queridos míos, están donde debieron quedarse para siempre: en "ALIEN, EL OCTAVO PASAJERO" de R. Scott. Y os aseguro que allí siguen todavía, si los echáis de menos siempre podéis volver a visitarlos, porque estamos hablando de un clásico atemporal. Pero dejadnos a los fans del Xenomorfo que lo observemos y estudiemos, incluso hasta ponernos tan cerca que nos acabe comiendo, es nuestro problema.
No os tiréis tan rápido a la caldera con el monstruo en vuestro interior. Como dijo Karl Bishop Weyland: "Dejad que lo conservemos".
PD: No le doy el 10 porque Winona siempre me ha caído gorda :P
Siempre que leo críticas a secuelas de una saga me pasa más o menos lo mismo, y ya hoy no tenía más ganas de callarme.
Y es que cada vez tengo más claro que existen cinéfilos que, sin duda, visionan ciertas películas con la plena intención de "sufrirlas", de "pasar un mal rato". Casi puedo verlos acomodándose delante de la pantalla, soltando esa mezcla de chistada y suspiro, pensando: "Hala, pues vamos a ver que bodrio me trago hoy...". Se ven la peli entera con el "scanner" activado, buscando fallos en argumento, personajes y decorados. Se preocupan tanto de los detalles que, finalmente, se pierden la perspectiva del conjunto... se pierden la película, vamos. Todo ello con la insana motivación de sentirse superiores cuando la comenten con sus amigos, regodeándose de lo malísima que era. Pues bien, eso en mi pueblo se llama MORBO, pero hasta en mi pueblo los amantes del morbo son más listos: no se gastan el dinero en el cine porque han descubierto el "Sálvame".
Uff... dicho esto, procedo con la crítica.
Está peli forma parte de una SAGA, es decir, una serie de películas que se enmarcan dentro de una misma mitología o "universo", y que comparten en él personajes, lugares o hilos argumentales. Esta saga en concreto partió de una primera cinta que, por motivos más puramente cinematográficos, marcó un punto en el tiempo. Pero a la vez también creo un personaje (el Xenoforme o Linguafoeda) que, por esos mismos motivos cinematográficos (el suspense de no verlo del todo, el no saber qué es o de donde salió...) acabó despertando más interés que la propia película, y este hecho dio vida a la mitología de la saga, y creo que es lo que mayormente mueve a todos los profesionales que han trabajado en ella, tanto dentro como fuera del cine.
Si bien la cinta original de R. Scott nos deleitó con el suspense que creaba la DUDA, ahora se nos ofrece una película DIFERENTE, en la que podemos ahondar tranquilamente en el estudio del personaje y resolver esas dudas. El Linguafoeda ya no está suelto por la nave dándonos caza, provocándonos el lógico terror a lo desconocido, ¡NO!, ahora está enjaulado y a nuestra merced, objeto inevitable de nuestros experimentos y estudios. Admirémoslo, pues, en todo su esplendor, ahora que podemos, juguemos con él, mezclemos su genética con la de otras especies a ver qué ocurre, pongámoslo a prueba en diferentes situaciones y observemos sus respuestas, descubramos qué le motiva y qué le duele, y, como colofón final, suframos las terribles consecuencias de descubrir que, efectivamente, era un ser superior y no podíamos controlarlo.
Y yo creo que Jeunet no podía ser mejor opción para mostrarnos esto. Con su estilo paródico pero insolente y desvergonzado nos dibuja a la perfección ese ser humano prepotente que ya no tiene miedo del monstruo, pero que no sabe que debería tenerlo.
En conclusión, diría que esta peli es (y añado un "POR FIN") simple y llanamente Alien por un tubo. No el estúpido intento de repetir la fórmula "Scottiana" que tanto éxito tuvo en su día, y que, como ocurre con casi todas las repeticiones de fórmulas en todos los medios, no volverá a tener éxito porque, precisamente, ese éxito se basaba en la NOVEDAD. "Alien Resurrección" es lo que debería ser una buena secuela de esta saga: un paso más en la mitología del extraterrestre de cabeza fálica que tanto nos intriga, y una interesante, a la par que divertida reflexión sobre su relación con un ser humano que le ha perdido el respeto, el miedo que tanto echáis de menos los cinéfilos "no-frikis".
Y ahora dicen que esta saga debió quedarse en la primera peli, y escriben desconsolados: "¿Y dónde está el suspense?, ¿y dónde está el terror y la tensión?, ¿y dónde está Ripley?"... Yo os diré dónde están, queridos míos, están donde debieron quedarse para siempre: en "ALIEN, EL OCTAVO PASAJERO" de R. Scott. Y os aseguro que allí siguen todavía, si los echáis de menos siempre podéis volver a visitarlos, porque estamos hablando de un clásico atemporal. Pero dejadnos a los fans del Xenomorfo que lo observemos y estudiemos, incluso hasta ponernos tan cerca que nos acabe comiendo, es nuestro problema.
No os tiréis tan rápido a la caldera con el monstruo en vuestro interior. Como dijo Karl Bishop Weyland: "Dejad que lo conservemos".
PD: No le doy el 10 porque Winona siempre me ha caído gorda :P

4,8
14.594
5
24 de noviembre de 2016
24 de noviembre de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el comic de superhéroes existen historias que son lo que son, ni más ni menos: simples planteamientos duales sobre el bien y el mal, punto. No se las puede dar más de sí, porque dramatizarlas demasiado sería romper sus propios patrones y volverlas irreales e infumables. TNMA siempre me ha parecido un buen ejemplo de esto que digo, hablamos de una historieta que originalmente fue concebida como homenaje paródico al género, y lo que la convirtió en el éxito que es hoy es precisamente que supo explotar a favor sus propias limitaciones: las Tortugas Ninja son y han sido siempre un producto de género dirigido más bien a jóvenes de corta edad.
Sin embargo, y contra todo pronóstico, en 1990, época en la que el género en el cine era aún tremendamente precario, Steve Barron consiguió lo impensable: crear una película que dramatizara todo lo posible la historia de estos galápagos mutantes, sin perder ni un ápice de la esencia original del comic. Así, para mi gusto al menos, TNMA de 1990 es una cinta digna para el recuerdo tanto de mayores como de pequeños, oscura y divertida a partes iguales, que, sin llegar a la maestría del Batman de Burton o el Superman de Donner, ofreció uno de los pocos films del género aceptables en la época, para los superhéroes más absurdos e irreales que existen. ¿El secreto? Una fotografía bien cuidada, un guión ágil y honesto, y las alucinantes marionetas inmortales del genial Henson. La historia de esta peli no se perdía en delirios de grandeza, iba al grano y sin rodeos, siendo honesta con las limitaciones del argumento (la secuencia de Rafael saliendo de la proyección de “Critters” habla por sí sola).
Y aunque la avanzada tecnología de los títeres de Henson ya dio máximo realismo y credibilidad a los personajes en la época, nada ha impedido que la franquicia, como decenas de otras, se renueve en la actualidad con una nueva versión digital de los héroes con caparazón; en este caso, además, optando directamente por el reboot. Y hay que reconocerlo, en el apartado técnico, estas nuevas tortugas digitales están a la altura del impacto que supusieron las marionetas originales; su diseño sobrecargado es tremendamente sugerente y llamativo, y satisface bien las necesidades de un nuevo público pre-adolescente ciertamente más exigente y difícil de impresionar.
Mi pregunta es la siguiente: si la versión del 90 ya demostró que esta historia se podía dramatizar con coherencia, y disponiendo hoy día de semejante arsenal tecnológico, ¿por qué cojones se han pasado por el forro todo lo bueno de aquel guión para mostrarnos dos horas de tortugas digitales sin más? El avance que suponían entonces las marionetas de Henson no impedía que se las colocara sobre un guión decente y, al menos, con cierto fondo de armario. ¿Tanto costaba volver a dramatizarlo todo, contando con que el desarrollo de este nuevo film es exactamente igual al de su predecesor? No logro comprenderlo… ¿A caso la demanda de este nuevo público, ávido de acción digital e impacto visual, no exige, al menos, algo más que un mero clip para cambiar Youtube por una costosa entrada de cine?... Quiero decir que, si en los ochenta se hicieron películas más que memorables, cuyo éxito se busca hoy rebooteandolas sin demasiados frutos, ¿No tendrá el declive del cine más que ver con los bolsillos de las productoras, que con la supuesta poca exigencia de la generación del clip?... Ahí lo dejo.
La cinta corrige correctamente el único defecto que se le achacó a la antigua, y que podría ser su única virtud: muestra más nítidamente las personalidades de cada uno de los cuatro protagonistas por separado, con sus chistes, sus juegos y sus pizzas, punto. El resto es grandilocuencia absurda para un argumento infantiloide. Nada de la sugerente relación del maestro Splinter con unos discípulos a los que amaba como a hijos, que se reduce aquí a una secuencia cómica tan intragable como la pizza de 99 quesos, donde lo pintan más severo e intransigente que comprensivo y paternal. Nada de la relación de los héroes con la reportera April O`neil, cuyo desarrollo cambian por un giro argumental tosco e inverosímil. Nada del discurso manipulador de Sreder; que aquí parece ser solo una armadura robótica vacía y latosa con algunos de los diálogos más ridículos jamás escritos. Recuerdo que, cuando veía la versión antigua siendo un mocoso, me tentaba el unirme al Clan del Pie, con todas esas libertades, videojuegos y vicios gratis… Sreder era un villano seductor y con motivaciones. Además, sinceramente, las lentejuelas ochenteras imponían más que tanto cuchillo y parafernalia: su secuencia de entrada en el 90, acompañada de aquella misteriosa percusión, me sigue acojonando más que esta lata de conservas. La intervención de la Goldberg es lamentable, plana, injustificada y sin sentido, y los giros de guión que se proponen hacen aguas por todos lados. Para colmo, ni siquiera las secuencias de acción parecen dar la talla, en unas coreografías confusas y sin demasiada emoción. En conclusión, salvando las contadas secuencias cómicas entre las tortugas, se trata de un enorme y carísimo videoclip de las nuevas tortugas anabolizadas, que de seguro hará las delicias de un extenso merchandising listo para navidades.
Y la pena de todo esto es que, después de 1990, nadie puede decir que la historia de cuatro tortugas gigantes karatekas capitaneadas por una rata sensei, no se pueda dramatizar mínimamente sin crear un bodrio infumable… nadie puede decir que esta revisión flojea porque la historia es lo que es, ni más ni menos. Porque, sin lugar a dudas, hace 25 años no hicieron falta gráficos de ordenador para que Leo, Raf, Mikey y Donnie fueran realmente Cowabunga… o como decíamos por aquí, “¡de puta madre!”.
Sin embargo, y contra todo pronóstico, en 1990, época en la que el género en el cine era aún tremendamente precario, Steve Barron consiguió lo impensable: crear una película que dramatizara todo lo posible la historia de estos galápagos mutantes, sin perder ni un ápice de la esencia original del comic. Así, para mi gusto al menos, TNMA de 1990 es una cinta digna para el recuerdo tanto de mayores como de pequeños, oscura y divertida a partes iguales, que, sin llegar a la maestría del Batman de Burton o el Superman de Donner, ofreció uno de los pocos films del género aceptables en la época, para los superhéroes más absurdos e irreales que existen. ¿El secreto? Una fotografía bien cuidada, un guión ágil y honesto, y las alucinantes marionetas inmortales del genial Henson. La historia de esta peli no se perdía en delirios de grandeza, iba al grano y sin rodeos, siendo honesta con las limitaciones del argumento (la secuencia de Rafael saliendo de la proyección de “Critters” habla por sí sola).
Y aunque la avanzada tecnología de los títeres de Henson ya dio máximo realismo y credibilidad a los personajes en la época, nada ha impedido que la franquicia, como decenas de otras, se renueve en la actualidad con una nueva versión digital de los héroes con caparazón; en este caso, además, optando directamente por el reboot. Y hay que reconocerlo, en el apartado técnico, estas nuevas tortugas digitales están a la altura del impacto que supusieron las marionetas originales; su diseño sobrecargado es tremendamente sugerente y llamativo, y satisface bien las necesidades de un nuevo público pre-adolescente ciertamente más exigente y difícil de impresionar.
Mi pregunta es la siguiente: si la versión del 90 ya demostró que esta historia se podía dramatizar con coherencia, y disponiendo hoy día de semejante arsenal tecnológico, ¿por qué cojones se han pasado por el forro todo lo bueno de aquel guión para mostrarnos dos horas de tortugas digitales sin más? El avance que suponían entonces las marionetas de Henson no impedía que se las colocara sobre un guión decente y, al menos, con cierto fondo de armario. ¿Tanto costaba volver a dramatizarlo todo, contando con que el desarrollo de este nuevo film es exactamente igual al de su predecesor? No logro comprenderlo… ¿A caso la demanda de este nuevo público, ávido de acción digital e impacto visual, no exige, al menos, algo más que un mero clip para cambiar Youtube por una costosa entrada de cine?... Quiero decir que, si en los ochenta se hicieron películas más que memorables, cuyo éxito se busca hoy rebooteandolas sin demasiados frutos, ¿No tendrá el declive del cine más que ver con los bolsillos de las productoras, que con la supuesta poca exigencia de la generación del clip?... Ahí lo dejo.
La cinta corrige correctamente el único defecto que se le achacó a la antigua, y que podría ser su única virtud: muestra más nítidamente las personalidades de cada uno de los cuatro protagonistas por separado, con sus chistes, sus juegos y sus pizzas, punto. El resto es grandilocuencia absurda para un argumento infantiloide. Nada de la sugerente relación del maestro Splinter con unos discípulos a los que amaba como a hijos, que se reduce aquí a una secuencia cómica tan intragable como la pizza de 99 quesos, donde lo pintan más severo e intransigente que comprensivo y paternal. Nada de la relación de los héroes con la reportera April O`neil, cuyo desarrollo cambian por un giro argumental tosco e inverosímil. Nada del discurso manipulador de Sreder; que aquí parece ser solo una armadura robótica vacía y latosa con algunos de los diálogos más ridículos jamás escritos. Recuerdo que, cuando veía la versión antigua siendo un mocoso, me tentaba el unirme al Clan del Pie, con todas esas libertades, videojuegos y vicios gratis… Sreder era un villano seductor y con motivaciones. Además, sinceramente, las lentejuelas ochenteras imponían más que tanto cuchillo y parafernalia: su secuencia de entrada en el 90, acompañada de aquella misteriosa percusión, me sigue acojonando más que esta lata de conservas. La intervención de la Goldberg es lamentable, plana, injustificada y sin sentido, y los giros de guión que se proponen hacen aguas por todos lados. Para colmo, ni siquiera las secuencias de acción parecen dar la talla, en unas coreografías confusas y sin demasiada emoción. En conclusión, salvando las contadas secuencias cómicas entre las tortugas, se trata de un enorme y carísimo videoclip de las nuevas tortugas anabolizadas, que de seguro hará las delicias de un extenso merchandising listo para navidades.
Y la pena de todo esto es que, después de 1990, nadie puede decir que la historia de cuatro tortugas gigantes karatekas capitaneadas por una rata sensei, no se pueda dramatizar mínimamente sin crear un bodrio infumable… nadie puede decir que esta revisión flojea porque la historia es lo que es, ni más ni menos. Porque, sin lugar a dudas, hace 25 años no hicieron falta gráficos de ordenador para que Leo, Raf, Mikey y Donnie fueran realmente Cowabunga… o como decíamos por aquí, “¡de puta madre!”.
10
5 de noviembre de 2014
5 de noviembre de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que nadie se confunda, el título de mi comentario no responde a ninguna sensación de aburrimiento, ni muchísimo menos.
El título de mi crítica responde a dos razones: una, lo inmensamente ricos en contenido que son los referidos minutos de metraje; dos, la cantidad de veces que los he repetido, y las que me quedan.
La idea de este corto es, a falta de un término mejor, MAGNÍFICA; y su exploración en tan corto espacio temporal, APABULLANTE. Jamás he visto una metáfora tan original y bien definida en un corto: se presta a tantísimos niveles de interpretación que casi agobia a primera instancia.
El apartado técnico, sin ser especialmente llamativo, trabaja con ahínco y exclusividad sobre dicha idea, provocando en el espectador una colección de sensaciones tan tremendamente efectivas en su cometido, que te sientes inmerso al máximo.
Quizá, el único problema de esta obra, es que está claramente condicionada a lo identificado que te puedas sentir con su protagonista. Pero, incluso si nunca has sido este Henry, el valor creativo de "Skhizein" es totalmente innegable.
Probablemente, el mejor cortometraje que he visto en mi vida. No te lo pierdas.
El título de mi crítica responde a dos razones: una, lo inmensamente ricos en contenido que son los referidos minutos de metraje; dos, la cantidad de veces que los he repetido, y las que me quedan.
La idea de este corto es, a falta de un término mejor, MAGNÍFICA; y su exploración en tan corto espacio temporal, APABULLANTE. Jamás he visto una metáfora tan original y bien definida en un corto: se presta a tantísimos niveles de interpretación que casi agobia a primera instancia.
El apartado técnico, sin ser especialmente llamativo, trabaja con ahínco y exclusividad sobre dicha idea, provocando en el espectador una colección de sensaciones tan tremendamente efectivas en su cometido, que te sientes inmerso al máximo.
Quizá, el único problema de esta obra, es que está claramente condicionada a lo identificado que te puedas sentir con su protagonista. Pero, incluso si nunca has sido este Henry, el valor creativo de "Skhizein" es totalmente innegable.
Probablemente, el mejor cortometraje que he visto en mi vida. No te lo pierdas.
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