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Críticas 124
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
3 de febrero de 2015
1 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por un momento he pensado volver a tragarme íntegro este bodrio de saga, con intención de criticar todas las pelis una por una, pero enseguida me he dado cuenta de que tengo muchas mejores cosas que hacer. Veamos si soy capaz de condensar, al menos, lo más esencial:

1) Voldemort: Ya lo digo en el título. Un cantamañanas. Tras una presentación que sí, que fue buena, a partir del momento en el que recupera su forma material aparece cinco minutos por película, y no lanza apenas un puñetero hechizo. ¿Por qué da miedo, entonces? Pues porque el resto de personajes no para de repetirlo: "¡Joder, qué miedo da Voldemort!". Y ya. Hacer, lo que se dice hacer, no hace un carajo. Hablando ahora de su biografía, ¿qué se puede decir? Que se resume, literalmente, en cuatro o cinco escenas. ¿Por qué? Porque es simple, plana y cutre a más no poder.

2) El resto de villanos: ¿Qué villanos? ¿Quién más hay, aparte de Voldemort el Cantamañanas? ¡Ah, sí! Elena Bonham Carter. De las docenas de secuaces que se supone que son magos superpoderosos, es la única que hace algo. ¿El resto? El resto se sienta a la mesa, y repite: "¡Joder, qué miedo da Voldemort!". Recuerden, por ejemplo, que los que ponen en apuros al trío protagonista en la penúltima película no son esbirros del Cantamañanas, sino unos que pasaban por ahí de casualidad...

3) Hogwart's: A ver. Piénselo. Piense usted, por un momento, en el sistema educativo que propone Hogwart's. Los alumnos agrupados en cuatro equipos en perpetua competencia. Cuando uno es talentoso -o simplemente obediente-, se le recompensa públicamente con puntos. Y así, de manera inevitable, se convierte en el líder de su equipo... y en el enemigo a batir para el resto de los equipos, claro, que lo joderán cuanto puedan. Y si en lugar de talentoso tiene la desgracia -aún mayor- de salir un poquillo torpón... pues pobrecico, o pobrecica. En ese caso, sus torpezas perjudicarán a todo su equipo, otra vez de manera pública y notoria, y... en fin... ¿hace falta que explique lo que pasará entonces? Que el pobre torpón se convertirá en un paria, en un marginado, en un personaje denostado por sus compañeros de equipo, y en hazmerreír del resto. ¡Sí, señora Rowling! ¡Un sistema educativo cojonudo, el que propone! ¿No conocerá usted, por casualidad, a un tal José Ignacio Wert, verdad?

4) El Quidditch: Ese deporte es, pura y simplemente, una horterada espantosa y antiestética. Además, recuerdo que había tres "pelotas", o "balones", o lo que fueran, pero había una que nunca supe para qué servía. Porque no aparece, claro.

5) Ausencia de secundarios: A lo largo de estas ocho películas no hay apenas secundarios. Hay cameos, muchos, y algunos de grandes actores y actrices, pero no personajes secundarios. Lo cual se hace notar, y mucho, en un final sin ninguna emoción y, la verdad, para mi gusto con muy poquito estrépito y muy poquita épica.

6) Magos de clase media: "Diecinueve años después", todos los personajes han acabado igual: casados, con hijos, y con pinta de oficinista. ¿No podían haberle puesto a alguno, al que fuera, una chupita de cuero para disimular un poco el mensaje?

Por fin, la más desastrosa resolución a un conflicto amoroso -que hasta entonces me había parecido muy bien llevado-, y la más surrealista escena de la historia del cine, al spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
7) En cuanto a la relación de Ron y Hermione... ¡joder! Te pasas ocho películas viéndolo cocinarse, deseando que pase -porque a fin de cuentas los chavales te caen bien-... ¡y te lo resuelven en el tiempo de un estornudo! ¿Cuánta gente, cuántos cientos o millares de personas se habrán perdido tan culminante momento -del que no te avisan-, por haberse distraído en ese preciso momento? ¡Ocho películas esperando! ¡Ocho! Muy jevi...

8) Y, para acabar, el acabose: En la primera película, Harry Potter llega a Hogwart's, ¿no? Y todo el mundo: "¡coño! ¡Si es Harry Potter! ¡Harry Potter, el tío que se enfrentó a Voldemort! ¡Hola, Harry Potter! ¡Qué grande eres, tío!". Y así. A partir de ahí, vemos como, poquito a poquito, Harry se va convirtiendo en un líder. Todo lo cual, la verdad, está muy bien tratado... hasta el final. ¿Y qué pasa al final, cuando Harry Potter acaba de cargarse a Voldemort el Cantamañanas? Que el tío llega al comedor de la escuela, que está lleno de gente hablando tranquilamente de sus cosas... ¡y se lo recorre entero sin que nadie le diga una palabra! ¡Ni una palmadita en la espalda, ni una sonrisa, ni una puñetera mirada! ¡Nada! ¡La peña pasa de él por completo! En serio... ¿soy el único que lo ha flipado en colores con esa escena?

En fin. Que la saga de Harry Potter me ha parecido un truñazo espectacular. En serio. Menuda bazofia...
1 de agosto de 2012 0 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede que para algunos esta película pueda resumirse, por la crítica y el mensaje de fondo que tan indisimuladamente pretende transmitir, como un "Pobre barrio rico". Desde ese punto de vista, habrá a quien le parezca un hallazgo y habrá a quien le parezca un absurdo desmedido.

A mí, que me dan completamente igual tanto los barrios ricos como los propios ricos -incluyendo a los medio ricos-, esta película me ha parecido una completa genialidad por sí misma. Por su larguísimo plantel de personajes ridículos y desquiciados -cada cual viviendo en su mundo-, por lo que me he reído, por su inocencia elemental... Porque me ha encantado, vamos.

El único fallo que le achaco es un clímax final bastante desaprovechado y un pelín dramático de más. Por eso no le pongo un nueve.

Pero, hasta allí, genial en grado superlativo.
19 de noviembre de 2011 0 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con una estética casi documental, un ritmo insufriblemente lento y una casi total ausencia de tramas o personajes se nos presenta una historia cuyo único interés pasa por dar a conocer el magnífico trabajo que están haciendo los chicos del tío Sam en Irak. Ellos desactivan bombas y salvan iraquíes, pegan tiros y salvan iraquíes, y además ya ni siquiera lo hacen por patriotismo, como en tantas películas, o "por el hombre que tienes al lado", como en "Black Hawk derribado". No. Lo hacen porque son unos yonquis de la guerra.

Y ahí está la &%$ta trampa de este panfleto: en su pátina de realismo. Porque, démonos cuenta, lo que en el fondo viene a decir esta película es que los soldados americanos son gilipollas, sí... pero también son buenos.


Así, sólo por la coherencia de la película con su inicial -y realista- declaración de intenciones, por pintar a los soldaditos americanos casi tan imbéciles como realmente son, y por haber mostrado -aunque sea un segundito- la precariedad de los medios de los resistentes iraquíes, no le casco a este truñaco un merecido 1. Pero se me hizo casi insufrible.
4 de octubre de 2017
8 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como ya comenté en la crítica que escribí aquí sobre "Star Trek XI", a la que creo que le puse un merecido 9, la verdad es que no he sido yo nunca un "trekkie". Cuando era niño seguí durante un tiempo "La nueva generación", y me gustaba. Pero hace unos años traté de ver una de las pelis de la susodicha tripulación -la de Jean Luc Piccard-, y no aguanté quince minutos.

No se me entienda mal: de "Star Trek" siempre me gustaron el concepto, los personajes, las naves, los diseños, el viaje cienciaficticio... todo ello me ha encantado siempre. Lo que nunca pude soportar es el ritmo y ese tratamiento, casi de sitcom, por el que la acción apenas salía del celebérrimo puente.

Pero el caso es que, gracias a las nuevas posibilidades que ofrece la tecnología aplicada al cine y sus efectos especiales, y también al genio de J.J. Abrahms que se atrevió a abrir el melón de tan gloriosa y satisfactoria manera, hoy día eso ya no tiene por qué formar parte, y de hecho no lo hace, de la esencia de "Star Trek".

Porque, desde el episodio XI, "Star Trek" ha dejado de ser esa "casi sitcom" para convertirse en lo que siempre aspiró a ser, pero nunca hasta entonces pudo ser: la más monumental, y ahora también espectacular, de las "space operas".

Así que un millón de gracias a J.J. Abrahms y su equipo por hacerlo posible, a Netflix y el suyo por recoger el testigo con tanto mimo y tanto respeto por el material original -por lo que a mí me gusta del material original, al menos-, y sobre todo a la legión de trekkies que ha sostenido la bandera de la Federación, durante cincuenta años, para que yo hoy pudiera disfrutar con ellos de su pasión.

Llevadme con vosotros a las estrellas...
9 de octubre de 2016
6 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veo por los títulos y las puntuaciones de las críticas que, una vez más, la gente demuestra no leer los periódicos, ni ver los telediarios, ni enterarse de nada, ni entender un carajo de nada. Qué sorpresón.

En fin. Vayamos al grano:

En una época en la que, una semana sí y otra también, nos llegan desde Estados Unidos noticias acerca de ciudadanos negros desarmados que son sistemáticamente tiroteados y asesinados por agentes de la misma policía que se supone que está ahí para protegerlos, Marvel y Netflix nos obsequian con la primera gran serie sobre un superhéroe negro. Un superhéroe, un héroe, un personaje que, además de no llevar mallas ni tener un nombre friki y molón, viste precisamente una sudadera con capucha. La misma prenda que llevaban la mayoría de esos negros asesinados por nada a manos de una policía criminal y que, en los últimos años, se ha convertido en un símbolo cultural para los jóvenes negros estadounidenses. Un símbolo como el jazz, el hip hop o los coloridos y reivindicativos grafitis murales de Harlem que el abajo firmante ha tenido la enorme suerte de poder contemplar en persona.

Y de eso va esta serie, ni más ni menos: de música, de arte, de cultura, y de las aspiraciones y desesperanzas de un pueblo descendiente de esclavos al que la bota del hombre blanco, hoy en forma de pobreza, falta de oportunidades y una sistemática y despiadada criminalización, continúa sin dejar ponerse en pie. Una historia de hermanos.

También hay tiros, tortazos al genuino estilo de Bud Spencer, el mejor duelo final de los cuatro que, hasta ahora, nos han ofrecido Marvel y Netflix, y aleluya, hermanos, por fin un auténtico banquete de Rosario Dawson.

¡Luke! ¡Luke! ¡Luke! ¡Luke!
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