Haz click aquí para copiar la URL
You must be a loged user to know your affinity with Francesca
Críticas 114
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
6
31 de diciembre de 2013 Sé el primero en valorar esta crítica
A veces, el lugar hace parte de la historia o gran parte de ella, por lo menos. En este caso, el lugar es el Café des Théâtres y, como fondo, París. Alrededor de este eje surgen y se tejen historias.

¡Ah, qué complicados son los artistas! Un pianista atormentado (Albert Dupontel), por su mujer y representante (Laura Morante), una actriz estresada y caprichosa (Valérie Lemercier), un coleccionista en retirada (Claude Brasseur). Circulando en medio de todo este mundo, una camarera pizpireta y simpática, Jessica (Cécile de France) y en la retaguardia, su abuela (Suzanne Flon).

Una obra coral, con ritmo, a veces algo sobreactuado (Jessica en su inocencia o la histriónica Catherine), pero ligero, simpático y que retrata personajes de hoy en la ciudad. Se puede ver como una obra de Feydeau, un dramaturgo de vodeviles en os que “no hay ninguna psicología”, según repite a la saciedad el director de escena durante los ensayos de una de sus obras, frente a una Catherine desesperada por no hacer algo más parecido a Shakespeare.

Y sí, algo de drama hay, el coleccionista (Claude Brasseur) enfermo y los problemas con sus hijos, el pianista que quiere retomar la música de verdad. Bella escena del concierto de piano en el hospital, el arte como apaciguamiento del dolor, la música ligera y bella.
1 de noviembre de 2013
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
No consigo entender cómo esta película ha tenido tanto predicamento. La vi en su momento, no me marcó de manera especial, pero mi amigo me propuso verla de nuevo; acepté, pensando que quizás la primera vez se me había escapado el encanto de la película. Para nada.

El encanto es inexistente. He aquí a dos personajes completamente insulsos que hablan de cosas insulsas. Los diálogos son, pues, sosos, insípidos, llanos (¿es necesario añadir algún calificativo más para que quede claro?).

No basta con decir que es la vida misma. Me parece que no merece la pena meterse en un cine para ver lo que hay fuera; para escuchar el tipo de cosas que se dicen en este film, es solo necesario subirse a un bus y escuchar la conversación de la pareja de turno. "El arte es la prueba de que la vida no basta", decía Cesare Pavese. Y a la inversa me parece que la frase demuestra que el arte es más que la vida. La cuestión de la banalidad de los diálogos (lo cual, ya es bastante, pues cuando los diálogos son ingeniosos –como en una película de Woody Allen, por ejemplo– el resultado puede ser delicioso), sino lo que nos quieren contar a través de los mismos, qué reflejan, más allá de la composición gramatical.

Un ejemplo: La vida de Adèle (Abdel Kechiche, 2013). Cuenta la historia del despertar a la vida amorosa, sexual y afectiva de una adolescente. Hay diálogos banales, como los que intercambian escolares antes de entrar en clase, pero reflejan esa realidad: la incomprensión ante sus sentimientos, el descubrir nuevas cosas. Hay dos escenas que se pueden ver en paralelo; la primera es una cena con los padres de Emma, la chica de quien se enamora Adèle y la cena en casa de los padres de Adèle. Son frases cotidianas, que se dicen mascando el trozo de comida, pero en un caso nos hablan de cómo unos progenitores apoyan la elección de Emma y cómo, en cambio, los padres de Adèle no se dan cuenta de que las dos chicas están juntas.

Volviendo a la película que nos ocupa; nada de esto se da aquí. Es más, al terminar fui incapaz de recordar siquiera una frase, tema, cuestión medianamente interesante. Sí, platican sobre la infancia; Jess cuenta que sus padres se divorciaron y yo pienso “Y a mí, ¿qué?”. Lo único que me pareció curioso fue cuando él habla de las bodas entre cuáqueros, que consiste en pasar una larga hora mirándose en silencio, tras lo cual, se les declara marido y mujer (tengo que investigar el tema, me parece insólito).

También se ha hablado de química entre los dos actores. No la veo por ninguna parte. Con permiso, me remito de nuevo a La vida de Adèle. Las miradas entre las dos chicas están cargadas (literalmente) de deseo, pudor, en ciertos casos, curiosidad, complicidad. Eso sí es química.

Detalle anecdótico-feminista: es ella quien plantea las condiciones (no tener sexo, no volver a verse). Pero luego, claro, las buenas intenciones pueden quedar en otra cosa. Otro detalle: antes de que Woody Allen enmarcara sus películas en capitales europeas (Londres, Barcelona, París, Roma), Linklater hizo otro tanto (Viena, París, Grecia).

En fin, vi también la segunda parte (Antes del atardecer) en su momento y no me provoca verla de nuevo. Y, por supuesto, tampoco me apunto a la tercera entrega salida recientemente. En cambio, aconsejo ver La vida de…, dura tres horas, pero al final lamentamos incluso que no dure más.
22 de noviembre de 2013 1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basado en un relato de Simenon, Les fiançalles de Monsieur Hire, cuenta la vida de un hombre solitario y que despierta poca simpatía. En este sentido, la elección de Michel Blanc como actor es ideal. Con su rostro neutro, sin rasgos destacables, de estatura más bien baja y mirada anodina, Blanc lo tiene todo para no seducir. Del otro lado (de la ventana) Sandrine Bonnaire, sin ser una belleza posee un rostro que se suaviza con su sonrisa dulce y algo pícara.

Por eso cuesta creer en que estos dos personajes se puedan enlazar. El tacto de Hire parece gélido y es en apariencia poco probable que Alice, una chica joven que tiene la vida por delante, se sienta atraída por este personaje distante. Pero una vez que se admite esto (Hire hace múltiples declaraciones de sus sentimientos), acabamos por admitir la premisa (se gustan). Entonces, la cosa se complica porque la historia nos habla del amor y sus contradicciones, nos habla de una atracción que va más alla de las apariencias, nos habla del amor ciego.

Leconte consigue crear un ambiente incómodo; colores fríos (blancos, grises, niebla, piel pálida, escenas nocturnas). Sin embargo, el relato de los sentimientos no puede hacer olvidar la otra historia: ¿quién ha matado a Pierrette?

Al final, se sabe quién es el culpable. Mucho más complicados son los sentimientos. Querer, querer proteger, huir, parecen acciones incompatibles. Hire será víctima de un amor incomprendido (o comprendido demasiado tarde).

MÁS
Patrice Leconte es autor de títulos diversos que incluyen cine comercial (Les bronzés , 1978; Les bronzés font du ski), comedias populares (Viens chez moi, j’habite chez une copine, 1980) ; también se adentra en dramas sensuales (Le mari de la coiffeuse, 1990) o la parodia (Ridicule, 1996). El hombre del tren (2002), con Johnny Halliday y Jean Rochefort recrea un cuento policial e intimista.
24 de febrero de 2014 0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parejas abiertas, orientaciones sexuales que cambian… No hay nada seguro bajo el aspecto de normalidad. Una madre sin ninguna vocación que escribe cuentos para niños (Emmanuelle Béart), un médico en busca de amor en encuentros en el parque (Michel Blanc), un policía que descubre la pasión (Sami Bouajila), una cantante lírica frágil y sensible (Julie Depardieu), un chico vital cuya vida y físico cambian radicalmente…

Hay que situarse en la época. Surge una enfermedad, no se sabe, es grave y ni los pacientes ni los médicos saben cómo actuar. El sida acaba de hacer su entrada en la escena de las parejas y del entorno social. Llega y cambia la vida de todos, el miedo se instala, nadie sabe si tocar, alejarse, contar la verdad, mentir, huir… Fue el comienzo del fin de una época de libertad sexual y, sobre todo, afectiva.

En la película se trata el tema sin dramatismo, con la misma sorpresa que sintieron las personas por aquel entonces. Son testigos en directo de lo que estaba ocurriendo. Y el testigo más inocente, el niño, pero que puede ser la única salida hacia el futuro, la reconciliación entre estos personajes que se han peleado.

Un drama sobrio, lleno de personajes tan reales como la vida misma donde se mezclan la cobardía, el amor, la pasión, la valentía, la vitalidad, la enfermedad, los encuentros furtivos, las parejas, el miedo…

También trata de los límites de la creación: ¿es lícito a crear a partir del dolor de los demás, como intenta hacer Sara, la escritora?

En esta película están presentes muchos de los rasgos presentes en otras obras suyas:
temas de costumbres como el divorcio, el adulterio, la delincuencia, el sida o la homosexualidad. Téchiné ha tratado esta última cuestión en otras cintas (Los juncos salvajes, 1994; Lejos, 2001). Fuera de pantalla, en 2009 preside el jurado para el concurso de guiones contra la homofobia “Jeune et homo sous le regard des autres”, organizado por el Ministerio de la juventud y los deportes (http://fr.wikipedia.org/wiki/Jeune_et_homo_sous_le_regard_des_autres).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Y hablando del tema y sus víctimas cuando aún se sabía poco o nada: Julio Cortázar murió de sida, no de leucemia.
http://www.revistaenie.clarin.com/literatura/Julio-Cortazar-contrajo-transfusion-contagio_0_1083492001.html

P.S. Como siempre, chirría: ellas en pelotas (en este caso, Emmanuelle Béart), ellos, como mucho con torso descubierto. ¿Por qué si hay escenas de cama tanto con hombres como con mujeres?
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para