Teniendo en cuenta que la dirección la asume un inexperto y mediocre Kosinski, y que Cruise no es precisamente un personaje de reconocido prestigio por su talento como actor, admito que me esperaba el bodrio del año. Pero no ha sido tan grave. El guión es vulgar, las interpretaciones planas, incluye los efectos especiales típicos y tópicos, el mensaje es intrascendente... ¿Qué tiene entonces esta película? Ritmo. Es entretenimiento visual. Y por ahí se salva. Ah, y por la Kurylenko, que es una preciosidad.

Lo que empieza siendo un thriller con buen aspecto, violencia morbosa y ritmo a raudales se acaba convirtiendo en una parodia vampírica gore y muy divertida. Se aprecia ya el talento de Tarantino para escribir escenas de acción pero se percibe tambien la inevitable tendencia de Rodríguez para lo mediocre. Y si el pecado tuviera un nombre aquí éste sería Salma Hayek, insuperable en su baile de la serpiente. A partir de aquí la vulgaridad está servida.

Siete años después de dirigir la que fuera una de las míticas cintas de ciencia ficción de los ochenta, el maestro Cameron vuelve a sorprendernos con una segunda parte rebosante de calidad técnica y cinematográfica. Repleta de inolvidables y ya clásicas escenas de acción, el filme es mucho más que una simple secuela. De hecho, el alarde de efectos especiales (todavía sorprendentes hoy) son el contrapunto justo a un guión muy trabajado en el que la frustración, el desasosiego y la necesidad de huir de un mundo injusto son los cimientos con los que se educa a un pubescente John Connor ninguneado por sus tutores legales, y que debe enfrentarse a una madre de apariencia esquizofrénica (sensacional la Hamilton) encerrada en un sanatorio mental. Es un ambiente marginal que forja al héroe que deberá asumir el liderazgo en una futura guerra apocalíptica contra las máquinas. Un clásico muy recomendable.

The English es una serie que cuenta una leyenda de venganza de forma más original a lo que estamos acostumbrados en el cine comercial norteamericano. Tiene un problema, y es que su formato y narrativa podían haber encajado perfectamente como una película británica de dos horas, en lugar de extenderse a casi cinco en seis entregas, y lo hace vertiendo en la crónica un ritmo dilatado y lento, pausado, filosófico, e incluso esotérico. Las escena de acción brillan de verdad por su violencia, pero son escasas y hasta redundantes. El director Hugo Blick recurre muy a menudo a la confusión, al subterfugio narrativo para explicarnos el contexto de la historia, que todavía no acabamos de comprender hasta bien entrados en el relato. Es buena idea, original en realidad, y eso la convierte en una aventura visual interesante, pero puede llevarte al desorden explicativo y al desconcierto, si todavía sigues atento a la pantalla. Emily Blunt, a la que conocí en todo su esplendor cuando trabajó con Villeneuve en Sicario (2015), es sin duda una buena actriz, pero sin una personalidad propia, y aquí hace uso de sus conocimientos interpretativos para cumplir académicamente con su personaje. No hay, por lo tanto, ninguna razón para asegurar que el papel no lo podía haber culminado cualquier otra. En resumen:

-Momentos concretos muy intensos entre, quizás, demasiada trivialidad.
-Una gran producción a nivel visual.
-La confusión dramática premeditada es un riesgo, definitivamente.
-Un guión interesante al que debes prestar mucha atención para no acabar desorientado en las distintas tramas.
-Una Emily Blunt muy correcta, pero un Stephen Rea sensacional.

Estúpida y aburrida pretensión erótica que roza la parodia. De metraje interminable, ritmo narrativo tedioso y con un Cruise tan malo como siempre, lo único que cabe destacar es la exquisita actuación de la Kidman. Se hace demasiado evidente la lamentable desaparición de Kubrick durante el rodaje ya que, para nada, el resultado final tiene que ver con el trabajo al que nos tenía acostumbrados el gran maestro. No me extrañaría nada que Sydney Pollack, que tiene un papel en este tostón, aportara su más que discutible habilidad narrativa para cerrar esta elipsis argumental vacía y cuasi soporífera. Le doy un aprobado porque al menos salen un montón de hermosas ninfas desnudas en un contexto estético elegante y bastante elaborado.