Desde el comienzo de la película, en donde Sommers vuelve a hacer una de las suyas con el emblema de Universal, hasta los créditos del final, Van Helsing es una maravillosa montaña rusa, o mejor dicho, túnel del terror que nos lleva sin aliento por recónditos y oscuros lugares para conocer una nueva versión, por cierto más que acertada, de los monstruos más populares de la literatura.
Con su imaginación inacabable, que ya demostró en las dos entregas de "The Mummy", Sommers consigue aunar de una forma totalmente original a todos los mitos y clichés sobre estos monstruos en una cinta que ni cansa ni sabe a poco.
El reparto es también excelente, destacando cómo no a Jackman y a Roxburgh, el conde Drakul más apuesto de todos los tiempos. Los efectos especiales, y los guiños cómicos made in Sommers son sencillamente geniales.
Un clásico imprescindible.

Sin demasiados trucos de feria y un guión sencillo, esta cinta cautiva al instante por su evocadora ambientación y su trama épica.

Una película aburrida, lenta y predecible, que utiliza el eterno cliché del niño que se hace amigo de una fiera, y también del del hombre desesperado que se encomienda a su Dios.

Después de maravillar a varias generaciones con grandes películas no sólo llenas de efectos especiales sino también de emociones, Spielberg da una bofetada a sus incondicionales con esta simplona adaptación de la serie animada del mismo nombre. Asfixiada por la cantidad de efectos especiales, la cinta es poco fiel a los dibujos animados y sus personajes, tanto los humanos como los robots, no transmiten nada, están vacíos.

De pequeño aprendí que las películas de miedo eran aquellas en las que monstruos o personas malignas atormentaban al personal de una forma inteligente y a veces incluso romántica. Pero cuando vi esta película enseguida me di cuenta que no tenía nada de eso. No es más que una sucesión de escenas sádicas, carentes de todo sentido. La trama es burda y los cambios de guión se advierten minutos antes.
Se percibe como una vía de escape de la estricta moral americana, pero va demasiado lejos. Más que asustar, indigna.