"Coco" es, sin lugar a dudas, una de las mejores películas de animación de la última década, respaldada por múltiples premios en festivales destacados como los Premios de la Academia, los Globos de Oro, los BAFTA y los premios específicos de animación, los Annie.

En esta emocionante película, seguimos la historia de Miguel, un joven músico que se encuentra en una travesía por el mundo de los muertos. "Coco" se sumerge en el rico costumbrismo de México, mostrando la importancia de la familia y la memoria de los seres queridos.

La película destaca por su capacidad para capturar la esencia de México en todos sus aspectos. Desde la importancia de la tradición, aquí plasmada a través de su archiconocida celebración del Día de Muertos; a la presencia del color en su cultura: que lo vemos en sus vestidos, la flor del cempasúchil, las casas de Pátzcuaro….; el valor de la mitología mexicana, graciosamente reflejado con los alebrijes; el alcance de sus iconos musicales encarnados en el personaje de Ernesto de la Cruz, que recuerda al legendario Pedro Infante…. En fin, sólo faltaría darle más presencia a su gastronomía y al azul celeste del Caribe y tendríamos la mayoría de los puntos fuertes de un país a menudo vapuleado por juicios negativos.

Más allá de esa bonita ambientación, rica animación, y evolución narrativa, la música de "Coco" es una parte fundamental de su éxito, con una banda sonora compuesta por Michael Giacchino, conocido por su trabajo en "Up" y "Lost". Canciones como "Recuérdame" y "Un poco loco" agregan una dimensión emocional profunda a la película y se quedan en la mente del espectador mucho después de que termine la proyección.

En resumen, "Coco" es un regalo tanto para niños como para adultos, a quienes enseña que México es eso: color, costumbre y tradición, mitología, familia y recuerdo de los seres queridos…. La película brilla al presentar la riqueza cultural y el alma vibrante de México, desafiando los juicios negativos y celebrando la belleza de este país.

"El poder del perro", es un western dirigido por Jane Campion, basado en la novela con tintes biográficos de Thomas Savage. Narra la vida de dos hermanos ganaderos, Phil y George Burbank, en Montana en la década de 1920. La llegada de la viuda Rose y su hijo Peter al rancho, desencadena cambios en el status quo mantenido hasta el momento.

"El poder del perro" es una película que destaca en varios aspectos, empezando por la magnífica cinematografía de Ari Wegner. La cuidada luminosidad de sus planos generales evoca el paisaje árido de Montana de manera impresionante. Siguiendo con el apartado de interpretaciones, las actuaciones de Benedict Cumberbatch y Kirsten Dunst merecen los elogios recibidos. Cumberbatch se sumerge completamente en su papel como Phil, entregando una interpretación convincente de un personaje complejo y problemático. Dunst también brilla como Rose, transmitiendo a la perfección la vulnerabilidad y el conflicto interno de su personaje. Por otra parte, la narrativa de la película es un punto fuerte, ya que Campion logra ahondar en la complejidad de los personajes sin necesidad de revelar completamente sus pasados. Esta profundidad añade capas a la historia y a los personajes, haciendo que la trama sea aún más inquietante. La atmósfera tensa de la película se debe en gran parte a las actuaciones y a una banda sonora repetitiva pero efectiva. La música contribuye a crear una sensación de incomodidad que se mantiene a lo largo de la película. Y acabo destacando, sin desentrañarlo, el giro final de la película, que me parece sorprendente y agrega un nuevo nivel de complejidad a la historia. Esto ayuda a mantenernos comprometidos hasta el final.

Sin embargo, el ritmo pausado y los planos prolongados no siempre son del gusto de todos los espectadores. A eso añadiría un interés especial en la trama. Por ejemplo: “Nomadland” también es contemplativa pero no llega a parecerme lenta, ésta en cambio sí me lo ha parecido precisamente porque la trama no me resultaba tan interesante. Entiendo que esto es deliberado y coherente con el estilo de dirección de Campion, pero a mí personalmente me ha cansado.

En resumen, "El poder del perro" es una obra que desafía las convenciones del western, profundizando en temas de masculinidad tóxica y represión sexual. Aunque su ritmo pausado puede requerir paciencia, tiene muchos aspectos a resaltar como la ya mencionada cinematografía, las actuaciones notables de Benedict Cumberbatch y Kirsten Dunst, la narrativa rica en desarrollo de personajes, su atmósfera inquietante y el sorprendente giro final.

Para empezar, "Una joven prometedora" marca la primera incursión en la dirección de Emerald Fennell, quien demuestra un talento innegable para contar historias de manera provocadora. No sólo debuta como directora, sino que también es la guionista. El guion es uno de los puntos fuertes de la película. Fennell crea una narrativa original y fresca planteando una denuncia de los casos de abuso y violación en grupo, arrojando luz sobre la impunidad y el encubrimiento que muchas veces ha rodeado estos casos. Este enfoque es valiente y actual.

El papel principal de Carey Mulligan es realmente destacable. Mulligan interpreta a Cassie, una joven que busca justicia por una experiencia traumática en su pasado y que, a medida que la película avanza, se convierte en una figura ambivalente que despierta dudas sobre si es una vengadora o una psicópata. Su actuación es otro de los aspectos que más me han gustado de la película. Ojalá la podamos ver en muchos más proyectos cinematográficos porque creo que es una gran intérprete desde que la descubriera en “El gran Gatsby”.

Sin embargo, no puedo negar mi cansancio respecto a la constante imagen que se ofrece de los hombres como depredadores sexuales y seres despreciables. Esto no es singular de esta película, sino que lleva años siendo la tónica común en muchos medios, principalmente, los audiovisuales de forma absolutamente impune y blanqueada. Un constante estereotipar, por supuesto, de forma negativa, que genera opinión pública y que a muchos de nosotros también nos parece abusiva. Pero eso ya es otro cantar…

En síntesis, me parece un largometraje entretenido, que sabe combinar diálogos frescos y la comedia, con la denuncia y la provocación. Una película que destaca por su dirección, la actuación de Carey Mulligan y su guion valiente.

Ines Conradi es una ejecutiva alemana exitosa con una vida emocional aparentemente vacía. Su rutina se verá alterada cuando su extravagante padre decide visitarla en Bucarest (Rumanía).

Estamos ante una película que combina perfectamente la comedia con el drama, afrontando temas tan importantes como la soledad o la búsqueda del sentido de la vida. En cuanto a la comedia, el largometraje presenta situaciones absurdas y surrealistas desencadenadas por Peter Simonischek (el padre) y que, poco a poco, su hija va integrando en su día a día en un "tour de force" ejemplar. En lo relativo al drama, lo observamos a medida que se desentraña el vacío existencial de la exitosa mujer de negocios.

En ocasiones me ha resultado algo lenta e insistente en los aspectos principales. Probablemente, el montaje podría haber eliminado más de una escena para hacerla más digerible.

Por otra parte, no he sabido hallar la "hilarante comedia de gags espléndidos" de la que hablan algunos críticos como Carlos Boyero (lo siento Boyero, aquí no coincidimos).

A pesar de ello, me ha resultado soportable y me he reído en alguna de las estrambóticas situaciones.

Desde luego, una película que se merecía un segundo revisionado. La película de Katherine Bigelow ganó 6 Oscars en 2008, incluyendo mejor película y dirección, en un año qué competía con su exmarido James Cameron quien presentaba "Avatar".

La película trata de un grupo de artificieros en Irak. En el papel protagonista tenemos a William James (Jeremy Renner), un soldado adicto a la adrenalina y quién parece no temer que le pueda estallar una de las bombas que desactiva.

En mi opinión, lo mejor del largometraje es la atmósfera de tensión y suspense que crea. Difícilmente dejamos de estar concentrados durante sus 125 minutos. Un montaje que, más allá de su impecable ritmo, nos deleita con momentos en slow motion, como con las explosiones, que hace que se sientan en nuestro interior las ondas expansivas.

Aparte del montaje, sonido y efectos especiales juegan sin duda un papel crucial en esta película.

He echado de menos una trama continua dada su estructura en forma de episodios. Me ha faltado un hilo conductor que uniese los distintos episodios bélicos, aunque, sin duda, esto es algo completamente deliberado.