Extraordinario, simple, sencillo, elocuente, una obra impecable, una elocuente dosis de realidad y circunstancias. el reflejo de cuanto nos rodea, de lo que somos parte con vergüenza, intencionalidad, debilidad o no.

La lucidez de Assayas repite nuevamente, ahora con una muestra de la historia reciente de los pueblos sitiados por el honorable imperio norteamericano. Develando de manera tan imparcial como elegante el asedio amoral a las naciones libres e independientes , mostrando esos héroes cotidianos que luchan y contribuyen de manera estoica por un ideal de paz, justicia e independencia. Una muestra de esto, las “opiniones/ críticas” de los palangristas anti-libertades y justicia.

Una sensata muestra de realidad ante la plutocracia y aquello que apunta en otra dirección.

Un profundo agradecimiento a María Minguez y María Ripoll por esta maravillosa muestra de realidad, de eso que con mucha menos elegancia, son anhelos, realidades de vida que de una u otra forma nos llegará.

Una producción tan hermosa como genial, interpretaciones dignas de Goyas, San Sebastián, Óscars, todos los personajes retratan lo más noble, admirable, querible del ser humano, obvio que hay un personaje antagónico dónde el casting ha hecho gala de la mayor experticia, dándole el peso de tal catacaldos a Areces quien temporada tras temporada no cesa en su espiral de reinvención hacia el desastre.