Serie de dibujos animados de nuestra infancia que nos enseño el significado del sufrimiento, mucho antes de que tuviéramos edad para descubrir las relaciones de pareja. Una música pegadiza, un protagonista modélico dechado de bondad y ternura, una niña candorosa e insoportable y un sinfín de situaciones dramáticas en las que le rondaba la muerte o la captura al último koala.

¿Entretenida?, si, ¿Traumática? También......

Un autentico azote incomprensible con el que las televisiones de nuestro pais han estado machacándonos durante años. Y si esto no fuera suficiente, han añadido la increible situación de que coincidiera esta misma serie en dos canales a la vez en el mismo periodo de tiempo. Absurdo.

Un perro listillo, un protagonista soso y situaciones absurdas y rocambolescas que siempre se solucionaban con alguna gracieta del susodicho animal. Creo que si hubiera visto una sola vez más al perro entrando por la ventana de atrás para liberar al secuestrado de turno mordisqueando las cuerdas o saltando encima de un asaltante que encañona al protagonista para “salvarlo”, me hubiera vuelto irremisiblemente loco.

Una serie solo aconsejable para fanáticos de los animales, de los tipos sosos o seguidores de alguna secta.

Únicamente recomendable para fans de Michael J. Una serie de videoclips engarzados uno detrás de otro, sin demasiada justificación ni argumento, más que el ir y venir de MJ organizando los ensayos de su próxima gira. Una imagen del artista superficial, en la que no veremos nada nuevo y sobre todo morbo, mucho morbo. Esos son los ingredientes de este plato, mucho menos elaborado y sorprendente de lo que han querido vendernos en un primer término.

Interesante para 30 minutos, pero su excesivo metraje la hace derrumbarse sobre si misma y volverse un producto cansino y pretencioso.

Lo dicho, solo para fans.