You must be a loged user to know your affinity with AlbertoVP
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred
10
28 de septiembre de 2018
28 de septiembre de 2018
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
De Max Ernst a Hans Richter, de ahí a Cocteau, Franju o Chris Marker. Anticipa a Zulawski, Sokurov, Tarkovsky o Aleksey German. Un film infinito que demuestra que el cine es el mejor arma para navegar a través del tiempo y que el surrealismo acaso sea la mejor opción para tocar el hueso de la siempre objetiva Historia. Imprescindible.

6,1
2.215
7
26 de febrero de 2018
26 de febrero de 2018
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hal Ashby alumbró en 1973 una de las mejores y más insólitas películas de iniciación de la Historia. El último deber, The Last Detail en su título inglés, identificaba, con tanta sutileza como acidez, la inocencia americana con un personaje white trash retraído, alguien sin más opción que la marina para poder vivir. Un ser incapaz de preguntarse por la distancia que puede existir entre el deber y lo correcto hasta que despierta a la vida en una travesía rumbo al calabozo. Una narración dura en el fondo y cuasi cómica en las formas que tenía en un rezo sectario la guinda a su carácter cáustico.
45 años más tarde, Richard Linklater, uno de los grandes cineastas norteamericanos del presente, toma la creación de Ashby como referencia para plantear una mirada actual a su país. Los elementos de partida están ahí: el viaje, la amistad, la naturaleza dispar de cada protagonista (muy similar al original), el dolor latente bajo una capa de normalidad, la religión… Y, sin embargo, la cinta no podría contener más diferencias. ¿Qué ha cambiado en las últimas cuatro décadas?
45 años más tarde, Richard Linklater, uno de los grandes cineastas norteamericanos del presente, toma la creación de Ashby como referencia para plantear una mirada actual a su país. Los elementos de partida están ahí: el viaje, la amistad, la naturaleza dispar de cada protagonista (muy similar al original), el dolor latente bajo una capa de normalidad, la religión… Y, sin embargo, la cinta no podría contener más diferencias. ¿Qué ha cambiado en las últimas cuatro décadas?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Conviene empezar situando el film. Estamos en 2003. Así que se trata de una película colocada, con mucha intención, entre la obra post-Vietnam seminal y la América de Trump. Linklater, un genio del tiempo, pretende hacer bascular el relato entre estas dos imágenes de su nación, buscar un equilibrio en la tragedia al elegir la misión de Afganistán post-11/S como pivote de la misma y, a la vez, señalar aquel evento como el comienzo de una nueva era oscura para el país.
Por tanto, la primera gran desemejanza entre el original y esta libre versión estriba en el uso de la perspectiva y el tiempo. Una decisión que lleva asociada un intencionado y radical giro en la tonalidad cromática. Linklater, un cineasta del presente, quiere iluminar el ahora. Sin embargo, ¿cómo hacerlo cuando lo que se tiene delante es una panorámica completamente nublada? ¿Cómo hacer cuentas con el presente si toda la información recibida en la era twitter (¿casualidad que los personajes no tengan móvil?) está eclipsada por la mentira? La cinta rebaja drásticamente la luminosidad primigenia en su viaje al pasado reciente para atrapar, precisamente, el momento en el que se empezó a perder la perspectiva. Marcha a la caza del último instante de luz previo a la oscuridad. Antes del anochecer. El tema de Bob Dylan en los créditos bien claro lo deja: Not dark yet, but it’s getting there.
Sigue leyendo en: http://www.eldestiladorcultural.es/cine/critica/la-ultima-bandera-richard-linklater/
Por tanto, la primera gran desemejanza entre el original y esta libre versión estriba en el uso de la perspectiva y el tiempo. Una decisión que lleva asociada un intencionado y radical giro en la tonalidad cromática. Linklater, un cineasta del presente, quiere iluminar el ahora. Sin embargo, ¿cómo hacerlo cuando lo que se tiene delante es una panorámica completamente nublada? ¿Cómo hacer cuentas con el presente si toda la información recibida en la era twitter (¿casualidad que los personajes no tengan móvil?) está eclipsada por la mentira? La cinta rebaja drásticamente la luminosidad primigenia en su viaje al pasado reciente para atrapar, precisamente, el momento en el que se empezó a perder la perspectiva. Marcha a la caza del último instante de luz previo a la oscuridad. Antes del anochecer. El tema de Bob Dylan en los créditos bien claro lo deja: Not dark yet, but it’s getting there.
Sigue leyendo en: http://www.eldestiladorcultural.es/cine/critica/la-ultima-bandera-richard-linklater/
7
11 de octubre de 2018
11 de octubre de 2018
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una serie que, como todas éstas tan 'telenovelescas', se centra en unos dramones aburridísimos e imposibles. Pero hay que reconocer que todos los protas eran muy guapos... y eso, como la Selección Española, tiene un noséqué.
Personalmente la veía por las titis. En especial por Jennifer Love Hewitt, auténtico icono teen. ¿Qué chaval nacido entre 1975 y 1985 no ha soñado con ella? Era la novia de instituto soñada. Y aunque todo esto suele atribuírsele más a la psique femenina (con su Superpop y sus historias), es absurdo negar que algo similar le ocurre a los hombres.
Cuando ahora reviso episodios en youtube, no puedo por menos que poner una sonrisilla llena de una melancolía que no deja de ser, paradójicamente, felicidad. Porque fue un placer vivir los 90. Como lo es envejecer al lado de tus protas favoritos. Los de esta serie no son los míos, pero siempre tendrán un apartado en mi corazón. Sobre todo una jovencísima Jennifer Love Hewitt que, como a tantos otros, me lo robó durante varios veranos en las sesiones para la siesta de TELEMADRID. 'Sólo' por esto esta producción merece mi 7. Porque nadie como los yanquis para hacer de un suburbio, de una canción pastel o del pasillo de un instituto el espacio perfecto para dar cuerpo a nuestros mitos. En este caso, de juventud.
Personalmente la veía por las titis. En especial por Jennifer Love Hewitt, auténtico icono teen. ¿Qué chaval nacido entre 1975 y 1985 no ha soñado con ella? Era la novia de instituto soñada. Y aunque todo esto suele atribuírsele más a la psique femenina (con su Superpop y sus historias), es absurdo negar que algo similar le ocurre a los hombres.
Cuando ahora reviso episodios en youtube, no puedo por menos que poner una sonrisilla llena de una melancolía que no deja de ser, paradójicamente, felicidad. Porque fue un placer vivir los 90. Como lo es envejecer al lado de tus protas favoritos. Los de esta serie no son los míos, pero siempre tendrán un apartado en mi corazón. Sobre todo una jovencísima Jennifer Love Hewitt que, como a tantos otros, me lo robó durante varios veranos en las sesiones para la siesta de TELEMADRID. 'Sólo' por esto esta producción merece mi 7. Porque nadie como los yanquis para hacer de un suburbio, de una canción pastel o del pasillo de un instituto el espacio perfecto para dar cuerpo a nuestros mitos. En este caso, de juventud.

5,3
11.013
6
27 de diciembre de 2017
27 de diciembre de 2017
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Regresa tras cuatro años de silencio Alexander Payne con otra compleja película de sencilla apariencia acerca del significado de la vida. Una vida a lo grande está escrita con ingenio, y su medida puesta en escena vuelve a dejar claro el potencial del creador de Los descendientes como cineasta. Sin embargo, por primera vez hay que lamentar que el director se haya convertido en lo que siempre esquivó: un tabarras moralista.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La propuesta del film parece elevar a una enorme potencia muchos de los asuntos propios de la obra del de Nebraska (el vínculo entre lo global y lo íntimo, nuestra situación como humanos en el mundo, la decencia a la hora de enfrentarnos a nuestra existencia, la lucha entre la aventura y el estatismo…) mediante una juguetona trama que plantea una sociedad donde la ciencia ha logrado reducir el tamaño de los hombres y lo que les rodea.
Un ‘lógico’, que diría Hitchcock, empezará a ver problemas desde el mismo desafío, pero alguien dispuesto a disfrutar con el ejercicio audiovisual no entrará en debates sobre lo plausible y se dejará llevar por la extrañeza palpitante bajo las límpidas imágenes paynianas, capaces de aunar un sofisticado humor (ni un chiste cae en saco roto) y el más doloroso de los dramas.
Seguir leyendo: http://www.eldestiladorcultural.es/cine/critica/una-vida-a-lo-grande-downsizing-alexander-payne/
Un ‘lógico’, que diría Hitchcock, empezará a ver problemas desde el mismo desafío, pero alguien dispuesto a disfrutar con el ejercicio audiovisual no entrará en debates sobre lo plausible y se dejará llevar por la extrañeza palpitante bajo las límpidas imágenes paynianas, capaces de aunar un sofisticado humor (ni un chiste cae en saco roto) y el más doloroso de los dramas.
Seguir leyendo: http://www.eldestiladorcultural.es/cine/critica/una-vida-a-lo-grande-downsizing-alexander-payne/

6,8
374
9
14 de octubre de 2018
14 de octubre de 2018
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
A comienzos de los 60, Cassavetes creaba el cine independiente yanqui al desprenderse de una serie de formas académicas. Precisamente de eso va esta joya: de perder las formas sin complejos. Todo en un film gobernado en su interior por un ritmo, una musicalidad de la imagen, que es puro jazz y que nos traslada hasta un final maravilloso en el que Stella Stevens parece anticipar a Twiggy o Edie Sedgwick. Imprescindible.
Más sobre AlbertoVP
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here