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Críticas ordenadas por utilidad
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6,4
47.447
1
4 de marzo de 2011
4 de marzo de 2011
61 de 98 usuarios han encontrado esta crítica útil
Heredera del peor cine de los últimos años y muy digna sucesora de artefactos como Tiro en la cabeza, Un conejo sin orejas, Que se mueran los feos o Todos estamos invitados, este artesanal bodrio se pone a la cabeza del cine basura y tiene como carta de presentación la actuación más sonrojante desde el repulsivo Sergi López de Mapa de los sonidos de Tokio. El protagonista de este desatino es Quim Gutiérrez y su fiel escudero el chico que hace de primo tonto y del que deberían existir dudas razonables sobre si es actor.
No entiendo nada de lo que ha querido hacer el director. No entiendo por qué Raúl Arévalo, nuestro amago de Sean Penn patrio, imita a Jesús Bonilla y a Antonio Molero (Los Serrano) para componer su personaje. Todavía no entiendo si lo que hace Gutiérrez es una parodia de algo o lo está haciendo en serio. Llora de repente poniendo caras muy raras, recita y declama el texto artificiosamente, y dice cosas sin sentido. La peor actuación que he visto nunca. El anticlimax.
¿Y el director? Bien, gracias.
Dirigida y escrita por Daniel Sánchez Arévalo.
Y encima lo dice.
No entiendo nada de lo que ha querido hacer el director. No entiendo por qué Raúl Arévalo, nuestro amago de Sean Penn patrio, imita a Jesús Bonilla y a Antonio Molero (Los Serrano) para componer su personaje. Todavía no entiendo si lo que hace Gutiérrez es una parodia de algo o lo está haciendo en serio. Llora de repente poniendo caras muy raras, recita y declama el texto artificiosamente, y dice cosas sin sentido. La peor actuación que he visto nunca. El anticlimax.
¿Y el director? Bien, gracias.
Dirigida y escrita por Daniel Sánchez Arévalo.
Y encima lo dice.

6,1
1.171
9
3 de mayo de 2008
3 de mayo de 2008
24 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre que entro en un cine lo hago con la esperanza de llevarme algo conmigo, y he reconocer que poquísimas veces ocurre. Suelen aparecer cositas rescatables, pero no pasa a menudo que puedas salir distinto a como entraste. Extrañamente, en los últimos tiempos, sucedió en "Conversaciones con mi jardinero" y "Once", con temas tan distantes entre sí como la amistad o el amor por la música; y es en "Un poco de chocolate", donde encontré mi tercera sorpresa del año.
Es la de Lucas y María, dos hermanos mayores pero muy vitales, una historia contada con ternura, en forma de suave caricia, que esconde detrás todo el peso de la auténtica vida, de la realidad. Es la manera en que se nos presenta, combinando elementos humorísticos con retazos cotidianos, sin querer cargar las tintas ni trascender más por la forma que por el fondo, lo que se agradece de la propuesta. No se trata de un resultado perfecto, ya que algunas maneras de presentar partes de la historia, no parecen demasiado acertadas (pienso en ese camino de velas); pero esto no mancha en absoluto el equilibrio final.
Ya desde el inicio, se aprecia el alejamiento de lo superficial. La humanidad con la que se nos describe tanto a los hermanos, como al recién aparecido Marcos, se gana al público de inmediato, y lo lleva hasta el final del camino, sin brusquedades, arrancando honestas sonrisas, pero sin poder olvidar lo serio de lo que se cuenta. No persigue provocar el sentimiento del espectador, sino que pretende hacerle cómplice.
Y emociona principalmente por las interpretaciones. Me gusta el tono reservado de Daniel Brühl, pero también el modo en que trata a los demás. Julieta Serrano cuida de Lucas, sin querer que éste se dé cuenta; y muestra toda la belleza que lleva dentro a través de su mirada. Bárbara Goenaga expresa ilusión sin palabras; transmite dulzura, e hipnotiza a la cámara. Su voz, sus gestos, su sonrisa, sus ojos, hacen que, cuando aparece, desees que el tiempo se detenga. Su historia podría haber merecido una película entera; pero, incluso eso, sabría a poco, cuando de la actriz más bonita que hay se trata (¡ojo!, no sólo en España...)
Toda esta magia, sin embargo, no habría sido posible sin una composición como la que vemos en Héctor Alterio. No se puede representar de modo más emotivo. Ese Lucas entusiasmado ante "las olimpiadas"; ante su sueño de ascender al Shisha parma; ante su recuerdo de los besos que Rosa le "escatimaba". Muchas son las escenas en que su espontaneidad desmonta; desde ese primer encuentro con Marcos, pasando por la invitación a cenar que le hace a la recién conocida Roma, y acabando con el beso de ésta... El último plano, "intolerablemente" largo para corazones indómitos, de ésos con los que uno aguanta hasta que puede. Todo, absolutamente todo de este Lucas que en el fondo tememos, llega.
Es la de Lucas y María, dos hermanos mayores pero muy vitales, una historia contada con ternura, en forma de suave caricia, que esconde detrás todo el peso de la auténtica vida, de la realidad. Es la manera en que se nos presenta, combinando elementos humorísticos con retazos cotidianos, sin querer cargar las tintas ni trascender más por la forma que por el fondo, lo que se agradece de la propuesta. No se trata de un resultado perfecto, ya que algunas maneras de presentar partes de la historia, no parecen demasiado acertadas (pienso en ese camino de velas); pero esto no mancha en absoluto el equilibrio final.
Ya desde el inicio, se aprecia el alejamiento de lo superficial. La humanidad con la que se nos describe tanto a los hermanos, como al recién aparecido Marcos, se gana al público de inmediato, y lo lleva hasta el final del camino, sin brusquedades, arrancando honestas sonrisas, pero sin poder olvidar lo serio de lo que se cuenta. No persigue provocar el sentimiento del espectador, sino que pretende hacerle cómplice.
Y emociona principalmente por las interpretaciones. Me gusta el tono reservado de Daniel Brühl, pero también el modo en que trata a los demás. Julieta Serrano cuida de Lucas, sin querer que éste se dé cuenta; y muestra toda la belleza que lleva dentro a través de su mirada. Bárbara Goenaga expresa ilusión sin palabras; transmite dulzura, e hipnotiza a la cámara. Su voz, sus gestos, su sonrisa, sus ojos, hacen que, cuando aparece, desees que el tiempo se detenga. Su historia podría haber merecido una película entera; pero, incluso eso, sabría a poco, cuando de la actriz más bonita que hay se trata (¡ojo!, no sólo en España...)
Toda esta magia, sin embargo, no habría sido posible sin una composición como la que vemos en Héctor Alterio. No se puede representar de modo más emotivo. Ese Lucas entusiasmado ante "las olimpiadas"; ante su sueño de ascender al Shisha parma; ante su recuerdo de los besos que Rosa le "escatimaba". Muchas son las escenas en que su espontaneidad desmonta; desde ese primer encuentro con Marcos, pasando por la invitación a cenar que le hace a la recién conocida Roma, y acabando con el beso de ésta... El último plano, "intolerablemente" largo para corazones indómitos, de ésos con los que uno aguanta hasta que puede. Todo, absolutamente todo de este Lucas que en el fondo tememos, llega.

6,7
987
7
22 de abril de 2008
22 de abril de 2008
20 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si por algo se recordará esta película es, sobretodo, por la increíble (por impactante) actuación de Alessandro Morace, que da vida a Tommy, un niño de unos diez u once años que tiene que hacer frente a una infancia cuanto menos complicada. Es sorprendente cómo con leves gestos consigue darle veracidad a su personaje; cómo mirándole, podemos darnos cuenta de lo que le pasa por dentro. Compone, pues, un niño callado, sensible, tímido pero con personalidad y carácter para saber qué hacer cuando se le exige decidir. Me encantó este chaval cuando en forma de nota se "dirige" a la compañera de clase que le gusta.
La historia que cuenta es la de una familia que está pasando una mala fase, en una época particularmente compleja y decisiva, como es durante la educación de los hijos. Una hermana demasiado pesada con sus "jueguecitos" (incluso, en un momento, pasan el límite de la normalidad). Y un padre cercano, con reacciones un tanto descontroladas (sus cabreos son el único punto débil del guión, por excesivos), pero al que se disculpa, por lo que está padeciendo. Su historia tiene más de lo que parece, pero el foco está puesto más en el conjunto que en él.
No me pareció especialmente tópica y, sí, emocionante en ocasiones. Va ganando en torno al final, y sale victoriosa en el examen global. Constituye, además, el debut en la dirección del actor que encarna al padre, Kim Rossi Stuart. Me parece que demuestra el buen estado del cine italiano que llega a nuestras pantallas; y yo la recomendaría sin dudar.
La historia que cuenta es la de una familia que está pasando una mala fase, en una época particularmente compleja y decisiva, como es durante la educación de los hijos. Una hermana demasiado pesada con sus "jueguecitos" (incluso, en un momento, pasan el límite de la normalidad). Y un padre cercano, con reacciones un tanto descontroladas (sus cabreos son el único punto débil del guión, por excesivos), pero al que se disculpa, por lo que está padeciendo. Su historia tiene más de lo que parece, pero el foco está puesto más en el conjunto que en él.
No me pareció especialmente tópica y, sí, emocionante en ocasiones. Va ganando en torno al final, y sale victoriosa en el examen global. Constituye, además, el debut en la dirección del actor que encarna al padre, Kim Rossi Stuart. Me parece que demuestra el buen estado del cine italiano que llega a nuestras pantallas; y yo la recomendaría sin dudar.

7,2
24.612
6
20 de marzo de 2008
20 de marzo de 2008
24 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me sorprendo escribiendo esta crítica, ya que, aunque aprecio en Los falsificadores un trabajo interesante, no me ha cautivado en absoluto. Adoleciendo de un retrato personajes algo vago, sin complicarse demasiado en ahondar más en ellos, considero, no obstante, que sirve para dar a conocer todo el entramado de la Operación Bernhard, y que aporta una pieza más a ese inmenso y hediondo puzzle que fue la actuación nazi durante el pasado siglo.
Dicho esto, debo decir que es de justicia reconocerle algunos méritos y escenas.
Me llamó muy gratamente la atención, el modo en que estaba filmada, con un color de película muy similar al de los documentales; y una atractiva fotografía, que creo proporcionaba un mayor realismo.
Pero sobre todo, recordaré lo que, para mí, más de verdad tiene; y que se relaciona con esa apariencia de "jaula dorada" que vemos. Debido a que esto puede revelar partes de la trama, lo explicaré separadamente.
No quiero concluir, sin hacer una mención especial a la rotunda presencia de una actriz, hasta ahora para mí desconocida, de nombre Dolores Chaplin, y que en los títulos de crédito aparece como "Mädchen in Casino". Nacida en 1979, espero que la podamos disfrutar más a menudo, y se vaya abriendo camino poco a poco
Dicho esto, debo decir que es de justicia reconocerle algunos méritos y escenas.
Me llamó muy gratamente la atención, el modo en que estaba filmada, con un color de película muy similar al de los documentales; y una atractiva fotografía, que creo proporcionaba un mayor realismo.
Pero sobre todo, recordaré lo que, para mí, más de verdad tiene; y que se relaciona con esa apariencia de "jaula dorada" que vemos. Debido a que esto puede revelar partes de la trama, lo explicaré separadamente.
No quiero concluir, sin hacer una mención especial a la rotunda presencia de una actriz, hasta ahora para mí desconocida, de nombre Dolores Chaplin, y que en los títulos de crédito aparece como "Mädchen in Casino". Nacida en 1979, espero que la podamos disfrutar más a menudo, y se vaya abriendo camino poco a poco
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
"Jaula dorada"
Son los últimos 15 minutos de película donde finalmente sí quedo atrapado... Atrapado, por el realismo que supone ver a esos nazis, como ratas, abandonar precipitadamente el campo de concentración, dejando a sus ocupantes en un dramático limbo; atrapado, por esos eternos segundos de tensión entre los presos judíos que irrumpen armados y desfallecidos, y los actores de nuestra historia; y por último, y en menor medida, atrapado al ver al protagonista deshacerse en el casino de sus remordimientos pasados, como algo necesario para poder seguir adelante.
Son los últimos 15 minutos de película donde finalmente sí quedo atrapado... Atrapado, por el realismo que supone ver a esos nazis, como ratas, abandonar precipitadamente el campo de concentración, dejando a sus ocupantes en un dramático limbo; atrapado, por esos eternos segundos de tensión entre los presos judíos que irrumpen armados y desfallecidos, y los actores de nuestra historia; y por último, y en menor medida, atrapado al ver al protagonista deshacerse en el casino de sus remordimientos pasados, como algo necesario para poder seguir adelante.

6,2
1.000
10
2 de abril de 2008
2 de abril de 2008
22 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Absolutamente conmovedor retrato de la soledad; sin diálogos, como en la vida real ocurre, sólo los sonidos que no controlamos son los que aparecen, los que rompen el silencio. De infinita sutileza, con muy poco dice mucho.
Un oasis en su rutina, supone verla en el restaurante. Callie (Liv Tyler), atenta y bonita. Para Victor un alivio mirarla tiernamente mientras trabaja; imaginarla en su vida cotidiana, en su intimidad. Esa presencia inalcanzable que podría dotar de sentido sus días...
Película profundamente triste, arroja un buen número de escenas, imposibles para mí de describir con palabras, por lo que de pasado evocan. Unas de esperanzas; otras de vivencias; alguna propia...
Un oasis en su rutina, supone verla en el restaurante. Callie (Liv Tyler), atenta y bonita. Para Victor un alivio mirarla tiernamente mientras trabaja; imaginarla en su vida cotidiana, en su intimidad. Esa presencia inalcanzable que podría dotar de sentido sus días...
Película profundamente triste, arroja un buen número de escenas, imposibles para mí de describir con palabras, por lo que de pasado evocan. Unas de esperanzas; otras de vivencias; alguna propia...
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