Dantza refleja un elemento profundo del pueblo vasco como es la dantza con amplios significados. Es una puesta al día con una estética -y fotografía- innegablemente bella. Uno podría pensar que sólo la estética no puede salvar una película, pero Dantza está hilvanada de una manera bastante mágica que le otorgan un cuerpo, dificil de definir, pero que resulta efectivo.

Hay que resaltar que la película se disfruta mucho más si uno es amante de la dantza vasca y conocedor profundo de su folklore y cultura. Si no es el caso, podría resultat vacía e incomprensible para una mayoría de espectadores.

Película técnicamente bien realizada, con un buen sonido, ambientación, fotografía y música. Pero eso es todo. La acción se encuentra supeditada excesivamente al guión, llegando a momentos absurdos que van bajando el listón general, es decir, comienza con fuerza y se va diluyendo encorsetada en un guión mediocre.

Cuando ya no sabe hacia donde tirar las escenas comienzan a repetirse, a las dos personajes les separa una puerta en unas cuantas escenas (no creo que esto sea spolier), llegando ya un momento de hastio y aburrimiento. La parte final es un "deja vu" en el que incluso llegué a oir alguna carcajada por lo absurdo de la situación.

En fin, un remake totalmente innecesario, que no aporta nada y que se hunde en tópicos repetitivos que llegan a aburrir y tapar el suspense que aun podría quedar.

Recuerda mucho a la excelente "Jo, que noche", cambiando el entorno y el argumento. Se trata de una pareja de recién casados a los que resulta imposible culminar su noche de bodas, teniendo que salir del lujoso hotel donde se alojan. Se deja ver con gracia, incluso te puedes reir, aunque no a carcajadas. Película simpática del cine israelí, sin trazas políticas, ni sionistas, solamente un muestrario de la juventud de Jerusalem que pretende aparecer como la de cualquier lugar del mundo, con sus fiestas, sus porros y sus neuras. Buena dirección de actores, la pareja protagonista está en su punto.

Enmarco esta película dentro del género que autodenomino "sionista", muy de moda en los últimos años. Se trata de películas en general bastante sosas, protagonizadas por algún judío en las que se trata de demostrar a toda costa que los judíos son buena gente, amable, comprensiva, tolerante, etc (¿quién había dicho que no?).

La película es tan maniquea que llega a desmoronarse por ese empecinamiento en demostrar la bondad de las religiones y la tolerancia de los judíos hasta con los propios musulmanes, cosa dificil de creer viendo la cotidiana realidad. Hay un exceso de condescendencia y el guión se ciñe estrechamente al planteamiento citado. Los dos malos de la película (un narcotraficante y un capitalista deseoso de convertir la vieja panaderia en un aparcamiento para coches) son malísmos y cometen errores con un planteamiento en exceso infantiloide.

Visualmente es bastante aceptable, de ahí mi nota de 4,0, y el ritmo está bastante logrado. Pero si no te gustan los buenismos ni las religiones, esta desde luego no es tu película.

Película bastante desigual. En la primera parte no termina de arrancar, dando la impresión de ser la típica película de negratas graciosillos, con muy poca gracia (estaba clasificada como "comedia"). Estuve a punto de quitarla y ver una de marcianos, pero el tema parecía que se iba tornando interesente: las penurias de un pobre hombre teleoperador de una siniestra compañía, así que aguanté y la cosa se fue desmadrando y haciéndose más interesante. Al entrar ya en un terreno que podríamos calificar de "surrealismos nihilista" es donde la película gana enteros y se muestra como una feroz crítica al desquiciado mundo en el que vivimos, especialmente a la sociedad estadounidense, su TV, su trabajo basura y su competitividad dineraria, por encima de cualquier consideración.

El inesperado giro de guión, en la parte final, le da un toque de ensueño mordaz, y uno -aunque no suelta carjadas- se rie bastante por dentro. Una pena la irregularidad de la trama, pero finalmente consigue un producto muy fresco, directo y bastante surrealista, no merece la pena interpretar todas las escenas.