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7,1
4.103
10
29 de junio de 2012
29 de junio de 2012
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maravillosa adaptación de una famosa novela de Thomas Hardy ambientada en la Inglaterra rural del siglo XIX, aunque la película está rodada en Francia y aprovecha los paisajes campestres del país galo. Dedicada a Sharon Tate, la añorada esposa del director, en esta cinta
Polanski consigue alejarse del tipo de cine al que se había dedicado con anterioridad, demostrando que sabe moverse en cualquier tipo de género.
Aquí nos ofrece un trabajo perfeccionista y realizado en un ambiente bucólico, con la presencia de una angelical Nastassja Kinski. Es una película larga, para verla lógicamente sin prisas y para fijarse en los numerosos detalles y sutilezas, que hacen de Polanski uno de los mejores directores. Los decorados interiores, a pesar de lo destacado de los exteriores rurales, tienen un gran protagonismo y son muy detallistas.
El ambiente se va haciendo cada vez más opresivo alrededor de Tess, y ella es como uno de los pájaros encerrados en la jaula de la señora d'Urbervilles. La desgracia de la joven, su pobreza y su incapacidad para librarse de ellas es patente durante toda la cinta. Incluso en sus momentos de mayor felicidad se cierne sobre ella una oscura sombra. Vemos momentos llenos de patetismo como cuando ha de aceptar la muerte de su bebé y además el hecho de que haya de ser enterrado fuera del camposanto por tratarse de un hijo ilegítimo; el sacrificio que ha de realizar a cambio de que su madre y hermanos puedan vivir dignamente... No es que ella no trate de conseguir ayuda de una forma digna, sino que ésta le es negada repetidas veces. Todo se lleva a cabo sin su aprovación, pero ella lo acepta como si se tratara de su deber, en cierto modo. Y de esta forma llegamos al trágico final, desencadenado no sólo por Tess, sino por todo el cúmulo de circunstancias que le ha tocado vivir, y que ella acepta una vez más con resignación, pues nadie tiene en cuenta esas circunstancias para librarla de la muerte. Sólo la muerte conseguirá liberarla de una existencia indigna y miserable. Entonces ella podrá
finalmente ser libre, como las palomas blancas que hemos visto minutos antes.
En suma, en mi opinión se trata de uno de los mejores dramas de los ochenta, realizado con exquisito gusto, y si bien su director, Polanski, dijo no saber si realmente había
hecho una buena película y que para ello debería volverla a ver, yo desde aquí le digo que no debe preocuparse, porque será recordada como una de las mejores.
Polanski consigue alejarse del tipo de cine al que se había dedicado con anterioridad, demostrando que sabe moverse en cualquier tipo de género.
Aquí nos ofrece un trabajo perfeccionista y realizado en un ambiente bucólico, con la presencia de una angelical Nastassja Kinski. Es una película larga, para verla lógicamente sin prisas y para fijarse en los numerosos detalles y sutilezas, que hacen de Polanski uno de los mejores directores. Los decorados interiores, a pesar de lo destacado de los exteriores rurales, tienen un gran protagonismo y son muy detallistas.
El ambiente se va haciendo cada vez más opresivo alrededor de Tess, y ella es como uno de los pájaros encerrados en la jaula de la señora d'Urbervilles. La desgracia de la joven, su pobreza y su incapacidad para librarse de ellas es patente durante toda la cinta. Incluso en sus momentos de mayor felicidad se cierne sobre ella una oscura sombra. Vemos momentos llenos de patetismo como cuando ha de aceptar la muerte de su bebé y además el hecho de que haya de ser enterrado fuera del camposanto por tratarse de un hijo ilegítimo; el sacrificio que ha de realizar a cambio de que su madre y hermanos puedan vivir dignamente... No es que ella no trate de conseguir ayuda de una forma digna, sino que ésta le es negada repetidas veces. Todo se lleva a cabo sin su aprovación, pero ella lo acepta como si se tratara de su deber, en cierto modo. Y de esta forma llegamos al trágico final, desencadenado no sólo por Tess, sino por todo el cúmulo de circunstancias que le ha tocado vivir, y que ella acepta una vez más con resignación, pues nadie tiene en cuenta esas circunstancias para librarla de la muerte. Sólo la muerte conseguirá liberarla de una existencia indigna y miserable. Entonces ella podrá
finalmente ser libre, como las palomas blancas que hemos visto minutos antes.
En suma, en mi opinión se trata de uno de los mejores dramas de los ochenta, realizado con exquisito gusto, y si bien su director, Polanski, dijo no saber si realmente había
hecho una buena película y que para ello debería volverla a ver, yo desde aquí le digo que no debe preocuparse, porque será recordada como una de las mejores.

6,9
2.634
10
18 de mayo de 2012
18 de mayo de 2012
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película El Rey y Yo está basada en musical de Rodgers y Hammerstein estrenado en Broadway en 1951, basado a su vez en un libro de Margaret Landom, que contaba la historia de Anna Leonowens, una mujer inglesa contratada como profesora de los numerosos hijos del rey de Siam.
Esta película ganó en 1956 cinco Oscar, entre ellos el premio a la mejor banda sonora y al mejor actor. Lo mejor de la cinta es sin duda la presencia de Yul Brynner, un actor único, muy especial y realmente fantástico. Habiendo trabajado como acróbata en un famoso circo, podía bailar, tocar la guitarra y cantar. Su maravillosa voz grave y su exótica apariencia le hacían ideal para representar papeles autoritarios o personajes no caucásicos, como este del rey Monkgut. Brynner representó el papel del rey en este musical hasta su muerte en 1985, lo que representa un total de más de 4600 actuaciones.
Fue una gran suerte para Brynner ser contratado para este papel, que le acompañó durante el resto de su vida, y la verdad es que había nacido para ser el rey de Siam, pero no es menos cierto que fue una gran suerte para los realizadores del film haber encontrado a Brynner (se había pensado en contratar a Brando, que bailando era un patoso).
Las diferencias entre las dos culturas (la siamesa y la inglesa) son tratadas ampliamente en la película, como también lo es la relación entre Anna y el rey, que llega a ser de profundo respeto y comprensión mutuos. El amor aparece entre ellos, pero no de un modo explícito, y esto es precisamente lo que hace interesante la película: todo en ella es sutil, delicado y mágico, y esta sutilidad es lo que la hace tan atractiva.
Por otro lado, la personalidad del rey está llena de matices: puede ser autoritario, sabio, divertido y tierno, peculiaridades que junto con la diferencia de costumbres entre una y otra cultura dan pie a situaciones graciosas que hacen que el tono de la película sea de un humor exquisito.
Las canciones de Rodgers y Hammerstein son preciosas, especialmente "Getting to know you", "Young lovers"y "Shall we dance". No hace falta decir que la mejor escena es la del baile entre el rey y Anna en el suntuoso salón. Algo tan simple, sólo dos personas bailando al son de la música, resulta tan ardiente (¡qué mirada la de Brynner!) como elegante (¡qué vestido el de Deborah Kerr!). No es posible describirlo: la mejor escena de un musical para el rey de los musicales, una película que sobrepasa las dos horas y que no desearías que terminara nunca.
Lo mejor: Yul Brynner, el rey y sus rarezas ("sólo tengo 106 hijos, no llevo mucho tiempo casado")
Lo peor: que el musical no exista hoy en día.
Esta película ganó en 1956 cinco Oscar, entre ellos el premio a la mejor banda sonora y al mejor actor. Lo mejor de la cinta es sin duda la presencia de Yul Brynner, un actor único, muy especial y realmente fantástico. Habiendo trabajado como acróbata en un famoso circo, podía bailar, tocar la guitarra y cantar. Su maravillosa voz grave y su exótica apariencia le hacían ideal para representar papeles autoritarios o personajes no caucásicos, como este del rey Monkgut. Brynner representó el papel del rey en este musical hasta su muerte en 1985, lo que representa un total de más de 4600 actuaciones.
Fue una gran suerte para Brynner ser contratado para este papel, que le acompañó durante el resto de su vida, y la verdad es que había nacido para ser el rey de Siam, pero no es menos cierto que fue una gran suerte para los realizadores del film haber encontrado a Brynner (se había pensado en contratar a Brando, que bailando era un patoso).
Las diferencias entre las dos culturas (la siamesa y la inglesa) son tratadas ampliamente en la película, como también lo es la relación entre Anna y el rey, que llega a ser de profundo respeto y comprensión mutuos. El amor aparece entre ellos, pero no de un modo explícito, y esto es precisamente lo que hace interesante la película: todo en ella es sutil, delicado y mágico, y esta sutilidad es lo que la hace tan atractiva.
Por otro lado, la personalidad del rey está llena de matices: puede ser autoritario, sabio, divertido y tierno, peculiaridades que junto con la diferencia de costumbres entre una y otra cultura dan pie a situaciones graciosas que hacen que el tono de la película sea de un humor exquisito.
Las canciones de Rodgers y Hammerstein son preciosas, especialmente "Getting to know you", "Young lovers"y "Shall we dance". No hace falta decir que la mejor escena es la del baile entre el rey y Anna en el suntuoso salón. Algo tan simple, sólo dos personas bailando al son de la música, resulta tan ardiente (¡qué mirada la de Brynner!) como elegante (¡qué vestido el de Deborah Kerr!). No es posible describirlo: la mejor escena de un musical para el rey de los musicales, una película que sobrepasa las dos horas y que no desearías que terminara nunca.
Lo mejor: Yul Brynner, el rey y sus rarezas ("sólo tengo 106 hijos, no llevo mucho tiempo casado")
Lo peor: que el musical no exista hoy en día.
16 de mayo de 2013
16 de mayo de 2013
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película agradable y simpática ideal para pasar un buen rato y deleitarse con un vestuario magnífico y con una época en que las mujeres lo eran de verdad y en cierto modo eran más respetadas que ahora. Vale más una sola Marilyn o Lauren Bacall que todas las Belén Esteban y compañía, y sólo por verlas a ellas ya merece la pena ver este film, que no es nada del otro mundo ni es transcendente, pero que ayuda a desconecar.

5,9
319
10
25 de abril de 2015
25 de abril de 2015
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estupendo musical de Rodgers y Hammerstein, no se trata de un musical al uso, sino que mezcla diferentes historias en un ambiente bélico. Es una película muy atractiva, llena de espléndidos paisajes naturales, no de cartón piedra, y con muchos extras reales, no de los creados por ordenador. Tiene un punto de humor todavía válido hoy en día y las canciones son maravillosas, aunque yo diría que hay que escucharlas una segunda vez para poderlas apreciar en su plenitud.
Destacaría el trabajo de Mitzi Gaynor, que canta maravillosamente e interpreta las canciones con multitud de matices. Los personajes masculinos son muy atrayentes, aunque no cantan ellos, y quedan bastante seductores en la pantalla, sobre todo Brazzi. Las dos indígenas son más sosas y extrañas, aunque la voz que le ponen a Bloody Mary es estupenda para las canciones que interpreta.
Es un musical largo pero a mi no me lo ha parecido, es precioso... y diferente.
Destacaría el trabajo de Mitzi Gaynor, que canta maravillosamente e interpreta las canciones con multitud de matices. Los personajes masculinos son muy atrayentes, aunque no cantan ellos, y quedan bastante seductores en la pantalla, sobre todo Brazzi. Las dos indígenas son más sosas y extrañas, aunque la voz que le ponen a Bloody Mary es estupenda para las canciones que interpreta.
Es un musical largo pero a mi no me lo ha parecido, es precioso... y diferente.
17 de enero de 2013
17 de enero de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El secreto de esta película se encuentra en los divertidos números musicales, y, sobre todo, en Marilyn Monroe, que es el alma del film y llena absolutamente la pantalla con su brillo deslumbrante.
Dicen que no es buena actriz, pero a ver cuántas hay hoy en día con esa fotogenia, con ese encanto, y además, tan graciosa. Hasta cantando con su fina vocecilla es graciosa. Es realmente todo lo que debe ser una artista. El argumento es lo de menos, la película es ella (sin desmerecer a la morena Jane Russell, que canta mejor que ella y hace muy bien su papel, pero que no es lo mismo). Que ya lo dijo la Monroe: "Mi nombre debería ir antes que el de Jane en los créditos; al fin y al cabo, yo soy la rubia".
Me ha sorprendido muy gratamente esta cinta y la recomiendo a los que les guste la comedia clásica y el musical. Mi escena favorita: Diamonds are girl's best friends.
Dicen que no es buena actriz, pero a ver cuántas hay hoy en día con esa fotogenia, con ese encanto, y además, tan graciosa. Hasta cantando con su fina vocecilla es graciosa. Es realmente todo lo que debe ser una artista. El argumento es lo de menos, la película es ella (sin desmerecer a la morena Jane Russell, que canta mejor que ella y hace muy bien su papel, pero que no es lo mismo). Que ya lo dijo la Monroe: "Mi nombre debería ir antes que el de Jane en los créditos; al fin y al cabo, yo soy la rubia".
Me ha sorprendido muy gratamente esta cinta y la recomiendo a los que les guste la comedia clásica y el musical. Mi escena favorita: Diamonds are girl's best friends.
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