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Críticas ordenadas por utilidad
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10
3 de marzo de 2014
3 de marzo de 2014
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rossellini vuelve a ser consciente de la época en la que vive, del momento histórico que atraviesa Europa y la necesidad de alguien para retratarlo.
Más que un héroe, es un retratista de paisajes, de sentimientos. Tras la destrucción de toda Europa tras la II Guerra Mundial y la división del mundo en dos bloques dando origen a la Guerra Fría, ¿quién se acordaría de las personas, de los desfavorecidos, de todos aquellos que, lejos de ideologías políticas lo están pasando mal? Al inicio de 'Alemania, año cero', el maestro Rossellini hace una declaración de intenciones que debería darnos mucho que pensar: ''No pretendo culpar a los alemanes, tampoco perdonarlos. Simplemente contar la realidad, lo que está ocurriendo y que nadie está mostrando al mundo''.
Y así fue. El hambre, las enfermedades y la miseria barrieron Europa durante casi una década incluso después de la llegada del Plan Marshall y a mediados de 1960 Europa pudo empezar a levantar cabeza. Los primeros años de ocupación Aliada y la división de Alemania en cuatro zonas de influencia conllevaron un traumático desenlace del que no todo se ha contado siquiera 60 años después. La historiografía occidental -que ha sido la principal en tratar estos temas- ha olvidado dedicar unas míseas líneas a los aspectos sociales que marcaron el final de la guerra, fueran del bando que fueran. En las últimas décadas y tras la Reunificación Alemana en 1990, se está empezando a poner de relieve y de forma taimada la otra versión, aquella que habla de familias destrozadas, de ciudades convertidas a escombros, donde la maniquea visión 'buenos y malos' empieza a difuminarse y sólo vemos a personas desnudas ante un futuro difícil de encarar.
Roberto Rossellini nos ha regalado una obra maestra, un testimonio impagable de una época para olvidar, pero también para tener siempre en mente.
Más que un héroe, es un retratista de paisajes, de sentimientos. Tras la destrucción de toda Europa tras la II Guerra Mundial y la división del mundo en dos bloques dando origen a la Guerra Fría, ¿quién se acordaría de las personas, de los desfavorecidos, de todos aquellos que, lejos de ideologías políticas lo están pasando mal? Al inicio de 'Alemania, año cero', el maestro Rossellini hace una declaración de intenciones que debería darnos mucho que pensar: ''No pretendo culpar a los alemanes, tampoco perdonarlos. Simplemente contar la realidad, lo que está ocurriendo y que nadie está mostrando al mundo''.
Y así fue. El hambre, las enfermedades y la miseria barrieron Europa durante casi una década incluso después de la llegada del Plan Marshall y a mediados de 1960 Europa pudo empezar a levantar cabeza. Los primeros años de ocupación Aliada y la división de Alemania en cuatro zonas de influencia conllevaron un traumático desenlace del que no todo se ha contado siquiera 60 años después. La historiografía occidental -que ha sido la principal en tratar estos temas- ha olvidado dedicar unas míseas líneas a los aspectos sociales que marcaron el final de la guerra, fueran del bando que fueran. En las últimas décadas y tras la Reunificación Alemana en 1990, se está empezando a poner de relieve y de forma taimada la otra versión, aquella que habla de familias destrozadas, de ciudades convertidas a escombros, donde la maniquea visión 'buenos y malos' empieza a difuminarse y sólo vemos a personas desnudas ante un futuro difícil de encarar.
Roberto Rossellini nos ha regalado una obra maestra, un testimonio impagable de una época para olvidar, pero también para tener siempre en mente.

7,2
1.075
9
10 de marzo de 2014
10 de marzo de 2014
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda parte de la trilogía de Wajda sobre la II Guerra Mundial.
'Generación', la primera de todas, era claramente un alegato de tintes nacionalistas que pretendía buscar la gloria del pueblo polaco, sus orígenes, un ensalzamiento de su pasado.
Inesperadamente, Wajda vuelve a sorprendernos con esta segunda entrega, donde narra los momentos siguientes a la sublevación a finales de 1944 de los polacos de Varsovia y su inmediata huida a las cloacas de la ciudad hasta el final del conflicto. El director polaco parece querer dar otra interpretación más crítica, mostrando a un pueblo derrotado, insolidario, ciertamente mezquino, que ha perdido esa gloria que antaño artesoró. Es por ello que en su día le valió duras críticas por poner en duda la nueva versión de posguerra que la historiografía polaca, apoyada en los poderes políticos de turno prosoviéticos estaban diseñando.
Posiblemente la lucha contra los nazis existió, fue gloriosa, pero también oscura.
Como dijo el crítico Antonio Pinedo en 1977 a raíz de 'Kanal' y parafraseando al propio Andrzej, la cultura sirvió de soporte para el mantenimiento del nacionalismo polaco, para que perviviera durante siglos frente a continuas invasiones de extranjeros. La cultura, el doble rasero.
'Generación', la primera de todas, era claramente un alegato de tintes nacionalistas que pretendía buscar la gloria del pueblo polaco, sus orígenes, un ensalzamiento de su pasado.
Inesperadamente, Wajda vuelve a sorprendernos con esta segunda entrega, donde narra los momentos siguientes a la sublevación a finales de 1944 de los polacos de Varsovia y su inmediata huida a las cloacas de la ciudad hasta el final del conflicto. El director polaco parece querer dar otra interpretación más crítica, mostrando a un pueblo derrotado, insolidario, ciertamente mezquino, que ha perdido esa gloria que antaño artesoró. Es por ello que en su día le valió duras críticas por poner en duda la nueva versión de posguerra que la historiografía polaca, apoyada en los poderes políticos de turno prosoviéticos estaban diseñando.
Posiblemente la lucha contra los nazis existió, fue gloriosa, pero también oscura.
Como dijo el crítico Antonio Pinedo en 1977 a raíz de 'Kanal' y parafraseando al propio Andrzej, la cultura sirvió de soporte para el mantenimiento del nacionalismo polaco, para que perviviera durante siglos frente a continuas invasiones de extranjeros. La cultura, el doble rasero.

7,3
15.042
7
25 de octubre de 2015
25 de octubre de 2015
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una historia cruel que narra la vida de Agu (Abraham Attah), un joven que es reclutado por un ejército revolucionario tras ver cómo unas tropas matan a toda su familia. Localizada en un punto indeterminado de África, la cinta no pretende contarnos una historia en un lugar y un tiempo concretos, sino un drama que se repite en múltiples lugares del planeta todos los días.
La muerte, el desarraigo familiar y la búsqueda de venganza pensando que así se conseguirá la paz con uno mismo y con el resto, son el motor que guía esta sublime cinta, que se sumerge en las profundidades del alma humana, atemperándose con grandes dosis de amistad en medio de la tragedia.
Como en tantas historias de iniciación, siempre hay un maestro. Este papel le corresponde a Idris Elba, un comandante que ha reclutado a una serie de soldados inexpertos, a quienes entrena y prepara para la batalla. Poco a poco se hace con un ejército regular que actúa en intervenciones controladas por un mando superior de orden político. Este será el punto clave en el cual deriva la película hacia el melodramático final, cuando chocan las visiones militar y la política de una misma guerra.
La muerte, el desarraigo familiar y la búsqueda de venganza pensando que así se conseguirá la paz con uno mismo y con el resto, son el motor que guía esta sublime cinta, que se sumerge en las profundidades del alma humana, atemperándose con grandes dosis de amistad en medio de la tragedia.
Como en tantas historias de iniciación, siempre hay un maestro. Este papel le corresponde a Idris Elba, un comandante que ha reclutado a una serie de soldados inexpertos, a quienes entrena y prepara para la batalla. Poco a poco se hace con un ejército regular que actúa en intervenciones controladas por un mando superior de orden político. Este será el punto clave en el cual deriva la película hacia el melodramático final, cuando chocan las visiones militar y la política de una misma guerra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Seguramente, la frase que mejor resume el final de la película es la pronunciada por el joven Agu, cuando reconoce ser consciente de que su guerra nunca terminará hasta que ellos mueran. Da igual lo que pase, porque todo resultado les será insatisfactorio. En el momento en que cometen el primer asesinato llevados por el odio y la venganza a los que anteriormente masacraron a sus familias, no hay retorno posible.
'Beasts of No Nation' es una película madura que reflexiona sobre la violencia y el sentido de la misma, así como los modos en que podríamos acabar con todas las guerras, si es que existe alguna manera. Una película necesaria en un mundo en que cada día las cosas tienen menos sentido.
'Beasts of No Nation' es una película madura que reflexiona sobre la violencia y el sentido de la misma, así como los modos en que podríamos acabar con todas las guerras, si es que existe alguna manera. Una película necesaria en un mundo en que cada día las cosas tienen menos sentido.
Documental

8,4
4.172
10
24 de enero de 2014
24 de enero de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como historiador llegué con los prejuicios típicos de encontrarme el clásico documental del canal Historia o de la BBC. Lo que realmente pude ver me dejó sorprendido: son casi 10 horas de documental/película donde la trama no es otra que una serie de entrevistas a personajes vinculados con el Holocausto Nazi, mejor llamado Shoah en hebreo.
Por mínimos que sean los conocimientos que se tengan sobre lo que significó el Tercer Reich, la opresión sin cuartel que ejerció allá por donde pasó o cómo desangró sin reparos a media Europa, comprenderá mejor a muchos de los protagonistas de los que el director galo se vale.
El 'shock' emocional que para la mayoría de los judíos supuso vivir en los campos de concentración, vivir diariamente cara a cara con la propia muerte, el horror y la desesperación de ver a tus vecinos y compañeros ser aniquilados sin ningún tipo de humanidad por parte de sus verdugos, produjo un curioso efecto en al posguerra. Tras 1945 y a pesar la conmoción de la opinión pública internacional, la cuestión judía y el exterminio, si bien se explotaron debidamente por prensa, libros y Hollywood, nunca se recurrió a las verdaderas voces de los que lo vivieron.
Esas personas intentaron olvidar, creando una coraza con el paso de los años que impidiera recuperar viejas pesadillas. Es eso mismo lo que Lanzmann intenta evitar a toda costa. Para ello entrevista personalmente a todos los implicados posibles, propios judíos, vecinos de los pueblos donde hicieron pesquisas, en Polonia, en EEUU, Francia, Alemania, Austria, Israel, etc.
Lanzmann lleva con maestría el hilo de las entrevistas, no dejando cabos sueltos, no permitiendo al entrevistado que se tome licencias o incoherencias en su discurso. Es riguroso, perspicaz e incluso algo despiadado, lo necesario para recuperar del olvido la memoria de una etapa en la historia de Europa que nadie quiere recordar, que todos quieren hacer como que no existió.
En resumen, víctimas, verdugos y terceros han olvidado voluntariamente esos años de su vida, desde 1939 hasta 1945, especialmente el periodo que va desde 1942/43 hasta 1945.
Recuperar para ver, ver para recordar, recordar para no olvidar, no olvidar para no errar.
Por mínimos que sean los conocimientos que se tengan sobre lo que significó el Tercer Reich, la opresión sin cuartel que ejerció allá por donde pasó o cómo desangró sin reparos a media Europa, comprenderá mejor a muchos de los protagonistas de los que el director galo se vale.
El 'shock' emocional que para la mayoría de los judíos supuso vivir en los campos de concentración, vivir diariamente cara a cara con la propia muerte, el horror y la desesperación de ver a tus vecinos y compañeros ser aniquilados sin ningún tipo de humanidad por parte de sus verdugos, produjo un curioso efecto en al posguerra. Tras 1945 y a pesar la conmoción de la opinión pública internacional, la cuestión judía y el exterminio, si bien se explotaron debidamente por prensa, libros y Hollywood, nunca se recurrió a las verdaderas voces de los que lo vivieron.
Esas personas intentaron olvidar, creando una coraza con el paso de los años que impidiera recuperar viejas pesadillas. Es eso mismo lo que Lanzmann intenta evitar a toda costa. Para ello entrevista personalmente a todos los implicados posibles, propios judíos, vecinos de los pueblos donde hicieron pesquisas, en Polonia, en EEUU, Francia, Alemania, Austria, Israel, etc.
Lanzmann lleva con maestría el hilo de las entrevistas, no dejando cabos sueltos, no permitiendo al entrevistado que se tome licencias o incoherencias en su discurso. Es riguroso, perspicaz e incluso algo despiadado, lo necesario para recuperar del olvido la memoria de una etapa en la historia de Europa que nadie quiere recordar, que todos quieren hacer como que no existió.
En resumen, víctimas, verdugos y terceros han olvidado voluntariamente esos años de su vida, desde 1939 hasta 1945, especialmente el periodo que va desde 1942/43 hasta 1945.
Recuperar para ver, ver para recordar, recordar para no olvidar, no olvidar para no errar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
¿Qué es lo que aprendemos de Shoah?
-Que el horror tiende a esconderse, que la memoria histórica es un tema complicado, que todos los implicados tienden a modelar y a justificar sus actos en el pasado, afirmando que las circunstancias históricas son diferentes y no deben mirarse con los ojos del presente.
-Que a día de hoy sigue existiendo un rencor inmenso hacia el pueblo judío, llegando a justificar y a entender lo que les ocurrió. Así, son paradójicas las entrevistas a vecinos de pequeños pueblos de la Polonia rural que recuerdan las deportaciones masivas de judíos vecinos desde toda la vida para ser llevados a campos de concentración, especialmente del de Treblinka. Ante la pregunta de por qué no hicieron nada para evitarlo, todos contestan que nadie se atrevía a mover un dedo ante la amenaza de muerte que los soldados alemanes de las SS infundían en toda la región. Ante la pregunta si echan de menos a sus vecinos judíos, o si viven mejor sin ellos, ves cómo sus caras se van desencajando paulatinamente, pasando de una pose convencional que parece todos han adoptado tras décadas de olvido para pasar a una desagradable tez donde el odio, rencor y semillas profundas de odio siguen anidando en sus corazones, justificando lo que les ocurrió de las maneras más absurdas posibles.
-Que el horror tiende a esconderse, que la memoria histórica es un tema complicado, que todos los implicados tienden a modelar y a justificar sus actos en el pasado, afirmando que las circunstancias históricas son diferentes y no deben mirarse con los ojos del presente.
-Que a día de hoy sigue existiendo un rencor inmenso hacia el pueblo judío, llegando a justificar y a entender lo que les ocurrió. Así, son paradójicas las entrevistas a vecinos de pequeños pueblos de la Polonia rural que recuerdan las deportaciones masivas de judíos vecinos desde toda la vida para ser llevados a campos de concentración, especialmente del de Treblinka. Ante la pregunta de por qué no hicieron nada para evitarlo, todos contestan que nadie se atrevía a mover un dedo ante la amenaza de muerte que los soldados alemanes de las SS infundían en toda la región. Ante la pregunta si echan de menos a sus vecinos judíos, o si viven mejor sin ellos, ves cómo sus caras se van desencajando paulatinamente, pasando de una pose convencional que parece todos han adoptado tras décadas de olvido para pasar a una desagradable tez donde el odio, rencor y semillas profundas de odio siguen anidando en sus corazones, justificando lo que les ocurrió de las maneras más absurdas posibles.

7,2
19.869
9
27 de julio de 2014
27 de julio de 2014
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para gustos los colores.
Después de haber visto decenas de películas del género, tanto españolas como extranjeras (principalmente norteamericanas), me queda la sensación de que se trata si no de la mejor del género, sí de una de las más notables.
El comienzo es algo tibio, complejo, un batiburrillo de ideas y escenas que intentan sin demasiada fortuna introducirnos la trama de la película. Pero a la media hora experimentamos un 'crescendo' hasta los últimos minutos, donde el gran tema central es la responsabilidad que tiene un detective privado en relación con la gente con la que trabaja. Es imposible ser objetivo, distante y profesional como el protagonista llega a afirmar, sino que al fin y al cabo siempre queda un resquicio de curiosidad, una última pregunta sobre nuestro papel en el juego.
Después de haber visto decenas de películas del género, tanto españolas como extranjeras (principalmente norteamericanas), me queda la sensación de que se trata si no de la mejor del género, sí de una de las más notables.
El comienzo es algo tibio, complejo, un batiburrillo de ideas y escenas que intentan sin demasiada fortuna introducirnos la trama de la película. Pero a la media hora experimentamos un 'crescendo' hasta los últimos minutos, donde el gran tema central es la responsabilidad que tiene un detective privado en relación con la gente con la que trabaja. Es imposible ser objetivo, distante y profesional como el protagonista llega a afirmar, sino que al fin y al cabo siempre queda un resquicio de curiosidad, una última pregunta sobre nuestro papel en el juego.
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