Angustiosa y lenta sí, pero poco dista de la vida misma. Si has tenido la poca fortuna de contar con un familiar, o vivir tú mism@, una depresión, sabrás que las historias se desenvuelven muy lentamente para que el desenlace tenga más que ver con un cúmulo de pequeñas cosas que con un un ritmo trepidante.
A mi parecer, Marian Álvarez logra desenvolverse con soltura ante un papel complicadísimo, preso de una maraña de sensaciones contradictorias. Además, Fernando Franco ha sido un gran aliado al usar (y casi abusar) de la cámara al hombro y los temblorosos primerísimos planos. No hubiera entendido una película tan íntima sin usar una técnica similar.
Pequeña joya que con sencillez te menea en lo más profundo, o al menos a mí.

Película a la altura de los grandes dramas carcelarios de la historia del cine, y por encima de la mayoría de los dramas del cine español. Lluís Tosar llena la escena con una interpretación majestuosa, el Malamadre es un malo de los buenos, un bueno de los malos. Durante las casi dos horas de cinta he tenido el corazón en un puño, sin saber si ponerme de la parte de los de dentro o de los de fuera.

Con poco más de 3 elementos: un hombre, un teléfono y un mechero, Rodrigo Cortés nos ha dado una clase magistral de cine. La historia de Enterrado comienza con eso, un plano cerrado y oscuro que nos descubre a un hombre enterrado. Interpretado con soberbia por Ryan Reynolds, la cinta cuenta la historia de un conductor americano que se despierta atrapado en un ataúd de madera cuya ubicación es una incógnita para todos.

Y a partir de ahí, un ingenioso guión atrapa durante la siguiente hora y media al espectador en una espiral de tensión creciente que se ve magnificada por la imposibilidad de cambiar de escenario. El hilo conductor del argumento son las llamadas a un móvil, que se suceden en una vertiginosa cuenta atrás entretejiendo y complicando el bagaje emocional de Paul Conroy, el único protagonista.

Pero no sólo es Enterrado una película de sentimientos, sino también es una crítica feroz a la guerra en primer término y a la burocracia en plano posterior. Los conversaciones telefónica son diálogos enfermizos y trágicos a su vez, pero lo son por puramente realistas. El guionista Chris Sparling mueve los hilos de las palabras como si de agujas se tratasen, clavándolas con sorprendente puntería donde a la sociedad americana más le duele.

Profundo Carmesí abraza una historia de amor descarnada y enfermiza. Se trata de una road movie con personajes espeluznantes que huyen de la soledad a su forma, un tanto sui generis. Con diálogos de amor poéticos y escenas comprometidas que no dejan lugar a la imaginación, el filme deja entrever los entresijos humanos de la madre que lo deja todo por amor y el mujeriego que lo deja todo por dinero. Y por encima de todos, la actuación maestra una vez más de nuestra internacional Marisa Paredes. No dejen de verla, es un diamante en bruto.

Una historia de amor, imposible y mágica. El personaje, tierno y constante, se mueve por paisajes helados de indudable belleza. Se trata de una historia sencilla capaz de enternecernos el corazón desde el primer minuto. Al igual que la protagonista se enamora del profesor, nosotros nos enamoramos de la protagonista. Queremos traspasar la pantalla para poder abrazarla, protegerla y darle ánimos en su 'quasiimposible' proeza.