Estas es de esas pelis que ves sin grandes expectativas, pero terminas pasando un rato entretenido. Emily y Jamie hacen un tándem decente, las risas fluyen y las travesuras 'fingimos que seguimos juntos' le dan su toque. Algunos giros son predecibles, pero la historia se mantiene amena. Jamie, con sus dramas, es el típico, pero al menos intenta redimirse. En definitiva, si buscas algo ligero para desconectar y sacar unas risas, esta película cumple sin pretensiones.

La peli arranca bien, con un ambiente misterioso y acogedor: un detective mayor investiga una boy band (que, de hecho, es un grupo real, Generations from Exile Tribe). Los chicos actúan decentemente para no ser pros, y seguro que a sus fans les va a encantar verlos en este rollo de misterio.

El director tiene un estilo único, aunque a veces se pasa con escenas absurdas, como una que rompe las leyes de la física y otra con una puerta a lo "Schrödinger". La canción, que es parte central, ni da miedo ni se pega como debería. En resumen, aunque no es fatal, la peli no tiene el encanto ni el suspense que esperaba.