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TV

5,0
1.300
3
19 de septiembre de 2012
19 de septiembre de 2012
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Coincido con uno de los comentaristas de este blog en que la película es caricaturesca. Y no es sólo porque toma livianamente temas tan profundos y desgarradores como la Guerra Civil Española, la Chino-Japonesa y tantos otros conflictos que marcaron el siglo XX.
La recreación cubana es digna de un film tipo "Otra tonta película de amor" (me refiero a la saga de parodias de mal gusto que pretenden burlarse de sus originales con escasa gracia y abundante humor escatológico).
Nicole Kidman no llega en momento alguno a convencer sobre su personaje de Gellhorn. El responsable del casting debió haber previsto ésto, más allá de que su nombre incida en la recaudación de la taquilla. Nos presenta una lady recatada que de repente se desata sin inhibiciones ni frenos ante las exigencias de una personalidad tan controvertida como era la del verdadero Hemingway. No lo logra. Su perfil sajón contrasta con el fuego pasional que debería transmitir el personaje. Ni hablar de las escenas donde se emborracha, que hasta Sandra Bullock podría haberlas hecho mejor.
Tampoco me convenció Clive Owen. Se esfuerza por transmitir algo de lo que pareciera no estar del todo convencido. Es Clive Owen haciendo de Hemingway, como también podría haber asumido el papel de Gandhi, Hitler o cualquier otro estereotipo histórico hecho sin ganas. No le queda. O mejor dicho, le ha quedado grande el personaje. Me extraña sobremanera, porque se trata de una producción de HBO, que tantas excelencias nos hizo conocer (Roma, Boardwalk Empire, etc.). Pero esta vez ha fallado. Me convenció mucho más el Manolete de Adrien Brody y Penélope Cruz, donde se transmite una relación de pareja no convencional y transgresora, como la que intentó plasmar en esta mediocre película sin resultado.
La recreación cubana es digna de un film tipo "Otra tonta película de amor" (me refiero a la saga de parodias de mal gusto que pretenden burlarse de sus originales con escasa gracia y abundante humor escatológico).
Nicole Kidman no llega en momento alguno a convencer sobre su personaje de Gellhorn. El responsable del casting debió haber previsto ésto, más allá de que su nombre incida en la recaudación de la taquilla. Nos presenta una lady recatada que de repente se desata sin inhibiciones ni frenos ante las exigencias de una personalidad tan controvertida como era la del verdadero Hemingway. No lo logra. Su perfil sajón contrasta con el fuego pasional que debería transmitir el personaje. Ni hablar de las escenas donde se emborracha, que hasta Sandra Bullock podría haberlas hecho mejor.
Tampoco me convenció Clive Owen. Se esfuerza por transmitir algo de lo que pareciera no estar del todo convencido. Es Clive Owen haciendo de Hemingway, como también podría haber asumido el papel de Gandhi, Hitler o cualquier otro estereotipo histórico hecho sin ganas. No le queda. O mejor dicho, le ha quedado grande el personaje. Me extraña sobremanera, porque se trata de una producción de HBO, que tantas excelencias nos hizo conocer (Roma, Boardwalk Empire, etc.). Pero esta vez ha fallado. Me convenció mucho más el Manolete de Adrien Brody y Penélope Cruz, donde se transmite una relación de pareja no convencional y transgresora, como la que intentó plasmar en esta mediocre película sin resultado.

5,4
3.156
8
19 de abril de 2014
19 de abril de 2014
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con el mayor respeto que merecen las opiniones de otros usuarios, disiento en cuanto a que pueda considerarse a este filme tan sólo como una expresión "teen" que no va más allá de eso. Es cierto que tiene aparentes reminiscencias de "Los juegos del hambre" y "Crepúsculo". En relación a estas dos, aclaro que la primera me atrajo solamente en su primera entrega, no en sus secuelas, mientras que la segunda es indigerible y nunca pude soportar la visión completa de ninguna de sus tres o cuatro continuaciones.
Aclarado esto, quiero resumir por qué esta película me parece distinta.
Comienza con una presunta historia melosa de romance adolescente que, de verse en televisión, podría inducir a cambiar precipitadamente de canal, lo reconozco. Pero de a poco que va desarrollándose, va tomando también más cuerpo. Debo admitir que la vi accidentalmente, sin ninguna referencia previa. Tan es así que en mi país no llegó a estrenarse comercialmente, por lo que conserva su título original en inglés. Esperaba erróneamente que la sugerida III guerra mundial que da contexto a la historia iba a ser sólo eso, es decir una "guerra sugerida", con cuatro jóvenes aislados en una granja y un supuesto conflicto bélico que nunca se iba a mostrar concretamente, por lo que supuse mal que iba a asistir a una especie de obra teatral filmada en un sólo escenario.
Pero me equivoqué. Creo que la trama sorprende a un espectador desprevenido cual era mi caso, pues luego de un tema musical moderno de fondo (cuyo título e intérpretes no puedo precisar), al estilo de los inolvidables Simon & Garfunkel de "El graduado" que enmarca una escena de un paisaje bucólico, se produce un infeliz viraje que habrá de cambiar para siempre la inocencia y desatención por lo trascendente de los jóvenes protagonistas.
Sin que deba tomarse como "spoiler", destaco la secuencia en la que Saoirse Ronan (la dulce y sacrificada niña de "The way back") se topa con la escena dantesca de los cadáveres que debe descubrir para su reconocimiento, pues a estas alturas ya se advierte un cambio en su personalidad y una mayor madurez adquirida por los precipitados acontecimientos, que la hacen abandonar su apariencia de niña consentida, un tanto rebelde y hasta antipática.
Entonces, el cambio generacional que abre una nueva corriente cinematográfica nos impone, a los de otras épocas, a actualizarnos y abrir nuestras mentes para recibir con complacencia esta muestra de lo que habrá quizás de imponerse en lo sucesivo, al menos para las preferencias del público juvenil. Interesante filme que puede recomendarse, dejando de lado los prejuicios.
Aclarado esto, quiero resumir por qué esta película me parece distinta.
Comienza con una presunta historia melosa de romance adolescente que, de verse en televisión, podría inducir a cambiar precipitadamente de canal, lo reconozco. Pero de a poco que va desarrollándose, va tomando también más cuerpo. Debo admitir que la vi accidentalmente, sin ninguna referencia previa. Tan es así que en mi país no llegó a estrenarse comercialmente, por lo que conserva su título original en inglés. Esperaba erróneamente que la sugerida III guerra mundial que da contexto a la historia iba a ser sólo eso, es decir una "guerra sugerida", con cuatro jóvenes aislados en una granja y un supuesto conflicto bélico que nunca se iba a mostrar concretamente, por lo que supuse mal que iba a asistir a una especie de obra teatral filmada en un sólo escenario.
Pero me equivoqué. Creo que la trama sorprende a un espectador desprevenido cual era mi caso, pues luego de un tema musical moderno de fondo (cuyo título e intérpretes no puedo precisar), al estilo de los inolvidables Simon & Garfunkel de "El graduado" que enmarca una escena de un paisaje bucólico, se produce un infeliz viraje que habrá de cambiar para siempre la inocencia y desatención por lo trascendente de los jóvenes protagonistas.
Sin que deba tomarse como "spoiler", destaco la secuencia en la que Saoirse Ronan (la dulce y sacrificada niña de "The way back") se topa con la escena dantesca de los cadáveres que debe descubrir para su reconocimiento, pues a estas alturas ya se advierte un cambio en su personalidad y una mayor madurez adquirida por los precipitados acontecimientos, que la hacen abandonar su apariencia de niña consentida, un tanto rebelde y hasta antipática.
Entonces, el cambio generacional que abre una nueva corriente cinematográfica nos impone, a los de otras épocas, a actualizarnos y abrir nuestras mentes para recibir con complacencia esta muestra de lo que habrá quizás de imponerse en lo sucesivo, al menos para las preferencias del público juvenil. Interesante filme que puede recomendarse, dejando de lado los prejuicios.

5,5
4.068
9
21 de agosto de 2017
21 de agosto de 2017
27 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de verla. Es verdaderamente una revelación del cine latinoamericano. Para grandes públicos. Por eso me extraña que las primeras cuatro críticas amateur hayan sido en general tan despiadadas y provenientes de usuarios argentinos.
Voy a sintetizar mi parecer en breves consideraciones: Las actuaciones son deslumbrantes, perfectas (con un cuidado casting hecho a medida). Mi parámetro para evaluarlas es siempre el mismo: si uno olvida, como es el caso, que delante suyo está Ricardo Darín (respecto del cual reconozco que gestó algunos personajes repetitivos en otras películas, pero en esta se reencuentra con la madurez), Gerardo Romano, Érica Rivas, Dolores Fonzi, etc. para verdaderamente creer que el que está en la tela es un presidente, un primer ministro, una secretaria y una hija desquiciada, etc. es que la encarnadura de las interpretaciones se ha logrado con creces. Ello ocurre con los desempeños de todo el elenco. Por eso no puedo entender cómo puede desmerecerse tan severamente el contexto general, cuando es sabido que si lo demás no funciona, no hay desempeño actoral que valga. Debe reconocerse que el cine argentino, otrora con actuaciones declamatorias y poco creíbles (incluso a cargo de grandes figuras), está dando pasos agigantados en este aspecto.
Tanto la fotografía, la música, la edición, el sonido, el guión (originalísimo), la dirección, resultan de primera calidad.
Puede ser que el film dé lugar a diversas interpretaciones y deje desconcertados a los desprevenidos que no pudieron introducirse en la trama desde el inicio.
Pero para mí es preciso, una muestra clara de cine que trasciende los localismos, un agigantamiento de las producciones argentinas (la califico "muy buena" por no ponerle "excelente" y aparecer como fanático del cine de mi país, pues me comprenden las "generales de la ley"). Para todos los que nos gusta el cine como tal, no hay nacionalidades ni fronteras. Se disfruta una de cualquier origen (aún cuando procedan de lugares sin tradición cinematográfica) cuando el producto es bueno (reconozco también que aquí ha existido una amplia coproducción que contribuyó al resultado).
Estimo que la película tiene mucho futuro, sobretodo en los festivales internacionales (espero no equivocarme) y constituye una muestra de que se pueden hacer superproducciones latinoamericanas con verdadero contenido. Bienvenida entonces esta obra que puede inaugurar una apertura a otros mercados y desmitificar la idea de que "aquí no podemos hacerlo".
Voy a sintetizar mi parecer en breves consideraciones: Las actuaciones son deslumbrantes, perfectas (con un cuidado casting hecho a medida). Mi parámetro para evaluarlas es siempre el mismo: si uno olvida, como es el caso, que delante suyo está Ricardo Darín (respecto del cual reconozco que gestó algunos personajes repetitivos en otras películas, pero en esta se reencuentra con la madurez), Gerardo Romano, Érica Rivas, Dolores Fonzi, etc. para verdaderamente creer que el que está en la tela es un presidente, un primer ministro, una secretaria y una hija desquiciada, etc. es que la encarnadura de las interpretaciones se ha logrado con creces. Ello ocurre con los desempeños de todo el elenco. Por eso no puedo entender cómo puede desmerecerse tan severamente el contexto general, cuando es sabido que si lo demás no funciona, no hay desempeño actoral que valga. Debe reconocerse que el cine argentino, otrora con actuaciones declamatorias y poco creíbles (incluso a cargo de grandes figuras), está dando pasos agigantados en este aspecto.
Tanto la fotografía, la música, la edición, el sonido, el guión (originalísimo), la dirección, resultan de primera calidad.
Puede ser que el film dé lugar a diversas interpretaciones y deje desconcertados a los desprevenidos que no pudieron introducirse en la trama desde el inicio.
Pero para mí es preciso, una muestra clara de cine que trasciende los localismos, un agigantamiento de las producciones argentinas (la califico "muy buena" por no ponerle "excelente" y aparecer como fanático del cine de mi país, pues me comprenden las "generales de la ley"). Para todos los que nos gusta el cine como tal, no hay nacionalidades ni fronteras. Se disfruta una de cualquier origen (aún cuando procedan de lugares sin tradición cinematográfica) cuando el producto es bueno (reconozco también que aquí ha existido una amplia coproducción que contribuyó al resultado).
Estimo que la película tiene mucho futuro, sobretodo en los festivales internacionales (espero no equivocarme) y constituye una muestra de que se pueden hacer superproducciones latinoamericanas con verdadero contenido. Bienvenida entonces esta obra que puede inaugurar una apertura a otros mercados y desmitificar la idea de que "aquí no podemos hacerlo".

5,7
10.066
5
1 de febrero de 2018
1 de febrero de 2018
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Trataré de ser breve, pues varios usuarios ya han desmenuzado este film con críticas muy inteligentes.
Se trata de una película rara, engañosa, que desde el inicio te atrapa para luego, inesperadamente, virar hacia lo ya visto en innumerables realizaciones de este género (¿terror?, ¿suspense?, ¿drama gótico?).
Allí te llevarás una sorpresa que nada tiene que ver con el desenlace sorpresivo que estuviste esperando durante toda la proyección para pasar a lo manido. Un villano Jason Isaacs desperdiciado (ha sido casi siempre el personaje que uno quiere ver ajusticiado, como en "El Patriota" de Mel Gibson). Pero parece ser que hay que comer y se enredó en esta frustrada realización.
Luego de algunas escenas truculentas innecesarias (¿Cuál es el sentido de la sesión con el dentista? ¿emular a "Marathon Man" quizás?), desemboca en una de las vulgaridades y bizarrías dignas de Roger Corman.
El final impredecible se convierte en el más absoluto fiasco con escenas grotescas que destiñen por completo la buena performance de la hora y media previa. Sólo para tener pesadillas con anguilas.
Se trata de una película rara, engañosa, que desde el inicio te atrapa para luego, inesperadamente, virar hacia lo ya visto en innumerables realizaciones de este género (¿terror?, ¿suspense?, ¿drama gótico?).
Allí te llevarás una sorpresa que nada tiene que ver con el desenlace sorpresivo que estuviste esperando durante toda la proyección para pasar a lo manido. Un villano Jason Isaacs desperdiciado (ha sido casi siempre el personaje que uno quiere ver ajusticiado, como en "El Patriota" de Mel Gibson). Pero parece ser que hay que comer y se enredó en esta frustrada realización.
Luego de algunas escenas truculentas innecesarias (¿Cuál es el sentido de la sesión con el dentista? ¿emular a "Marathon Man" quizás?), desemboca en una de las vulgaridades y bizarrías dignas de Roger Corman.
El final impredecible se convierte en el más absoluto fiasco con escenas grotescas que destiñen por completo la buena performance de la hora y media previa. Sólo para tener pesadillas con anguilas.

7,2
6.709
9
15 de octubre de 2018
15 de octubre de 2018
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si no lo estoy interpretando incorrectamente, "Jusqu'a la garde" (título original) significa en francés "hasta la empuñadura" o "hasta la raíz", entre otras acepciones. Esta es quizás la definición más apropiada para esta película que, en nuestro idioma, se la ha bautizado con el insípido título de "Custodia compartida". Y digo apropiada porque hinca emocionalmente con una historia común, muy frecuente en nuestros días, como es la desavenencia de las parejas que converge generalmente en una separación que no lo es tal, porque quedan ligadas no ya en el amor o el afecto, sino en los rencores y resentimientos mutuos que genera el no querer ceder lo que se ha creado en conjunto.
La principal creación, lógicamente son los hijos, quienes van a pagar los platos rotos de la guerra que sucede al divorcio afrontando situaciones que, como en esta historia, los marcará seguramente de por vida.
Luego de la judicialización del caso -contenido hasta esa instancia en la esfera privada familiar- nada será lo mismo. El Estado expropia el conflicto y los niños y jóvenes que hasta ese momento convivían en familia comienzan a sufrir las consecuencias de las tiranteces y el belicismo entre las dos partes confrontadas que, hasta hace poco tiempo, eran sus padres convivientes.
Xavier Legrand asume con maestría esta cuestión y la retrata vívidamente en un film que no permite distracciones, logrando una obra que será difícil superar cuando se aborde la misma temática en el futuro. Advierto que tiene un antecedente sobre esta misma problemática y se trata de un cortometraje que, debo reconocer, no he podido ver hasta ahora ("Justo antes de perder todo"). Es un director joven que promete y aborda en esta realización un guión simple para exprimirlo intensamente hasta lograr la simbiosis entre una situación de violencia familiar y un thriller para el que no necesita acudir a viejas recetas ya consabidas.
Es verdad que contribuyen decididamente a este clímax las formidables actuaciones que se conjugan sin que ninguna desentone. La revelación, sin duda alguna, es el niño Thomas Gioria. Pero no pueden dejar de mencionarse en este homogéneo desempeño a Denis Menochet (una cara conocida por "Bastardos sin gloria", "Hannibal Rising" y "La vie en rose", entre otras), Léa Ducker y Mathilde Auneveux, quienes corporizan la familia perturbada y deshecha por la triste experiencia de una separación y la ferocidad de un hombre desquiciado. En síntesis, una muestra de inteligencia artística puesta al servicio del buen cine.
La principal creación, lógicamente son los hijos, quienes van a pagar los platos rotos de la guerra que sucede al divorcio afrontando situaciones que, como en esta historia, los marcará seguramente de por vida.
Luego de la judicialización del caso -contenido hasta esa instancia en la esfera privada familiar- nada será lo mismo. El Estado expropia el conflicto y los niños y jóvenes que hasta ese momento convivían en familia comienzan a sufrir las consecuencias de las tiranteces y el belicismo entre las dos partes confrontadas que, hasta hace poco tiempo, eran sus padres convivientes.
Xavier Legrand asume con maestría esta cuestión y la retrata vívidamente en un film que no permite distracciones, logrando una obra que será difícil superar cuando se aborde la misma temática en el futuro. Advierto que tiene un antecedente sobre esta misma problemática y se trata de un cortometraje que, debo reconocer, no he podido ver hasta ahora ("Justo antes de perder todo"). Es un director joven que promete y aborda en esta realización un guión simple para exprimirlo intensamente hasta lograr la simbiosis entre una situación de violencia familiar y un thriller para el que no necesita acudir a viejas recetas ya consabidas.
Es verdad que contribuyen decididamente a este clímax las formidables actuaciones que se conjugan sin que ninguna desentone. La revelación, sin duda alguna, es el niño Thomas Gioria. Pero no pueden dejar de mencionarse en este homogéneo desempeño a Denis Menochet (una cara conocida por "Bastardos sin gloria", "Hannibal Rising" y "La vie en rose", entre otras), Léa Ducker y Mathilde Auneveux, quienes corporizan la familia perturbada y deshecha por la triste experiencia de una separación y la ferocidad de un hombre desquiciado. En síntesis, una muestra de inteligencia artística puesta al servicio del buen cine.
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