La ciencia ficción se enriquece de forma especial con esta película, resulta difícil elegir entre la fotografía, la música, los planos tan perfectos, el ritmo. Creo que no podemos dejar de ver esta película, a pesar de los años que ya tiene, quizás su tempo no resulté fácil de seguir para las nuevas generaciones, demasiado lento puede que digan, pero vale la pena intentarlo, es un buen ejercicio para contrarrestar la rapidez excesiva en la que, queramos o no, estamos inmersos. Han pasado muchos años desde su externo y todavía hoy ,en ocasiones, me encuentro sumergida en alguna de aquellas imágenes que tanto me hicieron reflexionar, entonces y ahora. El Universo nunca había estado tan cerca del público. Es de las películas que te hacen sentir tremendamente agradecido a este arte.

Película dura en sus imágenes y en el propio relato. Una historia de destrucción, donde no hay buenos ni malos, sino un mundo sin valores,sin sentido, donde la codicia es el motor de todos los personajes. La interpretación de los protagonistas es realmente buena, personajes duros y rotos desde el principio. Los diálogos están muy pensados y quizás en ocasiones resultan un tanto excesivos, pretenciosos, pero consiguen dar a la película una profundidad que contrasta con las escenas de acción constantes en toda la película.

Película de ciencia ficción, con todos los ingredientes característicos del género, la lucha por sobrevivir y por lograr vencer a los que están dominando el mundo de forma injusta. En ese sentido no aporta ninguna novedad, la opresión como factor necesario para que el mundo funcione, los malos muy malos y los pobres muy pobres. La pregunta es si realmente no tenemos escapatoria, es decir, seguirá siempre este discurso del poder y la opresión de unos sobré otros, incluso cuando estemos todos en un tren intentando sobrevivir a las condiciones extremas del exterior. La historia realmente no nos da muy buenos ejemplos de la condición humana, nos falta imaginación para poder dibujar un esquema diferente, sin luchas de clases, sin luchas de poder. Necesitamos trabajar más en este sentido, las películas de ciencia ficción se centran mucho en imaginar otros mundos y situaciones, en este sentido quizás es lo que más me gustó de la película , la idea del tren en constante movimiento, deambulando por una tierra desolada e inhóspita, esperando a su regeneración. Me duele pensar qué ni en esas circunstancias los seres humanos podemos colaborar sin necesitar oprimir, reprimir o utilizar de forma injusta a otros seres humanos. Todavía debemos estar lejos de esa capacidad de colaborar y de aprovecharnos unos de otros para un bien común, no podemos pues ni si quiera imaginarlo sin que nos suene cursi o totalmente irreal. La ciencia ficción se centra demasiado en las formas y en los efectos, me gustaría ver algún día una película donde se describa realmente un mundo diferente, pero no sólo en las formas y en los escenarios.Quizás no estemos tan lejos ....

Aunque partimos de una película buena y que todos debemos ver, al final no puedes evitar pensar en los personajes de forma individual, no existe una conexión auténtica entre ellos, resulta como forzada, tal vez los personajes no tienen la profundidad necesaria para conectarse. Demasiado individuales, alejados de una identidad transcultural que parece perseguir la película pero que no lo consigue.
Desde el principio nos introduce en mundos rotos, oscuros, donde la existencia es difícil de llevar, la incomunicación, el desarraigo, la soledad, la pobreza rodea a los personajes en sus mundos respectivos, los aprisiona en sus procesos vitales. Sales de la sala con un sentimiento que te resulta difícil de disimular.
La interpretación de Brad Pitt y Cate Blanchett sostienen la película ayudados por la banda sonora que es fundamental en el desarrollo de toda la película.

La mirada de la película no podía ser otra que la de una mujer. Ese punto de análisis de una realidad tan compleja como la japonesa se nos presenta de una manera intimista, desde la realidad de dos personajes distantes en la edad y en la vida pero con un nexo común, el hotel. Una torre moderna donde los personajes se pierden y se encuentran, comparten su soledad y su desorientación. Se hablan, se miran pero apenas se rozan, logran una relación donde ( casi por primera vez ) la intimidad y la conexión sustituye a la relación sexual. Claro, la directora solo podía ser una mujer.