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6,4
46.617
8
25 de febrero de 2018
25 de febrero de 2018
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Se puede contar una historia de amor entre una mujer y un anfibio mutante sin que lo bizarro y lo desagradable se apodere del relato? ¿Puede hacerse sin censurar el componente sexual del romance ni condenar a la película al ostracismo audiovisual? “La forma del agua” demuestra que se puede, que puede emocionar y que puede ser más bonita y más auténtica que la típica historia idealizada entre dos guapos. Y creo que la clave de esta película, más allá de su narrativa de fábula y su estética de cuento de hadas adulto, está en que consigue hacer un retrato perfecto del amor como ese lugar capaz de liberar de la sensación de insignificancia. Sin convertirla en un personaje débil o necesitado, la limpiadora muda y flacucha de Sally Hawkings (bien podría convertirse en icono romántico de los inadaptados) es una mujer invisibilizada hasta que, la aparición de una criatura acuática, y como si de las dos piezas de un puzzle se tratase, hace que su vida cobre por fin otra relevancia. Quizás no sea la primera vez que se cuente una historia como esta, pero quizás sí sea de las pocas veces que se haga de una forma tan libre.
No creo que “La forma del agua” sea una película perfecta, ni mucho menos, y se me hace inevitable, en un universo tan característico como el de Guillermo del Toro, caer en las comparaciones y recordar que “El laberinto del fauno” fue todavía mejor. Pero, si me olvido de eso por un momento, me encuentro con una película técnicamente impecable, visualmente fascinante, con una interpretación maravillosa de su protagonista y una genial galería de secundarios que, lidiando con sus propios demonios, completan el mapa de una historia cuyo núcleo es la defensa de la felicidad de quienes (en el cine y en la vida) normalmente ocupan la posición de meros espectadores.
Me queda la duda de si todo el lirismo de esta película dejará el poso suficiente para que, dentro de unos años, la recuerde como una obra relevante y memorable. Pero ante esa duda, hoy celebro esta oda a los marginados que no necesita que la bestia se transforme en príncipe para construir su final feliz.
No creo que “La forma del agua” sea una película perfecta, ni mucho menos, y se me hace inevitable, en un universo tan característico como el de Guillermo del Toro, caer en las comparaciones y recordar que “El laberinto del fauno” fue todavía mejor. Pero, si me olvido de eso por un momento, me encuentro con una película técnicamente impecable, visualmente fascinante, con una interpretación maravillosa de su protagonista y una genial galería de secundarios que, lidiando con sus propios demonios, completan el mapa de una historia cuyo núcleo es la defensa de la felicidad de quienes (en el cine y en la vida) normalmente ocupan la posición de meros espectadores.
Me queda la duda de si todo el lirismo de esta película dejará el poso suficiente para que, dentro de unos años, la recuerde como una obra relevante y memorable. Pero ante esa duda, hoy celebro esta oda a los marginados que no necesita que la bestia se transforme en príncipe para construir su final feliz.
9
16 de abril de 2013
16 de abril de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay veces que una película se te mete tan dentro que duele. Que se traspasa esa barrera entre las películas que simplemente te gustan y aquellas que te dejan secuelas y te pasas los días siguientes dándoles vueltas, y no sólo en la cabeza, sino que también siguen resonando en tu pecho. Porque son esa clase de películas que funcionan como un espejo y que en realidad te hablan de ti mismo, te ves reflejado en ellas y en su historia, y lo que los personajes viven o dicen termina siendo una exploración de tus propias emociones, la disección de sentimientos y pensamientos que tenías escondidos y que, sin saberlo, necesitabas que alguien te los mostrase. Es lo que pretenden todas, o casi todas las películas, pero sólo algunas realmente lo hacen con tanta puntería que pinchan en hueso. No ocurre muchas veces. Creo que la última vez que me sucedió algo así fue con "Six Feet Under", que terminé hará unos siete u ocho meses, tras la que tuve durante días la canción de Sia removiéndome por dentro las emociones que me había provocado la familia Fisher (todavía no me he atrevido a escribir sobre esa serie porque no creo poder hacerle justicia). Pues bien, me ha vuelto a pasar con "Weekend". Sin parecerme estrictamente a ninguno de ellos, me he visto a mí mismo en Glen y en Russell, en esa historia de (no) amor de fin de semana y en todas las cosas que se dicen.
No sabría hacer una crítica objetiva, porque no sé si todo el mundo tendrá ese mismo grado de conexión con esta joyita indie, eso es una cuestión muy personal. Pero sí que puedo decir que, aún obviando ese punto, es una muy buena película que recomiendo a cualquiera con buen gusto. Cine sencillo, de esos casos en que la sencillez es virtud. Con una simbiosis perfecta entre el guión, las interpretaciones, la fotografía y la dirección. Rebosa sinceridad y autenticidad, y en su tremenda honestidad está su mayor virtud, porque no parece una película, parece, simplemente, la vida. Hecha con cariño, pero sin edulcoración ni condescendencia.
Se la ha comparado con "Antes del amanecer", y es cierto que tienen mucho en común. El romance fugaz, la magia que hay en el choque entre dos desconocidos entre los que se crea una conexión especial, o esas conversaciones que exploran y profundizan en los sentimientos y pensamientos de sus personajes (y en definitiva, de todas las personas). Pero esta película tiene mucho más que aportar, no sólo por añadir la perspectiva homosexual (que también, y sin que ello deba ser disuasorio para quien no lo sea ni haya que excusar este aspecto, al fin y al cabo la empatía en la relación con el cine es un imprescindible desde siempre, y además el aspecto gay permite reflexiones y conflictos que no se dan en una relación heterosexual, pero que todos pueden entender), sino también porque quitándole un poco del romanticismo formal que tenía aquélla, le suma mucha más verdad, y en consecuencia, corazón. No todo el mundo estará de acuerdo conmigo, pero para mí existe mucha más poesía en el final de "Weekend" que, por ejemplo, en un "siempre nos quedará París" (con el riesgo que supone una comparación de tal calibre).
No sabría hacer una crítica objetiva, porque no sé si todo el mundo tendrá ese mismo grado de conexión con esta joyita indie, eso es una cuestión muy personal. Pero sí que puedo decir que, aún obviando ese punto, es una muy buena película que recomiendo a cualquiera con buen gusto. Cine sencillo, de esos casos en que la sencillez es virtud. Con una simbiosis perfecta entre el guión, las interpretaciones, la fotografía y la dirección. Rebosa sinceridad y autenticidad, y en su tremenda honestidad está su mayor virtud, porque no parece una película, parece, simplemente, la vida. Hecha con cariño, pero sin edulcoración ni condescendencia.
Se la ha comparado con "Antes del amanecer", y es cierto que tienen mucho en común. El romance fugaz, la magia que hay en el choque entre dos desconocidos entre los que se crea una conexión especial, o esas conversaciones que exploran y profundizan en los sentimientos y pensamientos de sus personajes (y en definitiva, de todas las personas). Pero esta película tiene mucho más que aportar, no sólo por añadir la perspectiva homosexual (que también, y sin que ello deba ser disuasorio para quien no lo sea ni haya que excusar este aspecto, al fin y al cabo la empatía en la relación con el cine es un imprescindible desde siempre, y además el aspecto gay permite reflexiones y conflictos que no se dan en una relación heterosexual, pero que todos pueden entender), sino también porque quitándole un poco del romanticismo formal que tenía aquélla, le suma mucha más verdad, y en consecuencia, corazón. No todo el mundo estará de acuerdo conmigo, pero para mí existe mucha más poesía en el final de "Weekend" que, por ejemplo, en un "siempre nos quedará París" (con el riesgo que supone una comparación de tal calibre).

6,4
5.070
8
28 de julio de 2007
28 de julio de 2007
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rodrigo García debe de ser de esos directores que trabajan poco pero bien... que no necesitan tener una larga filmografía a sus espaldas para conseguir grandes películas. Me recuerda en ese sentido a Sofia Coppola (otra "hija de..."). Con este segundo filme, Rodrigo vuelve a introducirse en el alma femenina. Vuelve a explorar los sentimientos y las emociones, y lo hace sin artificio... con realismo y cercanía. Nos muestra nueve instantes en la vida de nueve mujeres en largas secuencias rodadas de forma ininterrumpida. De esta forma logra un mayor verismo y una nueva forma de hacer cine. Quizás algunos le reprocharían que no se dan todos los datos para conocer por completo las diferentes historias, y que nos quedamos con ganas de saber más. Y sin embargo creo que esa es una de sus bazas... la de insinuar sin desvelar todo, centrándose en los sentimientos y el momento que están viviendo las mujeres protagonistas. Consigue realmente que nos creamos lo que se nos está mostrando. De entre todas esas historias, lógicamente no todas están al mismo nivel, destacando en mi opinión la de Robin Wright Penn. No obstante, todas ellas son notables y en ningún momento decae el interés. Habrá que seguirle la pista a este nuevo gran director.

7,2
103.335
10
29 de enero de 2006
29 de enero de 2006
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amenabar cada vez se sale más. después de esto, ¿qué nos espera?
Mar Adentro toca la fibra sensible, con grandes interpretaciones y una historia en principio polémica que se deja ese aspecto por el camino. ¿A quien puede ofender esta maravilla? Sampedro habla por sí mismo y por nadie más, y así obtenemos una película en la que todo resulta amable aunque amargo, a todos nos da pena que se muera y sin embargo queremos que suceda. Genial.
Mar Adentro toca la fibra sensible, con grandes interpretaciones y una historia en principio polémica que se deja ese aspecto por el camino. ¿A quien puede ofender esta maravilla? Sampedro habla por sí mismo y por nadie más, y así obtenemos una película en la que todo resulta amable aunque amargo, a todos nos da pena que se muera y sin embargo queremos que suceda. Genial.

6,8
57.447
8
4 de noviembre de 2006
4 de noviembre de 2006
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dicen que es una comedia menor de Woody Allen, y que es una de sus peores películas, incluso algunos han dicho que es una mala película. Esto último sobre todo en EEUU, donde, evidentemente, no quieren a Allen todo lo que se merece. Si se compara con Match Point posiblemente ésta salga mal parada, no sólo porque sea peor película (que sí, pero no tanto), sino también porque se trata de una historia con menos pretensiones, no es, para entendernos, una obra maestra. Y sin embargo, Scoop consigue hacerte pasar un muy buen rato, consigue hacer reir, lo cual no es demasiado fácil en el cine actual (y yo diría que en el cine en general), y además es, sin ninguna duda, una película con el sello del director, volviendo a su línea más habitual de diálogos hilarantes y frenéticos. Lo que importa al final es que sales del cine con una sonrisa en la cara, con la sensación de haber disfrutado en esas dos horas, independientemente de la profundidad de la historia y la trascendencia de la misma. Un aplauso.
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