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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
7
17 de enero de 2018 1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sigo esta serie desde hace bastantes años. Si no recuerdo mal estaba a punto de emitirse la segunda temporada cuando empecé a ver la primera. Quedé tan impresionado que vi los tres capítulos del tirón, la misma noche. Y en cuanto se emitió la segunda hice lo mismo (no sin previamente volver a visualizar la primera temporada, ritual absurdo, teniendo en cuenta que los capítulos no tienen nada que ver unos con otros).
Había encontrado una serie diferente, atrevida, oscura, crítica, casi premonitoria, que nos avisaba a gritos de la distopía que se avecinaba.
Encontré verdaderas joyas como "Tu historia completa", "Oso blanco", "Quince millones de méritos" y "El himno nacional" (en ese orden).

Llegó White Christmas y flipé, sencillamente flipé. Otro capitulazo que no hizo sino afianzar aún más la opinión que yo tenía de la serie.

... Y en eso llegó Netflix.

Al enterarme de la noticia de que Netflix había comprado la serie me "preocupé". Conocía la productora y había visto algunas de sus series punteras. Leí que iban a hacer temporadas más largas. Que la serie iba a pasar de manos británicas a manos estadounidenses y que, por ende, el elenco norteamericano iba a crecer, en contraposición al británico.
Nada de eso me gustó. No me auguraba nada bueno. Aún así decidí darle una oportunidad y un voto de confianza a Charlie Brooker y su (tan buen) criterio, demostrado anteriormente.

Llegó la tercera temporada. Lo notaba. Algo había cambiado. No era mucho. No sabía exactamente el qué. Pero la serie ya no me transmitía el mismo mal rollo que en sus dos primeras temporadas y su especial de navidad. La crítica seguía ahí (al menos en la teoría), los argumentos no desentonaban del todo con sus antecesores, las interpretaciones (la mayoría) estaban a la altura, algunas incluso destacaban bastante (la protagonista de "Caída en picado" lo borda), pero faltaba algo.
El mal rollo, la oscuridad, la ironía cruel, el sarcasmo, lo visceral, lo crudo, el "espejo negro" ahora tenía algunas luces y colorines y ya no daba tanto mal rollo.

Netflix metió la mano y se notaba. La obra se había americanizado y se notaba. La creatividad se había diluido al duplicar los capítulos sin duplicar el plazo, y habiendo utilizado ya todas las mejores ideas que Charlie Brooker podía tener pensadas de antemano y se notaba. Netflix vio una gallina de huevos de oro que no estaba siendo explotada como es debido y decidió aprovecharlo, y por el camino corrompió el "producto".

Una serie autoconclusiva que era todo misterio empezó a levantar un "hype" bestial antes de cada temporada. La publicidad, la propaganda, no sólo creaba máxima expectación para una serie que ya había usado sus mejores cartuchos en las temporadas anteriores, sino que se dedicó a cargarse la sorpresa publicando constantes informaciones internas, carteles, nombres de capítulos, sinopsis de los episodios, elenco de interpretación, de dirección, de guionistas.
Toda información que pudiese servir a Netflix para darse publicidad y promocionar la serie era usada y abusada. Y eso, sumado a que las nuevas entregas ni de coña estaban a la altura de las anteriores restó calidad a la serie de una forma incuestionable.

La tercera temporada ya empieza a dar el giro de timón:

El primer capítulo (Caída en picado) tiene un argumento bastante atractivo y una interpretación inmejorable por parte de su protagonista, pero a pesar de transmitir el agobio y estrés que su argumento exige, no llega a dar mal rollo del todo. No hace que veas el capítulo en primera persona en ningún momento. Te mantiene en la tercera persona observando como la prota se mete, previsiblemente, en un hoyo en el que el espectador no se metería jamás. Y eso crea una distancia entre obra y espectador que le resta puntos. Además todo está vestido con una ambientación tan "disney" que resulta más pasteloso que distópico. Es decir, el argumento sugiere una cosa y la estética sugiere la contraria. Es como una versión light de una buena idea de Black Mirror. Y este es el capítulo que más me gustó de la tercera y que más creo que sigue el patrón de la serie que originalmente fue.

Luego tenemos el del trotamundos con la casa/videojuego que... está bien... normalito, nada del otro mundo.

El de "Cállate y baila" que es de los que más se salvan también, aunque la tecnología es más teórica y presupuesta que presencial, y sigue estando filmada de un modo bastante descafeinado.

San Junípero: capítulo muy sobrevalorado, que además de pasarse por el forro todo el espíritu de Black Mirror y darle un final feliz, sin moraleja y sin nada, resulta bastante monótono, aburrido y pretencioso. Apelando a la nostalgia gratuita de forma facilona (como sólo Netflix sabe hacerlo, Stranger Things dixit) metiendo canciones exitosas de cada época a la que van, con sus correspondientes ropajes y estrenos de cine (para que el publico se identifique y entreguen eufóricamente los dólares al estilo Fry) y con una historia de amor lesbica/interracial para tratar de llegar al mayor grupo posible de personas en esta actualidad de corrección política donde sumas puntos si metes ciertos personajes (no importa si dichas lesbianas son estereotipos andantes, si su relación nace del típico e inverosímil "flechazo a primera vista", ni si la mojigata le dice que no 4 o 5 veces a la espabilá antes de acabar cediendo, como en una relación convencional entre chuloplaya y empollona). Netflix no cuenta una buena historia. No arriesga, no desafía, no incomoda. Netflix juega a ganar. Y ganar, hoy en día, tiene un camino rápido y ultra-explotado, y es el del fan-service.


(Sigo en Spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
San Junípero representa el declive de la serie, claramente. Prueba de ello es que ninguno de sus brillantes episodios anteriores tuviesen premio alguno, y que uno tan soso, estereotipado, mediocre y con final feliz (¿Black Mirror? ¿dónde?) si los tenga.

Luego están el episodio de los militares (buen planteamiento, ejecución mediocre y, a ratos, aburrido)
Y el del "Odio nacional", que fue otro de los que me gustó pero se termina diluyendo por el camino y sigue faltándole la mala uva que caracterizaba a la serie antes de ser de Netflix.

La cuarta temporada sólo confirma lo que la tercera avisaba:

Netflix se ha cargado Black Mirror.

USS Callister: Aburrido, innecesariamente largo, incongruencias científicas, incoherente, pretencioso y otro intento de ganar con la nostalgia y el guiño a algo exitoso lo que no logran con el guión ni con la ejecución de una "mediocre" idea.

Arkangel: Argumento bastante sobado, ejecutado pobremente, apenas hay tensión en todo el episodio, psicológicamente inverosímil y con estética de película de domingo al mediodía. Una buena idea (aunque no original) que se pierde, una vez más, en su ejecución.

Hang the Dj: Otro episodio con final feliz que se pasa por el forro el espíritu de la serie y que resulta "simpaticón" (en el mal sentido), a pesar de ser uno de los planteamientos más originales de la temporada y, estructuralmente, mejor ejecutados.

Crocodile: La fuerza sobrehumana de la prota (una flacucha cuarentona que no pesa ni 50 kg) no es creíble. Tampoco lo fácil que le resultó entrar en la espiral "serial killer". Tampoco es coherente que saquen su culpabilidad a partir de un animal, puesto que el trasto, al parecer, sólo funcionaba mediante recuerdos, y tenían que lograr que la persona en cuestión se concentrara en un recuerdo concreto para ver lo que vio, no bastaba con revisar lo que había visto como si de una cámara de seguridad se tratase. Estéticamente es la hostia, ahí nada que objetar. La tecnología, una vez más, a un tercer plano y además sirve para algo bueno (¿esto no era Black Mirror?), aunque sólo la usa una periodista y no la policía (a saber por qué). Nada, otro capítulo hecho a la prisa.

Cabeza de metal: Bueh, pésimo capítulo que creyeron que rodándolo en blanco y negro parecería una obra maestra, como los fotógrafos novatos de hoy en día. Sin contexto, ni explicación, ni giro, ni moraleja, ni dilema, ni nada. 40 min de una tía huyendo torpemente de perros robots.

Black Musseum: Otro reciclaje de ideas anteriores, tratando de emular la estructura de White Christmas pero sin la mitad de su calidad. Buscando la nostalgia con objetos de episodios anteriores (¿los capis no eran autoconclusivos?) incluyendo objetos no-siniestros, como los chalecos de San Junípero (esa coherencia ahí...)
(no me queda espacio)
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