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8
4 de octubre de 2016
4 de octubre de 2016
101 de 116 usuarios han encontrado esta crítica útil
171/10(14/09/16) Notable y absorbente mini-serie de 8 episodios (cerca de 10 horas de metraje) de la HBO creada por los prestigiosos guionistas Richard Price (“Clockers”), que escribe todos los capítulos, y Steve Zaillian (“La lista de Schindler”), que co-escribe con Price el 5º, 6º, 7º y 8º episodio, que a su vez adaptan libremente la mini-serie británica de la BBC “Criminal justice” (2008) de Peter Moffat, de 5 episodios, a la que supera en calidad, matices y arco de desarrollo de personajes, recrea con brillantez un crisol de situaciones que se desbordan alrededor de un asesinato y del sospechoso, sirviendo para una mordaz crítica al sistema judicial USA, a los prejuicios sociales, al sistema penitenciario como supuesta herramienta de reinserción, y más. Zaillian dirige todos los capítulos menos el 4º a cargo del oscarizado por “Man on wire” James Marsh. La propuesta bebe del subgénero “Who dunnit”, crimen con múltiples sospechosos, pero aquí el quien lo hizo se convierte casi en McGuffin, excusa para mostrar mosaico de personajes abocados a momentos límites y como reaccionan, se le da tiempo excelente para la composición de personajes con fuerte carácter definido, con los que se puede empatizar, acentuado esto por lo buenísimo de las interpretaciones.
Serie con argumento que puede parecer una más sobre defender a un supuesto inocente de un crimen, y paralelamente buscar al supuesto culpable, pero aquí lo que prima es el tempo reflexivo, la edificación de personajes sólidos, tridimensionales, con defectos, matices, aristas, enmarranados todos en una espiral turbadora donde se mezclan temas muy actuales como el racismo, los laberintos judiciales kafkianos, las injusticias sociales, ello abordado con hondura dramática, serenidad, provocando el centro no sea quien fue el asesino, sino como se desarrolla la compleja trama. El guión es lo suficientemente inteligente para no dar pistas más allá de lo que vemos, nunca sabremos más o menos que los protagonistas, hacen de la duda la constante, basándonos más en los perfiles psicológicos para formarnos una idea de si son capaces o no del crimen. Drama judicial que discurre de modo realista, exhibiendo al detalle y con mimo todos los pasos; desde la intensidad del tramo de detención del chico; sus primeras horas en el calabozo; interrogatorios; aparición del abogado; la negociación entre abogado y padres; llegada al caso de una abogada buenista; la negociación de la defensa con la fiscalía; la progresión criminal de Naz en prisión; la investigación policial para cuadrarlo a su antojo todo; la investigación de la defensa intentando crear una duda razonable; y por supuesto el juicio. Tangencialmente otros personajes son mostrados como parte de este sugerente puzle: como el solitario abogado Stone con su marcada urticaria y alergia a los gatos; la novel abogada de origen paquistaní Chandra; el policía Box, que detuvo a Naz y que las pruebas le dicen una cosa y el carácter del acusado otra; el complejo líder de los presos Freddy; o los padres de Naz y su marginación social por estar su hijo acusado de criminal. Esto nos hace empaparnos de modo excelente de la historia y personajes, donde se prodiga el gris, no hay simplismos, tipos con falencias, con ambiciones, con dignidad, con temores, con inseguridades, acarreando fantasmas del pasado, con dudas, sin certezas absolutas, ello con diálogos fluidos, profundos, reflexivos, irónicos, salpicado todo de un humor suave desengrasante sutil, como lo que refiere a la tierna subtrama entre Jack Stone y el gato de Andrea.
Serie que nos habla de que verte envuelto en un caso judicial, seas o no culpable, te supone enredarte en un microcosmos te lo puede quitar todo, es el anti-gordo, si te toca, te exprime, te veja, te deja sin nada. Se apoya en una ambientación lúgubre, grisácea, opresiva, atravesando con tino géneros como el misterio, suspense, thriller, acción, drama judicial, drama carcelario, ello interrelacionando de modo fresco a los personajes, siendo el núcleo la travesía oscura del sospechoso a través del submundo judicial (penal), sumergiéndonos en cinco meses de sinsabores, desde la infausta noche, hasta el día del veredicto. Enntre medias una historia que te atrapa desde su episodio primero, “La playa”, hora y media de un increscendo dramático y de tensión memorables, un manejo del time narrativo y de las imágenes tremendo, provocando el espectador pesimismo, desesperanza, desilusión ante un mundo frío, impersonal, injusto,... Los tres primeros episodios son de gran ritmo 8sin ser trepidante), todo sucede deprisa (que no apresurado), donde ya has conectado con la angustia del protagonista, con la caída e gradual en el abismo de los padres del sospechosos, has conectado con el disfuncional letrado Stone con su particular modus vivendi, a partir del cuarto el ritmo baja un poco (que no es aletargarse).
Y llegan las taras de la serie: Peso muerto es la subtrama de Naz en prisión, toma demasiado protagonismo en detrimento de otras subhistorias más interesantes, toda la situación en prisión con ese reyezuelo que vive en su celda resulta ya muy visto, no hay originalidad, y lo que es peor, Naz sufre una transformación atropellada, hacia adaptarse a prisión como un pandillero más, rapándose, haciéndose tatuajes, narcotizándose y pasando drogas a la prisión, situaciones que no se entienden con el personaje que hemos visto anteriormente, y menos con alguien que pretenda pasar por un “buen” chico ante el tribunal, es pegarse varios tiros en el pie, esto se convierte en una rémora; También es un error la estridente relación que incorporan los guionistas de la abogada con Naz, tiran piedras contra su bonito tejado, recurso facilón, impropio de lo visto; Y está la costumbre del susodicho subgénero “Who dunnit” de que cualquier persona que se cruzó con la víctima se convierte en sospechosos, carentes todos de coartadas, pero poseedores de espúreos motivos criminales;... (sigue en spoiler)
Serie con argumento que puede parecer una más sobre defender a un supuesto inocente de un crimen, y paralelamente buscar al supuesto culpable, pero aquí lo que prima es el tempo reflexivo, la edificación de personajes sólidos, tridimensionales, con defectos, matices, aristas, enmarranados todos en una espiral turbadora donde se mezclan temas muy actuales como el racismo, los laberintos judiciales kafkianos, las injusticias sociales, ello abordado con hondura dramática, serenidad, provocando el centro no sea quien fue el asesino, sino como se desarrolla la compleja trama. El guión es lo suficientemente inteligente para no dar pistas más allá de lo que vemos, nunca sabremos más o menos que los protagonistas, hacen de la duda la constante, basándonos más en los perfiles psicológicos para formarnos una idea de si son capaces o no del crimen. Drama judicial que discurre de modo realista, exhibiendo al detalle y con mimo todos los pasos; desde la intensidad del tramo de detención del chico; sus primeras horas en el calabozo; interrogatorios; aparición del abogado; la negociación entre abogado y padres; llegada al caso de una abogada buenista; la negociación de la defensa con la fiscalía; la progresión criminal de Naz en prisión; la investigación policial para cuadrarlo a su antojo todo; la investigación de la defensa intentando crear una duda razonable; y por supuesto el juicio. Tangencialmente otros personajes son mostrados como parte de este sugerente puzle: como el solitario abogado Stone con su marcada urticaria y alergia a los gatos; la novel abogada de origen paquistaní Chandra; el policía Box, que detuvo a Naz y que las pruebas le dicen una cosa y el carácter del acusado otra; el complejo líder de los presos Freddy; o los padres de Naz y su marginación social por estar su hijo acusado de criminal. Esto nos hace empaparnos de modo excelente de la historia y personajes, donde se prodiga el gris, no hay simplismos, tipos con falencias, con ambiciones, con dignidad, con temores, con inseguridades, acarreando fantasmas del pasado, con dudas, sin certezas absolutas, ello con diálogos fluidos, profundos, reflexivos, irónicos, salpicado todo de un humor suave desengrasante sutil, como lo que refiere a la tierna subtrama entre Jack Stone y el gato de Andrea.
Serie que nos habla de que verte envuelto en un caso judicial, seas o no culpable, te supone enredarte en un microcosmos te lo puede quitar todo, es el anti-gordo, si te toca, te exprime, te veja, te deja sin nada. Se apoya en una ambientación lúgubre, grisácea, opresiva, atravesando con tino géneros como el misterio, suspense, thriller, acción, drama judicial, drama carcelario, ello interrelacionando de modo fresco a los personajes, siendo el núcleo la travesía oscura del sospechoso a través del submundo judicial (penal), sumergiéndonos en cinco meses de sinsabores, desde la infausta noche, hasta el día del veredicto. Enntre medias una historia que te atrapa desde su episodio primero, “La playa”, hora y media de un increscendo dramático y de tensión memorables, un manejo del time narrativo y de las imágenes tremendo, provocando el espectador pesimismo, desesperanza, desilusión ante un mundo frío, impersonal, injusto,... Los tres primeros episodios son de gran ritmo 8sin ser trepidante), todo sucede deprisa (que no apresurado), donde ya has conectado con la angustia del protagonista, con la caída e gradual en el abismo de los padres del sospechosos, has conectado con el disfuncional letrado Stone con su particular modus vivendi, a partir del cuarto el ritmo baja un poco (que no es aletargarse).
Y llegan las taras de la serie: Peso muerto es la subtrama de Naz en prisión, toma demasiado protagonismo en detrimento de otras subhistorias más interesantes, toda la situación en prisión con ese reyezuelo que vive en su celda resulta ya muy visto, no hay originalidad, y lo que es peor, Naz sufre una transformación atropellada, hacia adaptarse a prisión como un pandillero más, rapándose, haciéndose tatuajes, narcotizándose y pasando drogas a la prisión, situaciones que no se entienden con el personaje que hemos visto anteriormente, y menos con alguien que pretenda pasar por un “buen” chico ante el tribunal, es pegarse varios tiros en el pie, esto se convierte en una rémora; También es un error la estridente relación que incorporan los guionistas de la abogada con Naz, tiran piedras contra su bonito tejado, recurso facilón, impropio de lo visto; Y está la costumbre del susodicho subgénero “Who dunnit” de que cualquier persona que se cruzó con la víctima se convierte en sospechosos, carentes todos de coartadas, pero poseedores de espúreos motivos criminales;... (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
... Por cierto, como bien le he leído a “Juanfran”, como es que nadie repara en que Naz la noche de autos no va manchado de sangre? Un crimen tan sanguinario y atroz tuvo que dejarle bañado en sangre, fallo de la policía o de guión?
Los actores resplandecen, desbordan naturalidad y veracidad, complementándose entre ellos de modo estupendo. John Turturro está impresionante con su rol de abogado viscoso, aportando humor, cinismo, ironía, sarcasmo, con ese toque que le da tanta humanidad como es el eczema crónico que le hace repelente para muchos, deriva en empatía del público hacia el débil, divertidísimas sus reuniones de afectados, su dulce relación con el gato, su comprensión, su contención, sus andares, su modo de moverse, de mirar sin juzgar, sobresaliente actuación coronada por el discurso final ante el jurado. Riz Ahmed interpreta a Naz, formidable hasta que sufre su conversión en “malote” de la prisión, antes de esto dota a su personaje de sensibilidad, de desorientación ante el mundo, de candidez, su comportamiento cuando encuentra el cadáver, su rostro aterrado mientras está detenido, pero no por el asesinato, muy bueno, luego su metamorfosis a “malote” me queda apresurado y chirriante. Michael K. Williams interpreta al preso Freddy, lo hace aportando carisma, hondura emocional y a la vez dureza y fragilidad, lástima que este inmerso en una subtrama que se convierte en lastre de la serie. Bill Camp como el agente Box, borda su personaje con hieratismo, con su rostro pétreo dejando traslucir emociones, dudas, hartazgo, sentido del deber, tan bueno es que se echa en falta más tiempo en metraje de él. Amara Karan como la letrada Chandra Kapoor está un tanto desdibujada por un arco de desarrollo confuso con su relación con Naz. Los actores que dan vida a los padres de Naz lo hacen maravillosamente, Peyman Moaadi como Salim Khan, dota a su rol de una gran hondura emocional sufriente, al igual que Poorna Jagannathan, dotando de amargura y tristeza sus papeles, ello sin caer en manierismos. Jeanne Berlin como la fiscal Helen Weiss, impregna a su personaje de frialdad y sentido del deber. Paul Sparks como el padrastro de la víctima baña a su rol en ambigüedad moral perversa.
Puesta en escena es de sus fuertes, ayuda sobremanera a imbuirte de una obra de cine negro subyugante, espléndido diseño de producción de Lester Cohen (“Copland”), 7 episodios, y otro de Patrizia von Brandenstein (“Amadeus”), rodando todo en Nueva York, hace de la Gran Manzana un lugar sombría, sucio, sustentado en una maravillosa labor en la fotografía del oscarizado Robert Elswit (“Magnolia”), realiza el capítulo piloto y marca a fuego la estética feista, cuasi-expresionista, influenciada por el noir, con tomas alegóricas-simbólicas (como cuando Andrea habla a Naz a través del retrovisor del taxi), con algunos excelsos planos-secuencia, con tomas abiertas que recogen acción en diferentes planos, también harán la cinematografía Igor Martinovic (“Man on wire”), y Frederick Elmes (“Terciopelo azul”), aportan luminosidad tenue, juego de claroscuros y sombras, con planos holandeses para desconcertar e inquietar, con mezclas perturbadoras de grises y ocres, emitiendo sensación de macilento y frialdad de ánimo, exuberante como hacen de la prisión de Riker Island un lugar envuelto la oscuridad, una especie de castillo de los horrores gobernado en las alturas por un rey que juega con las vidas de sus “súbditos”. Se suma la vibrante música de Jeff Russo (la serie “Fargo”), transmitiendo desasosiego y nervio.
Serie de hondura emocional, de las que te calan y te dejan huella por lo bien retratada que está el desarrollo y sus muy humanos protagonistas. Fuerza y honor!!!
PD.- Muy inteligente que no nos loden todo masticado, y el final aporte complejidad al no tener que mostrarnos en un molestoso flash-back quien es el asesino.
Crítica sesgada por el límite de caracteres, ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2016/10/the-night-of.html
Los actores resplandecen, desbordan naturalidad y veracidad, complementándose entre ellos de modo estupendo. John Turturro está impresionante con su rol de abogado viscoso, aportando humor, cinismo, ironía, sarcasmo, con ese toque que le da tanta humanidad como es el eczema crónico que le hace repelente para muchos, deriva en empatía del público hacia el débil, divertidísimas sus reuniones de afectados, su dulce relación con el gato, su comprensión, su contención, sus andares, su modo de moverse, de mirar sin juzgar, sobresaliente actuación coronada por el discurso final ante el jurado. Riz Ahmed interpreta a Naz, formidable hasta que sufre su conversión en “malote” de la prisión, antes de esto dota a su personaje de sensibilidad, de desorientación ante el mundo, de candidez, su comportamiento cuando encuentra el cadáver, su rostro aterrado mientras está detenido, pero no por el asesinato, muy bueno, luego su metamorfosis a “malote” me queda apresurado y chirriante. Michael K. Williams interpreta al preso Freddy, lo hace aportando carisma, hondura emocional y a la vez dureza y fragilidad, lástima que este inmerso en una subtrama que se convierte en lastre de la serie. Bill Camp como el agente Box, borda su personaje con hieratismo, con su rostro pétreo dejando traslucir emociones, dudas, hartazgo, sentido del deber, tan bueno es que se echa en falta más tiempo en metraje de él. Amara Karan como la letrada Chandra Kapoor está un tanto desdibujada por un arco de desarrollo confuso con su relación con Naz. Los actores que dan vida a los padres de Naz lo hacen maravillosamente, Peyman Moaadi como Salim Khan, dota a su rol de una gran hondura emocional sufriente, al igual que Poorna Jagannathan, dotando de amargura y tristeza sus papeles, ello sin caer en manierismos. Jeanne Berlin como la fiscal Helen Weiss, impregna a su personaje de frialdad y sentido del deber. Paul Sparks como el padrastro de la víctima baña a su rol en ambigüedad moral perversa.
Puesta en escena es de sus fuertes, ayuda sobremanera a imbuirte de una obra de cine negro subyugante, espléndido diseño de producción de Lester Cohen (“Copland”), 7 episodios, y otro de Patrizia von Brandenstein (“Amadeus”), rodando todo en Nueva York, hace de la Gran Manzana un lugar sombría, sucio, sustentado en una maravillosa labor en la fotografía del oscarizado Robert Elswit (“Magnolia”), realiza el capítulo piloto y marca a fuego la estética feista, cuasi-expresionista, influenciada por el noir, con tomas alegóricas-simbólicas (como cuando Andrea habla a Naz a través del retrovisor del taxi), con algunos excelsos planos-secuencia, con tomas abiertas que recogen acción en diferentes planos, también harán la cinematografía Igor Martinovic (“Man on wire”), y Frederick Elmes (“Terciopelo azul”), aportan luminosidad tenue, juego de claroscuros y sombras, con planos holandeses para desconcertar e inquietar, con mezclas perturbadoras de grises y ocres, emitiendo sensación de macilento y frialdad de ánimo, exuberante como hacen de la prisión de Riker Island un lugar envuelto la oscuridad, una especie de castillo de los horrores gobernado en las alturas por un rey que juega con las vidas de sus “súbditos”. Se suma la vibrante música de Jeff Russo (la serie “Fargo”), transmitiendo desasosiego y nervio.
Serie de hondura emocional, de las que te calan y te dejan huella por lo bien retratada que está el desarrollo y sus muy humanos protagonistas. Fuerza y honor!!!
PD.- Muy inteligente que no nos loden todo masticado, y el final aporte complejidad al no tener que mostrarnos en un molestoso flash-back quien es el asesino.
Crítica sesgada por el límite de caracteres, ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2016/10/the-night-of.html

6,7
12.664
5
24 de mayo de 2023
24 de mayo de 2023
106 de 142 usuarios han encontrado esta crítica útil
139/22(23/05/23) Entretenidillo sin más este thriller de acción del que esperaba mucho más por la gente involucrada, como es la producción, dirección y guion (junto a con Ivan Atkinson y Marn Davies) de Guy Ritchie, y como es el protagonismo de un gran actor como es Jake Gyllenhaal, también está su atractivo tema que es ser un homenaje a la par que denuncia de la situación de los intérpretes afganos que ayudaron a las tropas USA en la ocupación contra los talibanes y por ello arriesgaron sus vidas, y como tras el abandono del país asiático por parte de los estadounidenses se olvidaron de la promesa de la visa para instalarse en la nación norteamericana a estos ayudantes fundamentales. Es un bienintencionado film, entretenido, aunque algo excesivo en su metraje para lo que cuenta. De Ritchie queda su buen pulso narrativo, su exposición e la camaradería masculina, el mantra del grupo testosteronil trabajando en grupo, están las escenas de acción bien rodadas, diáfanas, tiroteos que rezuman violencia seca realista, persecuciones vibrantes, con una cámara siempre con nervio y vigorosa emitiendo sensación de peligro; Tenemos a un Gyllenhaal que sin tener un rol de hondura dramática, más bien lo contrario, sabe exprimirlo con su poderío expresivo, con sutilidad, sobre todo a través de su incisiva mirada, con la que establece una grácil química con su compañero; de aquí la derivada con el coprotagonista afgano encarnado por el danés Dar Salim, sabe dar buena réplica al actor angelino, su relación se forja mediante el respeto mutuo entre ellos hablan lo justo y necesario). Tan bien lo hace Salim que en la segunda parte, cuando la acción llega a USA, la película pierde foco y se echa en falta mayor atención a la odisea del intérprete (que no traductor, como remarca él mismo); loable el tema de dar visibilidad a las gentes que dieron asistencia a los ocupantes y que por ello pasaron a ser enemigos de los talibanes.
Pero todo esto termina por sentirse funcional, se ve, te ameniza un rato, pero no te agarra, estimulantes escenas de acción, pero no hay alguna que se te vaya a quedar en el sub consciente, en el desarrollo la relación entre los dos protagonistas se da por imperativo del guion, precocinada, nunca tiene diálogos que los hagan hermanarse de ninguna manera, simplemente son compañeros de armas, el afgano ayuda al estadounidense, pero sin que haya relación entre ambos, él USA es un ser catatónico durante este tramo, tramo que quiere reflejar la larga travesía por terreno hostil, pero me ha resultado poco creíble en como ver al afgano tirar de un carro con John malherido en él, y sin embargo verlo abandonar un todoterreno porque le dicen que es mejor ir sin él, menuda idiotez! Ah, hay un tiroteo donde las capacidades de Ahmed resultan propias de un ciborg en como dispara de modo mecánico a la cabeza a varios talibanes, esto me chirría más que el Titanic partiéndose en dos.
Luego se separan y ya está. Por cierto, este tramo de John en ‘casa’ resulta grimante en su ‘odisea’ burocrática por teléfono, muy subrayada, por no hablar de la burda relación con su esposa, pocos papeles más ingratos que el de esta actriz (Emily Beecham) dando vida a un ser ataráxico, tampoco es que veamos por parte de él algún tipo de cariño por sus hijos pequeños, todo muy aséptico. El sentimiento de del sentido del deber surge en el americano, pero aflorando porque le debe la vida, nunca por que sean amigos, nunca es un ser con el que empatizar, con lo que el último tramo de vuelta al país centroasiático (para rescatarlo a él y su esposa encarnada sin decir palabra por Fariba Sheikhan) se siente de manual, pero no orgánicamente fluido.
Es una película que, tras su fachada de querer hablarnos de estos intérpretes, no hay nada con que levantarla, es solo acción pura y dura. No hay anclaje alguno a sentirnos en el conflicto afgano, nunca hay alguna mención a las causas de que los estadounidenses estén allí, nunca sabemos que piensan los protagonistas sobre lo que pasa en esta nación, no sabemos que ha movido al americano a enrolarse en el ejército para ir allí, pues encima vemos que la familia tiene un negocio acomodado de vehículos, no oímos hablar al afgano sobre los talibanes, aséptica en este sentido, no arriesga. Y es que la peli me ha sido un producto rutinario, despojado de cualquier sentido de introspección de la estadia allí, aunque se agradece que nunca caiga en el sentimentalismo barato, si tiene que morir los protagonistas lo harán sin manierismos facilones, se espera a la muerte con frialdad. Después de poner el altavoz Ritchie en estas personas que padecieron y padecen el yugo talibán, no tiene más que ofrecer al respecto y pasa a dar lo que mejor sabe, un producto escapista.
Es uno de esos films donde los malos son vistos desprovistos de alma, monstruos a exterminar cual, si estuviéramos en un videojuego de guerra, uno, otro, el siguiente, no hay dilemas morales al respecto, sobre todo porque es o ellos o tú. Pero también adolece el film de un villano, y es que, si no está basado en hechos reales, porque no personificar al malo en un rol, esta carencia hace que pierda en la bácula, una de las máximas del cine de acción de héroes es tener un antagonista a su altura, y aquí no hay, son zombis que se multiplican y hay que matar antes de que te coman.
Una cinta plana, sin giros, sin sorpresas, todo muy simplista, hay tiroteos, explosiones, muertes a doquier, pero nunca hay estrategias ingeniosas es un hacia adelante y ya veremos si llegamos a nuestro objetivo. Gloria Ucrania!!!
PD. Se puede considerar una especie bastardeada de la magnífica “The Killing Fields”.
PD 2. Afganistán es recreado en la provincia de Alicante en España.
Pero todo esto termina por sentirse funcional, se ve, te ameniza un rato, pero no te agarra, estimulantes escenas de acción, pero no hay alguna que se te vaya a quedar en el sub consciente, en el desarrollo la relación entre los dos protagonistas se da por imperativo del guion, precocinada, nunca tiene diálogos que los hagan hermanarse de ninguna manera, simplemente son compañeros de armas, el afgano ayuda al estadounidense, pero sin que haya relación entre ambos, él USA es un ser catatónico durante este tramo, tramo que quiere reflejar la larga travesía por terreno hostil, pero me ha resultado poco creíble en como ver al afgano tirar de un carro con John malherido en él, y sin embargo verlo abandonar un todoterreno porque le dicen que es mejor ir sin él, menuda idiotez! Ah, hay un tiroteo donde las capacidades de Ahmed resultan propias de un ciborg en como dispara de modo mecánico a la cabeza a varios talibanes, esto me chirría más que el Titanic partiéndose en dos.
Luego se separan y ya está. Por cierto, este tramo de John en ‘casa’ resulta grimante en su ‘odisea’ burocrática por teléfono, muy subrayada, por no hablar de la burda relación con su esposa, pocos papeles más ingratos que el de esta actriz (Emily Beecham) dando vida a un ser ataráxico, tampoco es que veamos por parte de él algún tipo de cariño por sus hijos pequeños, todo muy aséptico. El sentimiento de del sentido del deber surge en el americano, pero aflorando porque le debe la vida, nunca por que sean amigos, nunca es un ser con el que empatizar, con lo que el último tramo de vuelta al país centroasiático (para rescatarlo a él y su esposa encarnada sin decir palabra por Fariba Sheikhan) se siente de manual, pero no orgánicamente fluido.
Es una película que, tras su fachada de querer hablarnos de estos intérpretes, no hay nada con que levantarla, es solo acción pura y dura. No hay anclaje alguno a sentirnos en el conflicto afgano, nunca hay alguna mención a las causas de que los estadounidenses estén allí, nunca sabemos que piensan los protagonistas sobre lo que pasa en esta nación, no sabemos que ha movido al americano a enrolarse en el ejército para ir allí, pues encima vemos que la familia tiene un negocio acomodado de vehículos, no oímos hablar al afgano sobre los talibanes, aséptica en este sentido, no arriesga. Y es que la peli me ha sido un producto rutinario, despojado de cualquier sentido de introspección de la estadia allí, aunque se agradece que nunca caiga en el sentimentalismo barato, si tiene que morir los protagonistas lo harán sin manierismos facilones, se espera a la muerte con frialdad. Después de poner el altavoz Ritchie en estas personas que padecieron y padecen el yugo talibán, no tiene más que ofrecer al respecto y pasa a dar lo que mejor sabe, un producto escapista.
Es uno de esos films donde los malos son vistos desprovistos de alma, monstruos a exterminar cual, si estuviéramos en un videojuego de guerra, uno, otro, el siguiente, no hay dilemas morales al respecto, sobre todo porque es o ellos o tú. Pero también adolece el film de un villano, y es que, si no está basado en hechos reales, porque no personificar al malo en un rol, esta carencia hace que pierda en la bácula, una de las máximas del cine de acción de héroes es tener un antagonista a su altura, y aquí no hay, son zombis que se multiplican y hay que matar antes de que te coman.
Una cinta plana, sin giros, sin sorpresas, todo muy simplista, hay tiroteos, explosiones, muertes a doquier, pero nunca hay estrategias ingeniosas es un hacia adelante y ya veremos si llegamos a nuestro objetivo. Gloria Ucrania!!!
PD. Se puede considerar una especie bastardeada de la magnífica “The Killing Fields”.
PD 2. Afganistán es recreado en la provincia de Alicante en España.
Episodio

6,5
7.783
6
21 de junio de 2023
21 de junio de 2023
81 de 103 usuarios han encontrado esta crítica útil
176/28(20/06/23) Sugerente, aunque con muchas lagunas tercer episodio de la sexta temporada de la serie tv de culto creada por Charlie Brooker (guioniza todos los capítulos), antología de episodios autoconclusivos, con historias y personajes diferentes, versando sobre los peligros que acarrean las nuevas tecnologías. Dirige John Crowley (“Brooklyn” o “True Detective”), con ritmo sereno, incluso demasiado, para la entrega de más duración de la temporada, 80 minutos, excesiva, dándome sensación el creador ha querido potenciar la profundidad con más minutaje, y lo que ha conseguido es sensación de estiramiento artificioso, reflejado en situaciones se reiteran y alargan sin sentido orgánico. Brooker vuelve a uno de sus mantras (se le han agotado ideas originales?), como es los robots con personalidad.
Tiene sus pilares de atractivo en el planteamiento de historia de inicio, desconcierta al espectador, relato intrigante, bien llevado, pero a cada giro puedes sentir los engranajes de lo impostado crujir, un triángulo romántico telegrafiado, sabes por qué derroteros girará, se hace entretenidilla, aunque por momentos lánguida, te atrapa en querer saber que pasará en el twist de costumbre de la serie.
Estudio del dolor al límite, sobre la soledad, el compañerismo, la traición soterrada, el machismo más abyecto, en realidad es más un thriller funcional, que esos argumentos de la serie que te hacen sentirte cerca de esa tecnología abordan como potencialmente alienante, abordar que tu mente puede ser trasladada a robots no es algo me cree cercanía alguna, espero de Brooker me involucre en este micro mundo tecnológico y aquí no lo hace. Capítulo con claras influencias en “Blade Runner”, “2001” y en el caso famoso de los asesinatos de Charles Manson (curiosamente él nunca estuvo presente, Charles Manson transmutado en Kappa, al que da vida un buen y amenazante Rory Culkin) a Sharon tate (embarazada) y compañía en 1969. Posee un final retorcido, agrio, pesimista, y esto es de agradecer, nada acomodaticio y sí me sorprende, pensaba iría por otro lado, aunque los agujeros son más grandes que los del Titanic.
Tiene un trio protagonista muy bueno, como la promesa de estrella hollywoodiense que se ha quedado por el camino, Josh Harnett (ha trabajado con directores como Michael Bay, Brian de Palma o Ridley Scott), da vida a un personaje cargado de ambigüedad, tierno en el inicio con su familia, demostrando sutilmente su romanticismo, sibilino en su comportamiento, con atractivo melancólico, y con transformación bien llevada en su expresividad mesurada; una estupenda Kate Mara (otra que ha trabajado con grandes realizadores como Danny Boyle, Ang Lee o Ridley Scott), da vida a una mujer nostálgica de lo que puede rozar pero no tener, enternecedora, consigue empaticemos con su comprensión, y posteriormente con su razonable rabia; y sobre todo con un gran Aaron Paul (eterno Jesse Pinkman de “Breaking Bad”), papel que tiene tres caracterizaciones, la del astronauta en relación con su ‘compañero’ de misión, de principio con profesionalidad, luego empatía con el dolor de su colega, luego con dudas, y finalmente la ira. También con el rol de esposo disfuncional, distante, solo parece querer oler el ambiente, no termina comprometiéndose. Finalmente sirviendo de funda para su compañero, sabiendo captar con matices la personalidad de este, sensacional.
Tiene inicio intrigante muy bucólico. En una casa de California, David (Josh Hartnett) tiene una esposa radiante y dos adorables hijitos a los que pinta el padre sentados en el sofá. En otro entorno más rural, Cliff (Aaron Paul) supervisa una humilde granja con su esposa (Kate Mara) y su hijo pequeño. David va con esposa al cine y allí la gente hace comentarios sobre él, y notamos algo no es normal . Cliff es tipo hogareño, pero frio en la relación con su esposa, lo contrario que David, lo vemos bailar dulcemente con su esposa, a la que finalmente acaricia muy sensualmente. Cuando nos enteramos que estos hombres están en viaje interestelar en misión de seis años, y lo que vemos en la Tierra son sus réplicas a las que viajan sus mentes cada cierto tiempo para combatir la soledad y poder estar con sus familias, combatiendo la alienación espacial.
La historia parece se establece en USA en 1969, y me resulta algo gratuito, en ese año el hombre viajó a la luna, no tenía tecnología para viajes más allá de este asteroide, no la tiene siquiera hoy día, entonces porque establecer este año. Tendría más sentido fuera en un futuro, aunque fuera cercano, pues se entendería lo de las réplicas, esto me hace torcer el gesto. A lo mejor se hizo para que la masacre ‘mansonniana’ fuera más creíble, pero esto podría haberse entendido también en el futuro, no entiendo este desvío de lo importante sin sentido.
Al relato le cuesta arrancar, se nota que le sobra minutaje, con menos tiempo habría subido en solidez narrativa. La historia al final, un a vez despojado del existencialismo referente a las réplicas, se queda en un triángulo amoroso, con celos y venganzas, pues en realidad lo de los robots es un McGuffin, pues podría haber sido otra réplica con otro rostro, podría haber tenido sentido si al hijito de Cliff se le hubiera dado alguna interacción con su supuesto padre, pero esto que se apunta termina abandonándose.
Parece que las réplicas no pueden tener relaciones sexuales, no vemos tengan ninguno de los dos. Pero no sabemos si es por ética moral o porque estos robots no están preparados de algún modo para ello, esto es una nebulosa en la que no se entra. Esto no se aborda, se deja caer, pero no se entra en como las pulsiones sexuales pueden ser caldo de cultivo de testosterona latente a punto de estallar, tendría su sustancia, pero no!… El episodio se atiene a analizar el amor puro de sentimientos, sin implicaciones sexuales, y esto me resulta bastante cojo, pues me viene a decir que estos astronautas van a estar seis años sin sexo alguno!... (sigo en spoiler)
Tiene sus pilares de atractivo en el planteamiento de historia de inicio, desconcierta al espectador, relato intrigante, bien llevado, pero a cada giro puedes sentir los engranajes de lo impostado crujir, un triángulo romántico telegrafiado, sabes por qué derroteros girará, se hace entretenidilla, aunque por momentos lánguida, te atrapa en querer saber que pasará en el twist de costumbre de la serie.
Estudio del dolor al límite, sobre la soledad, el compañerismo, la traición soterrada, el machismo más abyecto, en realidad es más un thriller funcional, que esos argumentos de la serie que te hacen sentirte cerca de esa tecnología abordan como potencialmente alienante, abordar que tu mente puede ser trasladada a robots no es algo me cree cercanía alguna, espero de Brooker me involucre en este micro mundo tecnológico y aquí no lo hace. Capítulo con claras influencias en “Blade Runner”, “2001” y en el caso famoso de los asesinatos de Charles Manson (curiosamente él nunca estuvo presente, Charles Manson transmutado en Kappa, al que da vida un buen y amenazante Rory Culkin) a Sharon tate (embarazada) y compañía en 1969. Posee un final retorcido, agrio, pesimista, y esto es de agradecer, nada acomodaticio y sí me sorprende, pensaba iría por otro lado, aunque los agujeros son más grandes que los del Titanic.
Tiene un trio protagonista muy bueno, como la promesa de estrella hollywoodiense que se ha quedado por el camino, Josh Harnett (ha trabajado con directores como Michael Bay, Brian de Palma o Ridley Scott), da vida a un personaje cargado de ambigüedad, tierno en el inicio con su familia, demostrando sutilmente su romanticismo, sibilino en su comportamiento, con atractivo melancólico, y con transformación bien llevada en su expresividad mesurada; una estupenda Kate Mara (otra que ha trabajado con grandes realizadores como Danny Boyle, Ang Lee o Ridley Scott), da vida a una mujer nostálgica de lo que puede rozar pero no tener, enternecedora, consigue empaticemos con su comprensión, y posteriormente con su razonable rabia; y sobre todo con un gran Aaron Paul (eterno Jesse Pinkman de “Breaking Bad”), papel que tiene tres caracterizaciones, la del astronauta en relación con su ‘compañero’ de misión, de principio con profesionalidad, luego empatía con el dolor de su colega, luego con dudas, y finalmente la ira. También con el rol de esposo disfuncional, distante, solo parece querer oler el ambiente, no termina comprometiéndose. Finalmente sirviendo de funda para su compañero, sabiendo captar con matices la personalidad de este, sensacional.
Tiene inicio intrigante muy bucólico. En una casa de California, David (Josh Hartnett) tiene una esposa radiante y dos adorables hijitos a los que pinta el padre sentados en el sofá. En otro entorno más rural, Cliff (Aaron Paul) supervisa una humilde granja con su esposa (Kate Mara) y su hijo pequeño. David va con esposa al cine y allí la gente hace comentarios sobre él, y notamos algo no es normal . Cliff es tipo hogareño, pero frio en la relación con su esposa, lo contrario que David, lo vemos bailar dulcemente con su esposa, a la que finalmente acaricia muy sensualmente. Cuando nos enteramos que estos hombres están en viaje interestelar en misión de seis años, y lo que vemos en la Tierra son sus réplicas a las que viajan sus mentes cada cierto tiempo para combatir la soledad y poder estar con sus familias, combatiendo la alienación espacial.
La historia parece se establece en USA en 1969, y me resulta algo gratuito, en ese año el hombre viajó a la luna, no tenía tecnología para viajes más allá de este asteroide, no la tiene siquiera hoy día, entonces porque establecer este año. Tendría más sentido fuera en un futuro, aunque fuera cercano, pues se entendería lo de las réplicas, esto me hace torcer el gesto. A lo mejor se hizo para que la masacre ‘mansonniana’ fuera más creíble, pero esto podría haberse entendido también en el futuro, no entiendo este desvío de lo importante sin sentido.
Al relato le cuesta arrancar, se nota que le sobra minutaje, con menos tiempo habría subido en solidez narrativa. La historia al final, un a vez despojado del existencialismo referente a las réplicas, se queda en un triángulo amoroso, con celos y venganzas, pues en realidad lo de los robots es un McGuffin, pues podría haber sido otra réplica con otro rostro, podría haber tenido sentido si al hijito de Cliff se le hubiera dado alguna interacción con su supuesto padre, pero esto que se apunta termina abandonándose.
Parece que las réplicas no pueden tener relaciones sexuales, no vemos tengan ninguno de los dos. Pero no sabemos si es por ética moral o porque estos robots no están preparados de algún modo para ello, esto es una nebulosa en la que no se entra. Esto no se aborda, se deja caer, pero no se entra en como las pulsiones sexuales pueden ser caldo de cultivo de testosterona latente a punto de estallar, tendría su sustancia, pero no!… El episodio se atiene a analizar el amor puro de sentimientos, sin implicaciones sexuales, y esto me resulta bastante cojo, pues me viene a decir que estos astronautas van a estar seis años sin sexo alguno!... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
... Sin siquiera onanismo! El capítulo no va por este camino, se atiene a ser un simple cuento sobre celos y envidias. Lo deriva en un duelo entre los dos astronautas, enfrentamiento psicológico inquietante. En realidad poco creíble, si Cliff no es tonto, y no lo parece, tras pelearse con David sabe no puede siquiera dormir tranquilo, sabe, por que lo ha comentado a su esposa, este está algo trastornado, y puede hacer cualquier locura, pero sin embargo no vemos tome medida alguna, esto me chirría. Pero es que lo que es más, no me creo que no tengan supervisión alguna desde la tierra, nunca vemos comunicación con la NASA. Si tiene unas réplicas en Tierra, estas deberían estar supervisadas por personal especializado, deberían estar protegidos, monitorizados, y no simplemente que cuando les suena el reloj se vallan a una silla de dentista cierren los ojos y ya está, nadie les supervisada mínimamente, no les hace exámenes psicológicos sobre como se toman la situación, me es inverosímil. Como les dejan sin control alguno interrelacionarse con población civil. Como no están protegidos por las autoridades de locos que se quieran hacer famosos a su costa. Y sobre todo tras la masacre, como no ponen vigilancia alguna a la familia de Cliff, no tiene el menor sentido. Pero es que hilando fino, la trama tiene una agujero más grande que el Cañón del Colorado, y es que porque la misión no se hace a la inversa? Porque no mandaron a las réplicas a la misión espacial y dejaron en tierra a los astronautas, esta tecnología va en ambos sentidos, esto solo tiene sentido porque si fuera así no habría historia.
Desde el momento en que Lana, esposa de Cliff, sugiere que tome David la carcasa de su marido sabremos por donde van a ir los tiros, y lo extraño es que Cliff no lo sepa. Al menos el guion sabe darle un driblin a mis expectativas. Y llegamos al clímax, claramente inspirado en “2001” con HAL transmutado en un humano, para acabar de modo abrupto e impactante, aunque poco creíble, pues es de idiotas no verlo venir por parte de David.
Spoiler:
Uno espera que David intente seducir a Lana, incluso espera que Lana se sienta atraída por el romanticismo de este, su gusto por los libros, con el mantra de playboy de poner el bello tema musical de 'La Mer' de Charles Trenet para engatusar a mujeres bailando melosamente con ellas. Lo inesperado es que Lana es fiel, y muy fiel a su esposo Cliff y rechaza los acercamientos de este, termina detestándolos. Tras la pelea Cliff vs David no entiendo como este último no podía pensar que podría matarlo cuando dormía, o haberlo dejado fuera en el espacio para él ser el que se quedara con su esposa. Tenemos la ‘emergencia’ en que David le hace creer a Cliff que debe salir al exterior de la nave a reparar un problema, me resulta de una inocencia colosal que Cliff no huela lo que le puede pasar. El giro es que cuando todos pensamos que David dejara afuera a Cliff, y morirá por falta de oxígeno, en realidad, lo que ha hecho es ‘viajar’ a su réplica, y como bien se entera Cliff cuando rápidamente se huele algo malo, se traslada a su hogar y allí se ve las manos ensangrentadas y el rostro, por la casa ve las paredes manchadas de rojo, y una vez en el comedor sabemos por su reacción e horror que ha matado a su esposa e hijo. Vuelve furibundo a la nave y allí le espera rígido David sentado, los dos se miran y David le lanza una silla, Fin. Dejando ese mensaje tan machista en el peor de los sentidos, el de creerse dueño de una mujer, y se llega a aquello de que o es mía o será de nadie; Y con ese final que espera David? Que Cliff continue como la misión como si nada, lo normal es que uno d ellos dos se mate al otro. He de decir que la transformación de David en un psicópata sanguinario me ha sido muy brusca, solo admisible porque es por imperativo del guion. Ah, y desde la Tierra no tiene nada que decir desde la NASA o las autoridades?
Me queda un capítulo que aspira más de lo que termina dando. Gloria Ucrania!!!
Desde el momento en que Lana, esposa de Cliff, sugiere que tome David la carcasa de su marido sabremos por donde van a ir los tiros, y lo extraño es que Cliff no lo sepa. Al menos el guion sabe darle un driblin a mis expectativas. Y llegamos al clímax, claramente inspirado en “2001” con HAL transmutado en un humano, para acabar de modo abrupto e impactante, aunque poco creíble, pues es de idiotas no verlo venir por parte de David.
Spoiler:
Uno espera que David intente seducir a Lana, incluso espera que Lana se sienta atraída por el romanticismo de este, su gusto por los libros, con el mantra de playboy de poner el bello tema musical de 'La Mer' de Charles Trenet para engatusar a mujeres bailando melosamente con ellas. Lo inesperado es que Lana es fiel, y muy fiel a su esposo Cliff y rechaza los acercamientos de este, termina detestándolos. Tras la pelea Cliff vs David no entiendo como este último no podía pensar que podría matarlo cuando dormía, o haberlo dejado fuera en el espacio para él ser el que se quedara con su esposa. Tenemos la ‘emergencia’ en que David le hace creer a Cliff que debe salir al exterior de la nave a reparar un problema, me resulta de una inocencia colosal que Cliff no huela lo que le puede pasar. El giro es que cuando todos pensamos que David dejara afuera a Cliff, y morirá por falta de oxígeno, en realidad, lo que ha hecho es ‘viajar’ a su réplica, y como bien se entera Cliff cuando rápidamente se huele algo malo, se traslada a su hogar y allí se ve las manos ensangrentadas y el rostro, por la casa ve las paredes manchadas de rojo, y una vez en el comedor sabemos por su reacción e horror que ha matado a su esposa e hijo. Vuelve furibundo a la nave y allí le espera rígido David sentado, los dos se miran y David le lanza una silla, Fin. Dejando ese mensaje tan machista en el peor de los sentidos, el de creerse dueño de una mujer, y se llega a aquello de que o es mía o será de nadie; Y con ese final que espera David? Que Cliff continue como la misión como si nada, lo normal es que uno d ellos dos se mate al otro. He de decir que la transformación de David en un psicópata sanguinario me ha sido muy brusca, solo admisible porque es por imperativo del guion. Ah, y desde la Tierra no tiene nada que decir desde la NASA o las autoridades?
Me queda un capítulo que aspira más de lo que termina dando. Gloria Ucrania!!!

7,1
27.940
7
24 de enero de 2021
24 de enero de 2021
76 de 93 usuarios han encontrado esta crítica útil
25/25(22/01/21) Sugestivo dramedia danesa dirigida por Thomas Vinterberg, a partir de un guión del propio director junto a Tobias Lindholm, teniendo entre sus alicientes que estos dos junto al protagonista Mads Mikkelsen nos regalaron en 2012 la impactante “La caza”. La película se basó en una obra de teatro que Vinterberg había escrito mientras trabajaba en Burgtheater (Viena). La inspiración adicional provino de la propia hija de Vinterberg (Ida), quien había contado historias sobre la cultura de la bebida en la juventud danesa, esta había presionado originalmente a Vinterberg para que adoptara la obra en una película, y estaba programada para interpretar a la hija de Martin (Mikkelsen). La historia fue originalmente "Una celebración del alcohol basada en la tesis de que la historia mundial habría sido diferente sin el alcohol". Sin embargo, cuatro días después de la filmación, Ida murió en un accidente automovilístico. Después de la tragedia, el guión fue reelaborado para convertirse en una afirmación más vital: "No debería tratarse sólo de beber. Se trataba de despertar a la vida", afirmó Vinterberg. Tobias Lindholm se desempeñó como director la semana siguiente al accidente. La película estaba dedicada a ella y fue filmada parcialmente en su salón de clases con sus compañeros.
Comienza con una cita sobreimpresionada de Søren Kierkegaard, ‘Qué es la juventud? Un sueño. Qué es el amor? El contenido del sueño’. Hablándonos en su metraje de temas como la amistad, la crisis de la mediana edad, la soledad, la rutina, el aburrimiento existencial, la liberación de tus ataduras morales, las segundas oportunidades, ello en el marco del consumo de alcohol como deux machine. Donde cuatro amigos profesores intentan encontrar en el consumo de alcohol la forma de dar vitalidad a sus ordinarias existencias y volver hacer salir su yo alegre y juvenil, aunque sea con algo tan artificioso como el alcoholismo pretendidamente controlado, porque después siempre viene la dura resaca. Ello apoyándose en personajes históricos para apoyar la tesis que el alcohol puede ser motor de grandes personajes como Winston Churchill, Ernest Hemingway, o F.D. Roosevelt.
El director juega hábilmente con la ambigüedad moral de su historia, no teniendo un mensaje claro, haciendo que sea el propio espectador el que saque sus propias conclusiones, unos podrán decir que loan al Dios Baco (el consumo de alcohol), otros que es conservadora, yo entiendo que viene a contar, que como casi todo en la vida el tomarlo con moderación puede ser bueno, pero en exceso puede destruir, pero esto puede ser demasiado simple en mis conclusiones. Todo ello en un desarrollo que atrapa en las vidas de estos protagonistas, para desembocar en un final absolutamente impactante, donde brilla el tema "What a Life" de Scarlet Pleasure, pero sobre todo un Mads Mikkelsen apoteósico. Film seleccionado para las nominaciones a Mejor Largometraje Internacional en los Oscar.
Partimos de una idea central de este pseudo-experimento entre amigos que parece puede devenir en una comedia facilona, pero sus senderos resultan ingeniosos en su deconstrucción del alcoholismo como placebo para escapar de nuestra rutina a un mundo creado solo en nuestra tambaleante y drogada mente etílica, se adentra en ese flash de lucidez artificioso. El problema es que los ‘conejillos de indias’ creen poder controlar la Caja de Pandora que han abierto, y ante el éxito de las primeras pruebas, conectando con sus alumnos y parejas en sus desinhibiciones, llenos de energía electrizante de la que contagian a la gente a su alrededor en su entusiasmo, por lo que deciden subir la apuesta.
El centro del relato es Martin, profesor de Historia en el instituto al que sus alumnos ven como monótono, es su desarrollo el que marca el sino de la historia, al principio es un tipo monocorde, hastiado, cansado, aburrido, apático en sus clases, letárgico con su familia, emitiendo indiferencia, y decide dar un vuelco a su vida con el mencionado ‘experimento’ (en realidad una excusa lo de llamarlo experimento científico para adornar lo que es ganas de encontrar una válvula de escape a su vida indolente). Haya en el alcohol esa puerta de huida de su rutina, ahora es impulsivo, divertido, didáctico, mordaz, ágil, un torbellino contagioso. Martin a través de la ingesta de alcohol navega en la máquina del tiempo para volver a ser joven y despreocupado. Y todo esto lo encarna Mads Mikkelsen de modo fascinante en su interpretación majestuosa, haciéndonos empático su rol desde el inicio, humanizando a su imperfecto y vulnerable Martin, sentimos su zozobra, alborozo, frustración, melancolía, una intensa expresividad en lo íntimo (como cuando abatido lagrimea en la cena de modo sutil), en un arco de desarrollo fabuloso. Y encima nos obsequia con un final antológico.
Es un análisis de las fragilidades humanas, de la búsqueda de algo que de sentido a nuestras vacías vidas, sobre nuestras ansias de disfrutar, frente a la solemnidad impostada de ser mayor, nuestra búsqueda de flotadores que nos salven de hundirnos. El consumo de alcohol como escudo par protegernos de nuestras amarguras del día a día, para huir de nuestra personalidad encorsetada, para escapar por nuestra falta de pasión.
Hay dos partes bien marcadas en la película. En la primera se da un tono de comedia más ligero, fluida en la presentación de personajes y de situaciones, con giros ingeniosos (esa clase sobre como nuestros prejuicios pueden nublar lo importante), ese ‘épico’ partido de futbol infantil, la conexión emocional con sus entornos; En la segunda mitad sale a relucir el Vinterberg más crudo, donde hay que ‘pagar’ las consecuencias de la fiesta de ebriedad, cual símil de lo que es una borrachera, pasamos de la felicidad mental a los estragos dejada por esta, pero ello sin entrar a remarcar una moralina, tratando al espectador de adulto.
Comienza con una cita sobreimpresionada de Søren Kierkegaard, ‘Qué es la juventud? Un sueño. Qué es el amor? El contenido del sueño’. Hablándonos en su metraje de temas como la amistad, la crisis de la mediana edad, la soledad, la rutina, el aburrimiento existencial, la liberación de tus ataduras morales, las segundas oportunidades, ello en el marco del consumo de alcohol como deux machine. Donde cuatro amigos profesores intentan encontrar en el consumo de alcohol la forma de dar vitalidad a sus ordinarias existencias y volver hacer salir su yo alegre y juvenil, aunque sea con algo tan artificioso como el alcoholismo pretendidamente controlado, porque después siempre viene la dura resaca. Ello apoyándose en personajes históricos para apoyar la tesis que el alcohol puede ser motor de grandes personajes como Winston Churchill, Ernest Hemingway, o F.D. Roosevelt.
El director juega hábilmente con la ambigüedad moral de su historia, no teniendo un mensaje claro, haciendo que sea el propio espectador el que saque sus propias conclusiones, unos podrán decir que loan al Dios Baco (el consumo de alcohol), otros que es conservadora, yo entiendo que viene a contar, que como casi todo en la vida el tomarlo con moderación puede ser bueno, pero en exceso puede destruir, pero esto puede ser demasiado simple en mis conclusiones. Todo ello en un desarrollo que atrapa en las vidas de estos protagonistas, para desembocar en un final absolutamente impactante, donde brilla el tema "What a Life" de Scarlet Pleasure, pero sobre todo un Mads Mikkelsen apoteósico. Film seleccionado para las nominaciones a Mejor Largometraje Internacional en los Oscar.
Partimos de una idea central de este pseudo-experimento entre amigos que parece puede devenir en una comedia facilona, pero sus senderos resultan ingeniosos en su deconstrucción del alcoholismo como placebo para escapar de nuestra rutina a un mundo creado solo en nuestra tambaleante y drogada mente etílica, se adentra en ese flash de lucidez artificioso. El problema es que los ‘conejillos de indias’ creen poder controlar la Caja de Pandora que han abierto, y ante el éxito de las primeras pruebas, conectando con sus alumnos y parejas en sus desinhibiciones, llenos de energía electrizante de la que contagian a la gente a su alrededor en su entusiasmo, por lo que deciden subir la apuesta.
El centro del relato es Martin, profesor de Historia en el instituto al que sus alumnos ven como monótono, es su desarrollo el que marca el sino de la historia, al principio es un tipo monocorde, hastiado, cansado, aburrido, apático en sus clases, letárgico con su familia, emitiendo indiferencia, y decide dar un vuelco a su vida con el mencionado ‘experimento’ (en realidad una excusa lo de llamarlo experimento científico para adornar lo que es ganas de encontrar una válvula de escape a su vida indolente). Haya en el alcohol esa puerta de huida de su rutina, ahora es impulsivo, divertido, didáctico, mordaz, ágil, un torbellino contagioso. Martin a través de la ingesta de alcohol navega en la máquina del tiempo para volver a ser joven y despreocupado. Y todo esto lo encarna Mads Mikkelsen de modo fascinante en su interpretación majestuosa, haciéndonos empático su rol desde el inicio, humanizando a su imperfecto y vulnerable Martin, sentimos su zozobra, alborozo, frustración, melancolía, una intensa expresividad en lo íntimo (como cuando abatido lagrimea en la cena de modo sutil), en un arco de desarrollo fabuloso. Y encima nos obsequia con un final antológico.
Es un análisis de las fragilidades humanas, de la búsqueda de algo que de sentido a nuestras vacías vidas, sobre nuestras ansias de disfrutar, frente a la solemnidad impostada de ser mayor, nuestra búsqueda de flotadores que nos salven de hundirnos. El consumo de alcohol como escudo par protegernos de nuestras amarguras del día a día, para huir de nuestra personalidad encorsetada, para escapar por nuestra falta de pasión.
Hay dos partes bien marcadas en la película. En la primera se da un tono de comedia más ligero, fluida en la presentación de personajes y de situaciones, con giros ingeniosos (esa clase sobre como nuestros prejuicios pueden nublar lo importante), ese ‘épico’ partido de futbol infantil, la conexión emocional con sus entornos; En la segunda mitad sale a relucir el Vinterberg más crudo, donde hay que ‘pagar’ las consecuencias de la fiesta de ebriedad, cual símil de lo que es una borrachera, pasamos de la felicidad mental a los estragos dejada por esta, pero ello sin entrar a remarcar una moralina, tratando al espectador de adulto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
No es una cinta sólida, tiene defectos. Está el modo de meternos con fórceps elementos dramáticos, como la forma de incrustar una infidelidad surgida de la nada, relación esta con su mujer demasiado cliché, con el modo superficial en que todo se resuelve, o como de buenas a primeras vemos las ansias suicidas de un personaje, o el grimante momento en que un profesor anima a un alumno a tomar alcohol para relajarse ante un examen ora, esto si me ha sido un elemento directo hacia bebé para superar los nervios que al contrario de todo el film me es muy directo y me da dentera su mensaje. Asimismo me ha faltado más de los amigos no protagonistas, me han sido apuntes a pie de página, con lo que cuando llega el drama de ellos me llega a cuenta gotas.
La puesta en escena destaca por la cinematografía de Sturla Brandth Grøvlen (“Rams” o “Victoria”), inundando de brillo natural las escenas, con planos holandeses hábilmente manejados para emitir desequilibrios físicos y mentales, con gran uso de cámara en mano para dar fluidez narrativa, con alguna hermosa escena nocturna a la luz de las velas.
Spoiler:
Momentos recordables: Martin da una clase magistral de prejuicios a su alumnado proponiéndoles un juego, deben elegir entre un tipo con polio, enfermizo, cree en la astrología para hacer política, adúltero, fuma como un carretero, y bebe demasiados martinis; Segunda opción es un obeso, depresivo, dos infartos sufridos, complicado trabajar con él, fuma puros uno tras otro, y bebe todo lo que lleve alcohol (champán, oporto, whisky, coñac,...); Tercero es un héroe de guerra condecorado, trata educadamente a las mujeres, ama a los perros, nunca fuma ya apenas bebe una cerveza en puntuales ocasiones; Por supuesto eligen al 3, descartando en sus prejuicios a F.D. Roosevelt y Winston Churchill respectivamente, y coronando a Hitler; Un montaje delirante en que vemos figuras políticas en estado próximo (si no hundidos) en una borrachera, Boris Yeltshin tambaleándose en una ceremonia, Yeltshin bailando extrovertidamente, Yelshin pellizcando a dos mujeres, a unos gerifaltes de la Unión Europea haciendo tonterías en un estrado, a Sarkozi riendo demasiado pasado de vueltas en un atril, a Yeltshin (este omnipresente) y Bill Clinton romperse a reír hasta llorar durante una rueda de prensa oficial, o un jerarca soviético Brezhnev balbucear durante un discurso de fin de año (también aparece otro tipo que no conozco riendo durante una alocución de modo ‘excesivo’).
La escena final es Homérica en su proyección de felicidad en baile liberador de Martin en medio de la celebración estudiantil, se había negado anteriormente a bailar (había sido bailarín en su juventud) ante insistencia de sus amigos, ahora se suelta ataduras y emite extraña sensación agridulce (venimos del funeral del amigo que se ha suicidado), Martin nos viene a decir que hay que intentar ser feliz. Danza desatada que nos ofrece Mikkelsen resulta embriagadora, por momentos parece levitar, saltando por el banco, por el camión, haciendo giros inverosímiles, hasta el éxtasis final en el salto al vacío con resonancias a “Dos hombre y un destino”, fascinante en miscelánea con el tema “What a life” del trío danés Scarlet Pleasure, y ello ante las miradas regocijantes de sus amigos Peter y Nikolaj. Mikkelsen se entrenó como gimnasta y bailarín, y bailó profesionalmente durante una década antes de comenzar a actuar, parece que el que tuvo retuvo, Magno.
El psiquiatra Finn Skårderud del que arranca el experimento de mantener el cuerpo con 0’05 grados de alcohol en el cuerpo como estado natural del humano, repudió sus controvertidas afirmaciones sobre los niveles de alcohol en sangre, insistiendo en que habían sido sacadas de contexto.
Me queda un film atractivo, entretenido y que te hace reflexionar, con el añadido de un final que difícilmente olvidaras. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2021/01/otra-ronda.html
La puesta en escena destaca por la cinematografía de Sturla Brandth Grøvlen (“Rams” o “Victoria”), inundando de brillo natural las escenas, con planos holandeses hábilmente manejados para emitir desequilibrios físicos y mentales, con gran uso de cámara en mano para dar fluidez narrativa, con alguna hermosa escena nocturna a la luz de las velas.
Spoiler:
Momentos recordables: Martin da una clase magistral de prejuicios a su alumnado proponiéndoles un juego, deben elegir entre un tipo con polio, enfermizo, cree en la astrología para hacer política, adúltero, fuma como un carretero, y bebe demasiados martinis; Segunda opción es un obeso, depresivo, dos infartos sufridos, complicado trabajar con él, fuma puros uno tras otro, y bebe todo lo que lleve alcohol (champán, oporto, whisky, coñac,...); Tercero es un héroe de guerra condecorado, trata educadamente a las mujeres, ama a los perros, nunca fuma ya apenas bebe una cerveza en puntuales ocasiones; Por supuesto eligen al 3, descartando en sus prejuicios a F.D. Roosevelt y Winston Churchill respectivamente, y coronando a Hitler; Un montaje delirante en que vemos figuras políticas en estado próximo (si no hundidos) en una borrachera, Boris Yeltshin tambaleándose en una ceremonia, Yeltshin bailando extrovertidamente, Yelshin pellizcando a dos mujeres, a unos gerifaltes de la Unión Europea haciendo tonterías en un estrado, a Sarkozi riendo demasiado pasado de vueltas en un atril, a Yeltshin (este omnipresente) y Bill Clinton romperse a reír hasta llorar durante una rueda de prensa oficial, o un jerarca soviético Brezhnev balbucear durante un discurso de fin de año (también aparece otro tipo que no conozco riendo durante una alocución de modo ‘excesivo’).
La escena final es Homérica en su proyección de felicidad en baile liberador de Martin en medio de la celebración estudiantil, se había negado anteriormente a bailar (había sido bailarín en su juventud) ante insistencia de sus amigos, ahora se suelta ataduras y emite extraña sensación agridulce (venimos del funeral del amigo que se ha suicidado), Martin nos viene a decir que hay que intentar ser feliz. Danza desatada que nos ofrece Mikkelsen resulta embriagadora, por momentos parece levitar, saltando por el banco, por el camión, haciendo giros inverosímiles, hasta el éxtasis final en el salto al vacío con resonancias a “Dos hombre y un destino”, fascinante en miscelánea con el tema “What a life” del trío danés Scarlet Pleasure, y ello ante las miradas regocijantes de sus amigos Peter y Nikolaj. Mikkelsen se entrenó como gimnasta y bailarín, y bailó profesionalmente durante una década antes de comenzar a actuar, parece que el que tuvo retuvo, Magno.
El psiquiatra Finn Skårderud del que arranca el experimento de mantener el cuerpo con 0’05 grados de alcohol en el cuerpo como estado natural del humano, repudió sus controvertidas afirmaciones sobre los niveles de alcohol en sangre, insistiendo en que habían sido sacadas de contexto.
Me queda un film atractivo, entretenido y que te hace reflexionar, con el añadido de un final que difícilmente olvidaras. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2021/01/otra-ronda.html

6,3
27.307
4
1 de noviembre de 2015
1 de noviembre de 2015
102 de 147 usuarios han encontrado esta crítica útil
176/11(17/10/15) Fallida cinta de terror del guionista y director David Robert Mitchell, influenciada por tantos referentes que se queda en un batiburrillo sin alma, siendo no esto lo peor si no línea dramática más plana que una mesa, a los pocos minutos se destapa el misterio y ya no hay más que una repetición de momentos de pretendido miedo pretencioso, un bucle sin más avance que ir hacia la nada, una especie de juego moderno de él “La llevas”, en este caso cambiando el simple toque por el fornicio, a esto se suma un más que reaccionario mensaje en contra de las relaciones sexuales, te viene a decir que es muy peligroso con quien los hagas, así que mejor abstenerse. El director hace un film de bajo presupuesto donde sus miras están mucho más altas que su resultado final, dice concibió la historia por unas pesadillas que tuvo de joven sobre alguien que le perseguía, el se lo achaca al divorcio de sus padres que le angustio, lo del sexo comenta se lo añadió después, pues bien, seguro hay mejores formas de exorcizar fantasmas que plasmarlos en un film de terror muy superficial.
Es un manido y pretencioso slasher psicológico que bebe de los 80 de John Carpenter (“Halloween”) y George A. Romero, con protagonistas jóvenes, incluso con música (de Rich Vreeland) de sintetizador que remite a este subgénero de serie b, de hecho parece anclado en esta época, apenas hay móviles, ni teles de plasma, son de tubo, ni ordenadores, la acción se desarrolla en una plácida urbanización residencial atemporal, solo al final se ve un E-book, mezclado con el estilo del terror asiático (“The Ring”, “El Grito” o “Dark Water”), todo huele a deja vú, a ya visto, nada te sorprende, si acaso la estupidez de algún sonrojante momento. Una cinta de miedo que no da miedo, intenta tapar sus carencias con una ambientación lóbrega, pero no es suficiente para esconder tanta falta de ideas, con unos personajes sin personalidad, ñoños, asépticos, una edificación de un mundo surrealista donde los mayores no se ven, los padres no existen.
Hay exégetas que han querido ver en la historia algo muy profundo, un estudio sobre nuestra mortalidad, sobre el descubrimiento de nuestra sexualidad, sobre la conciencia de nuestra limitada existencia, sobre la pérdida de la inocencia, incluso con paralelismo con la Biblia en lo de la expulsión del paraíso al probar la fruta prohibida (el sexo), a esto contribuye un par de tramos con ínfulas petulantes en las que se hace referencia al existencialismo vital, uno cuando Jay está en clase de Inglés, y la profesora lee a TS Eliot 's "La canción de amor de J. Alfred Prufrock", el segundo momento es al final, cuando Yara lee dos pasajes sobre la inminencia de la muerte de “El idiota” de Fyodor Dostoyevsky. Esto último leído en un e-book con forma de concha en la que han querido ver el simbolismo vaginal, esto nos remite al mensaje retrógrado sobre el cómo evitar la ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual), aboliendo el sexo, muy progresista esta maldición sexual, por cierto me queda una duda existencial sobre esta forma de pasar estos fantasmas, tiene que ser relación vaginal o anal? Se pasa con una felación? El hombre para pasarla debe eyacular? La mujer para pasarlo debe tener un orgasmo? Se traspasa con una masturbación de uno a otro? En las relaciones homosexuales también se remite? Para pasarlo los dos deben llegar al orgasmo?
Pues bien o yo he visto otro film, o hay muchos familiares de Mitchell hablando de esta cinta, pues todo esto referido me llega más simplista que el mecanismo de un martillo, estas supuestas complejidades, me son tan livianas como el peso de una pluma. Su arranque es atractivo con esa chica que huye de su casa y aparece muerte violentamente en la playa tras hablar con sus padres, hay una interesante construcción de clima, se destapa el nudo de la historia y ya todo entra en un bucle, una idea agotada rápidamente, salpicada de situaciones truculentas rebozándose en ocasiones en lo absurdo, nada se explica todo ocurre y punto, con lagunas argumentales tremendas, agujeros más grandes que los del Titanic, en un increscendo dramático confuso siendo benévolo, hasta desembocar en un esperpéntico clímax final en la piscina. Una historia que se vanagloria de incoherencias a tropel, con diálogos que de pomposos resultan sonrojantes, toda una retahíla de naderías fatuas, con ansias de ser mucho más de lo que su calidad puede avalar. Los golpes de terror, son meros artificios visuales, de personas a medio vestir avanzando de modo cuasi-zombi, que ni tan siquiera se sabe que es lo que te van a hacer cuando te alcancen, si te van pellizcar, pedirte ayuda, escupirte, estrangularte, o violarte, simplemente tienes que huir por que sí, chusco, ello sorteado por unos protagonistas que son un punto menos que zombis, se mueven de un lado a otro sin mucho sentido, de una casa a la playa, a un dormitorio, a una piscina, gente sin alma, ni nada que aportar. Una cinta que a pesar de no ser larga llega a languidecer por su ritmo cansino y reiterativo. En spoiler pongo unas cuantas de las flatulencias con forma de ideas del film. (sigue en spoiler)
Es un manido y pretencioso slasher psicológico que bebe de los 80 de John Carpenter (“Halloween”) y George A. Romero, con protagonistas jóvenes, incluso con música (de Rich Vreeland) de sintetizador que remite a este subgénero de serie b, de hecho parece anclado en esta época, apenas hay móviles, ni teles de plasma, son de tubo, ni ordenadores, la acción se desarrolla en una plácida urbanización residencial atemporal, solo al final se ve un E-book, mezclado con el estilo del terror asiático (“The Ring”, “El Grito” o “Dark Water”), todo huele a deja vú, a ya visto, nada te sorprende, si acaso la estupidez de algún sonrojante momento. Una cinta de miedo que no da miedo, intenta tapar sus carencias con una ambientación lóbrega, pero no es suficiente para esconder tanta falta de ideas, con unos personajes sin personalidad, ñoños, asépticos, una edificación de un mundo surrealista donde los mayores no se ven, los padres no existen.
Hay exégetas que han querido ver en la historia algo muy profundo, un estudio sobre nuestra mortalidad, sobre el descubrimiento de nuestra sexualidad, sobre la conciencia de nuestra limitada existencia, sobre la pérdida de la inocencia, incluso con paralelismo con la Biblia en lo de la expulsión del paraíso al probar la fruta prohibida (el sexo), a esto contribuye un par de tramos con ínfulas petulantes en las que se hace referencia al existencialismo vital, uno cuando Jay está en clase de Inglés, y la profesora lee a TS Eliot 's "La canción de amor de J. Alfred Prufrock", el segundo momento es al final, cuando Yara lee dos pasajes sobre la inminencia de la muerte de “El idiota” de Fyodor Dostoyevsky. Esto último leído en un e-book con forma de concha en la que han querido ver el simbolismo vaginal, esto nos remite al mensaje retrógrado sobre el cómo evitar la ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual), aboliendo el sexo, muy progresista esta maldición sexual, por cierto me queda una duda existencial sobre esta forma de pasar estos fantasmas, tiene que ser relación vaginal o anal? Se pasa con una felación? El hombre para pasarla debe eyacular? La mujer para pasarlo debe tener un orgasmo? Se traspasa con una masturbación de uno a otro? En las relaciones homosexuales también se remite? Para pasarlo los dos deben llegar al orgasmo?
Pues bien o yo he visto otro film, o hay muchos familiares de Mitchell hablando de esta cinta, pues todo esto referido me llega más simplista que el mecanismo de un martillo, estas supuestas complejidades, me son tan livianas como el peso de una pluma. Su arranque es atractivo con esa chica que huye de su casa y aparece muerte violentamente en la playa tras hablar con sus padres, hay una interesante construcción de clima, se destapa el nudo de la historia y ya todo entra en un bucle, una idea agotada rápidamente, salpicada de situaciones truculentas rebozándose en ocasiones en lo absurdo, nada se explica todo ocurre y punto, con lagunas argumentales tremendas, agujeros más grandes que los del Titanic, en un increscendo dramático confuso siendo benévolo, hasta desembocar en un esperpéntico clímax final en la piscina. Una historia que se vanagloria de incoherencias a tropel, con diálogos que de pomposos resultan sonrojantes, toda una retahíla de naderías fatuas, con ansias de ser mucho más de lo que su calidad puede avalar. Los golpes de terror, son meros artificios visuales, de personas a medio vestir avanzando de modo cuasi-zombi, que ni tan siquiera se sabe que es lo que te van a hacer cuando te alcancen, si te van pellizcar, pedirte ayuda, escupirte, estrangularte, o violarte, simplemente tienes que huir por que sí, chusco, ello sorteado por unos protagonistas que son un punto menos que zombis, se mueven de un lado a otro sin mucho sentido, de una casa a la playa, a un dormitorio, a una piscina, gente sin alma, ni nada que aportar. Una cinta que a pesar de no ser larga llega a languidecer por su ritmo cansino y reiterativo. En spoiler pongo unas cuantas de las flatulencias con forma de ideas del film. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Durante su metraje se producen situaciones de lo más incongruentes, orgánicamente ridículas. No se entiende por que el tipo con el que se acuesta la protagonista la amarra a una silla de ruedas, en ropa interior, no tiene sentido alguno, lo mismo que le dice se lo puede decir sin parecer que va a descuartizarla, menuda situación forzada para engañar al espectador. Tampoco se entiende luego la deje tirada en medio de la calle y salga corriendo con su coche, porque no se limita a dejarla e irse tranquilamente? Porque hacen de la búsqueda del chico “malo” algo trascendente si cuando lo hayan no aporta algo nuevo? Menuda estupidez. Donde están los padres de todos estos chicos? Se los ha tragado un agujero negro? De donde vienen los fantasmas? Porque adoptan una forma u otra? Porque no pueden correr? De donde sacan que los fantasmas son corpóreos? De dónde saca el “enchochao” el plan penoso de la piscina? Porque cree que se le puede disparar? Le disparan, le dan, y se vuelve a levantar, pero luego le disparan en la piscina y le matan, porque? Porque no simplemente la protagonista no espera tras una puerta a que aparezca el fantasma y le dispara ella misma que si lo ve, y no deja la misión a quien no puede verlo? Porque la idiotez del plan de meter5 a la prota en medio de la piscina, rodeada de aparatos eléctricos, pensando que cuando llegue el fantasma electrocutarlo cuando se meta en el agua, hay guionistas que no podrían superar el control antidoping, tantas burradas juntas es difícil de juntar, o sea que pones unos aparatos enchufados que al lanzarlos a la piscina se desenchufan (¿?), tienen seguro le dará tiempo a la chica a salir antes de que la coja el fantasma? O eso les da igual? Total como los cacharros se desconectaran de la corriente. Si creen (no se sabe de dónde) que es corpóreo, porque no echan harina al suelo y así saben por dónde está? Porque esperan los amigos desperdigados por la piscina si solo hay una puerta por la que entrar? Otra cosa, porque vemos a la protagonista que en una escena nada en ropa interior hacia una lancha con hombres, hay una elipsis y la vemos llegar a su casa, que leches ha pasado? Ha llegado a la lancha para fornicar y quitarse el “tema” de encima? Pues no, esto ha sido para despistar, total, en medio de tanto desatino uno más no importa.
En conjunto queda una errada cinta de terror con muchísimas más pretensiones que lo que sale al final. Fuerza y honor!!!
P.D. Yara y la petulante lectura de un párrafo de “El idiota” de Dostoyevsky <La más terrible agonía no son las heridas mismas, sino el saber con seguridad que en una hora, o en diez minutos, o en medio minuto, ahora, en este mismo instante, tu alma dejará tu cuerpo, y ya no serás una persona>, quiere imprimir una profundidad con esto de lo que carece por completo, dime de lo que presumes y te diré de lo que careces.
En conjunto queda una errada cinta de terror con muchísimas más pretensiones que lo que sale al final. Fuerza y honor!!!
P.D. Yara y la petulante lectura de un párrafo de “El idiota” de Dostoyevsky <La más terrible agonía no son las heridas mismas, sino el saber con seguridad que en una hora, o en diez minutos, o en medio minuto, ahora, en este mismo instante, tu alma dejará tu cuerpo, y ya no serás una persona>, quiere imprimir una profundidad con esto de lo que carece por completo, dime de lo que presumes y te diré de lo que careces.
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