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Críticas 53
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
8
27 de abril de 2021 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Bahía del Tigre, 1959
Película de más que correcta factura, dirigida por J. Lee Thompson, muy bien interpretada por la pequeña Hayley Mills, su propio padre John Mills, y Host Buchholz. Thriller con toques de noir cuyo planteamiento si bien no es original, si está llevado de una manera poco frecuente, dotando de humanidad, ternura y amistad a la relación de los protagonistas. Posee buen ritmo, la fotografía tiene buen nivel con algunos encuadres muy meritorios, y escenas muy logradas de gran belleza, en las que ayuda mucho la encantadora expresividad de Hayely Mills (fue su primer film, con el que ganaría un Premio a la Mejor Promesa, al año siguiente ganaría el Oscar con la excepcional Pollyana) y la química con un inspirado Buchholz. El tema de primeras, el asesinato de la novia del protagonista, se mete en terreno pantanoso, ya que uno no logra tener antipatía al asesino, más al contrario, pero logra resolver bien la historia mediante un acto de redención y, suponemos, de entrega ante la justicia. La atmósfera está bien lograda, llegando a veces a ser opresiva, así como la intriga, que mantiene al espectador pegado al asiento. Algunos breves toques de comedia no lastran el film, con un histriónico Buchholz y la fenomenal Hayley Mills haciendo de ls suyas. Con todo, lo realmente meritorio.es la relación entre el hombre y la niña, una relación de amistad, que sin embargo, podemos pensar en un dimensión mayor: una melancolía por la pureza de un alma buena por parte del hombre, y un deseo de protección y de seguridad, y de los primeros tímidos despertares del amor adulto por parte de la niña. El logro del film es dejar esta relación de enorme belleza que trascienda hacia algo más, la búsqueda de uno amor puro y sincero en dos personas que han sido apartadas y abandonadas por el propio amor. Muy bien John Mills en su papel de superintendente, curiosa relación con su hija a la que no cree y persigue sin resuello. Un film muy logrado, sin ser una obra maestra, posee un gran nivel y cierto componente psicológico que lo situan en muy buen lugar.
Sir Percy
17 de febrero de 2022 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se me hace extraño que este bellísimo film no tenga ninguna reseña. Supongo que no ayuda que sea tan difícil de localizar en nuestro idioma. Yo la encontré en Vose y fue todo un descubrimiento.
Marcel Carné es uno de los directores más importantes de Francia, y es desde luego uno de mis favoritos. Con películas míticas como Los Niños del Paraíso, Amanece, o el Muelle de las Brumas, ha dejado obras de gran sensibilidad, bajo esa mirada tan particular y sensible de la realidad, que han dado algunos en llamar "realismo poético" y que se dio mucho en Francia en los años 40 y 50.
Este film que nos ocupa es una pequeña obra entre lo onírico y lo poético, podríamos enmarcarla en el fantástico incluso. Gerard Philipe es un actor colosal y su sóla presencia ya hace ganar interés en cualquier film. El tema es sencillo: un hombre en la cárcel sueña con su amada. Y en ese sueño llega a un pueblo donde las personas pierden la memoria a toda velocidad. Un planteamiento original, con una ambientación harto extraña, que puede recordar a las fantasías oníricas de un Lord Dunsany o Lovecraft, o incluso Bécquer. La primera parte acusa cierta debilidad narrativa, que compensa con lo extraño de la atmósfera. Luego el film va ganando en fuerza e intensidad, entre el cuento clásico, gótico, y el de hadas. Es una obra sobre el ideal del amor y el poder de los sueños. La vuelta a la realidad, cuando dejamos ese pueblo cuyo nombre nadie recuerda, es de una fuerza colosal, con algunas de las imágenes y escenas más logradas del film. Belleza y gusto estético, música maravillosa e interpretaciones de primera, destacando al protagonista, nos sumergen en un hechizo donde ya no distinguimos la realidad de los sueños. Film exquisito, sencillo en apariencia, pero dotado de esa magia de la que gozan sin saber por qué las grandes obras. Para soñadores empedernidos, románticos, y diletantes del cine poético, elegante y sensible. No se la pierdan.
Sir Percy
24 de diciembre de 2024 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si algo pido a este cien de intriga es al menos que sea entretenido. Bien, me ha resultado realmente aburrida esta cinta, llevada sin ritmo, además de pretenciosa y de querer ser algo que en ningún momento puede y que además cuando acaba uno no se entera de nada.
Cuenta con un prometedor arranque y una buena interpretación de la protagonista, con atmósfera extraña en ocasiones, todo muy frío y extraño. Pero cuando va por la mitad, empiezas a darte cuenta que eso va ser todo, que no hay una buena historia detrás, sino un intento de lucirse el director a base de eso tan extraño que resulta inconexo y cansino. No hay ritmo, no hay verdaderas personas, es todo como vacío y sin sentido. Y eso ofrece y nada más.
Parece que por no entender nada le llueven las buenas críticas. Le exijo algo más que eso, porque aquí encima todo me ha resultado soporífero. La apruebo por alguna escena con atmósfera lograda e interesante fotografía, y del intento de impresionar sin recurrir para nada al desnudo y la sangre, es enormemente contenida y hermética, tanto que uno acaba perdido y viendo una tras otra escenas muy similares y sin apenas sentido para enlazarlas y crear intriga. Más claridad y menos pretenciosidad hubieran obrado maravillas en esta cinta, la premisa era interesante, pero ahí se queda.
12 de diciembre de 2022 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación libre de la genial obra Carmilla de Sheridan Le Fanu. Ambientación actual pero desarrollada entre lujosas mansiones en el campo, lo que le añade una atmósfera atemporal y de misterio.
El guión no es muy sólido, llegando quizá a ser lo menos positivo de un film que, sin embargo, se alza como una obra a tener en cuenta por su belleza visual, y su misteriosa atmósfera.
Roger Vadim apuesta por un vampirismo elegante, sutil, casi psicológico podríamos decir. Con algunas escenas absolutamente surrealistas, de suerte variada, pero sin perder nunca esa extraña atmósfera que hace necesario intuir, adivinar, lo que va pasando. El poco común comportamiento de los personajes, a veces parece que vagan por un sueño, colabora con ese extraño clima. En ningún momento se va al susto fácil, lo que me resulta muy meritorio, en ningún momento se apuesta por la sangre, e incluso la que es mostrada, posee un toque artístico y simbólico. Annette Vadim, que fuera esposa del director, bellísima y enigmática, es una muy buena Carmilla/Mircalla, pese a que no tenga unas dotes interpretativas extraordinarias, está muy contenida, sobria, y físicamente logra una elegancia y ambigüedad perfectas para su papel.
Destacamos la fotografía, muy cuidada, bajo unos colores muy de la Hammer, pero distanciándose de la productora inglesa en un trato más pausado, sutil y casi onírico. No pocas veces parece que vemos cuadros románticos, con tranquilidad pero sin perder ritmo, difícil de encontrar en el género de terror.
Otro apunte de mención es la extraordinaria música, que acompaña a la extraña languidez de una película que sin artificio consigue un resultado de enorme belleza, de misterio y de intriga muy particular y original,a veces podría recordar incluso a las primeras de Dario Argento. Mel Ferrer realiza un gran papel, quizá algo desaprovechado, pues el desarrollo de los personajes no es lo más acertado, pero la fuerza evocadora y la indiscutible belleza logra poner cierto remedio a esta carencia. Muy sutil en la sensualidad, sin rechazarla, pero bajo un cierto erotismo elegante, no cae tampoco en los desnudos fáciles ni groseros.
La acción, el tempo, no es veloz, es casi tranquilo y sosegado, pero nunca se hace tediosa, pues en cada escena parece palpitar un misterio que lucha por salir, que nunca está claro.
Cautivadora obra, la mejor del director, atípica pero de enorme belleza y elegancia, que trata el tema de los vampiros de una forma romántica, sutil y casi onírica. Grata sorpresa.
16 de noviembre de 2022 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pequeña joya del maestro Borzage, con un guión sencillo pero bien elaborado, narrando una historia que permite dejar ver muchos aspectos de enorme interés del comportamiento humano. Díficil condensar tanto en tan poco tiempo, de ahí lo de pequeña, que no en cuanto a su calidad y asombrosa profundidad del carácter humano.
Bill es un tipo de ciertamente agrío, un calavera en apariencia, independiente, con mil recursos y autosuficiente, pero de muy buen corazón en el fondo. Trina es una mujer todo cariño, pobre, pero rica en el factor humano, aparentemente desvalida y sumisa. Surge una relación como de cuento de hadas, con el marco de una ciudad empobrecida por la depresión y la crisis económica, que sin embargo, está bajo el hechizo de la magia del cuento, y se nos presenta en su crudeza casi como un lugar cuanto menos apacible, onírico a veces, real en tanto el amor destiñe todo el paisaje. Spencer Tracy hace un enorme trabajo, algo exagerado en alguna ocasión, si acaso, pero borda su papel, con una personalidad inmensa. Loretta Young roba el aliento, su paz, su belleza, y esos ojos, ofrecen una imagen de la eterna cenicienta con alma de princesa, del todo impecable. Las escenas poseen un candor y una sensibilidad que las convierte en obras de arte por sí mismas. Las luces y sombras son perfectas, la iluminación, los medios y primeros planos están medidos con total precisión para captar el máximo de los actores. El despliegue de sentimientos está tan bien hecho que a veces se acerca más a la poesía. Hay detalles como el del juguete que son para el recuerdo, como los zancos enormes, como la primera cena,como el baño que se dan en mitad de una noche decadente pero aún así imbuida de magia (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Pese a que una lectura facilona puede hacernos caer en el error de que es solo (¿sólo?) un excelente film romántico, ahondar un poco más nos puede ofrecer una lectura mucho más profunda, un estudio psicológico de enorme exactitud en el ser humano.
La actitud de Bill es ciertamente prepotente, desagradable hasta con su mujer (Trina, Huesitos, no se pierdan esos diálogos intimistas, ahí reposa más amor que en los últimos 30 años de cine). En alguna crítica he visto que dicho comportamiento es tildado, bajo los parámetros actuales, de "machista". Y obviamente su comportamiento superficial es desagradable, de manifiesta superioridad (pero no sólo con ella) pero siempre da una contrapartida de ternura y bondad, como si tuviese una lucha interna. Y cuando se enfrenta a la paternidad (responsabilidad), Trina, su mujer, que parecía la persona sumisa y dependiente, le llama cobarde, pero con la calma que da el cariño y amor absoluto; ha comprendido su falta de madurez, y su amor para con ella hace crecer a ese insolente niño hasta encontrar su persona. Entonces vemos que ella, en su inocencia, en su auténtico amor incondicional, está por encima de él. La última imagen del vagón con ellos dos abrazados en su cierre apoteósico, en su belleza y calma, a modo de cuadro renacentista de una escena sagrada, nos muestra como él es aún un "niño" , con los ojos cerrados, abrazado a ella con ternura infinita; y ella, con sus ojos como "pedazos de cielo" bien abiertos, salvadora, sabe que despertará hombre. La cima del amor y de la madurez personal.
No se la pierdan por nada, Borzage es uno de los más grandes directores.. Arte, profundo análisis humano de aparente sencillez y sentimiento en estado puro.
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