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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
3 de febrero de 2016
19 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fui a ver "Creed" con mi mujer. Después de un mes dándole la paliza con lo fantástico que sería ver por última vez al bueno de Rocky en pantalla grande, después de confiar en secreto en que, gracias a la tremenda pegada de mi queridísimo Balboa, por fin ella se convirtiese a la religión verdadera y se olvidase de Hugh Grant y demás guaperas sosainas con tics en los ojos y diálogos infumables, después de todo eso, va Stallone y me sale con esto.
Sylvester, con lo que tú has sido.
Y es que el ex cachas de Stallone parece que no busque aquí otra cosa que asegurarse una buena taquilla exprimiendo el jugo que pueda quedar en ese maravilloso limón que siempre fue Rocky Balboa.
Digo esto porque la peli está hecha sin pasión ninguna. Los personajes ya nada tienen que ver con aquellos que me engancharan a esta magnífica saga en los ya lejanos tiempos de mi adolescencia.
Para empezar, el prota: Creed (si, si, el personaje principal ya no es Rocky, si no el hijo de Apollo). Pues resulta que el chico, Adonis ( si, has leido bien, ¡¡ Adonis !!, con dos cojones ) es el resultado de una canita al aire del bueno de Apollo. Empezamos mal. ¿Qué necesidad había de manchar la impoluta figura del gran campeón con una historia de este tipo?. Con lo fácil que hubiera sido decir que la esposa de Apollo estaba embarazada cuando Drago (ese ruso cabrón) lo mató en el ring. En fin ...
El caso es que el chaval no heredó un apice del carisma arrollador de su padre. Apollo era chulo, presumido, casi vanidoso, seguro de sí mismo, inteligente y simpático. Aquel personaje (claramente inspirado en Mohamed Alí) derrochaba carisma y personalidad por todos los poros. Baste recordar su antológica entrada en el primer combate con Rocky, disfrazado de George Washington y subido en una carroza, o aquella otra en su pelea con Drago, bailando al son de James Brown (living in América). Pues bien, el chaval, Adonis (en serio, algún guionista debería pagar por esto) es un seco de la leche. El personaje se debate entre ir de malote o de niño pijo y bien educadito, y al final se queda en tierra de nadie. No sabe uno donde encajarlo. Vamos, que el chaval no vale para nada. Bueno, si, vale para modelo de calzoncillos de Calvin Klein o alguno de esos, porque aburrido será, pero cachas está un rato largo. Empiezas a mirarle la espalda un Martes y no terminas hasta el Jueves. Qué animal. Pero ahí se acaban sus méritos.
Y su novia tampoco es que sea la alegría de la huerta. La chica es mona (faltaría más), pero más aburrida que un debate de Intereconomía. Y no es que Adrian fuese la repanocha, pero de vez en cuando sacaba su carácter y te dejaba loco. La chica es una cantante de esas de música alternativa, de las que se molan a sí mismas cuando cantan. Además tiene una enfermedad degenerativa del oído, lo cual, sinceramente, no entiendo muy bien a qué viene porque no aporta nada. Supongo que será cosa del mismo guionista que bautizó a Adonis. En fin...
Así que, llegados a este punto, todas las miradas se vuelven hacia Rocky. Siempre Rocky. Aquí no puedo ser objetivo. Este tío me cae bien. Es casi de la familia. Tiene ese "algo" que hace que te caiga simpático. Sigue siendo un buenazo. Un tipo sencillo y humilde a pesar de haberlo sido todo y contar con el respeto y la admiración del mundo entero. Pero ahora se nos presenta como un hombre cansado y sin ganas ni fuerzas para luchar. Vive atrapado por sus recuerdos. Mickey ya no está. Adrian ya no está. Paulie (posiblemente el peor amigo y cuñado de la historia) tampoco está. Y Rocky está, pero poco. Cosas de la edad, que es muy puta y no perdona ni a los más grandes. Qué poco queda de aquel titán cuya rabia le empujaba a escapar corriendo de un coche de la KGB para subir a una montaña nevada de Rusia y gritar ¡¡¡¡¡ Draaaaagoooooo !!!!! (pelos de punta)
Pues vaya. Visto lo visto, y perdida casi cualquier esperanza con los personajes, uno se dice: "Bueno, esto no deja de ser una peli de Rocky, así que al menos habrá alguna escena de entrenamiento espectacular". Error. Sí hay un par de sesiones de trabajo, pero esto ya no es lo que era. La primera tanda de ejercicios pasa casi desapercibida, y la segunda, la llamada a convertirse en la bandera de la película, es directamente ridícula. Creed Jr corriendo por las calles de Philadelphia y flanqueado por unos chavales en moto haciendo caballitos (y sin casco, que si los pilla la Guardia Civil los deja calentitos). Lo dicho, ridículo. Qué lejos quedan los tiempos en los que Rocky corría perseguido por hordas de niños hasta arriba de azúcar mientras resonaba en nuestros oídos el mítico "gonna fly" (pelos de punta otra vez).
Pues nada, que tampoco.
Y es que ni siquiera tenemos un malo al que odiar. El rival de Adonis en el combate final (por supuesto que hay un combate final) aparece con la peli ya muy avanzada y no nos da tiempo ni a cogerle un poquito de manía. Lo que si nos da tiempo a comprobar es que el boxeo peliculero ya no es lo que era. Porque "el guapo" Conlan (así se llama el elemento) está gordo. Y fofo. Joder, con la de culturistas locos por hacerse famosos y asomar la cabeza en el cine que hay por ahí sueltos. Recuerdo con añoranza los días en los que Mr T o Dolph Lundgren centraban mis iras. Esos si que acojonaban, y no el mantecas este de Conlan. Aunque viendo al campeón que nos colaron en la anterior entrega de la saga no sé de qué me sorprendo. Y es que Mason "Frontera" Dixon tampoco es que pudiera pasar como el rey del gimnasio precisamente.
Pues lo dicho, que muchas gracias Sylvester, por tu culpa voy a tener que seguir tragándome un montón de pelis ñoñas de Hugh Grant y sin derecho a réplica. Vaya cagada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final de la peli es mosqueante.
En el combate final Adonis (en serio, ¿en qué estarían pensando?) pierde. Casi gana, le faltaron 10 segundos más, pero pierde. Una victoria moral le llaman a eso. El combate no es nada del otro mundo. O si, si se tiene en cuenta que cada púgil pierde aproximadamente 12 litros de sangre durante el mismo. Yo no soy médico, pero me parece mucha sangre para una persona sóla (no sé, llámame loco).
El único momento reseñable es el inicio del último asalto, cuando, de repente, empiezan a sonar las campanas de Bill Conti (todos en pie). Diez segundos dura el momento.
Pero lo que me mosquea no es que pierda. Que se joda. Lo que me llena de temor es que, entre la derrota del pequeño Creed y la victoria de Rocky contra la enfermedad, que lo tiene a un pasito del otro barrio durante buena parte de la película, se deja aquí una peligrosa puerta abierta a "Creed 2: el coñazo final".
Si eso ocurre (ruego a Dios todas las noches para que no) yo sé de dos que no se van a gastar un céntimo en ir a verla, porque probablemente estarán viendo la última de Hugh Grant (de nuevo, gracias por eso Sylvester).
26 de enero de 2015
14 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gracias a "La teoría del todo" podréis disfrutar de una peli tipo "sábado por la tarde en Antena 3" ( la Virgen, qué siestazas !!) sin tener que soportar las siempre molestas pausas publicitarias, y todo esto por sólo 8€ (más lo que te quieras gastar en palomitas, refrescos y demás porquerías).
Y esto (lo de la publicidad, no lo del precio de las entradas) es lo mejor que puedo decir de este truño de telefilm. Porque eso es exactamente lo que es, un telefilm que bien podría titularse "Teoría total/final/letal..." o algo así.
La película cuenta la historia de una pareja que, cuando al chico le diagnostican una enfermedad degenerativa rara y mortal, deciden luchar juntos contra el destino cabrón que se opone a su amor. ¿Qué es lo que diferenciaría este argumento del de cualquier drama siestero de Antena3? Pues que el nombre del prota es Stephen Hawking ( el científico sobre ruedas al que admira el gran Sheldon Cooper ).
Pues bien, para hacer esta mierda bien se podían haber ahorrado el trabajo de leerse el libro de la mujer de Hawking (en el que se basa la peli), porque esto es más de lo mismo. La presencia del científico no aporta nada a la trama, más allá del morbillo/curiosidad de verle andando y hablando sin necesidad de ningún aparatejo.
La película pisa los mismos charcos que todos los biopics. Para empezar, y es algo que me desquicia, esa manía de presentar a los personajes como seres puros y angelicales incapaces de un mal pensamiento o una mala acción. Todo nobleza y corazón. Al lado de estos dos Bambi y la abeja Maya parecen dos Angeles del Infierno sedientos de sangre. Así no hay manera de empatizar con esta gente. Casi deseas que les pase algo y desaparezcan para dejar de sentirte como un sucio pecador.
Por no tener, la película no tiene ni el picante que le pone a esas siestecillas de Antena 3 el escote o la minifalda de la cachonda de turno (que siempre, no sé por qué, suele ser la mala), y es que la chica de la película se pasa todo el rato con esas camisas de cuello alto abotonadas hasta arriba, no vayamos a pensar que puede tener o provocar algún tipo de pensamiento impuro. Así que habrá que creerse que la parejita se reproduce por esporas o algún otro sistema que no ofenda ninguna sensibilidad.
Por otro lado, la historia pasa de puntillas por el aspecto profesional de Hawking, usándolo sólo como excusa para explicar algún viaje, en plan "cariño, me voy a Suecia, ya sabes, otro premio Nobel " (que te deja preguntándote: "pero por qué cojones le dan un premio Nobel a este tío? Si se tira todo el día cuidando a sus hijos y queriendo a su mujer)
Si el protagonista se hubiese llamado John Peterson y fuese un camionero jubilado de Minesotta la historia no habría cambiado un ápice (al menos no para peor).
Lo que si hay que reconocer es que Eddie Redmayne (Hawking) lo borda (al él, y sólo a él, se deben mis tres estrellas), y por momentos parece que estamos ante el propio Stephen Hawking. Supongo que algo de mérito habrá que dárselo al departamento de maquillaje, pero, en cualquier caso, creo que estamos ante uno de los favoritos al Oscar a mejor Actor de este año. Ya se sabe que estos papeles de enfermos/discapacitados son muy golosos para los santos varones de la Academia, baste recordar títulos como "Mi pie izquierdo" o "Rain Man" (ambas, por supuesto, a años luz de este bodrio, que podría compararse, eso si, con otros grandes clásicos del biopic como la increíble "El Príncipe y Letizia", con el gran Juanjo Puigcorbe como Juan Carlos I, o la inclasificable "Mi gitana", la maravillosa historia de amor y pasión de Isabel Pantoja y Cachuli)
Dicho lo cual ahí os dejo un consejo: Si pasáis delante de un cine y se os pasa por la cabeza entrar a ver esto, CORRED.
1 de febrero de 2015 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mierda, mierda y mierda !! Me cago en la leche !!
Os explico.
Yo soy muy de "Rocky", "Terminator", "Trainspotting" y demás "pelis para tíos".
Antes, cada vez que, en el cine o en la tele, veíamos un anuncio de una de esas "comedias" románticas y mi mujer decía eso de "jo, qué buena pinta! Podíamos ir a verla" yo siempre decía (henchido de razón) aquello de "bah, si son todas iguales. Una puta mierda". Al final, por supuesto, acabábamos viendo el bodrio de turno y yo acababa soltando el siempre socorrido " ya te lo decía yo" que podía durar días en función del tamaño del truño. Pero esta peli me gustó. Me gustó mucho.
Porque es distinta.
Para empezar, la prota no es la típica cachonda que hace como que no sabe lo buena que está mientras sufre por el amor del guapete de turno. Bridget Jones es regordeta, fumadora (mucho), bebedora (más) y muy muy malhablada. La Zellweger está aquí en estado de gracia y hace el papel de su vida. Reto a cualquiera a que me diga, sin usar la Wikipedia, el nombre del personaje que interpreta en la aburridísima Cold Mountain y por el que se llevó un Oscar.
Siempre será Bridget Jones.
Y no lo tenía fácil. Intentar hacerse con una película tan inglesa entre tanto actor(azo) inglés sin quedar retratado es un reto tremendo. Y lo consigue. Su interpretación te atrapa desde el principio y ya no te suelta. Sientes sus alegrías, sus penas, y casi casi sus resacas.
Colin Firth está soberbio (como siempre). Es uno de los actores más eficaces que conozco. Le das cualquier papel y el tío lo hace suyo con una facilidad pasmosa. Un máquina.
Joder ! Pero si hasta Hugh Grant está fantástico !!
Aquí, por una vez, deja a un lado el personaje que lleva haciendo los últimos 20 años (de forma muy rentable, eso seguro) e interpreta a un cabrón. Un cabronazo con todas las letras. Es el jefe de Bridget. Un jefe cabrón, si, pero también guapo y encantador. Sabes lo que es, no engaña a nadie, y aún así te cae bien.
Todos los secundarios son fantásticos (qué nivelón los actores británicos).
La peli enlaza situaciones divertidas sin resultar cansina en ningún momento.
Y aunque el happy end está cantado desde el principio (como toda comedia romántica que se precie) uno no puede más que sentirse bien por la señorita Jones.
Muy muy divertida. Mierda !!
11 de enero de 2015 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Espectacular plano secuencia de casi 2 horas. Rodada en estilo documental con cámara al hombro (lo que por momentos llega a marear).
La película mantiene al espectador atento a todo lo que va pasándole a los personajes (magníficamente interpretados todos ellos).
Gigantesco Michael Keaton riéndose de si mismo al interpretar a un actor marcado por el personaje de un super héroe interpretado en los años 90 (os suena?). Sobre sus hombros recae el peso de esta película.
También fantástico (como casi siempre) Edward Norton.
La peli sirve para criticar a casi todos los estamentos de la industria e incluso pega un palito a todos aquellos comepalomitas que se tragan todas esas "películas" de acción que son sólo una sucesión de efectos especiales sin ningún fondo.
Especialmente suculenta es la bofetada que le pega al sector de la crítica especializada que se dedica a volcar sus frustraciones machacando (muchas veces con razón) cierto tipo de obras sólo basándose en una lista de tópicos y prejuicios.
Teatro dentro del cine. Interpretaciones fabulosas. La peli lo tiene todo para convertirse en una referencia.
Por poner un pero (soy así de majo) señalar otra vez la posible sensación de mareo que puede provocar el continuo movimiento de la cámara y la, por momentos machacona, música de batería que resuena durante buena parte del film.
29 de julio de 2015 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta peli supone la prueba definitiva de que Giussepe Tornatore nació 50 años tarde. Qué bien se habría entendido con Rossellini, De Sica o Visconti !!! . Serían algo así como los 4 fantásticos del Neorrealismo italiano. No me atrevo a decir quien sería la Cosa ni quien el Hombre de Goma. Que la Historia decida eso. Y si bien esto puede (y debe) entenderse como un halago,  también tiene su parte mala, y esa es que hereda el ritmo lento y a veces cansino de esas películas. En estos tiempos en los que estamos acostumbrados a que a los 15 minutos de película ya hayamos visto 4 explosiones, 3 muertos y 2 tetas (o una muy grande ), el hecho de invertir 45 minutos en la presentación del personaje protagonista puede parecer algo excesivo. Y es que ese es el tiempo que tarda en plantearsenos la trama principal de la película.  Y tampoco es que sea algo super complicado o novedoso. Se trata de una de las historias más viejas del mundo. Un viejo carcamal cascarrabias y solitario que se encoña de una chica joven y guapa. Nada del otro jueves. Aunque la vieja historia si tiene aquí un enfoque original. Y es que el viejo se enamora, o al menos empieza a interesarse,  no por la apariencia de la chica, si no por su voz y su forma de ser y pensar. Y es que la interacción entre los dos se da, en un principio, a través de una puerta cerrada, pues la chica padece una agorafobia galopante, además de otra serie de trastornos mentales que la hacen, al menos para mi, insoportable. Ahora si, ahora no, ahora quizá,  no estoy segura pero casi que no, bueno venga va, ahora... no sé. Dios, que cosa cansina y tocahuevos !!!. Pues bien, a pesar de todo, la peli se puede ver sin soltar un bostezo, aunque a veces el amigo Tornatore parece empeñado en provocarlo. Claro que el hecho de contar en el reparto con un gigante como Geoffrey Rush hace que esa lentitud o falta de ritmo narrativo se vea aliviada. Y es que este hombre es uno de esos privilegiados capaces de captar nuestra atención sin hacer aparentemente nada. Puede aguantar un primerísimo plano durante un minuto sin mover un músculo y, de repente, levantar una ceja y poner a toda la sala a llorar. Increíble. El australiano saca en esta peli su lado más britsh y compone un personaje completo. Un experto en arte que se dedica a buscar y subastar piezas que va encontrando en los desvanes de viejas herederas venidas a menos. Muy respetable todo. Para presentarnos el punto canalla del viejo, que lo tiene, la peli se sirve de un Donald Sutherland en modo guest star y con un melenón tremendo. En vez de piojos ese señor debe tener la selva amazónica entera ahí metida. Qué cosa !!. El caso es que el respetable anticuario de vez en cuando encuentra alguna pieza carísima entre las posesiones de algún cliente que tiene mucha pasta y poca idea de arte, así que le dice al incauto que es una falsificación y que en lugar de 8 millones vale 14 pesetas. Después cuela al melenudo en la subasta para que puje por la pieza y... zasca !! se hace con un Rembrant original por una miseria. Parecerá una tontería, pero yo agradezco mucho que los personajes tengan su lado oscuro o cabrón. Eso les da cuerpo y dejan de ser planos y aburridos. Pues en estas andaba nuestro respetable anticuario cuando recibe el encargo de catalogar y subastar las posesiones de una misteriosa joven que sólo se comunica con él por teléfono y que siempre tiene una excusa para no aparecer en las distintas citas organizadas por el subastador. Para amenizar todo el proceso (largo de cojones) de composición de lugar sin morir en el intento, la peli se guarda un as en la manga. Y vaya as. Ennio Morricone. Esto sería algo así como sacar a Messi en la segunda parte para matar el partido. Y es que Morricone, como Messi, es un genio. Grandioso. Su música puede cambiar una escena insulsa y sin interés aparente hasta convertirla en intriga pura. Le das un capítulo de Espinete y con cuatro acordes lo pone a la altura de El Padrino III. Y para terminar, para que el paquete neorrealista quede completo nos faltaba algo de simbolismo. Y lo hay. Vaya si lo hay. Paso a modo spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Como era de suponer el viejo se enamora de la chica, que además de loca resulta que es bastante mona. Y como todo lo que sucede en esta película, el enamoramiento viene con calma, poco a poco. Supongo que en realidad eso es lo más normal, que lo raro es lo de Meg Ryan, que se enamoraba perdidamente de Tom Hanks a primera vista (qué tiempos aquellos, cuando Meg Ryan aún podía reirse sin que se le tensase la piel del culo. Puto botox). Para conquistar a la chica, el viejo cuenta con los consejos de un Casanova de baratillo, que además es un fenómeno de la mecánica, capaz de arreglar cualquier artilugio que caiga en sus manos, empezando por un autómata del S XVIII cuyas piezas va sisando nuestro vejete de casa de su amada (amor si, pero la pela es la pela) y el cual va tomando forma al tiempo que la historia de amor entre los protagonistas. Esto del autómata es colado (un pelín con calzador, todo sea dicho) como símbolo de la evolución de la relación entre los dos tortolitos, pues empieza siendo algo insignificante, un pasatiempo casi, para, poco a poco, irse convirtiendo en una obsesión para el viejo protagonista. Otro ejercicio de simbolismo es el de la sala secreta que nuestro carcamal tiene en su casa. Confieso que, aunque quizá sea algo obvio, a mi me pareció muy bonito. El señor este tiene en su casa una sala secreta llena de retratos de mujer en la que no deja entrar a absolutamente nadie y en la que se encierra a solas para soñar como sería la vida con alguna de las mujeres de los cuadros. Ese sería el corazón de este buen hombre, que vive en soledad añorando a alguien con quien compartir su lugar secreto. Lo dicho, obvio pero bonito. Pués resulta que es esta sala precisamente la que despierta la malicia del melenudo amiguete del prota (Donald Sutherland). Este "colega" monta una farsa con la ayuda del mecánico y de la chica (que ni esta loca ni nada, aunque si que es muy mona) para darle el palo al bueno de Geoffrey Rush. Lo que le hacen al viejo es un putadón, pero se podía suponer que algo raro pasaba. No era muy normal que un hombre que no confía en nadie se abra de esa manera con un joven mecánico al que conoce desde hace sólo un par de meses. Así, cuando finalmente el enamorado vejete abre su habitación secreta (léase corazón) a la joven estafadora, esta aprovecha para, en un descuido, robarle todos los cuadros allí guardados, dejando la habitación/corazón vacía y sin posibilidad de reparar el daño. Encima, como para cachondearse del dolor de nuestro amigo, le dejan allí, en la habitación, al autómata y un retrato de la chica pintado por el melenas. Toma, para que no te olvides. Su corazón ya jamás albergará la esperanza de un nuevo amor, ningún retrato más colgará de sus paredes vacías, sólo el recuerdo de aquella persona a la que una vez se abrió y acabó dejándolo más sólo que nunca y con el recuerdo imborrable de aquel amor que acabó en dolor. Cruel, si. Bonito, también.
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