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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
29 de junio de 2011
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Como me ha encantado encontrarme con esta peculiar película alemana que tuve la suerte de conocer hace un par de años!.

Y es que todo empezó cuando un muy buen amigo mío, curtido en experiencias audiovisuales dada su larga profesión dedicada al cine, comenzó a recomendarme algunas de las películas que echaban en la filmoteca de Madrid (el gran Cine Doré). Pues bien, marcando y redondeando películas para ver en el programa, de repente llegamos al punto donde ponía que se proyectaba "La muerte de María Malibrán", película que a priori había descartado por mis nulas referencias hacia la película y al director.

Pero cual fue mi sorpresa cuando este amigo cinéfilo me comenta que en su día (año 1972) fue una película muy transgresora y bizarra, solo que dudaba de que hubiera envejecido bien..¡Estaba ante el Pink Flamingos alemán y todavía no me había dado cuenta!!!!

Pues bien, cuando llegó la fecha me aventuré a verla con mi colega Jarri, y es que de lo malo, íbamos a pasar una tarde fresquita dentro del cine a un módico precio.

Pero nada más lejos de la realidad (esta es la parte de la crítica dónde se entiende el título de ésta...).

Recordaré siempre el visionado de este film por ser la película capaz de destrozar en menos tiempo los modales de toda esa gente aparentemente educada y bienpensante. Y es que desde los diez o quince primeros minutos ya era normal escuchar con cierta cadencia y desde diferentes lugares del cine frases tan cinéfilamente descriptivas como "¿¡Pero que mierda es esto!?", "¿¡Que C*ñ* hemos venido a ver!?", "¿¡Pero bueno hombre, esto no hay quien lo aguante!?". Jajajaja. Solamente recordarlo me divierte muchísimo pensar como ese tal Werner Schroeter, casi cuarenta años después de su creación, podía estar incomodando tanto a la gente.

(Continúo en el spoiler por falta de espacio, no desvelo nada del argumento)
spoiler:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
He ido ha muchas películas controvertidas al Doré y nunca ha pasado algo parecido. Puedes oir algun grito o queja aislada en Eraserhead, Videodrome o La montaña sagrada, pero nunca al nivel que intento que entendaís.

Y es que no solo fueron los insultos, sino también la disidencia, ya que la gente iba saliendóse de la sala mediante una especie de goteo contagioso, que si no lo era, ya se ocupaban los que salían de propagarlo, alentando a ese público inconsciente que nos quedábamos viendo ambas escenas (las de la pantalla y las de fuera) con sutiles recomendaciones como "¿¡Pero por qué no salís!?, ¡venga vamos, ¿¡tú no te sales!?, esto es inaguantable!". Jajajaja.

Así que este es mi recordatorio de la película, basado en mi experiencia con ella y no en la descripción de ésta, porque si algo de razón tenía toda esa gente enfadada, es que es una película muy personal, muy peculiar y muy sensorial. La amas o la odias. Yo no sé si fué la genialidad de algunos momentos surrealistas con esa mezcla de géneros tan estravagante, o el odio que vi hacia ella, pero lo cierto es que me encantó conocer a María Malibrán.

Desde luego a mí sí, y me imagino que a gran parte de esa mitad, de la mitad, de la mitad de los espectadores que quedábamos después de haber empezado la película, y que descubrí al encenderse las luces.
5 de diciembre de 2011
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace unos meses si te hablaban de un tal Hazanavicius, probablemente tu mente en un proceso deductivo lograse acercarse a una conclusión del tipo "es un jugador de la ACB", pero de repente, un Cannes más tarde y...¡voilà!. Ha llegado ¡"The Artist"!

(CORTINILLA DE ESTRELLA)

Tras el visionado de "The Artist" queda claro que Michel Hazanavicius posee una destacada habilidad para observar, asimilar, entender y copiar ciertos estilos fílmicos desarrollados a lo largo de la producción cinematográfica mundial. Lo que quiero decir es que en la construcción de la película, se aprecia un cariño cinéfilo propiciado por un previo interés sin fronteras del director. Y es que a pesar de estar familiarizado en un cine como la parodia, que exige un conocimiento y ensamble de códigos más o menos antiguos (pero al fin y al cabo anteriores) me parece admirable que alguien "por" o "con" amor al cine, intente plasmar algo tan físicamente inalcanzable como es ver desde un modo de vida anterior, elevado sobre los cimientos de una sociedad previa.

Tras una empatizante y genial escena de obertura, la película siempre mantiene un ritmo ágil gracias a una abundante sucesión de referencias cinéfilas de la época dorada de Holywood, con guiños hacia autores tan dispares como Harold Lloyd, Hitchcock u Orson Welles, mantiendo así al espectador tan involucrado con el film, como lo estaban esos originarios espectadores a los que se les disparaba la adrenalina al ver imágenes en movimiento sobre una pantalla.

Así mismo, creo que sería injusto recordar a "The Artist" solo por su capacidad de emulación de una película muda en su aspecto más estéticamente técnico. La acción se desarrolla durante el ocaso del cine mudo y el nacimiento del sonoro, conjugando el guión la comicidad que desprendían esas películas, con ciertas dosis del despotismo que ejercían los grandes estudios que cerraron sus puertas a todo el que no se quisiera amoldar al nuevo mercado. Este aspecto del film hace que pasen por mi mente los títulos de "Sunset Boulevard (1950)" o "The Bad and the Beautiful (1952)", pero lo distinto de las propuestas y sobre todo de las épocas, hacen incomparables estas películas entre sí. Es más, Hazanavicius no intenta disimular las reminiscencias a films pasados, siendo tan explícito como en el uso de la música de "Vértigo (1958)", o más delicado o incluso inconsciente (dado que desconocemos el grado de cinefagocismo del director) al añadir ingredientes de Keaton y Lloyd, hasta de Guy Maddin y Andrew Leman, pasando por Wilder y Minnelli. Dicho lo cual, la falta de pretenciosidad de fondo y forma otorga gran parte del acierto al film, frente al pseudo ejercicio de estilo al que podía caer.

[A continuación por falta de espacio seguiré en el spoiler sin desvelar nada en ningún momento. Seguid adelante. Es buenísima. Yo ya la he leído...]

(CORTINILLA DIAFRAGMA CERRÁNDOSE)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
(CORTINILLA DIAFRAGMA ABRIÉNDOSE)

Al margen de estos aspectos, otro de los pilares causantes de ese buen funcionamiento del film se debe a unas magníficas interpretaciones, capitaneadas por un matizadísimo y genial Jean Dujardin, que soporta y maneja todo el peso de la historia. A su vez se ve apoyado por unos espléndidos secundarios, de los que no puedo evitar resaltar al que provoca (y ha provocado tantas veces) que mis ojos se enciendan de júbilo al verle y me enganche a la pantalla. Es John Goodman y ese desparpajo, naturalidad y magnetismo que le caracteriza. Y es que con esa planta, no hace falta oírle para sentir su fuerza.

Y ya que se me concede este espacio cibernéticamente gratis, quiero romper una lanza por Uggie, ese Jack Russell heredero del perro de Frasier que es más creíble, cómico y artista en general, que algunos de los actores que pululan por nuestras pantallas.

"Somos gente de otra época. Ahora el mundo habla"

Sobran las palabras.

THE END




PD: Lástima que la aparición de Malcolm McDowell sea más "fugaz" que "estelar".
4 de marzo de 2012
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que "curioso". Benjamin Button me parece Forrest Gump, pero al revés. Probablemente una de las películas mejor maquilladas de los últimos años, y no me refiero a las horas de maquillaje y de ordenador que hayan gastado Fincher y su equipo en hacer de Brad Pitt un tierno "viejovencito"...

Me refiero simple y llanamente a que detrás de una historia aparentemente original en su argumento (y digo aparentemente, porque fue escrita hace casi cien años por Scott Fitzgerald) se esconde una de las versiones cinematográficas más ordinarias jamás creadas, por uno de esos directores que suelen aportar "su toque" a las creaciones que realizan.

Es "curioso" que no deje de asombrarme que con un texto tan original (y corto) como el de Fitzgerald, Fincher creé un mazacote de minutos, elaborado cual receta paso a paso de la Thermomix, en la que se conjugan esos elementos que tanto gustan a los académicos comerciales americanos: rostros guapos conocidos, rostros afeados de conocidos, historia de amor no correspondido, historia de amor correspondido pero imposible por las circunstancias históricas del momento, algún efecto de película antigua marca AVID, y por si acaso no es reclamo suficiente, un planito de Brad Pitt en el máximo esplendor de su vida, navegando en un barquito con sus Ray-Ban sunglasses. Yeah! Tendrían que haberlo hecho mas "curioso" si Brad hubiese tenido un perro que fuesen los parches de Andy Serkis.

Aún así, ciertos rasgos de la ambientación (fotografía y música básicamente) hacen que la película la veas con cierto dinamismo, que no agrado... Y aunque haya hecho un símil con el mierdal moralinístico de Zemeckis, prefiero mil veces ese barquito de Button, que el de Gump para pescar unas ¡p***s gambas!

Lo más "curioso" de todo, es que sea Eric Roth el guionista de ambos films. Es como si el espíritu de Forrest Gump se hubiese levantado de su tumba de celuloide, y hubiese empezado a correr al revés...
27 de noviembre de 2011
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Personalmente se trata del título más emblemático de David Lynch, estandarte de los particulares elementos cinematográficos que posteriormente habitarían su cine: la abstracción, las emociones y los sueños.

Hablar de un argumento conciso se torna imposible o más bien innecesario en una película de estas características, ya que su cine está destinado a la provocación de emociones que no tendríamos de no ver sus películas. Por tanto su cine no está destinado a la más estricta razón, y es que como el mismo Lynch ha aclarado en infinidad de ocasiones, para él el cine no necesita de explicaciones del autor ya que entonces condicionaría la experiencia del espectador. De hecho Lynch cree en la innata intuición del público que de por sí crea una opinión que por el mero hecho de salir de nuestro más profundo ser, ya es válida.

En la película se conjugan la realidad, los sueños y los sueños dentro de los sueños, las pesadillas, el terror, la paranoia y la ciencia ficción, todo dentro de un contexto en el que salen a relucir sentimientos como el miedo a la paternidad, el matrimonio, o la monotonía del trabajo y de la vida en consecuencia.

Por último, destacar que para el propio David Lynch sigue siendo hoy en día su película más espiritual, y pese a lo controvertida que fue la película en su época, se convirtió rápidamente en una de las películas favoritas de otro de los directores que Lynch admiraba: Stanley Kubrick.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
De lo más alucinante de la historia del cine (así de crudo) ese dilatado, tenso, estridente y angustioso clímax que pone fin a todo.

Ufffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffff (¿lo notaís?, son mis pelos erizándose)
28 de noviembre de 2011
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Atom Egoyan demuestra con una admirable economía de medios como seguir siendo fiel a su estilo sin perder un ápice de emoción. De hecho, se vuelve a valer de unas actuaciones de sus intérpretes muy contenidas, pero que a diferencia de otras películas de la filmografía del director "egipcio-armenio-canadiense", las vidas que interpretan estos no giran en torno a una historia muy compleja. En principio...

Y es que la sencillez con la que detona el argumento, eclipsa en un principio la fuerza del posterior conflicto que hará desarrollarse la historia. Es en este punto donde Egoyan vuelve a demostrar que a parte de ser un gran director con una singular percepción fílmica estéticamente hablando, es un meticuloso guionista que sabe aportar con cada escena las dosis justas de información, sentimientos y de más connotaciones que son las que te hacen empatizar más o menos con los personajes y al fin y al cabo con la historia, su historia. De ahí esa sención de fría, de lejanía que suele transmitir Egoyan a través de sus personajes, hasta que los actos que realizan estos explotan en forma de inesperadas consecuencias.

Me parece ante todo, una película muy humilde, sin grandes pretensiones, que apoya su peso sobre los pilares de un sólido y guión y tres actores principalmente. Además nos plantea todo lo que el autor ha querido transmitirnos en el tiempo que ha necesitado para lograrlo, sin crear dilataciones innecesarias a petición de productores o distribuidores que trastoquen el resultado final de la idea original.

Egoyan va a lo que va. Es directo en sus planteamientos y conclusiones (lo que no quiere decir que sean siempre concluyentes, valga la redundancia). Y creo que en este caso volver a reencontrarse con sus raíces, rodando una película en la tierra que dio la vida a sus padres, planteando la idea de "pareja" como un núcleo humano o como conformismo humano, me parece cuanto menos, un ejercicio admirable.
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