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5,9
13.106
9
18 de febrero de 2025
18 de febrero de 2025
16 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Difícil trabajo va a ser escribir está crítica. Empezaré posicionándome en que me gustó, bastante; quizás por lo que me fue sorprendiendo a lo largo de la misma. Pero esta es de las películas que no tiene términos medios o te encanta o la odias. Es dura, radical de conceptos y eso, tiene sus daños colaterales. Pero una cosa si tendrán que decir todos. Es diferente (aunque cada uno vea unas diferencias distintas). A los que no les gustó y escriben auténticas barbaridades sobre ella, tendrán que reconocer que les empujó a posicionarse. En contra, pero a posicionarse. De eso va esta película.
Ya escribí, el otro día, en la reseña de la aburrida «Wicked» (Jon M. Chu, 2024) que los musicales no son lo mío. ¿Qué hizo que esta película me gustara que tuviera ese punto? Porque podrían haberlos quitado y dejar el típico thriller violento, sin más. Pues, que eran arriesgados. Los números musicales no se parecían unos a otros y fue de agradecer que muchos de ellos eran tan cortitos que eran pinceladas para dar giros o enfatizar acciones. Lo cierto es que me gustaron, pese a lo pueriles de algunas de las letras que podría haber escrito cualquiera de nosotros. Hay que saber diferenciar las canciones que están puestas para lucimiento estético o como alguna de estas, que son diálogos que hacen avanzar la trama. Por eso no aburren, porque si te las pierdes, luego no entiendes del todo lo que pasa. Se convierten en imprescindibles para hilar la historia.
Dos canciones nominadas al Óscar, una por cada personaje femenino de apoyo. No me parecen grandes canciones. La de Zoe Saldaña “El mal”, es una critica descarnada a la corrupción y la de Selena Gómez ”Mi camino”, es una liberación de una mujer que quiere tener una nueva vida y se empodera. De verdad que ninguna de las 5 nominadas me encanta, ni siquiera la de Elton John. Que gane una cualquiera. Zoe está nominada al Óscar, por su papel secundario. No he visto las demás interpretaciones, pero esta no es de tirar voladores. No porque lo haga mal, todo lo contrario, pero no es un personaje rico en matices.
La que sí veo ganadora es a Karla Sofía Gascón. Es atrevido decirlo sin ver a las demás, sobre todo a la favorita Deemi Moore. Pero si se lo dieran, de verdad que lo vería acertado. Aquí sí que veo conversión emocional del personaje durante toda la película. Y todos me los transmitió. Al comienzo, cuando todavía era el narcotraficante “Manitas” me infringió terror. Y en su faceta femenina, había partes en que se empoderaba, que se derrumbaba, que dudaba, que mil cosas. Es un personaje para lucirse y, para mí, lo hizo de una manera que me hizo meter en sus estados de ánimo. Por ahora, es mi favorita.
La sorpresa puede llegar con el Óscar al director Jacques Audiard. Esta película es compleja y arriesgada. Creo que la valentía de meterse en un proyecto que sabía que iba a generar controversias es valorable y le puede valer la estatuilla. Creo que, hoy en día, hacen falta más películas así. El guion, sorprende a cada paso. Los puntos de giro en sus momentos adecuados para mantener la tensión y el interés. Como guionista que soy, creo que hizo un guion evidente y otro para los que nos gusta fijarnos en los detalles. Los que hablan en las redes sobre las motivaciones de Manitas para convertirse en mujer, vean la pelí de nuevo, porque está explicado. El único fallo es no haber explicado las razones por las que salirse del mundo del narcotráfico. Yo, lo hubiera hecho. Los Óscar técnicos están justificados, pero me da que tiene competidoras fuertes. Si hay gran opción al Montaje, pero la fotografía deseo que se la den a «Dune; Parte 2» (Denis Villeneuve, 2024) para que los estudias sigan apostando por películas así de majestuosas y de planos generales.
Ojo, puede ser la ganadora de la noche. Yo apuesto por ella, por ahora. Aunque este año, los premios van a estar muy repartidos.
NOTA: Original, arriesgada. Si la ves con mente abierta, te va a encantar… le pongo un 9.
PD: Mi opinión ante la presión mediática a Karla Alicia Gascón.
La verdad es que veo lamentables en esta sociedad los juicios paralelos que sufren algunas personas en las redes sociales. El linchamiento al que se está sometiendo a Karla está siendo, a mi gusto, bastante desmedido. Es como si vas por la calle e insultas a una anciana (que sí, que es deleznable) y te cae una condena de cadena perpetua. Desmedido.
Vivimos en un mundo en el que el uso de la Cultura de la Cancelación se lo han apropiado lobbys de manipulación de la opinión pública. Seguramente son los mismos que crean, con miles de perfiles falsos, influir en las tendencias políticas. Si no hubiera sido transexual, ¿le habría caído la que le está cayendo? Perdónenme que lo dude. Que ella haya decidido mantener silencio y retirarse de la escena pública para no perjudicar a la distribución de la película, la honra. Muchos dirán que no se ha quitado de en medio, que la han quitado. Hay algo de lo uno y de lo otro. Pero los provocadores ganan cuando te ven que intentas luchar contra ellos. Y así, no. Mejor dejar que las aguas se calmen.
De verdad que pienso que toda esta promoción que le han dado verá sus frutos en el futuro. Yo nunca había oído hablar de ella y aquí me tienen, defendiendo su derecho a haberse equivocado en el pasado. Como hemos hecho todos alguna vez. Todos, todos, toditos. Al final, va a ir apareciendo gente que la quiera reconducir hacia un mundo sin fobias religiosas, raciales o de otra índole, del que nunca se tenía que haber salido. Pero su vida no ha sido fácil y me imagino que habrá sufrido etapas en las que no habrá sabido canalizar su ira. Ahora les digo: el papel es de Óscar.
Ya escribí, el otro día, en la reseña de la aburrida «Wicked» (Jon M. Chu, 2024) que los musicales no son lo mío. ¿Qué hizo que esta película me gustara que tuviera ese punto? Porque podrían haberlos quitado y dejar el típico thriller violento, sin más. Pues, que eran arriesgados. Los números musicales no se parecían unos a otros y fue de agradecer que muchos de ellos eran tan cortitos que eran pinceladas para dar giros o enfatizar acciones. Lo cierto es que me gustaron, pese a lo pueriles de algunas de las letras que podría haber escrito cualquiera de nosotros. Hay que saber diferenciar las canciones que están puestas para lucimiento estético o como alguna de estas, que son diálogos que hacen avanzar la trama. Por eso no aburren, porque si te las pierdes, luego no entiendes del todo lo que pasa. Se convierten en imprescindibles para hilar la historia.
Dos canciones nominadas al Óscar, una por cada personaje femenino de apoyo. No me parecen grandes canciones. La de Zoe Saldaña “El mal”, es una critica descarnada a la corrupción y la de Selena Gómez ”Mi camino”, es una liberación de una mujer que quiere tener una nueva vida y se empodera. De verdad que ninguna de las 5 nominadas me encanta, ni siquiera la de Elton John. Que gane una cualquiera. Zoe está nominada al Óscar, por su papel secundario. No he visto las demás interpretaciones, pero esta no es de tirar voladores. No porque lo haga mal, todo lo contrario, pero no es un personaje rico en matices.
La que sí veo ganadora es a Karla Sofía Gascón. Es atrevido decirlo sin ver a las demás, sobre todo a la favorita Deemi Moore. Pero si se lo dieran, de verdad que lo vería acertado. Aquí sí que veo conversión emocional del personaje durante toda la película. Y todos me los transmitió. Al comienzo, cuando todavía era el narcotraficante “Manitas” me infringió terror. Y en su faceta femenina, había partes en que se empoderaba, que se derrumbaba, que dudaba, que mil cosas. Es un personaje para lucirse y, para mí, lo hizo de una manera que me hizo meter en sus estados de ánimo. Por ahora, es mi favorita.
La sorpresa puede llegar con el Óscar al director Jacques Audiard. Esta película es compleja y arriesgada. Creo que la valentía de meterse en un proyecto que sabía que iba a generar controversias es valorable y le puede valer la estatuilla. Creo que, hoy en día, hacen falta más películas así. El guion, sorprende a cada paso. Los puntos de giro en sus momentos adecuados para mantener la tensión y el interés. Como guionista que soy, creo que hizo un guion evidente y otro para los que nos gusta fijarnos en los detalles. Los que hablan en las redes sobre las motivaciones de Manitas para convertirse en mujer, vean la pelí de nuevo, porque está explicado. El único fallo es no haber explicado las razones por las que salirse del mundo del narcotráfico. Yo, lo hubiera hecho. Los Óscar técnicos están justificados, pero me da que tiene competidoras fuertes. Si hay gran opción al Montaje, pero la fotografía deseo que se la den a «Dune; Parte 2» (Denis Villeneuve, 2024) para que los estudias sigan apostando por películas así de majestuosas y de planos generales.
Ojo, puede ser la ganadora de la noche. Yo apuesto por ella, por ahora. Aunque este año, los premios van a estar muy repartidos.
NOTA: Original, arriesgada. Si la ves con mente abierta, te va a encantar… le pongo un 9.
PD: Mi opinión ante la presión mediática a Karla Alicia Gascón.
La verdad es que veo lamentables en esta sociedad los juicios paralelos que sufren algunas personas en las redes sociales. El linchamiento al que se está sometiendo a Karla está siendo, a mi gusto, bastante desmedido. Es como si vas por la calle e insultas a una anciana (que sí, que es deleznable) y te cae una condena de cadena perpetua. Desmedido.
Vivimos en un mundo en el que el uso de la Cultura de la Cancelación se lo han apropiado lobbys de manipulación de la opinión pública. Seguramente son los mismos que crean, con miles de perfiles falsos, influir en las tendencias políticas. Si no hubiera sido transexual, ¿le habría caído la que le está cayendo? Perdónenme que lo dude. Que ella haya decidido mantener silencio y retirarse de la escena pública para no perjudicar a la distribución de la película, la honra. Muchos dirán que no se ha quitado de en medio, que la han quitado. Hay algo de lo uno y de lo otro. Pero los provocadores ganan cuando te ven que intentas luchar contra ellos. Y así, no. Mejor dejar que las aguas se calmen.
De verdad que pienso que toda esta promoción que le han dado verá sus frutos en el futuro. Yo nunca había oído hablar de ella y aquí me tienen, defendiendo su derecho a haberse equivocado en el pasado. Como hemos hecho todos alguna vez. Todos, todos, toditos. Al final, va a ir apareciendo gente que la quiera reconducir hacia un mundo sin fobias religiosas, raciales o de otra índole, del que nunca se tenía que haber salido. Pero su vida no ha sido fácil y me imagino que habrá sufrido etapas en las que no habrá sabido canalizar su ira. Ahora les digo: el papel es de Óscar.

7,1
12.342
9
17 de marzo de 2025
17 de marzo de 2025
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Solo de pensar el metraje de la película y sabiendo que había un intermedio, se me hacía pesado ver esta película. Es más, si no fuera por ustedes, me la habría saltado de la lista de pelis para ver. Pero no, y lo agradezco. En ningún momento me dieron ganas de que acabara ya. Y eso es mucho decir. Tres horas y media de película, en las que parece que no pasan cosas especialmente relevantes, y me tuvo entretenido todo el tiempo. Ahí le subo la valoración, sin duda.
Se me hacía imprescindible indagar en las razones. Porque me resulta extraño que la soportara y, encima, la disfrutara. Una de ellas se llevó el Óscar. Adrien Brody llena la pantalla. Esta película, con un guaperas de moda, ya les digo yo que no hubiera funcionado. Adrien no es guapo; es más bien tirando a feo y eso le da un plus al personaje. Es un perdedor (o por lo menos eso nos intentan hacer creer). Y los guapos nunca pierden; somos los feos los que tenemos que trabajar el doble para que algo se nos reconozca. Y aquí, la elección del protagonista es uno de los aciertos evidentes. Brody se nos muestra altivo cuando hace falta, pero cargado de la humildad obligatoria que le infringe el ser un inmigrante en Estados Unidos con el cariz de desprecio que ello conlleva. Inteligente y precavido, el personaje da bandazos entre las humillaciones que le imponen y los sueños de creador. Son sutiles los matices, pero el actor los asimila y nos los muestra hasta hacernos partícipes de sus crecimientos y decepciones emocionales. Buen trabajo del director en este aspecto.
Otro de los Óscar, merecido. Yo me decantaba por la fotografía transgresora y muy complejamente elaborada de «Emilia Pérez» (Jacques Audiard, 2024), pero Lol Crawley realiza un trabajo en las antípodas de este. Aquí vemos una realización tradicional. Como para dar una clase de planos académicamente correcta. En ese aspecto, a cada rato me maravillaba más. Nada de protagonismo a los movimientos de cámara ni a querer destacar con planos impresionantes, como el error cometido en «Nickel Boys», en el que la exageración de elementos desvirtúa la historia. Aquí, el protagonista es el personaje y su obra, y todos los planos van diseñados impecablemente para que las dos cosas destaquen. Y, además, sin conseguir aburrir al espectador. Trabajo maestro grabado en Vistavisión de 70mm, como las películas de antes.
El tercer y último Óscar es a la banda sonora. No soy muy experto en ese tema; de hecho, creo que el mayor piropo que se le puede echar a la música en las películas es que ni siquiera reparé en ella. Pasa desapercibida, pero te envuelve en las sensaciones del personaje. Me imagino que esa fue la razón de la estatuilla. Daniel Blumberg, otro novato que acierta a la primera. Merecido.
En otros aspectos de la película diré que todo el elenco sobresale. Destacaré la figura de Guy Pierce, al que no sigo mucho, pero aquí lo borda. Ah, y que el director sea un actor reconvertido me hace pensar que escribió la película sabiendo cómo sacar partido a un personaje. Seguro que se vio a sí mismo haciendo un papel que, desde el guión, es de premios. El guion, sutil, sin grandes giros dramáticos al final, engancha, te mantiene la mente ocupada en tramas sin grandes altibajos. Eso, amigos, es brillante. Le seguiré la pista a este chico.
Para muchos, iba a ser la ganadora de la noche de los Óscar. No salió perdedora, que ya es algo. Pero, como las demás, fue arrasada por el fenómeno «Anora» (Sean Baker, 2024). Mi recomendación es que tienen que ver estas dos películas. De veras.
NOTA: Un curso de cine clásico… le pongo un 9.
Más críticas en: https://luisalbertoserrano.wordpress.com/oscars-2025
Se me hacía imprescindible indagar en las razones. Porque me resulta extraño que la soportara y, encima, la disfrutara. Una de ellas se llevó el Óscar. Adrien Brody llena la pantalla. Esta película, con un guaperas de moda, ya les digo yo que no hubiera funcionado. Adrien no es guapo; es más bien tirando a feo y eso le da un plus al personaje. Es un perdedor (o por lo menos eso nos intentan hacer creer). Y los guapos nunca pierden; somos los feos los que tenemos que trabajar el doble para que algo se nos reconozca. Y aquí, la elección del protagonista es uno de los aciertos evidentes. Brody se nos muestra altivo cuando hace falta, pero cargado de la humildad obligatoria que le infringe el ser un inmigrante en Estados Unidos con el cariz de desprecio que ello conlleva. Inteligente y precavido, el personaje da bandazos entre las humillaciones que le imponen y los sueños de creador. Son sutiles los matices, pero el actor los asimila y nos los muestra hasta hacernos partícipes de sus crecimientos y decepciones emocionales. Buen trabajo del director en este aspecto.
Otro de los Óscar, merecido. Yo me decantaba por la fotografía transgresora y muy complejamente elaborada de «Emilia Pérez» (Jacques Audiard, 2024), pero Lol Crawley realiza un trabajo en las antípodas de este. Aquí vemos una realización tradicional. Como para dar una clase de planos académicamente correcta. En ese aspecto, a cada rato me maravillaba más. Nada de protagonismo a los movimientos de cámara ni a querer destacar con planos impresionantes, como el error cometido en «Nickel Boys», en el que la exageración de elementos desvirtúa la historia. Aquí, el protagonista es el personaje y su obra, y todos los planos van diseñados impecablemente para que las dos cosas destaquen. Y, además, sin conseguir aburrir al espectador. Trabajo maestro grabado en Vistavisión de 70mm, como las películas de antes.
El tercer y último Óscar es a la banda sonora. No soy muy experto en ese tema; de hecho, creo que el mayor piropo que se le puede echar a la música en las películas es que ni siquiera reparé en ella. Pasa desapercibida, pero te envuelve en las sensaciones del personaje. Me imagino que esa fue la razón de la estatuilla. Daniel Blumberg, otro novato que acierta a la primera. Merecido.
En otros aspectos de la película diré que todo el elenco sobresale. Destacaré la figura de Guy Pierce, al que no sigo mucho, pero aquí lo borda. Ah, y que el director sea un actor reconvertido me hace pensar que escribió la película sabiendo cómo sacar partido a un personaje. Seguro que se vio a sí mismo haciendo un papel que, desde el guión, es de premios. El guion, sutil, sin grandes giros dramáticos al final, engancha, te mantiene la mente ocupada en tramas sin grandes altibajos. Eso, amigos, es brillante. Le seguiré la pista a este chico.
Para muchos, iba a ser la ganadora de la noche de los Óscar. No salió perdedora, que ya es algo. Pero, como las demás, fue arrasada por el fenómeno «Anora» (Sean Baker, 2024). Mi recomendación es que tienen que ver estas dos películas. De veras.
NOTA: Un curso de cine clásico… le pongo un 9.
Más críticas en: https://luisalbertoserrano.wordpress.com/oscars-2025

6,7
9.338
9
1 de marzo de 2024
1 de marzo de 2024
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las mejores películas que he visto desde hace tiempo. Me entretuvo, eso seguro, pero me tenía con ganas de saber más. Yo, que siempre voy un poco por delante del guion, reconozco que, en esta historia, los avances y los giros me causaban sorpresas inesperadas. Eso le dota de un ritmo narrativo que hace que se te pase el metraje en un santiamén.
Creo que el valor del guion radica en dos hechos. El primero es que está basada en una historia un poco absurda que es llevada a la más pura realidad. Este tipo de historias me suelen encantar. Que un escritor se decida a escribir una historia en el estilo del tipo de literatura que él mismo aborrece, para criticar el sistema social imperante, me parece brillante y absurdo sin llegar al excentricismo. Y me llega más profunda, ahora que he decidido dar un giro a mi carrera y dar prioridad a mi “yo” escritor que al director de cine.
Además, a mis alumnos siempre les explico que todos los artistas tenemos que llegar a un punto en el camino en el que tenemos que decidir si tomar el camino de hacer lo que nosotros queremos hacer, o hacer lo que el público nos pide que hagamos. A veces es difícil la elección. En mi caso lo tuve fácil al encontrar un camino que combina las dos cosas. Soy un artista comercial, trabajo para el público, pero solo en proyectos que a mí me apetezcan. No es el caso del protagonista de esta película. Él es más “asocial” que yo y se atormenta de ver que el movimiento antirracista en Estados Unidos no es sino una forma de racismo encubierto.
La segunda cosa que más me encantó del guion, quizás lo más, es el uso de las tramas secundarias. Un ejercicio de malabarismo como pocas veces he visto usar con tanta maestría. Ya les he hablado de la trama principal con el racismo en la literatura, pero la trama de la problemática de las familias que se enfrentan por primera vez al alzhéimer de uno de sus miembros, la salida del armario de alguno a una edad tardía, las relaciones amorosas de personas que no creen en el amor, las luchas de clases en los países que se creen igualitarios; le dotan a la película de un contenido social que te mantiene expectante. Cómo estas tramas, que parecen tan dispersas, se entremezclan en la trama principal y, sobre todo, en las acciones y reacciones del protagonista, me parece que hacen que sea una de mis películas del año. De verdad me pregunto si, eliminando alguna de estas tramas, la trama principal seguiría siendo la misma. Y la respuesta es: sí. Por eso me maravilla, creo que el director ha montado una historia collage de varias historias que tendrían para hacer una película con cada una de ellas. Y todo bien medido y mezclado. Cocinado en su punto.
Las interpretaciones geniales, todas. Jeffrey Wright nominado al mejor actor y Sterling K. Brown al Mejor Actor Secundario están sobresalientes. Es más, han sabido llevar esta película de personajes al límite y a ese limbo entre lo irónico y lo real de una forma natural. La competencia es grande en esos dos Oscars, no creo que ganen, pero sí me parece que estar en el bombo es bastante merecido.
Lo dicho, una película que hay que ver. Cine en mayúsculas. Se echan de menos historias así, que entretengan y que nos enseñen de la vida.
NOTA: Muy entretenida y he aprendido cosas sobre la vida… le pongo un 9.
Más críticas en: https://luisalbertoserrano.wordpress.com/oscars-2024
Escúchala en Spotify: https://open.spotify.com/episode/3sqCM7CAESWFb7eIUagOH9
Creo que el valor del guion radica en dos hechos. El primero es que está basada en una historia un poco absurda que es llevada a la más pura realidad. Este tipo de historias me suelen encantar. Que un escritor se decida a escribir una historia en el estilo del tipo de literatura que él mismo aborrece, para criticar el sistema social imperante, me parece brillante y absurdo sin llegar al excentricismo. Y me llega más profunda, ahora que he decidido dar un giro a mi carrera y dar prioridad a mi “yo” escritor que al director de cine.
Además, a mis alumnos siempre les explico que todos los artistas tenemos que llegar a un punto en el camino en el que tenemos que decidir si tomar el camino de hacer lo que nosotros queremos hacer, o hacer lo que el público nos pide que hagamos. A veces es difícil la elección. En mi caso lo tuve fácil al encontrar un camino que combina las dos cosas. Soy un artista comercial, trabajo para el público, pero solo en proyectos que a mí me apetezcan. No es el caso del protagonista de esta película. Él es más “asocial” que yo y se atormenta de ver que el movimiento antirracista en Estados Unidos no es sino una forma de racismo encubierto.
La segunda cosa que más me encantó del guion, quizás lo más, es el uso de las tramas secundarias. Un ejercicio de malabarismo como pocas veces he visto usar con tanta maestría. Ya les he hablado de la trama principal con el racismo en la literatura, pero la trama de la problemática de las familias que se enfrentan por primera vez al alzhéimer de uno de sus miembros, la salida del armario de alguno a una edad tardía, las relaciones amorosas de personas que no creen en el amor, las luchas de clases en los países que se creen igualitarios; le dotan a la película de un contenido social que te mantiene expectante. Cómo estas tramas, que parecen tan dispersas, se entremezclan en la trama principal y, sobre todo, en las acciones y reacciones del protagonista, me parece que hacen que sea una de mis películas del año. De verdad me pregunto si, eliminando alguna de estas tramas, la trama principal seguiría siendo la misma. Y la respuesta es: sí. Por eso me maravilla, creo que el director ha montado una historia collage de varias historias que tendrían para hacer una película con cada una de ellas. Y todo bien medido y mezclado. Cocinado en su punto.
Las interpretaciones geniales, todas. Jeffrey Wright nominado al mejor actor y Sterling K. Brown al Mejor Actor Secundario están sobresalientes. Es más, han sabido llevar esta película de personajes al límite y a ese limbo entre lo irónico y lo real de una forma natural. La competencia es grande en esos dos Oscars, no creo que ganen, pero sí me parece que estar en el bombo es bastante merecido.
Lo dicho, una película que hay que ver. Cine en mayúsculas. Se echan de menos historias así, que entretengan y que nos enseñen de la vida.
NOTA: Muy entretenida y he aprendido cosas sobre la vida… le pongo un 9.
Más críticas en: https://luisalbertoserrano.wordpress.com/oscars-2024
Escúchala en Spotify: https://open.spotify.com/episode/3sqCM7CAESWFb7eIUagOH9

7,0
29.211
9
15 de febrero de 2023
15 de febrero de 2023
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reconozco que me sorprendió para bien. Me había negado a verla y si no es por esta nominación al Óscar a la mejor película, hubiera pasado sin ella. Pero me alegro de haberla visto anoche. ¿Qué que impresionó de ella? Pues el guion.
Hacía tiempo que no veía una película con tantos matices que, se nota, han sido creados desde el guion. Lejos de ser una cinta de guerra-acción, es una película de personajes muy bien hilada. Múltiples tramas que convergen todas y se entremezclan con una fluidez que no es fácil. Por un lado, tenía algo de esfuerzo ganado ya que todos conocían a los personajes de la precuela “Top Gun: Ídolos del aire” (Tony Scott, 1986) y no hacía falta crear secuencias para presentarlos. Eso ayuda al guionista. Pero esto, que parece a favor, se torna un castigo cuando tienes que escribir una historia ciñéndote al pasado, es decir, que trabajas menos libre. Y ahí creo que fue donde lo bordaron. El guion lo encabezan Ehren Kruger, Eric Warren Singer, Christopher McQuarrie, Peter Craig y Justin Marks; no he logrado averiguar cuál se encargó de los diálogos, pero me parecen de una brillantez remarcable. Muchas veces, la gente, que no entiende como se hace el cine, no sabe de que hay técnicos para todo. Cuando tienes un buen dialoguista te das cuenta de que los personajes son muy reales y creíbles. En esta película, pasa.
De verdad que me parece que esta secuela supera a la original en casi todo. La película iba a ser dirigida, de nuevo, por el autor de la anterior Tony Scott; pero tras su suicidio en 2012 se contrató a Joseph Kosinski, a instancias del propio Cruise al que ya había dirigido en “Oblivion” (2013). Supo mantener las virtudes de la cinta de Scott y engrandecerla con unos arcos narrativos que hace que las tramas secundarias se retuerzan y formen giros dramáticos que te mantienen pegado y metido a la trama durante todo el metraje, sin bajar, en ningún momento el ritmo. Además, saber combinar acción con emociones de los personajes, no es fácil, se lo aseguro.
Con 1.488 millones de dólares fue la segunda película más taquillera en el mundo en 2022, después de “Avatar: el sentido del agua” (James Cameron, 2022) y que más ha recaudado en la filmografía de Cruise. Sigo repitiéndome, gracias a las virtudes de elementos que funcionan: la lucha del pasado (aviones tripulados) con el futuro (aviones sin piloto), el antiguo amor de Maverick (Cruise) y Penny (Connelly) que se reactiva más fuerte que nunca, la muerte del antiguo compañero Goose y que ahora tiene que perdonar al ser su hijo uno de los elegidos para la misión, las constantes indisciplinas del teniente que nos mantienen en la lucha del poder contra el desvalido; y todo con sus dosis de melodrama. Bien mezclado y bien servido, además, con unas acrobacias de los aviones rodadas realmente con actores volando en los propios aparatos y con, como ya es sabido, Tom Cruise realizando las tomas sin dobles ni nada. A pelo.
Para acabar quiero destacar a dos intérpretes. Me encanta Jennnifer Connelly en esta película. Es aquella niña que nos maravilló en “Érase una vez en América” de Sergio Leone (1984) que no me canso de ver. La química sensual-sexual con Maverick me da envía. Y eso es culpa de un buen guion, una buena dirección y una gran interpretación. No es fácil ser tan sutil, pero enamora. Y, por otro lado, mi adorado cinematográficamente hablando Val Kilmer que, a pesar de su cáncer de garganta, vuelve a repetir personaje treinta y seis años más viejo. Sencillamente brillante ha sido el construir al personaje de esa manera para “aprovechar” su aspecto actual e incorporarlo a la trama. Y ojo, esta película puede ser la sorpresa en las nominaciones técnicas y la canción “Hold my hand” de Lady Gaga & BloodPop le puede arrancar el Óscar a la favorita “Naatu naatu” de M.M. Keeravaani.
Twitter: @MiPropiaLuna
Hacía tiempo que no veía una película con tantos matices que, se nota, han sido creados desde el guion. Lejos de ser una cinta de guerra-acción, es una película de personajes muy bien hilada. Múltiples tramas que convergen todas y se entremezclan con una fluidez que no es fácil. Por un lado, tenía algo de esfuerzo ganado ya que todos conocían a los personajes de la precuela “Top Gun: Ídolos del aire” (Tony Scott, 1986) y no hacía falta crear secuencias para presentarlos. Eso ayuda al guionista. Pero esto, que parece a favor, se torna un castigo cuando tienes que escribir una historia ciñéndote al pasado, es decir, que trabajas menos libre. Y ahí creo que fue donde lo bordaron. El guion lo encabezan Ehren Kruger, Eric Warren Singer, Christopher McQuarrie, Peter Craig y Justin Marks; no he logrado averiguar cuál se encargó de los diálogos, pero me parecen de una brillantez remarcable. Muchas veces, la gente, que no entiende como se hace el cine, no sabe de que hay técnicos para todo. Cuando tienes un buen dialoguista te das cuenta de que los personajes son muy reales y creíbles. En esta película, pasa.
De verdad que me parece que esta secuela supera a la original en casi todo. La película iba a ser dirigida, de nuevo, por el autor de la anterior Tony Scott; pero tras su suicidio en 2012 se contrató a Joseph Kosinski, a instancias del propio Cruise al que ya había dirigido en “Oblivion” (2013). Supo mantener las virtudes de la cinta de Scott y engrandecerla con unos arcos narrativos que hace que las tramas secundarias se retuerzan y formen giros dramáticos que te mantienen pegado y metido a la trama durante todo el metraje, sin bajar, en ningún momento el ritmo. Además, saber combinar acción con emociones de los personajes, no es fácil, se lo aseguro.
Con 1.488 millones de dólares fue la segunda película más taquillera en el mundo en 2022, después de “Avatar: el sentido del agua” (James Cameron, 2022) y que más ha recaudado en la filmografía de Cruise. Sigo repitiéndome, gracias a las virtudes de elementos que funcionan: la lucha del pasado (aviones tripulados) con el futuro (aviones sin piloto), el antiguo amor de Maverick (Cruise) y Penny (Connelly) que se reactiva más fuerte que nunca, la muerte del antiguo compañero Goose y que ahora tiene que perdonar al ser su hijo uno de los elegidos para la misión, las constantes indisciplinas del teniente que nos mantienen en la lucha del poder contra el desvalido; y todo con sus dosis de melodrama. Bien mezclado y bien servido, además, con unas acrobacias de los aviones rodadas realmente con actores volando en los propios aparatos y con, como ya es sabido, Tom Cruise realizando las tomas sin dobles ni nada. A pelo.
Para acabar quiero destacar a dos intérpretes. Me encanta Jennnifer Connelly en esta película. Es aquella niña que nos maravilló en “Érase una vez en América” de Sergio Leone (1984) que no me canso de ver. La química sensual-sexual con Maverick me da envía. Y eso es culpa de un buen guion, una buena dirección y una gran interpretación. No es fácil ser tan sutil, pero enamora. Y, por otro lado, mi adorado cinematográficamente hablando Val Kilmer que, a pesar de su cáncer de garganta, vuelve a repetir personaje treinta y seis años más viejo. Sencillamente brillante ha sido el construir al personaje de esa manera para “aprovechar” su aspecto actual e incorporarlo a la trama. Y ojo, esta película puede ser la sorpresa en las nominaciones técnicas y la canción “Hold my hand” de Lady Gaga & BloodPop le puede arrancar el Óscar a la favorita “Naatu naatu” de M.M. Keeravaani.
Twitter: @MiPropiaLuna
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Para ponerle una nota negativa, diré que el final es el típico final norteamericano en el que se salvan todos de milagro para ser más héroes.

7,4
44.845
8
14 de febrero de 2024
14 de febrero de 2024
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nolan es una de mis debilidades. Veré todas sus películas hasta que empiece a chochear, me imagino. Ya les aviso que esta no es de las mejores. Aprovecho para recomendarles obras que he revisto y reveré más veces: “Memento” (2000), “Origen” (2010), “Interestellar” (2014) o “Tenet” (2020). Quizás esta película sea un encargo más que una película personal, pero lo cierto es que no le veo el experto estilo experto de sus películas en la forma de contarla. Eso sí, los planos impecables, sin duda.
No he visto todas las películas nominadas (por ahora llevo 5) y si nos dejamos llevar por las corrientes y por los Globos de Oro, es la firme candidata a ser la gran triunfadora en la noche de los Oscars. A mí, como otras que he visto en estas fechas, me parece alargada. Le sobran secuencias y la dotaría de un poco más de ritmo, cosa que no me pasa con otras películas de Nolan mucho más densas que estas. Aquí hay un exceso de diálogos que no aportan nada y no se profundiza en los contextos históricos que nos aclararían algunas de las decisiones de los personajes. Es como si, desde el guion, creyeran que ya sabemos la historia y se centraron en los detalles sin ponerlos en el entorno adecuado.
La película se quiere centrar más en el juicio que se le hace más que en las consecuencias en sí. Es como si, la gente que lo está juzgando fueran él mismo. Como si él fuera el imputado y el verdugo a la vez. Ese arrepentimiento que sufre al ver la destrucción generada es el eje central de la parte final de la película y, el motivo de todas las secuencias anteriores, es llegar a ese final. Para mí, me parece que tiene muchas partes recortables. Demasiada prioridad a sus devaneos amorosos que creo que deberían haber sido una pincelada y haberle cedido más espacio a la guerra. Pero claro, cada uno dirigiríamos una película diferente si nos dejaran.
Lo que más me destaca la película es el impecable casting. Después de trabajar de secundario en muchas de las películas de Nolan, Cillian Murphy fue una apuesta del director contra la idea del estudio. Aquí es un acierto. Me gustan esos aires de seguridad contra los del miedo. Lo borda. El peso de la película recae en sus espaldas y fluye hasta el punto que le puede valer el Óscar. Uno de mis preferidos puede salir, también, esa noche con estatuilla. Robert Downey Jr. está soberbio. Los papeles de malo, cínico y calculador se le dan. Tercera nominación. ¿Ya le toca? Se lo deben por “Chaplin” (1992, Richard Attenborough). Y, aunque el papel de Emily Blunt está acorde a todo este elenco tan bien dirigido, la competencia por el Óscar a la actriz secundaria se me antoja el más reñido de todos. Valorar también la interpretación del, siempre correcto, Matt Damon y de los cameos que se sacó Nolan de la manga: Kenneth Branagh, Rami Malek, Gary Oldman o Matthew Modine. Ahí es nada.
En los apartados técnicos, sobre todo en fotografía, sonido y montaje se me antoja la gran favorita. Al fin y al cabo, se la recomiendo. Es un buen ejercicio para aprender historia, y de los conceptos éticos de jugar a ser dioses.
No he visto todas las películas nominadas (por ahora llevo 5) y si nos dejamos llevar por las corrientes y por los Globos de Oro, es la firme candidata a ser la gran triunfadora en la noche de los Oscars. A mí, como otras que he visto en estas fechas, me parece alargada. Le sobran secuencias y la dotaría de un poco más de ritmo, cosa que no me pasa con otras películas de Nolan mucho más densas que estas. Aquí hay un exceso de diálogos que no aportan nada y no se profundiza en los contextos históricos que nos aclararían algunas de las decisiones de los personajes. Es como si, desde el guion, creyeran que ya sabemos la historia y se centraron en los detalles sin ponerlos en el entorno adecuado.
La película se quiere centrar más en el juicio que se le hace más que en las consecuencias en sí. Es como si, la gente que lo está juzgando fueran él mismo. Como si él fuera el imputado y el verdugo a la vez. Ese arrepentimiento que sufre al ver la destrucción generada es el eje central de la parte final de la película y, el motivo de todas las secuencias anteriores, es llegar a ese final. Para mí, me parece que tiene muchas partes recortables. Demasiada prioridad a sus devaneos amorosos que creo que deberían haber sido una pincelada y haberle cedido más espacio a la guerra. Pero claro, cada uno dirigiríamos una película diferente si nos dejaran.
Lo que más me destaca la película es el impecable casting. Después de trabajar de secundario en muchas de las películas de Nolan, Cillian Murphy fue una apuesta del director contra la idea del estudio. Aquí es un acierto. Me gustan esos aires de seguridad contra los del miedo. Lo borda. El peso de la película recae en sus espaldas y fluye hasta el punto que le puede valer el Óscar. Uno de mis preferidos puede salir, también, esa noche con estatuilla. Robert Downey Jr. está soberbio. Los papeles de malo, cínico y calculador se le dan. Tercera nominación. ¿Ya le toca? Se lo deben por “Chaplin” (1992, Richard Attenborough). Y, aunque el papel de Emily Blunt está acorde a todo este elenco tan bien dirigido, la competencia por el Óscar a la actriz secundaria se me antoja el más reñido de todos. Valorar también la interpretación del, siempre correcto, Matt Damon y de los cameos que se sacó Nolan de la manga: Kenneth Branagh, Rami Malek, Gary Oldman o Matthew Modine. Ahí es nada.
En los apartados técnicos, sobre todo en fotografía, sonido y montaje se me antoja la gran favorita. Al fin y al cabo, se la recomiendo. Es un buen ejercicio para aprender historia, y de los conceptos éticos de jugar a ser dioses.
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